La caída de Lucifer



La caída de Lucifer


a. En el tercer día de la Creación el principal arcángel de Dios, un querubín llamado Lucifer, hijo de la Aurora ("Helel ben Shahar") se paseaba por Edén entre joyas centelleantes, su cuerpo resplandeciente con cornalinas, esmeraldas, diamantes, berilos, ónice, jaspe, zafiro y carbunclo, todo engarzado en el oro más puro. Pues durante un tiempo Lucifer, a quien Dios había designado Guardián de todas las Naciones, se comportó discretamente, pero pronto el orgullo le hizo perder la cabeza. "Subiré a los cielos —dijo—, en lo alto, sobre las estrellas de Dios, elevaré mi trono, me instalaré en el monte santo, en las profundidades del aquilón. Subiré sobre la cumbre de las nubes y seré igual al Altísimo." Dios, observando las ambiciones de Lucifer, lo arrojó de Edén a la Tierra, y de la Tierra al Seol. Lucifer brilló como el relámpago al caer, pero quedó reducido a cenizas; y ahora su espíritu revolotea a ciegas sin cesar por la oscuridad profunda del Abismo sin Fondo.

1. Isaías XIV.12-15;2 Enoc XXIX.4-5; Lucas X.18;2 Cor. XI.14; los Setenta y Vulgata hasta Isaías XIV.12-17; Targum Job XXVIII.7.

1.En Isaías XIV.12-15 se compara la caída preordenada del rey de Babilonia con la de Helel ben Shahar:

¿Cómo caíste del cielo,
lucero brillante, hijo de la aurora?
¿Echado por tierra
el dominador de las naciones?
Tú, que decías en tu corazón:
Subiré a los cielos; en lo alto,
sobre las estrellas de El,
elevaré mi trono;
me instalaré en el monte santo,
en las profundidades del aquilón.
Subiré sobre la cumbre de las nubes
y seré igual al Altísimo.
Pues bien, al sepulcro has bajado,
a las profundidades del abismo.

Esta breve referencia indica que el mito era lo bastante conocido para que no fuera necesario relatarlo por completo, pues Isaías omite todos los detalles del castigo del arcángel por Dios (llamado aquí Ehyon, "el Altísimo' 5 ) , quien no admitía rivales en su gloria. Ezequiel (XXVIIL11-19) es más explícito cuando hace una profecía análoga contra el rey de Tiro, aunque omite el nombre de Lucifer:

Fueme dirigida la palabra de Yahvéh diciendo:


Hijo de hombre, canta una elegía al príncipe de Tiro y dile: Así habla el Señor, Yahvéh: Eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado de belleza. Habitabas en el Edén, en el jardín de Dios, vestido de todas las preciosidades. El rubí, el topacio, el diamante, el crisólito, el ónice, el berilo, el zafiro, el carbunclo, la esmeralda y el oro le cubrían; llenaste tus tesoros y tus almacenes.


El día en que fuiste creado te pusieron junto al querube colocado en el monte de Dios, y andabas en medio de los hijos de Dios.


Fuiste perfecto en tu camino desde que fuiste creado hasta el día en que fue hallada en ti la iniquidad.


Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaron tus estancias de violencia; y pecaste, y le arrojé del monte santo y te eché de entre los hijos de Dios; el querube protector te hizo perecer.


Ensoberbecióse tu corazón de tu hermosura y se corrompió tu sabiduría, y a pesar de tu esplendor, por tus muchos y grandes delitos, yo te, eché por tierra; yo te doy en espectáculo a los reyes, por la muchedumbre de tus iniquidades. Por la injusticia de tu comercio profanaste tus santuarios; y yo haré salir de en medio de ti un fuego devorador, y te reduciré a cenizas en medio de la tierra, a los ojos de cuantos te miran, Todos cuantos de entre los pueblos te conocen se asombrarán de ti. Serás el espanto de todos y dejarás de existir para siempre.

2. Helel ben Shahar era originalmente el planeta Venus, el último astro orgulloso que desafía al sol naciente: una simple alegoría hebrea que, no obstantese ha combinado con el mito de la caída de Faetón, que murió quemado cuando presuntuosamente condujo el carro del sol de su padre Helios, Aunque el mito es griego, parece haber tenido su origen en Babilonia, donde, cada año, un carro del sol sin conductor que simbolizaba la transmisión de la corona —durante la cual un muchacho sustituto ocupaba el trono real durante un solo día— recorría las calles de la ciudad. El sustituto, un favorito de la diosa Ishtar (que regía el planeta Venus) era sacrificado luego. Isaías parece profetizar, por consiguiente que el rey debe sufrir la misma muerte que su sustituto. En el mito griego, Faetón, hijo de Apolo, se identifica con un homónimo, Faetón, hijo de Eos ("Aurora"); según Hesíodo, la diosa Afrodita (Ishtar) se lo llevó para que guardase su templo. El rey de Tiro de Ezequiel adoraba a Ishlar y observaba cómo quemaban vivos a los niños como sustitutos del dios Melkart ("Gobernador de la Ciudad").

3.Aunque Job XXXVIIL7 describe a los "astros matutinos" cantando al unísono, el nombre "Helel" no aparece en ninguna otra parte de la Escritura; pero el padre de Helel, Shahar ("Aurora") aparece en el Salmo CXXXIX.9 como una divinidad alada. La mitología ugarítica hace a Shahar o Baal hijo de El, hermano mellizo de Shalem ("Perfecto"), La Montaña del Norte ("Saphon") que Helel aspiraba a ascender, puede identificarse con Yafón, Monte de Dios, en el cual, según el mito ugarítico, se hallaba el trono de Baal. Cuando Mot mató a Baal, su hermana Anat lo enterró allí. Safón o Zafón, la montaña de 5800 pies de altura — llamada ahora Jebel Akra— donde el dios-Toro El de los semitas del norte gobernaba "en medio de su divina asamblea", se alza en las cercanías de la desembocadura del Orontes. Los hititas lo llamaban monte Hazzi y decían que era el lugar desde donde Teshub, el dios de la Tormenta, su hermano Tashmishu y su hermana Ishtar vieron al terrible gigante de piedra (el "hombre de diorita" como traducen algunos eruditos) Ullikummi, quien proyectaba su destrucción; lo atacaron y finalmente lo vencieron. Los griegos lo llamaban monte Casio, morada del monstruo Tifón y de la monstruo Delfina, quienes juntos desarmaron a Zeus, Rey del Cielo, y lo tuvieron prisionero en la caverna coriciana hasta que el dios Pan dominó a Tifón con un gran grito y Hermes, dios de la Astucia, liberó a Zeus. Al Orontes se lo ha llamado "Tifón". Safón era famoso por los destructores vientos del norte que soplaban desde él sobre Siria y Palestina, Todos estos mitos se refieren a conspiraciones contra una divinidad poderosa; sólo en el mito hebreo no se menciona la derrota inicial de Dios.

4. Lucifer es identificado en el Nuevo Testamento con Satán (Lucas X.18; 2 Corintios XI.14) y en las Targum con Samael (Targ. ad Job XXVIIL7).



Robert Graves y Raphael Patai
Los mitos hebreos

Satanás, el demiurgo


Satanás, el demiurgo


1. Y yo, Juan, pregunté al Señor: Cuando Satanás cayó, ¿a qué sitio fue a habitar?


2. Y el Señor me respondió: Mi Padre lo desfiguró a causa de su orgullo, y le arrebató su luz prístina, y su faz se tornó a modo de un hierro enrojecido al fuego, y fue semejante a la del hombre, y, con un solo latigazo de su cola, arrastró a la tercera parte de los ángeles de Dios, y fue lanzado lejos de la sede del Altísimo y de la estancia de los cielos.


3. Y, al descender en el firmamento, no pudo procurarse ningún reposo, ni para él, ni para los que lo acompañaban.


4. Y rogó al Padre, diciendo: Ten compasión de mí, y te lo devolveré todo.


5. Y el Padre tuvo compasión de él, y le concedió reposo, así como a los que lo acompañaban, por espacio de siete días.


6. Y Satanás se instaló en el firmamento, e imperó en el ángel del aire, y en el ángel del agua. Y éstos levantaron la tierra, la cual apareció arriba, y el ángel que dominaba sobre las aguas recibió una corona. Y con la mitad de ella hizo la luz de la luna, y la luz de las estrellas, y con las piedras hizo todas las milicias de las estrellas.


7. Y tomó en seguida a los ángeles por ministros suyos, según el orden establecido en la mansión del Altísimo, y creó el trueno, la lluvia, el granizo y la nieve.


8. Y envió a la tierra a los ángeles, sus ministros. Y mandó a la tierra que produjese todos los volátiles, y todos los reptiles, y los árboles, y las hierbas. Y mandó al mar que produjese los peces y los pájaros del cielo.


9. Y, reflexionando entre sí, quiso hacer al hombre a su imagen, y ordenó al ángel del tercer cielo que entrase en un cuerpo de barro.


10. Y, tomando una porción de este cuerpo, hizo otro cuerpo en forma de mujer, y ordenó al ángel del segundo cielo que entrase en el cuerpo de la mujer.


11. Y los ángeles lloraban, al verse revestidos de una forma mortal y diferente de la que siempre les había correspondido.


12. Mas él los mandó ejecutar la obra carnal en sus cuerpos de barro, sin que ellos comprendiesen que cometían un pecado.


13. Y el autor del mal pensó en formar el Paraíso, e introdujo en él al primer hombre.


14. Y plantó un árbol en medio del Paraíso, y ocultó así su pensamiento, para que los hombres no conociesen su engaño.


15. Y se aproximó a ellos, y les dijo: Comed de todo fruto que esté en el Paraíso, mas no comáis del fruto del árbol del bien y del mal.


16. Y el diablo entró en el cuerpo de la serpiente perversa, y sedujo al ángel que tenía forma de mujer, y en su hermano repercutió la concupiscencia del pecado, y cometió su concupiscencia con Eva en el canto de la serpiente.


17. Y he aquí por qué se llaman hijos del diablo e hijos de la serpiente a los que cometen la concupiscencia del diablo, su padre, hasta la consumación de los siglos.


18. Y, sin tardanza, el diablo inoculó al ángel que estaba en Adán su veneno y su concupiscencia, que engendraron el hijo de la serpiente y el hijo del demonio, hasta la consumación de los siglos.


