Miscelánea zen – Maestro Yuanwu (1063 - 1135)


Miscelánea zen – Maestro Yuanwu (1063 - 1135)


El objetivo del Zen
El único objetivo de los maestros iluminados que se dedican a enseñar un camino espiritual es el de clarificar la mente de sus discípulos para que éstos puedan alcanzar su origen. La mente esencial es perfecta y completa, pero nuestras propias ilusiones nos alejan de ella.

El Zen inmediato
Si tu habilidad e intuición se han desarrollado lo suficiente, no necesitarás a nadie para comprender el Zen y lo practicarás correctamente dondequiera que te halles.
La luz y la serenidad espiritual fluyen de continuo desde el principio de los tiempos. La mente verdadera, pura, espontánea e inefable, no depende de los objetos de los sentidos ni participa del séquito de los diez mil fenómenos.
La frase “la mente es Buda” significa que la mente es clara y resplandeciente como mil soles alumbrando al unísono, que está más allá de las opiniones y los sentimientos y que trasciende las ilusiones efímeras propias de la rueda del nacimiento y de la muerte.

Los intelectuales egoístas
Muchos intelectuales mundanos estudian Zen para tener un tema de conversación que aumente su reputación. Para ellos se trata de una actividad interesante que tratan de utilizar para afirmar su superioridad sobre los demás. Esa actitud, sin embargo, no hace más que acrecentar su egoísmo.

La motivación
Si te acercas al Zen con una motivación incorrecta, todos tus esfuerzos serán inútiles. Por eso los antiguos maestros insistían en que el estudio del Zen debe acometerse como si nos halláramos al borde de la muerte.

La paz
La vida humana se desarrolla según las circunstancias. No debes rechazar la actividad ni perseguir el silencio. Basta con que permanezcas vacío internamente mientras te armonizas con el mundo externo. Sólo entonces encontrarás la paz aunque te halles en medio de la más frenética de las actividades.

El instante Zen
En el Zen no es extraño que quienes han agudizado sus facultades comprendan mil cosas escuchando una sola palabra.

Caminar firme
Es necesario que tu caminar sea firme, estable, preciso y seguro. Cuando seas dueño de ti mismo, te volverás uno con todas las situaciones y serás tan ilimitado como el espacio. Sólo alcanzarás la paz cuando tu lucidez sea profunda, abierta e inmutable en cualquier circunstancia.

Cambio de tácticas
Los maestros que han alcanzado la liberación y gozan de verdadera comprensión cambian continuamente sus métodos de enseñanza para evitar que sus discípulos caigan en la conceptualización y se aferren a nombres y formas.

El propósito del Zen
A lo largo de los siglos el Zen se ha diversificado en numerosas escuelas y ha dado origen a métodos muy diferentes. Sin embargo, el objetivo de todas ellas ha sido siempre el mismo: señalar directamente a la mente.
Cuando descubras el fundamento de la mente desaparecerán todos los obstáculos y desecharás las opiniones y juicios basados en los conceptos de victoria y derrota, de yo y otros, de verdadero y falso.
De ese modo lo trascenderás todo y alcanzarás el dominio de la paz y la tranquilidad verdaderas.

Abrir la mente
El Zen requiere abrir la mente y desprenderse de los juicios y opiniones erróneas. Cuando la mente no se aferre a nada y permanezca limpia, estarás dispuesto para la purificación.

Las enseñanzas de los budas
Las enseñanzas de los budas varían según el tipo de personas al que van dirigidas. Todas ellas, no obstante, son simples recursos provisionales para superar la ansiedad, las obsesiones, las dudas, las interpretaciones intelectuales y las ideas egocéntricas.
Si no existieran la conciencia falsa y las opiniones erróneas, los budas y sus enseñanzas serían innecesarios.

La liberación
La liberación súbita sólo depende de ti. Permanece atento y, algún día, llegarás a experimentar directamente el Zen.
Entonces podrás actuar a voluntad el Zen sin ideas preconcebidas.
Cuando alcances la madurez completa y puedas renunciar a todo en un instante, estarás en paz dondequiera que te halles.

El Zen inmaduro
El Zen inmaduro es muy difícil de corregir. Si te aferras a la serena quietud creyendo que es el más preciado de los tesoros, si te identificas y tratas de ser consciente en todo momento de unas pocas experiencias fugaces y meros vislumbres, si te vanaglorias de haber alcanzado la visión y haber logrado la aprobación de un maestro, sólo conseguirás acrecentar tu egoísmo.

