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El árbol del Samsara



El árbol del Samsara(1) (transmigración) crece a partir de una semilla que es la ignorancia; el brote de esta semilla es la identificación con el cuerpo físico, del cual surge el apego que vendría a ser como las hojas tiernas; las acciones son el agua que le hace crecer, el cuerpo es el tronco; las fuerzas vitales son sus ramas; los órganos son las yemas; los objetos de los sentidos son las flores; y los diversos tipos de miserias que se originan a partir de las diferentes acciones constituyen sus frutos. El alma, sin embargo, permanece como un pájaro(2) posado en él.

Esta atadura al no-Ser surge de la propia ignorancia, es auto-originada. Su origen es anterior al nacimiento de este cuerpo físico y se dice que no tiene fin. Esta ligadura causada por la ignorancia obliga al hombre a sufrir una condena inacabable de miserias, tales como el nacimiento, la enfermedad, la decrepitud, la muerte, etcétera.

Esta atadura no puede ser destruida con ningún tipo de arma, ni por el viento, ni por el fuego, ni por millones de buenas acciones. Solamente mediante la maravillosa espada del Conocimiento que dota al discípulo de un agudo discernimiento, afilado por la Gracia del Señor.


(1)  En este sloka, Sankara hace una descripción del samsara comparándolo con un árbol, que para la mentalidad hindú constituye un ejemplo muy ilustrativo al que muy frecuentemente recurre la literatura vedántica.

(2)  Esta comparación del alma con un pájaro también es frecuente en la literatura védica, como por ejemplo en el versículo 1 y 2 del capítulo 1º del tomo III del Mundaka Upanishad.


Sankara, Viveka Chudamani
La joya del discernimiento