El Evangelio Cátaro del Seudo Juan

La rebelión de Samael


La rebelión de Samael


a. Algunos dicen que la serpiente de Edén era Satán disfrazado; o sea el arcángel Samael. Se rebeló en el Sexto Día, impulsado por unos celos abrumadores de Adán, a quien Dios había ordenado que adorasen todos los habitantes del Cielo. El arcángel Miguel obedeció sin demora, pero Samael dijo: "¡Yo no adoraré a ningún ser inferior! Cuando Adán fue hecho, yo estaba ya perfeccionado. ¡Que él me adore a mí más bien!" Los ángeles de Samael accedieron y Miguel les advirtió: "¡Cuidado con la ira de Dios!1. Samael replicó: "Si Él se muestra irritado, yo pondré un trono sobre las estrellas y me proclamaré el Supremo." Entonces Miguel arrojó a Samael del Cielo a la tierra, donde, sin embargo, continuó tramando contra la voluntad de Dios

b. Otros dicen que cuando todos los ángeles se habían puesto obedientemente a los pies de Adán, Samael le dijo a Dios: "Señor del Universo, Tú nos creaste con el esplendor de Tu gloria, ¿Debemos adorar, por consiguiente, a un ser formado con polvo?"' Dios replicó: "Sin embargo, esta criatura, aunque fue formada con polvo, te supera en sabiduría e inteligencia ' Samael le desafió: "¡Ponnos a prueba!" Dios dijo: "He creado los animales, las aves y los reptiles. Desciende y ponlos en fila, y si puedes darles los nombres que yo les habría dado, Adán rendirá homenaje a tu sabiduría. Pero si no puedes hacerlo y él lo hace, tendrás que rendir homenaje a la de él ." En Edén, Adán rindió homenaje a Samael, a quien tomó equivocadamente por Dios. Pero Dios le hizo levantarse y preguntó a Samael: "¿Serás tú el primero que dé nombres a esos animales o será Adán?" Samael contestó: "Seré yo, pues soy el mayor y el más sabio." Inmediatamente Dios puso bueyes delante de él y le preguntó: "¿Cómo se llaman?" Cuando Samael guardó silencio Dios alejó a los bueyes. Luego le presentó un camello y después un asno, pero Samael no pudo dar nombre a ninguno de ellos, Luego Dios puso comprensión en el corazón de Adán y le habló de manera que la primera letra de cada pregunta indicaba el nombre del animal. Así tomó unos bueyes y dijo : "Bueno, abre tus labios, Adán, y dime su nombre." Adán contestó: "Bueyes." A continuación le mostró un venado y le dijo : "Ven, dime el nombre de éste." Adán contestó: "Venado," Por fin Dios le mostró un asno: "¿Aspiras a nombrar a éste?" Adán contestó: "Es un asno." Cuando Samael vio que Dios había instruido a Adán gritó indignado. "¿Gritas?", le preguntó Dios. "¿Cómo no he de gritar —replicó Samael— si Tú me creaste con Tu Gloria y luego has dado inteligencia a una criatura hecha con polvo?" Dios dijo : "¡Oh, malvado Samael! ¿Te asombra la sabiduría de Adán? ¡Sin embargo, él ahora preverá el nacimiento de sus descendientes y dará a cada uno su nombre hasta el Día del Juicio!"2 Dicho eso, arrojó del Cielo a Samael y a sus ángeles ayudantes. Samael se asió a las alas de Miguel y lo habría arrastrado a él también hacia abajo si Dios no hubiera intervenido3.

c. Algunos dicen que Satán no era Samael, sino el Príncipe de las Tinieblas parecido a un buey que se había opuesto a la voluntad creadora de Dios inclusive antes que Él ordenara "¡Haya luz!" Cuando Dios dijo : "¡Fuera de aquí! ¡Crearé Mi mundo con la luz!", el Príncipe preguntó: "¿Por qué no con la oscuridad?" Dios
replicó: "¡Cuidado, no sea que te domine con un grito!" El Príncipe, poco dispuesto a reconocerse inferior a Dios, fingió estar sordo. Entonces el grito de Dios lo dominó, como Él había amenazado, Samael y sus ángeles fueron confinados en un calabozo oscuro, donde todavía languidecen con los rostros macilentos y los labios sellados; y ahora se los llama los Veladores5. El Día del Juicio Final el Príncipe de las Tinieblas se declarará igual a Dios y pretenderá haber tomado parte en la Creación, jactándose: "¡Aunque Dios hizo el Cielo y la Luz, yo hice las Tinieblas y el Abismo!" Sus ángeles lo apoyarán, pero los fuegos del Infierno ahogarán su arrogancia 6 .

1. Vita Adae XIII.1-16; cf. Hebreos 1.6; Rev. XIL7-9; XX.1-7.
2. Bereshit Rabbati, 24-25, Cf. Gen. Rab. 155-56, donde los rivales de Adán son los ángeles ayudantes.
3. PRE, c.27; Bereshit Rabbati, 70.
4. Pesiqta Rabbati, 95a,203a; Yalqut Reubeni ad Gen. L3»voLI.19.
5. 2 Enoc XVIIL1-6; cf. también c.VII.
6. Mid. Alphabetot 434.

1. "Samael", aunque se ha dicho que significa "Veneno de Dios", es más probablemente una cacofonía de "Shemal", una divinidad siria. En el mito hebreo Samael ocupa una posición ambigua, pues es al mismo tiempo "jefe de todos los Satanes" y "el príncipe más grande del Cielo" que gobierna a los ángeles y los poderes planetarios- El título de "Satán" ("enemigo") lo identifica con Helel, "Lucifer, hijo de la Aurora", otro ángel caído, y con la Serpiente que en el Jardín de Edén tramó la caída de Adán. Algunos judíos (Ginzberg, LJ, Y.85) sostienen también que se proponía crear otro mundo, lo que lo identifica con el "Cosmocrator" o ''Demiurgo" gnóstico, Ofión u Ofioneo, el Cosmocrator griego órfico, era también una serpiente (véase 1 JO).

2. La denominación de los animales por Adán es una fábula derivada tal vez de un mito acerca de cómo fue inventado el alfabeto: la primera y la tercera letras hebreas son alepk y gimmel, o sea "buey" y "camello".

3. Que la oscuridad (hoshehh) existía mucho antes de la Creación, no como una mera ausencia de luz, sino como una entidad real, era una creencia común en todo el Medio Oriente y los pueblos del Mediterráneo. Los griegos hablaban de su "Madre Noche"; los hebreos de su "Príncipe de las Tinieblas" relacionándolo con Tohu (véase 2.3), y situándolo en el norte. El grito  con que Dios dominó a ese Príncipe recuerda el de Pan cuando, según Apolodoro, dominó a Tifón, un monstruo cuyas alas oscurecían el sol y que también vivía en el norte, en el Monte Safón (véase 8.3).

4. "Veladores" (egregorikoi en griego), el nombre que se da a los ángeles de Satán en el Segundo Libro de Enoc, parece ser una traducción de dos palabras arameas: irin, aplicada a los ángeles en Daniel IV.10, 14, 2 0 ; y qaddishin, "los santos". Una traducción más aproximada sería "ángeles guardianes", la que coincide con sus funciones y con el significado de sus nombres. Según Midrás Tehillim sobre el Salmo I, ir se refiere al dios Eloah.


Robert Graves y Raphael  Patai, Los mitos hebreos


El significado oculto de la Torah


El significado oculto de la Torah


El Rabino Simeón dijo: "Si un hombre mira a la Torah como sólo un libro de narraciones y cuestiones cotidianas, ¡pobre de él! Una torah así, que trate de asuntos cotidianos y ciertamente una más excelente, nosotros también, aún nosotros, podríamos compilarla. Más aún, en manos de los que gobiernan el mundo están libros de mayor mérito incluso, y a éstos podríamos emular si quisiéramos compilar una torah de este tipo. Pero la Torah, en todas sus palabras, conlleva verdades supremas y secretos sublimes. 

Mira con qué precisión están balanceados el mundo superior y el inferior. Israel aquí abajo está balanceada por los ángeles de lo alto, de los cuales está escrito: "Que hace de sus ángeles vientos" [Salmos 104: 4]. Pues cuando los ángeles descienden a la tierra, ellos se ponen vestiduras terrestres porque de otro modo no podrían ni habitar en el mundo ni éste podría tenerlos. Pero si esto ocurre con los ángeles, con mucha mayor razón debe ocurrir con la Torah: la Torah fue quien creó a los ángeles y creó a todos los mundos y a través de la Torah se sostienen todos. El mundo no podría resistir la Torah si no se hubiera ataviado en vestiduras de este mundo. 

Así, los cuentos relacionados con la Torah son simplemente sus vestiduras externas y desdichado el hombre que considere esa vestidura externa como la Torah misma, pues a tal hombre le será arrebatada una porción en el mundo futuro. Así, David dijo: "Abreme los ojos para que pueda contemplar cosas maravillosas a partir de Tu ley" [Salmos 119: 18], es decir, las cosas que subyacen. Mira. La parte más visible de un hombre son las vestiduras que lleva puestas y aquellos que carecen de entendimiento cuando miran al hombre son aptos sólo. para ver en él esas vestiduras. No obstante, en realidad es el cuerpo del hombre lo que constituye el orgullo de sus vestiduras, y su alma constituye el orgullo del cuerpo. 

Así ocurre con la Torah. Sus narraciones acerca de las cosas del mundo constituyen las vestiduras que cubren el cuerpo de la Torah; y ese cuerpo está compuesto de los preceptos de la Torah, gufeytorah [cuerpos, principios principales]. La gente sin entendimiento sólo ve las narraciones, las vestiduras; aquellos que pueden penetrar un poco más, también ven el cuerpo. Pero los verdaderamente sabios, aquellos que sirven al Rey más alto y estuvieron en el monte Sinaí, penetran hasta el alma, a la verdadera Torah que es el principio, la raíz de todo. A estos mismos en el futuro les será concedido penetrar al alma misma del alma de la Torah. 

Miren ahora lo que ocurre en el mundo superior con las vestiduras, cuerpo, alma y alma suprema. Las vestiduras externas son los cielos y lo que en ellos hay, el cuerpo es la Comunidad de Israel y es el recipiente del alma, lo que es "la Gloria de Israel"; y el alma del alma es el Ancestro Supremo. Todos estos están unidos uno al otro. 

Desdichados los pecadores que miran a la Torah como simples cuentos acerca de las cosas del mundo, y sólo ven así las vestiduras externas. Pero los justos, cuya mirada penetra hasta la Torah misma, dichosos sean. Y tal como el vino debe conservarse en un odre, así la Torah debe estar contenida en una vestidura exterior. La vestidura está hecha de los cuentos e historias; pero nosotros, debemos penetrar más allá. 



Gershom Scholem
Zohar, el libro del esplendor

Historia de la infancia de Jesús


Historia de la infancia de Jesús



Preámbulo

I 1.Yo, Tomás Israelita, vengo a anunciaros a todos vosotros, mis hermanos entre los gentiles, para que los conozcáis, los actos de la infancia y los prodigios de Nuestro Señor Jesucristo, cumplidos por él después de su nacimiento en nuestro país.

2.Y he aquí cuál fue su comienzo.


Gorriones hechos con barro
II 1.El niño Jesús, de cinco años de edad, jugaba en el vado de un arroyo, y traía las aguas corrientes a posar, y las tornaba puras en seguida, y con una simple palabra las mandaba.

2. Y, amasando barro, formó doce gorriones, e hizo esto un día de sábado. Y había allí otros muchos niños, que jugaban con él.

3. Y un judío, que había notado lo que hacía Jesús, fue acto seguido, a comunicárselo a su padre José, diciéndole: He aquí que tu hijo está cerca del arroyo, y, habiendo cogido barro, ha compuesto con él doce gorriones, y ha profanado el sábado.

4. Y José se dirigió al lugar que estaba Jesús, lo vio, y le gritó: ¿Por qué haces, en día de sábado, lo que no está permitido hacer? Pero Jesús, dando una palmada, y dirigiéndose a los gorriones, exclamó: Volad. Y los pájaros abrieron sus alas, y volaron, piando con estruendo.

5.Y los judíos quedaron atónitos ante este espectáculo, y fueron a contar a sus jefes lo que habían visto hacer a Jesús.


Muerte del hijo de Anás

III 1.Y el hijo de Anás el escriba se encontraba allí, y, con una rama de sauce, dispersaba las aguas que Jesús había reunido.

2. Y Jesús, viendo lo que ocurría, se encolerizó, y le dijo: Insensato, injusto e impío, ¿qué mal te han hecho estas fosas y estas aguas? He aquí que ahora te secarás como un árbol, y no tendrás ni raíz, ni hojas, ni fruto.

3. E inmediatamente aquel niño se secó por entero. Y Jesús se fue de allí, y volvió a la casa de José. Pero los padres del muchacho muerto lo tomaron en sus brazos, llorando su juventud, y lo llevaron a José, a quien reprocharon tener un hijo que hacía tales cosas.


Castigo infligido por Jesús a un niño

IV 1.Otra vez, Jesús atravesaba la aldea, y un niño que corría, chocó en su espalda. Y Jesús, irritado, exclamó: No continuarás tu camino. Y, acto seguido, el niño cayó muerto. Y algunas personas, que habían visto lo ocurrido, se preguntaron: ¿De dónde procede este niño, que cada una de sus palabras se realiza tan pronto?

2. Y los padres del niño muerto fueron a encontrar a José, y se le quejaron, diciendo: Con semejante hijo no puedes habitar con nosotros en la aldea, donde debes enseñarle a bendecir, y no a maldecir, porque mata a nuestros hijos.


José reprende a Jesús

V 1.Y José tomó a su hijo aparte, y lo reprendió, diciendo: ¿Por qué obras así? Estas gentes sufren, y nos odian, y nos persiguen. Y Jesús respondió: Sé que las palabras que pronuncias no son tuyas. Sin embargo, me callaré a causa de ti. Pero ellos sufrirán su castigo. Y, sin demora, los que lo acusaban, quedaron ciegos.

2. Y los que vieron esto, vacilantes y atónitos, decían de Jesús que toda palabra que pronunciaba, buena o mala, se cumplía, y producía un milagro. Y, cuando hubieron visto que Jesús hacía cosas semejantes, José se levantó, lo agarró por la oreja, y se la estiró con fuerza.

3. Pero el niño se enfadó, y le dijo: Bien fácil te es buscar sin encontrar, y acabas de obrar como un insensato. ¿Ignoras que te pertenezco? No me hagas daño.


Exposición del alfabeto

VI 1. Y un maestro de escuela, llamado Zaqueo, que se encontraba allí, oyó a Jesús hablar así a su padre, y lo sorprendió mucho que un niño se expresase de aquella manera.

2. Y, algunos días después, se acercó a José, y le dijo: Tienes un hijo dotado de buen sentido e inteligencia. Confíalo a mi cuidado, para que aprenda las letras, y, con las letras, le enseñaré toda ciencia. Y también le enseñaré a saludar a los mayores, a honrarlos como antepasados, a respetarlos como padres, y a amar a los de su edad.

3. Y le escribió todas las letras del alfabeto desde Alpha hasta Omega muy puntualmente y con toda claridad. Mas Jesús, mirando a Zaqueo, le dijo: Tú, que no conoces la naturaleza del Alpha, ¿cómo quieres enseñar a los demás la Beta? Hipócrita, enseña primero el Alpha, si sabes, y después te creeremos respecto a la Beta. Luego se puso a discutir con el maestro de escuela sobre las primeras letras, y Zaqueo no pudo contestarle.

4. Y, en presencia de muchas personas, el niño dijo a Zaqueo: Observa, maestro, la disposición de la primera letra, y nota cómo hay líneas y un rasgo mediano que atraviesa las líneas que tú ves comunes y reunidas, y cómo la parte superior avanza y las reúne de nuevo, triples y homogéneas, principales y subordinadas, de igual medida. Tales son las líneas del Alpha.


Perplejidad de Zaqueo

VII 1. Y, cuando Zaqueo, el maestro de escuela, oyó al niño exponer las alegorías tan numerosas y tan grandes de la primera letra, quedó perplejo ante tal respuesta y ante tal enseñanza, y dijo a los asistentes: ¡Desventurado de mí, a qué extremo me veo reducido! Me he cubierto de vergüenza, al traer a mi escuela a este muchacho.

2. Así, pues, hermano José, te ruego que lo lleves contigo, porque no puedo soportar la severidad de su mirada, ni penetrar el sentido de su palabra en modo alguno. Este niño no ha nacido en la tierra, es capaz de domar el fuego mismo, y quizá ha sido engendrado antes de la creación del mundo. ¿Qué vientre lo ha llevado? ¿Qué pecho lo ha nutrido? Lo ignoro. ¡Ay, amigo mío, tu hijo me pone fuera de mí, y no puedo seguir su pensamiento! Me he equivocado en absoluto. Yo quería tener en él un discípulo, y me he encontrado con que tengo en él un maestro.

3. Me doy cuenta de mi oprobio, amigos míos, porque yo, que soy un viejo, he sido vencido por un niño. Y no me queda sino abandonarme al desaliento o a la muerte, a causa de este niño, ya que no puedo, en este momento, mirarlo cara a cara. ¿Qué responderé, cuando digan todos que he sido derrotado por un pequeñuelo? ¿Y qué podré explicar acerca de lo que él me ha dicho de las líneas de la primera raya? No lo sé, amigos míos, por cuanto no conozco, ni el comienzo, ni el fin, de este niño.
4. Así, pues, hermano José, te ruego que lo lleves contigo a tu casa. Es algo muy grande, sin duda: un dios, un ángel o algo parecido.


Conclusión de la historia de Zaqueo

VIII 1. Y, mientras los judíos daban consejos a Zaqueo, el niño rompió a reír, y dijo: Ahora que tu aventura produce sus frutos, y que los ciegos de corazón ven, he aquí que yo vengo de lo alto para maldecirlos, y para llamarlos a lo alto, como me lo ordenó el que me ha enviado a causa de vosotros

2. Y, cuando el niño hubo acabado de hablar, pronto todos los que habían caído antes bajo su maldición, quedaron curados. Y nadie, desde entonces, se atrevió a provocar nunca su cólera, por miedo a que los maldijese, y los hiriese de enfermedad.


Niño caído de una terraza

IX 1. Algunos días después, Jesús jugaba en una terraza, sobre lo alto de una casa, y uno de los niños que jugaba con él, cayó de la terraza, y murió. Y, Viendo esto, los demás niños huyeron, y Jesús quedó solo.

2. Y, habiendo llegado los padres del niño muerto, acusaron a Jesús de haberlo hecho caer. (Jesús les dijo: Yo no hice tal.) Y lanzaron invectivas contra él.

3. Mas Jesús se tiró de la terraza abajo, se detuvo cerca del cuerpo del niño caído, y gritó a gran voz, diciendo: Zenón (porque tal era su nombre), levántate, y dime: ¿Soy yo quien te hizo caer? Y, habiéndose levantado inmediatamente, el niño repuso: No, Señor, tú no me has hecho caer, sino que me has resucitado. Y los espectadores del lance quedaron conmovidos de asombro. Y los padres del niño glorificaron a Dios por el milagro cumplido, y adoraron a Jesús.


Resurrección de un joven

X 1.Pasados otros cuantos días, un joven cortaba leña en las proximidades del pueblo. Y he aquí que su hacha le hendió la planta del pie, y murió, por haber perdido toda su sangre.

2. Y, como ello produjera una aglomeración y un tumulto de gentes, el niño Jesús corrió también allí, y, haciéndose sitio, atravesó la multitud, y tomó el pie herido del joven, que en seguida quedó curado. Y dijo al joven: Levántate, sigue cortando leña, y acuérdate de mí. Y la multitud, al ver lo que había pasado, adoró al niño, diciendo: Verdaderamente, el espíritu de Dios reside en ti.


Jesús en la fuente

XI 1.Y, cuando tenía seis años, su madre le dio un cántaro, y lo envió a tomar agua, para llevarla a casa. Pero, habiendo tropezado el niño con la multitud, el cántaro se rompió.

2. Entonces Jesús, extendiendo la túnica que lo cubría, la llenó de agua, y la llevó a su madre. Y su madre, reconociendo milagro tal, lo abrazó, y guardó en su corazón los misterios que veía cumplidos.

 
Milagro del grano de trigo

XII 1.Otra vez, en la época de la siembra, el niño salió con su padre para sembrar trigo en su campo, y, mientras su padre sembraba, el niño Jesús sembró también un grano de trigo.

2. Y, una vez lo hubo recolectado y molido, obtuvo cien medidas y, llamando a la granja a todos los pobres de la aldea, les distribuyó el trigo, y José se quedó con lo que aún restaba. Y Jesús tenía ocho años cuando hizo este milagro.


Milagro de las dos piezas de un lecho

XIII 1. Y su padre era carpintero, y hacía en aquel tiempo carretas y yugos. Y un hombre rico le encargó que le hiciese un lecho. Mas, habiendo cortado una de las piezas más pequeña que la otra, no sabía qué partido tomar. Entonces el niño Jesús dijo a su padre José: Pon las dos piezas en el suelo, e iguálalas por tu lado.

2. Y José procedió como el niño le había indicado. Y Jesús se puso al otro lado, tiró de la pieza más corta, y la tomó igual a la otra. Y su padre José, viendo tal, quedó admirado, y abrazó a Jesús, diciendo: Felicitarme puedo de que Dios me haya dado este niño.


Relaciones con un segundo maestro

XIV 1.Viendo José que el niño crecía en edad y en inteligencia, y no queriendo que permaneciese iletrado, lo llevó a un segundo maestro. Y este maestro dijo a José: Le enseñaré primero las letras griegas, y luego las hebraicas. Porque el maestro conocía la inteligencia del niño. Sin embargo, después de haber escrito el alfabeto, se ocupó largamente de él, y Jesús no le respondió, hasta que le advirtió:

2. Si eres verdaderamente un maestro, y conoces bien el alfabeto, dime primero el valor de Alpha y yo te diré luego el de Beta. Pero el maestro, irritado, le pegó en la cabeza. Y el niño, en su dolor, lo maldijo, y aquél cayó exánime, con la faz contra tierra.

3. Y el niño volvió a casa de José, que quedó muy afligido, y recomendó a su madre: No le dejes pasar la puerta, porque cuantos lo encolerizan, quedan heridos de muerte.


Jesús confunde a un tercer maestro

XV 1.Y, algún tiempo después, otro maestro que era pariente y amigo de José, le dijo: Tráeme al niño a la escuela, que quizá podré por la dulzura enseñarle las letras. Y José le contestó: Si tienes valor, hermano, llévalo contigo. Y lo llevó con temor y repugnancia, y el niño iba con placer.

2. Y, entrando decididamente en la escuela, encontró un libro sobre un pupitre, y, tomándolo, no leía los caracteres que en él se encontraban, sino que, abriendo la boca, hablaba conforme a la inspiración del Espíritu Santo. Y enseñó la Ley a los presentes. Y, juntándose una gran multitud, lo rodeaba, lo escuchaba, y se admiraba de la belleza de sus descripciones, de lo justo de sus discursos, y de que un niño como él se expresase de tal manera.

3. Al oír esto, José, espantado, fue a la escuela, temiendo por la salud del profesor. Y el maestro dijo a José: Sabe, hermano, que yo he tomado al niño por discípulo, pero está lleno de sabiduría y de gracia. Condúcelo, yo te lo ruego, a tu domicilio.

4. Y, cuando el niño hubo oído estas palabras, sonrió. y le dijo: Puesto que has hablado bien, y has dado un buen testimonio, sea por tu causa curado quien fue herido. Y en seguida el otro maestro fue curado. Y José volvió con el niño a su casa.


Jacobo, curado de una mordedura de víbora

XVI 1.Y José envió a su hijo Jacobo a cortar madera, el niño Jesús lo seguía. Y, mientras Jacobo trabajaba, una víbora le mordió en la mano. 
 
2. Y, como sufría y parecía herido de muerte, Jesús se aproximó, y le sopló en la mordedura, y en seguida cesó el dolor, y murió el reptil, y, al instante, Jacobo quedó sano y salvo.


Resurrección de un niño

XVII 1.Más tarde, murió un niño en la vecindad, y su madre lloraba mucho. Y Jesús oyó el clamor de su gran pena y se apresuró a acudir. Y, hallando al niño muerto, le tocó el pecho, y dijo: Yo te mando, niño, que no mueras, sino que vivas, y que te quedes con tu madre. Y en seguida el niño abrió los ojos, y sonrió. Y Jesús dijo a la mujer: Tómalo, y dale leche, y acuérdate de mí.

2. Y, viendo esto, la gente se llenó de admiración, y decía: En verdad, este niño es un Dios o un ángel de Dios, porque toda palabra suya se convierte en un hecho. Y Jesús se fue a jugar con los demás niños.


Resurrección de un hombre

XVIII 1. Algún tiempo más tarde, habiéndose producido en una casa que se construía un gran tumulto, Jesús se levantó, y acudió al lugar. Y, viendo a un hombre que yacía sin vida, le tomó la mano y dijo: Levántate, hombre, y continúa laborando en tu obra, pues yo te lo ordeno. Y el hombre se levantó, y lo adoró.

2. Viendo lo cual, quedó la gente admirada, y decía: Este niño viene del cielo, porque ha salvado almas de la muerte, y las salvará durante toda su vida.


Jesús en medio de los doctores

XIX 1.Cuando tuvo la edad de doce años, sus padres, siguiendo la costumbre, fueron a Jerusalén por las fiestas de Pascua con otros compañeros de viaje, y, después de las fiestas, regresaron a su morada. Y, mientras ellos volvían, el niño Jesús quedó en Jerusalén, y sus padres pensaron que estaba entre sus compañeros de viaje.

2. Mas, tras una jornada de camino, buscaron entre sus deudos, y, no hallándolo, se afligieron, y tomaron a la ciudad para buscarlo. Y, tres días después, lo hallaron en el templo, sentado entre los doctores, escuchándolos e interrogándolos. Y todos estaban atentos y sorprendidos de que un niño redujese al silencio a los ancianos del templo y a los doctores del pueblo, explicando los puntos principales de la Ley y las parábolas de los profetas.

3. Y su madre María, aproximándose, le dijo: ¿Por qué nos has hecho esto, hijo mío? He aquí que estábamos afligidos, y que te buscábamos. Pero Jesús les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabéis que es preciso que yo atienda a las cosas que afectan a mi Padre?

4. Y los escribas y los fariseos dijeron a María: ¿Tú eres madre de este niño? Ella respondió: Lo soy. Y ellos dijeron: Feliz eres entre las mujeres, porque Dios ha bendecido el fruto de tus entrañas. Nunca hemos visto ni oído tanta gloria, tanta virtud, tanta sabiduría.

5. Y Jesús, levantándose, siguió a su madre, y estaba sometido a su familia. Y su madre guardaba estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia. Gloria a él por los siglos de los siglos. Amén.


Evangelio de Tomás (Redacción griega)
Fuente: Evangelios Apócrifos, por Edmundo González Blanco

Confucio - El Ta-Hio o Gran Estudio


Confucio - El Ta-Hio o Gran Estudio


(Texto de Confucio y comentario de su discípulo Thseng-Tseu)

Este pequeño tratado es considerado como la llave que da a conocer el sentido secreto de las enseñanzas de Confucio.

TEXTO DE CONFUCIO

La ciencia de la vida, que constituye el Gran Estudio, estriba en encender en nosotros el principio luminoso de la razón que hemos recibido del cielo, en transformar la naturaleza de los hombres y en hacer que la perfección moral constituya su finalidad y su destino.

PÁRRAFO QUE SE COMENTA

Encender en nosotros el principio luminoso de la razón.

COMENTARIO: El Khang-kao dice: El rey Nen consiguió desarrollar y hacer brillar con todo su esplendor el principio luminoso de la razón que recibimos del Cielo. El Tai-kia dice: El rey Tching-thang tenía constantemente fija su mirada en ese don brillante que recibimos del Cielo. El Ti-tien dice: Yao consiguió desarrollar y hacer brillar en todo su esplendor el principio sublime de la inteligencia que recibimos del Cielo. Todos esos ejemplos manifiestan claramente que se puede y se debe cultivar este principio racional.

PÁRRAFO QUE SE COMENTA

Transformar la naturaleza de los hombres.

COMENTARIO: La bañera del rey Tching-thang, tenía la siguiente inscripción: Renuévate completamente cada día; transfórmate en un ser siempre nuevo.
El Kang-kao dice: Haz que el pueblo cambie y se transforme.
El Libro de los Versos dice: La familia de Tcheu obtuvo del Cielo una investidura nueva, a pesar de que poseía el trono desde hacia muchos siglos.
Esto prueba que el sabio encuentra imperfecto todo lo que existe y trata de transformarlo hasta conseguir que obtenga la máxima perfección.

PÁRRAFO QUE SE COMENTA

Hacer que la perfección moral constituya la finalidad de los hombres y su destino.

COMENTARIO: El Libro de los Versos dice: El pueblo gusta de vivir cerca de los reyes; el pájaro constituye su nido en un punto abrigado. Y Confucio dice: Si el pájaro conoce, pues, su destino ¿es posible que el hombre ignore a su vez el suyo?
El Libro de los Versos dice: ¡Cuán grande era la virtud de Waen-wang y cómo supo poner esplendor en el cumplimiento de sus diferentes fines! 
Como príncipe, consideraba su finalidad la práctica de la benevolencia para con el pueblo, como súbdito, consideraba su finalidad el respeto hacia el soberano; como hijo, consideraba su finalidad la práctica de la virtud filial; como padre, consideraba su finalidad la práctica de la ternura paternal; como miembro de la sociedad, consideraba su finalidad el ser sincero y leal para con sus semejantes.

CONTINUACIÓN DEL TEXTO DE CONFUCIO

La obtención de esta perfección se verifica de la siguiente manera: ante todo, hay que tener una clara noción del fin hacia el cual se tiende, y entonces se toma una determinación; una vez la determinación se ha tomado, se tiene el ánimo tranquilo y sereno; una vez el ánimo está tranquilo y sereno, se goza de ese reposo y serenidad inalterables que dan la felicidad; una vez se ha conseguido ese reposo y serenidad inalterables que dan la felicidad, se medita profundamente sobre la esencia de las cosas; una vez se ha meditado profundamente sobre la esencia de las cosas, se obtiene el anhelado estado de perfección.

(Falta el comentario a este interesantísimo párrafo de Confucio. Es una verdadera lástima, porque el comentario nos explicaría la manera como el confucianismo primitivo entendía ese proceso de éxtasis místico tan sucintamente expuesto por Confucio, y que parece ser idéntico al de la escuela Yoga de la India. Se ve aquí claramente que hay en el confucianismo un fondo metafísico-panteísta que se ha ido esfumando cada vez más para ceder el paso a una doctrina moral y política.


CONTINUACIÓN DEL TEXTO DE CONFUCIO

Los seres de la Naturaleza reconocen una causa y múltiples efectos. Las acciones humanas tienen un principio y múltiples consecuencias. El conocimiento de las causas y de los efectos, de los principios y de las consecuencias, constituye una gran aproximación al método racional que conduce al estado de perfección.


PÁRRAFO QUE SE COMENTA

El conocimiento de las causas nos aproxima al estado de perfección

COMENTARIO: El Maestro ha dicho: Yo puedo hacerme cargo de los argumentos que exponen dos personas que pleitean y puedo asimismo fallar el asunto, pero hay una labor mucho más importante que la de fallar pleitos, y es la de hacer de manera que no los haya. No se debiera permitir que los malvados llevasen acusaciones ante los Tribunales, pues así se conseguiría ahogar las malas pasiones de los hombres. A esto se llama hacer hincapié en la raíz o causa.


CONTINUACIÓN DEL TEXTO DE CONFUCIO

Los antiguos príncipes que deseaban encender en sus Estados el principio luminoso de la razón que recibimos del Cielo, se esforzaban previamente en gobernar bien sus reinos; los que deseaban gobernar bien sus reinos, se esforzaban previamente en poner orden en sus familias; los que deseaban poner orden en sus familias, se esforzaban previamente en corregirse a si mismos; los que deseaban corregirse a si mismos, se esforzaban previamente en dar rectitud a su alma; los que deseaban dar rectitud a su alma, se esforzaban previamente en hacer sus intenciones puras y sinceras; los que deseaban hacer sus intenciones puras y sinceras, se esforzaban previamente en perfeccionar todo lo posible sus conocimientos morales; y perfeccionar todo lo posible los conocimientos morales de uno mismo, consiste en penetrar y profundizar los principios de las acciones.

PÁRRAFO QUE SE COMENTA

Hacer sus intenciones puras y sinceras.

COMENTARIO: Esta expresión quiere decir lo siguiente: no desnaturalices tus tendencias naturales, tales como el huir de los olores fétidos o el amar lo bello y lo agradable. Por esto el sabio presta atención constante a sus más secretos pensamientos e inclinaciones, por miedo a que desnaturalicen la peculiar manera de ser humana. Los hombres vulgares cometen actos malos cuando están seguros de que nadie los acecha, pero en cuanto se muestran a la multitud, muestran una virtud ficticia. El hombre que los conoce, lee en el alma de esos malvados todos los vicios que allí yacen ocultos; de ahí aquel proverbio: la verdad está en el interior, la forma está en el exterior. Tseng-tseu ha dicho: «¡Cuánto no hay que temer 'de aquello que perciben diez ojos y que señalan diez manos!».
Las riquezas embellecen una mansión, la virtud adorna y embellece al hombre. La felicidad producida por esta virtud engrandece el alma y hace que el cuerpo se someta a sus mandatos.
Por eso el sabio ha de hacer sus intenciones puras y sinceras.

CONTINUACIÓN DEL TEXTO DE CONFUCIO

Una vez profundizados y penetrados los principios de las acciones, los conocimientos morales alcanzan el supremo grado de perfección; una vez que los conocimientos morales han alcanzado el supremo grado de perfección, las intenciones se hacen puras y sinceras; una vez que las intenciones se han hecho puras y sinceras, el alma se reviste de probidad y rectitud; una vez que el alma se reviste de probidad y rectitud, el hombre alcanza una superior conducta moral; una vez que el hombre ha alcanzado una superior conducta moral, la familia se organiza y dirige perfectamente; una vez que la familia se ha organizado y dirigido perfectamente, el reino está bien gobernado; una vez que el reino está bien gobernado, el mundo goza de paz y se desenvuelve según la armonía.

PÁRRAFO QUE SE COMENTA

Revestir el alma de probidad y rectitud.

COMENTARIO: Quiere esto decir que las pasiones se oponen a la rectitud del alma. En efecto: si el alma está agitada por la cólera, no puede obtener rectitud; si el alma está embargada por el temor, tampoco puede obtener rectitud, si el alma está agitada por el placer, tampoco puede obtener rectitud; si el alma está zarandeada por el dolor, tampoco puede obtener rectitud.
Si el alma no es dueña de sí misma, mira pero no ve; escucha, pero no oye; come y no saborea los alimentos. Esto explica por qué el librarse el hombre de todas las pasiones  viciosas consiste en dar rectitud a su alma.

PÁRRAFO QUE SE COMENTA

Organizar y dirigir perfectamente la familia.

COMENTARIO: Para ello hay que corregirse previamente de todas las pasiones viciosas. He aquí el motivo:
Todo hombre es parcial respecto de aquellas personas a quienes ama y respecto de aquellas otras a quienes aborrece; es también parcial y servil respecto de aquellas personas a quienes respeta y reverencia; es también parcial y misericordioso respecto de aquellas personas que le inspiran lástima; es también parcial y altanero respecto de aquellas que considera como inferiores suyos. De ahí que sean dos cosas poco menos que incompatibles amar a una persona y reconocer sus defectos, así como odiar y reconocer las buenas cualidades de la persona a quien se odia.
En esto se funda el proverbio:
Ni los padres quieren reconocer los defectos de sus hijos, ni los labradores quieren reconocer la fertilidad de sus tierras.
Esto prueba que aquel que no corrige sus tendencias injustas, es incapaz de poner orden en su familia.

PÁRRAFO QUE SE COMENTA

Una vez que la familia se ha organizado y dirigido perfectamente, el reino está bien gobernado.

COMENTARIO: El que quiera gobernar un reino, debe poner antes orden en su familia; en efecto, el que no tiene alientos para dirigir su familia, mal los tendrá para dirigir un pueblo.
De ahí que un príncipe pueda perfeccionarse en el arte de gobernar, aún sin salir de su palacio, pues por la piedad filial se instruye en las relaciones para con su soberano, por la deferencia hacia sus superiores en el hogar se instruye en el respeto hacia los ancianos; por la benevolencia hacia sus familiares se instruye en sus relaciones para con la multitud.
El príncipe en sus relaciones con el pueblo es como la madre que estrecha en su seno al recién nacido. Procura adivinar sus deseos y si bien no los conoce claramente, los adivina vagamente por un acto de suprema intuición.
Una sola familia reinante dotada de humanidad y caridad, bastará para que en toda la nación nazcan esas dos virtudes; una sola familia reinante que sea amable y condescendiente, bastará para que toda la nación esté repleta de condescendencia y amabilidad; un sólo hombre -el Príncipe- que sea avaro y codicioso, bastará para que en toda la nación reine el desorden. Tal es el punto de donde arrancan las virtudes y vicios expresados. Por eso dice el proverbio: una sola palabra, pierde un pleito; un sólo hombre determina el porvenir de una nación.
Yao y Chun gobernaron el imperio con humanidad, y el pueblo les imitó.
Kie y Tcheu lo gobernaron con crueldad, y el pueblo les imitó también. Lo que estos
últimos príncipes ordenaban era contrario a los deseos del pueblo y éste se sublevó. Por eso el Príncipe debe poseer todas las virtudes y debe procurar que el pueblo las posea también. Si no las posee ni las practica, mal puede exigir que sus súbditos las posean y las practiquen de por sí. Que el que no tiene en su corazón nada bueno ni virtuoso, sea capaz de ordenar a sus semejantes la práctica del bien y de la virtud, es empeño imposible y contrario a la naturaleza de las cosas.

Dice el Libro de los Versos:
«¡Cuán hermoso y encantador es el albaricoquero! ¡Cuán abundantes y vivas son sus hojas! Semeja una recién casada que va a la morada de su esposo para conducirse rectamente con las personas de su familia».
Conducíos rectamente para con las personas de vuestra familia y podréis luego dirigir y gobernar un Estado.

Dice el Libro de los Versos:
«El príncipe cuya conducta está impregnada de equidad y prudencia, verá a los hombres de las cuatro partes del mundo imitar su rectitud».
Por eso se dice en el texto: El arte de gobernar bien una nación consiste en poner previamente orden en la familia de uno mismo.

PÁRRAFO QUE SE COMENTA

Una vez que el reino esté bien gobernado, el mundo goza de paz y se desenvuelve según la armonía.

COMENTARIO: Esto quiere decir que si el príncipe trata con respeto a su padre y a su madre, el pueblo sentirá piedad filial hacia él y lo considerará como padre de todos; que si el príncipe trata con deferencia a sus hermanos mayores, el pueblo sentirá hacia él deferencia paternal; que si el príncipe siente conmiseración hacia los huérfanos y desvalidos, el pueblo tendrá buenos sentimientos. Por eso, el príncipe tiene en sí la regla y medida de todas las acciones.
No practiquéis para con vuestros inferiores aquello que reprocharíais en los que están por encima de vosotros; tampoco practiquéis para con vuestros superiores aquello que reprocharíais en vuestros inferiores; no practiquéis para los que han de venir detrás de vosotros, aquello que reprocharíais en los que os han precedido; no practiquéis para con los de vuestra izquierda, aquello que reprocharíais en los que están a vuestra derecha; no practiquéis para con los de vuestra derecha, aquello que reprocharíais en los que están a vuestra izquierda. He aquí la regla y razón de todas las acciones.

Dice el Libro de los Versos:
«El único príncipe que inspira alegría es aquel que es considerado como el padre y la madre del pueblo».
Amar lo que el pueblo ama y odiar lo que el pueblo odia: he aquí en lo que consiste  el ser llamado el padre y la madre del pueblo.

Dice el Libro de los Versos:
«Mirad a lo lejos esa gran montaña con sus rocas y precipicios que conmueven el ánimo más valeroso. Como ella, ministro Yu, te destacabas orgullosamente y sembrabas el terror en el pueblo».
Aquel que posee un imperio, debe velar atentamente sobre sí mismo al objeto de practicar el bien y evitar el mal; si no lo hace así, la ruina de su imperio es cosa inevitable.


Miscelánea zen – Maestro Yuanwu (1063 - 1135)


Miscelánea zen – Maestro Yuanwu (1063 - 1135)


El objetivo del Zen
El único objetivo de los maestros iluminados que se dedican a enseñar un camino espiritual es el de clarificar la mente de sus discípulos para que éstos puedan alcanzar su origen. La mente esencial es perfecta y completa, pero nuestras propias ilusiones nos alejan de ella.

El Zen inmediato
Si tu habilidad e intuición se han desarrollado lo suficiente, no necesitarás a nadie para comprender el Zen y lo practicarás correctamente dondequiera que te halles.
La luz y la serenidad espiritual fluyen de continuo desde el principio de los tiempos. La mente verdadera, pura, espontánea e inefable, no depende de los objetos de los sentidos ni participa del séquito de los diez mil fenómenos.
La frase “la mente es Buda” significa que la mente es clara y resplandeciente como mil soles alumbrando al unísono, que está más allá de las opiniones y los sentimientos y que trasciende las ilusiones efímeras propias de la rueda del nacimiento y de la muerte.

Los intelectuales egoístas
Muchos intelectuales mundanos estudian Zen para tener un tema de conversación que aumente su reputación. Para ellos se trata de una actividad interesante que tratan de utilizar para afirmar su superioridad sobre los demás. Esa actitud, sin embargo, no hace más que acrecentar su egoísmo.

La motivación
Si te acercas al Zen con una motivación incorrecta, todos tus esfuerzos serán inútiles. Por eso los antiguos maestros insistían en que el estudio del Zen debe acometerse como si nos halláramos al borde de la muerte.

La paz
La vida humana se desarrolla según las circunstancias. No debes rechazar la actividad ni perseguir el silencio. Basta con que permanezcas vacío internamente mientras te armonizas con el mundo externo. Sólo entonces encontrarás la paz aunque te halles en medio de la más frenética de las actividades.

El instante Zen
En el Zen no es extraño que quienes han agudizado sus facultades comprendan mil cosas escuchando una sola palabra.

Caminar firme
Es necesario que tu caminar sea firme, estable, preciso y seguro. Cuando seas dueño de ti mismo, te volverás uno con todas las situaciones y serás tan ilimitado como el espacio. Sólo alcanzarás la paz cuando tu lucidez sea profunda, abierta e inmutable en cualquier circunstancia.

Cambio de tácticas
Los maestros que han alcanzado la liberación y gozan de verdadera comprensión cambian continuamente sus métodos de enseñanza para evitar que sus discípulos caigan en la conceptualización y se aferren a nombres y formas.

El propósito del Zen
A lo largo de los siglos el Zen se ha diversificado en numerosas escuelas y ha dado origen a métodos muy diferentes. Sin embargo, el objetivo de todas ellas ha sido siempre el mismo: señalar directamente a la mente.
Cuando descubras el fundamento de la mente desaparecerán todos los obstáculos y desecharás las opiniones y juicios basados en los conceptos de victoria y derrota, de yo y otros, de verdadero y falso.
De ese modo lo trascenderás todo y alcanzarás el dominio de la paz y la tranquilidad verdaderas.

Abrir la mente
El Zen requiere abrir la mente y desprenderse de los juicios y opiniones erróneas. Cuando la mente no se aferre a nada y permanezca limpia, estarás dispuesto para la purificación.

Las enseñanzas de los budas
Las enseñanzas de los budas varían según el tipo de personas al que van dirigidas. Todas ellas, no obstante, son simples recursos provisionales para superar la ansiedad, las obsesiones, las dudas, las interpretaciones intelectuales y las ideas egocéntricas.
Si no existieran la conciencia falsa y las opiniones erróneas, los budas y sus enseñanzas serían innecesarios.

La liberación
La liberación súbita sólo depende de ti. Permanece atento y, algún día, llegarás a experimentar directamente el Zen.
Entonces podrás actuar a voluntad el Zen sin ideas preconcebidas.
Cuando alcances la madurez completa y puedas renunciar a todo en un instante, estarás en paz dondequiera que te halles.

El Zen inmaduro
El Zen inmaduro es muy difícil de corregir. Si te aferras a la serena quietud creyendo que es el más preciado de los tesoros, si te identificas y tratas de ser consciente en todo momento de unas pocas experiencias fugaces y meros vislumbres, si te vanaglorias de haber alcanzado la visión y haber logrado la aprobación de un maestro, sólo conseguirás acrecentar tu egoísmo.

La mente Zen
Quienes comprenden el Zen superan las elucubraciones mentales, dejan de sustentar opiniones personales y olvidan tanto la visión como la acción.
Estos adeptos permanecen enteramente libres y pasan inadvertidos para los demás, sean amigos o enemigos.
Caminan sobre el fondo del océano más profundo de modo impecable, actuando con independencia y normalidad, sin diferenciarse en nada del resto de los mortales.
Aunque han alcanzado este estado y han liberado sus mentes no son conscientes de ello.
Conceden gran importancia a las cosas más insignificantes y alejan de inmediato todo tipo de obstáculo.
Cuando alcanzas la esfera de lo absoluto no existe nada a lo que aferrarte. Apenas te identificas con algo pierdes la visión correcta.
Por eso se dice: “El Tao no es consciente de su unión con la humanidad. Cuando el hombre va más allá de su mente se une al Tao”.
¿Como podría alguien presumir, o afirmar siquiera, que ha alcanzado el Zen?

La palabra viva y la letra muerta
Atiende a la palabra viva del Zen y no a su letra muerta. Cuando comprendas lo que se esconde tras las palabras, jamás lo olvidarás. Si sólo comprendes la letra muerta, estarás perdido.

La espada de la vida y la espada de la muerte
Se dice que para quitar la vida necesitas la espada de la muerte, y para devolverla, la espada de la vida.
Los muertos deben resucitar y los vivos deben ser entregados a la muerte.
Ambas técnicas son imprescindibles y su utilización parcial constituye un desequilibrio.

No busques el Zen
Si quieres obtener la comprensión esencial del Zen, lo primero que debes hacer es dejar de buscarla. Cualquier logro alcanzado mediante el esfuerzo cae dentro de la esfera del intelecto.
El gran tesoro del Zen siempre ha estado abierto y a la vista y es, además, la fuente de poder de todas tus acciones.
Sólo cuando cese el discurrir de la mente compulsiva lograrás el estado que está más allá del nacimiento, alcanzarás la otra orilla y ya no caerás en el sentimentalismo ni te aferrarás a ningún tipo de conceptos.
Entonces el Zen se manifestará por doquier en todo su esplendor y mires donde mires, no verás más que los signos de su gran actividad.
Todo emana de tu propio corazón. Esto es lo que un anciano denominó recuperar el tesoro familiar.

La experiencia directa del Zen
En esencia, el Zen no se basa en teorías, sino que apunta directamente a la mente humana.
Por más oculta que se encuentre tras la coraza de la inconsciencia, el Zen señala hacia nuestra esencia más profunda. Cuando respondas a las situaciones con la totalidad de tu ser, serás exactamente igual que los sabios de la antigüedad.
Esa experiencia se describe como la luz pura original de nuestra verdadera esencia, que permanece libre de los sentidos materiales mientras inspira y expulsa la totalidad del universo.
Sólo experimentarás directamente el Zen en tu vida cotidiana cuando te desidentifiques de los pensamientos y los sentimientos, trasciendas los parámetros ordinarios y utilices inteligentemente tu capacidad perceptiva.

La realización
Dijo un antiguo maestro: “Quienes han alcanzado el Zen se mantienen siempre libres, independientes y sin deseos”.

La práctica
Sosiega tus pensamientos. Hazlo en medio de las perturbaciones. Cuando lo consigas podrás ascender a lo más elevado y abismarte en lo más profundo.

La liberación
Abandona todas tus fantasías, opiniones, interpretaciones y conocimientos mundanos, y renuncia a las racionalizaciones,al egoísmo y a la competitividad. Sé como un árbol muerto, como la fría ceniza. Sólo cuando cesen los sentimientos, depongas toda opinión y tu mente se halle limpia y desnuda, se revelará ante tus ojos la realización Zen.
Luego, deberás mantener tu mente pura y libre de toda contaminación para consolidar esa experiencia. Si albergas la más pequeña duda, no podrás trascender el mundo.
Avanza con resolución y alcanzarás la verdadera paz. Cuando no puedas ser calificado como sabio ni como persona ordinaria, serás igual que el pájaro liberado de su jaula.

La resolución
La iluminación es lo que nos permite alcanzar la Vía. Pero no es nada sencillo pasar directamente de la esclavitud en la que se halla la gente común a la experiencia trascendental de los sabios. Para ello debes tomar una firme determinación. Si quieres ir más allá del nacimiento y la muerte es necesario que tu mente sea dura como el acero, debes aceptar tu verdadera naturaleza original, dejar de considerar a los fenómenos como si fueran externos o internos, dominar todos los obstáculos de tu mente y procurar que tus acciones emerjan desde lo más profundo de tu ser.

El punto esencial
El punto más importante del aprendizaje Zen consiste en profundizar la raíz y robustecer el tronco. Sé consciente de dónde estás y de lo que haces durante las 24 horas del día.
Cuando tu mente se libere de los pensamientos y nada la enturbie, te fundirás con el infinito y alcanzarás la vacuidad y el sosiego total.
Entonces, tus acciones dejarán de verse interrumpidas por la inseguridad y la duda.
A esto se le llama dominar la cuestión fundamental.
Apenas aparezca la menor interpretación u opinión, en el mismo momento en que desees alcanzar el Zen o convertirte en maestro, habrás caído en el dominio de lo psicológico y lo material. Entonces, te hallarás a merced de los sentidos y las percepciones ordinarias, de las ideas de pérdida y ganancia, de los conceptos de verdadero y falso. Y si estás medio ebrio y medio sobrio, tu conducta será necesariamente inadecuada.

No retrocedas
Cualquier fijación u obstrucción que puedas sentir son debidas a la fantasía. La mente debe hallarse tan transparente e impoluta como el espacio, como un espejo, como el resplandor del Sol.

Autonomía e integración
Cuando seas libre e independiente nada te limitará y dejarás de perseguir la liberación. Cuando alcances el Zen lograrás también la unión completa. No existen asuntos mundanos ajenos al budismo ni budismo separado de los asuntos mundanos.

Consultar a los maestros
Da un paso atrás hacia ti mismo hasta que puedas contemplar la Realidad y experimentar de modo directo e inequívoco la iluminación. En esa situación cada pensamiento que aparezca será como consultar a innumerables maestros.

Esencia y actividad
Completa, tranquila, abierta, silenciosa, así es la esencia de la Vía. Expandir, contraer, matar, dar la vida, ésa es su actividad sutil.

Los extremos
Si no has alcanzado una visión clara y verdadera caerás en los extremos y perderás el contacto con la Realidad.

Los instrumentos
Las palabras de los budas y maestros Zen no son más que instrumentos y métodos para acceder a la verdad. Cuando alcances la iluminación y experimentes la Verdad por ti mismo descubrirás que todas las enseñanzas están en tu interior.
Entonces comprobarás que las enseñanzas verbales de los budas y maestros Zen no son más que ecos o reflejos y dejarán de dar vueltas en tu cabeza.

El abuso de los métodos
En la actualidad, la mayor parte de los estudiantes no van hasta la raíz del Zen sino que, por el contrario, sacan de contexto las máximas de los maestros y discuten sobre ellas en términos de familiaridad y extrañeza, de pérdida y ganancia. De ese modo no hacen más que hablar de lo efímero como si se tratara de la Realidad.

Copos de nieve sobre un horno
Deberías eliminar cualquier dependencia respecto de lo puro o lo impuro. Entonces la consciencia y la inconsciencia, las opiniones y la indiferencia serán como copos de nieve cayendo sobre un horno al rojo vivo.

No-mente
La experiencia penetrante de la no-mente llegará de manera natural cuando te mantengas internamente vacío y tranquilo mientras permaneces externamente desidentificado de tus percepciones. Entonces las preocupaciones no afectarán a tu pensamiento y tu espíritu permanecerá imperturbable en medio de cualquier perturbación.

La respuesta serena
Cuando puedas reaccionar con serenidad ante los cambios en medio del ajetreo de la vida cotidiana y dejes de jactarte del sosiego que te proporciona un entorno tranquilo, podrás vivir en paz dondequiera que te encuentres. Sólo aquéllos que han alcanzado lo esencial son capaces de actuar en armonía con el exterior mientras permanecen internamente vacíos.

La vida y la muerte Zen
La facultad de hablar no reside sólo en la lengua, la elocuencia no es tan sólo una cuestión de palabras.
Los iluminados desconfían de las palabras. Por ello la intención de las máximas de los antiguos maestros pretende ayudar a constatar la relación fundamental existente entre causas y condiciones.
Las enseñanzas de las escrituras budistas no son más que dedos apuntando a la luna. Cuando comprendas la importancia de este punto, renunciarás al estudio formal y utilizarás tu comprensión inteligentemente.
De ese modo podrás alcanzar un equilibrio que te permitirá utilizar, dejar de lado y abandonar el Zen cuando quieras.
Entonces podrás entrar y salir de las situaciones cotidianas sin que éstas dejen huella en tí.
Y cuando llegues al postrer límite, donde vida y muerte se entrelazan sin confundirse, podrás partir serena e impecablemente. Éste es el modo Zen de afrontar la muerte.

Los maestros
Los maestros deben ser compasivos, amables, flexibles e imparciales, ocuparse de sus asuntos personales y no luchar contra nadie.

Cómo afrontar la oposición
Si los demás te critican, provocan, difaman o vilipendian, retrocede y obsérvate. No alimentes la aversión, no te enzarces en disputas ni caigas en la depresión, el enfado o el resentimiento.
Ve más allá y actúa como si no hubieras visto ni oído nada. Finalmente la peste de la maldad se desvanecerá sola.
Si decides luchar terminarás inevitablemente encadenado.

La iluminación y el trabajo en el Zen
Un antiguo maestro dijo que el Zen se parecía a la arquería. Es la práctica lo que te permite dar en el blanco.
La iluminación llega de manera instantánea, pero el trabajo del Zen es prolongado y continuo. Es como el polluelo escuálido e implume al salir del cascarón, cuyo plumaje va creciendo hasta terminar finalmente permitiéndole emprender el vuelo.
Quienes han alcanzado una iluminación clara y penetrante sólo requieren toques muy delicados.
Quienes han realizado la vacuidad Zen superan sin la menor dificultad aquellos problemas que agobian a la gente ordinaria. En ese estado cualquier situación se convierte en una puerta abierta hacia la liberación.

Los falsos maestros
Los maestros que carecen de método inevitablemente terminan engañando y defraudando a sus discípulos, confundiéndoles y haciéndoles perder el tiempo tratando inútilmente de saciar su curiosidad

Los métodos
El único objetivo de todos los procedimientos, ceremonias, máximas y expresiones del Zen es captar la atención del discípulo. Lo único que verdaderamente importa es la liberación, y nadie debería identificarse con los métodos utilizados.

Las imitaciones
Aunque los grandes maestros no se dedicaron a crear modelos ni consignas, los discípulos olvidan fácilmente este punto y terminan convirtiendo al Zen en un modelo y una consigna. Sin embargo, de este modo no hacen más que transformar el original en una copia y lo auténtico en una imitación. No hay que confundir el fin con los medios.

Percepción y respuesta
¿Cómo podrás responder plena y adecuadamente sin que los acontecimientos te afecten, si tu corazón no permanece abierto y sereno y nada altera tus sentimientos?

La naturaleza esencial y la verdad última
El estudio del Zen exige que percibas tu naturaleza esencial y comprendas la última verdad.
Olvida tus sentimientos y desapégate de las percepciones, no diferencies entre beneficio y pérdida, no distingas entre lo mejor y lo peor. Sólo así tu corazón se mantendrá limpio y tu mente diáfana.

No preocupación
Trasciende todas las situaciones sin pensar si esto es favorable o aquello adverso. Sólo así alcanzarás finalmente un estado de no acción y de no preocupación. Pero si albergas el más pequeño deseo de alcanzar el estado de no preocupación, lo habrás convertido en una nueva preocupación.

La arrogancia
El menor vestigio de superioridad u orgullo por tu capacidad te conducirá al desastre.

Los conceptos y el entrenamiento
Pretender estudiar Zen conceptualmente es como tratar de perforar el hielo en busca de fuego o como intentar cavar un agujero para encontrar el cielo. De ese modo sólo conseguirás fatigar tu mente. El entrenamiento no te permitirá comprender el Zen, sino que te alejará de él. Es como añadir polvo al polvo o echarse tierra a los ojos.

El Zen penetrante
Las personas inteligentes deberían asentar firmemente los pies en el suelo y mantener la espalda bien erguida. De ese modo se transformarán en verdaderos maestros, no se dejarán arrastrar por los sentimientos, superarán toda discriminación entre ellos mismos y los demás,se despojarán de cualquier tipo de interpretación intelectual y descubrirán la ilusoriedad de todas las cosas.
Así, cuando llegue el momento de responder a las situaciones concretas, no caerán en tópicos. La sencillez, la calma profunda y el temple del cuerpo y la mente en medio de los quehaceres del mundo son las únicas cosas que te permitirán alcanzar la libertad.

La confianza y la intuición
Si renuncias a tu antigua manera de pensar y entender las cosas, podrás abrir tu corazón sin retener nada en tu mente. Entonces experimentarás una fortaleza vacía y diáfana que está más allá de las palabras y los pensamientos, te sumergirás en la fuente primordial, te fundirás con el infinito y alcanzarás espontáneamente la inasible sabiduría innata
Ésta se denomina confianza completa e intuición plena. Luego, todavía tendrás que actualizar poderes y actividades insondables, ilimitados e inconmensurables.

Los obstáculos del pasado
En cuanto tratas de perseguir y atrapar el Zen, tropiezas con el pasado.

La experiencia Zen
Renuncia a las frases hechas y a las opiniones intelectuales que se clavan en tu piel y se adhieren a tu carne. Vacía tu mente de todo pensamiento y mantenla en silencio. Sólo así alcanzarás plenamente la experiencia Zen.
Pero cuando alcances ese punto todavía tendrás que darte cuenta de que el camino prosigue más allá del maestro.

El Zen directo
Si tu inteligencia y capacidad son correctos, no necesitas escuchar los aforismos y relatos de los antiguos maestros Zen. Permanece atento desde el mismo instante en que te despiertas, aquieta tu mente, vigila cuidadosamente todo cuanto digas y hagas y contempla de dónde proceden todos los fenómenos.
Si puedes atravesar atento todas las situaciones, ¿qué necesidad habrá de cambiarlas?
Sólo entonces podrás ir más allá del “Zen”, superar toda convención y descubrir un templo de pureza, serenidad y carencia de esfuerzo en medio del bullicio.

No dualidad
Para alcanzar el estado de no preocupación carente de esfuerzo no tienes que abandonar tus actividades cotidianas. Debes saber que no existe la menor diferencia entre la vida cotidiana y el estado de no preocupación carente de esfuerzo. Es tu propia aceptación y rechazo lo que los convierte en dos fenómenos diferentes.

La impermanencia
Dice una escritura: “Todos los fenómenos son impermanentes”. Otro texto afirma: “Permanece atento y no te aferres a nada”.
Un antiguo maestro dijo: “No te preocupes ni detengas en nada, pertenezca a este mundo o esté más allá de él”.
Apenas mores en algo, tu crecimiento se detendrá y te quedarás estancado.

El Zen subjetivo
Muchas personas inteligentes entienden el Zen de una manera subjetiva y son incapaces de abandonar su parcialidad. Sosiegan su mente sin llegar a experimentar su verdadera naturaleza y creen que eso es la vacuidad. Tratan de abandonar la existencia aferrándose a la vacuidad. Ésta es una enfermedad muy peligrosa

Disolver las ilusiones
Es imprescindible que te desidentifiques del apego y del rechazo, del ser y del no-ser. Sólo así lograrás la confianza, la tranquilidad, el vacío, el silencio, el sosiego y la paz.
Entonces podrás confiar plenamente en la mente verdadera, pura e inefable, y cuando te enfrentes a situaciones comprometidas de la vida cotidiana constatarás que no te ves arrastrado por ellas.
Sólo el trabajo sostenido e intenso sobre ti mismo en un estado de vacuidad y libertad completas te permitirá disipar las ilusiones y profundizar tu intuición.

La mente esencial
Cuando comprendas la ilimitada plenitud y fluidez de la mente esencial, descubrirás que no depende de los objetos. Sé consciente de ella y evita la superficialidad. La mente esencial es plenamente libre, abierta, pura y transparente. Es tan elevada que nada hay sobre ella, tan amplia que carece de límites. La mente esencial es limpia pura y perfecta. Nada puede corromperla ni modificarla.

La escencia del zen, selección de Thomas Cleary

Los hijos de Dios y las hijas de los hombres


Biblia, Judaísmo,


a. En la décima generación la raza de Adán había aumentado mucho. Como faltaba la compañía femenina, los ángeles llamados "Hijos de Dios" encontraron esposas entre las bellas Hijas de los Hombres. Los hijos de estas uniones habrían heredado la vida eterna de sus padres, pero Dios decretó: "No permanecerá por siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne. Ciento veinte años serán sus días".

b. Estas nuevas criaturas eran gigantes, llamados "los caídos", y sus maldades decidieron a Dios a exterminar de sobre la haz de la tierra a todos los hombres y mujeres, con sus corruptores gigantescos.

c. Los hijos de Dios fueron enviados para que enseñasen a la humanidad la verdad y la justicia; y durante trescientos años enseñaron ciertamente al hijo de Caín, Enoc, todos los secretos del cielo y de la tierra. Más tarde, sin embargo, codiciaron a las mujeres mortales y se corrompieron mediante el trato sexual. Enoc registró no sólo sus instrucciones divinas, sino también su subsiguiente pérdida de la gracia; antes del final gozaban ya indistintamente con vírgenes, matronas, hombres y animales.

d. Algunos dicen que Shemhazai y Azael, dos ángeles que gozaban de la confianza de Dios, preguntaron: "Señor del Universo, ¿no te advertimos el Día de la Creación que el hombre demostraría que es indigno de Tu mundo?" Dios replicó: "Pero si destruyo al hombre, ¿qué será de Mi mundo?" Ellos respondieron: "Nosotros habitaremos en é l " . Dios preguntó: "¿Pero si descendéis a la tierra, no pecaréis más que el hombre?" Ellos suplicaron: "Permítenos vivir allí durante un tiempo y santificaremos Tu nombre".

Dios permitió que descendieran, pero inmediatamente los subyugó la belleza de las hijas de Eva, y Shemhazai engendró con ellas dos hijos monstruosos llamados Hiwa e Hiya, cada uno de los cuales comía diariamente mil camellos, mil caballos y mil bueyes. Azael inventó además los adornos y cosméticos que se ponen las mujeres para descarriar a los hombres. Dios les advirtió, en consecuencia, que dejaría en libertad las Aguas de Arriba y así destruiría a todos los hombres y animales. Shemhazai lloró amargamente, temiendo por sus hijos, los que, aunque eran bastante altos para no ahogarse, morirían de hambre.

e. Esa noche Hiwa soñó con una gran roca sobre la tierra parecida a una tabla de mesa y en la que había inscrita una leyenda que un ángel raspaba con un cuchillo, dejando solamente cuatro letras. Hiya soñó también con un huerto de árboles frutales y con otros ángeles que lo talaban hasta que sólo quedaba un árbol de tres ramas. Relataron sus sueños a Shemhazai, quien les explicó: "Tu sueño, Hiya, significa que el Diluvio de Dios destruirá a toda la humanidad menos a Noé y sus tres hijos. Sin embargo, consolaos, pues el sueño de Hiwa significa que vuestra fama, por lo menos, nunca puede morir, pues siempre que los descendientes de Noé labren piedras, saquen rocas de las canteras o halen embarcaciones gritarán: '¡Hiwa, Hiya!' en vuestro honor".

f. Posteriormente Shemhazai se arrepintió y se colocó en el firmamento meridional, entre el Cielo y la Tierra, cabeza abajo y los pies arriba y allí cuelga hasta el presente; es la constelación llamada Orion por los griegos.

g. Pero Azael, lejos de arrepentirse, sigue ofreciendo a las mujeres adornos y ropas multicolores con los que descarrían a los hombres. Por esta razón, en el Día de la Expiación los pecados de Israel son amontonados en el chivo emisario anual, y luego lo arrojan por un risco a Azazel, como algunos llaman a Azael.

h. Otros dicen que ciertos ángeles pidieron a Dios permiso para recoger pruebas seguras de la iniquidad del hombre y asegurar así su castigo. Cuando Dios accedió, se transformaron en piedras preciosas, perlas, tinte purpúreo, oro y otros tesoros, que inmediatamente robaron hombres codiciosos. Entonces tomaron la forma humana, con la esperanza de enseñar la rectitud a la humanidad. Pero esta asunción de la carne humana los sometió a la lujuria humana: al ser seducidos por las Hijas de los Hombres se encontraron encadenados a la Tierra e incapaces de reasumir sus formas espirituales.

i. Los Caídos tenían apetitos tan grandes que Dios hizo llover sobre ellos maná de muchos sabores diferentes, para que no sintieran la tentación de comer carne, la que les estaba prohibida, y excusaran su culpa alegando la escasez de cereal y hortalizas. Pero los Caídos rechazaron el maná de Dios, mataron animales para comerlos y hasta probaron la carne humana, viciando así el aire con vapores nauseabundos. Fue entonces cuando Dios decidió purificar la Tierra.

j. Otros dicen que Shemhazai y Azael fueron seducidos por las mujeres diabólicas Naamá, Agrat hija de Mahlat, y Lilit, que había sido esposa de Adán.

k. En esa época sólo una virgen, llamada Istahar, permanecía casta. Cuando los Hijos de Dios le hicieron solicitaciones lascivas, ella exclamó: "¡Antes prestadme vuestras alas!" Ellos accedieron, y ella voló al Cielo y se acogió a sagrado en el Trono de Dios, quien la transformó en la constelación Virgo, o, según dicen algunos, en las Pléyades. Los ángeles caídos, habiendo perdido sus alas, quedaron varados en la tierra hasta que, muchas generaciones después, subieron por la escala de Jacob y así volvieron a su lugar de origen.

l. El sabio y virtuoso Enoc subió también al Cielo, donde se convirtió en el principal consejero de Dios, y desde entonces se le llamó "Metatron". Dios puso Su corona en la cabeza de Enoc y le dio setenta y dos alas así como numerosos ojos. Su carne se transformó en una llama, sus nervios en fuego, sus huesos en ascuas, sus ojos en antorchas y su cabello en rayos de luz, y lo rodearon la tormenta, el torbellino, el trueno y el rayo.

m. Algunos dicen que los Hijos de Dios se llamaban así porque la luz divina con la que Dios había creado a su antepasado Samael, el padre de Caín, brillaba en sus rostros. Dicen que las Hijas de los Hombres eran hijas de Set, cuyo padre era Adán y no un ángel, y que, por consiguiente, sus rostros se parecían a los
nuestros.

n. Pero otros dicen que los Hijos de Dios eran piadosos descendientes de Set, y las Hijas de los Hombres pecadoras descendientes de Caín, y explican que cuando Abel murió sin hijos, la humanidad no tardó en dividirse en dos tribus: los cainitas, quienes, aparte de Enoc, eran completamente malos, y los setitas, que eran completamente justos. Estos setitas vivían en una montaña sagrada en el lejano norte, cerca de la Cueva del Tesoro, a la que algunos toman por el monte Hermón. Los cainitas vivían aparte en un valle situado al oeste. Adán, en su lecho de muerte, ordenó a Set que separara su tribu de la de los cainitas; y cada patriarca setita repetía públicamente esa orden de generación en generación. Los setitas eran extraordinariamente altos, como su antepasado, y como vivían tan cerca de la Puerta del Paraíso, recibieron el nombre de "Hijos de Dios".

o. Muchos setitas hacían voto de celibato, siguiendo el ejemplo de Enoc, y vivían como anacoretas. En contraste, los cainitas practicaban un libertinaje desenfrenado y cada uno tenía por lo menos dos esposas: la primera para que le diera hijos y la segunda para satisfacer su lujuria. La que paría hijos vivía en la pobreza y el abandono, como una viuda; a la otra se le obligaba a beber una pócima que la hacía estéril, después de lo cual, ataviada como una ramera, entretenía a su marido lujuriosamente.

p. El castigo de los cainitas consistía en que les nacían cien hijas por cada hijo, lo que tenía como consecuencia tal deseo de marido que las mujeres comenzaron a irrumpir en las casas y llevarse a los hombres. Un día se decidieron a seducir a los setitas, para lo cual se embadurnaron los rostros con colorete y polvo, los ojos con antimonio y las plantas de los pies con escarlata; se tiñeron el cabello y se pusieron pendientes y ajorcas de oro, collares de joyas, brazaletes y vestidos multicolores. Mientras ascendían a la montaña sagrada punteaban arpas, tocaban trompetas, redoblaban tambores, cantaban, bailaban y aplaudían. Luego llamaron a los quinientos veinte anacoretas con voces alegres y cada una se apoderó de su víctima y la sedujo. Esos setitas, después de ceder a los requiebros de las mujeres cainitas, se hicieron más obscenos que los perros y olvidaron por completo las leyes divinas.

q. En adelante hasta los "Hijos de Jueces" corrompían a las hijas de los pobres. Siempre que una novia se embellecía para el novio, uno de ellos entraba en la cámara nupcial y la gozaba el primero.

r. El cananeo Genun, hijo del ciego Lamec, vivía en la región de los Pozos de Limo, gobernada por Azael desde su más tierna infancia, e inventó toda clase de instrumentos musicales. Cuando los tocaba, Azael se introducía en ellos, haciendo que produjeran sonidos seductores que embelesaban los corazones de todos los oyentes. Genun solía reunir grupos de músicos que se inflamaban mutuamente con la música hasta que su lujuria ardía como el fuego y luego se acostaban promiscuamente. También elaboraba cerveza, reunía a mucha gente en las tabernas, les daba de beber y les enseñaba a forjar espadas de hierro y puntas de lanza, para que matasen al azar cuando estaban borrachos.

s. Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel le dijeron a Dios que una perversidad como aquella nunca se había dado en la tierra. En vista de ello, Dios envió a Rafael para que atase a Azael las manos y los pies y amontonase sobre él rocas melladas en la oscura Cueva de Dudael, donde se halla hasta el Día del Juicio. Gabriel destruyó a los Caídos incitándolos a la guerra civil. Miguel encadenó a Shemhazai y sus compañeros en otras cuevas oscuras durante setenta generaciones, Uriel se convirtió en el mensajero de salvación que visitó a Noé.


En: Robert Graves y Raphael Patai, Los mitos hebreos