La mente Zen
Quienes comprenden el Zen superan las elucubraciones mentales, dejan de sustentar opiniones personales y olvidan tanto la visión como la acción.
Estos adeptos permanecen enteramente libres y pasan inadvertidos para los demás, sean amigos o enemigos.
Caminan sobre el fondo del océano más profundo de modo impecable, actuando con independencia y normalidad, sin diferenciarse en nada del resto de los mortales.
Aunque han alcanzado este estado y han liberado sus mentes no son conscientes de ello.
Conceden gran importancia a las cosas más insignificantes y alejan de inmediato todo tipo de obstáculo.
Cuando alcanzas la esfera de lo absoluto no existe nada a lo que aferrarte. Apenas te identificas con algo pierdes la visión correcta.
Por eso se dice: “El Tao no es consciente de su unión con la humanidad. Cuando el hombre va más allá de su mente se une al Tao”.
¿Como podría alguien presumir, o afirmar siquiera, que ha alcanzado el Zen?

La palabra viva y la letra muerta
Atiende a la palabra viva del Zen y no a su letra muerta. Cuando comprendas lo que se esconde tras las palabras, jamás lo olvidarás. Si sólo comprendes la letra muerta, estarás perdido.

La espada de la vida y la espada de la muerte
Se dice que para quitar la vida necesitas la espada de la muerte, y para devolverla, la espada de la vida.
Los muertos deben resucitar y los vivos deben ser entregados a la muerte.
Ambas técnicas son imprescindibles y su utilización parcial constituye un desequilibrio.

No busques el Zen
Si quieres obtener la comprensión esencial del Zen, lo primero que debes hacer es dejar de buscarla. Cualquier logro alcanzado mediante el esfuerzo cae dentro de la esfera del intelecto.
El gran tesoro del Zen siempre ha estado abierto y a la vista y es, además, la fuente de poder de todas tus acciones.
Sólo cuando cese el discurrir de la mente compulsiva lograrás el estado que está más allá del nacimiento, alcanzarás la otra orilla y ya no caerás en el sentimentalismo ni te aferrarás a ningún tipo de conceptos.
Entonces el Zen se manifestará por doquier en todo su esplendor y mires donde mires, no verás más que los signos de su gran actividad.
Todo emana de tu propio corazón. Esto es lo que un anciano denominó recuperar el tesoro familiar.

La experiencia directa del Zen
En esencia, el Zen no se basa en teorías, sino que apunta directamente a la mente humana.
Por más oculta que se encuentre tras la coraza de la inconsciencia, el Zen señala hacia nuestra esencia más profunda. Cuando respondas a las situaciones con la totalidad de tu ser, serás exactamente igual que los sabios de la antigüedad.
Esa experiencia se describe como la luz pura original de nuestra verdadera esencia, que permanece libre de los sentidos materiales mientras inspira y expulsa la totalidad del universo.
Sólo experimentarás directamente el Zen en tu vida cotidiana cuando te desidentifiques de los pensamientos y los sentimientos, trasciendas los parámetros ordinarios y utilices inteligentemente tu capacidad perceptiva.

La realización
Dijo un antiguo maestro: “Quienes han alcanzado el Zen se mantienen siempre libres, independientes y sin deseos”.

La práctica
Sosiega tus pensamientos. Hazlo en medio de las perturbaciones. Cuando lo consigas podrás ascender a lo más elevado y abismarte en lo más profundo.

La liberación
Abandona todas tus fantasías, opiniones, interpretaciones y conocimientos mundanos, y renuncia a las racionalizaciones,al egoísmo y a la competitividad. Sé como un árbol muerto, como la fría ceniza. Sólo cuando cesen los sentimientos, depongas toda opinión y tu mente se halle limpia y desnuda, se revelará ante tus ojos la realización Zen.
Luego, deberás mantener tu mente pura y libre de toda contaminación para consolidar esa experiencia. Si albergas la más pequeña duda, no podrás trascender el mundo.
Avanza con resolución y alcanzarás la verdadera paz. Cuando no puedas ser calificado como sabio ni como persona ordinaria, serás igual que el pájaro liberado de su jaula.

La resolución
La iluminación es lo que nos permite alcanzar la Vía. Pero no es nada sencillo pasar directamente de la esclavitud en la que se halla la gente común a la experiencia trascendental de los sabios. Para ello debes tomar una firme determinación. Si quieres ir más allá del nacimiento y la muerte es necesario que tu mente sea dura como el acero, debes aceptar tu verdadera naturaleza original, dejar de considerar a los fenómenos como si fueran externos o internos, dominar todos los obstáculos de tu mente y procurar que tus acciones emerjan desde lo más profundo de tu ser.

El punto esencial
El punto más importante del aprendizaje Zen consiste en profundizar la raíz y robustecer el tronco. Sé consciente de dónde estás y de lo que haces durante las 24 horas del día.
Cuando tu mente se libere de los pensamientos y nada la enturbie, te fundirás con el infinito y alcanzarás la vacuidad y el sosiego total.
Entonces, tus acciones dejarán de verse interrumpidas por la inseguridad y la duda.
A esto se le llama dominar la cuestión fundamental.
Apenas aparezca la menor interpretación u opinión, en el mismo momento en que desees alcanzar el Zen o convertirte en maestro, habrás caído en el dominio de lo psicológico y lo material. Entonces, te hallarás a merced de los sentidos y las percepciones ordinarias, de las ideas de pérdida y ganancia, de los conceptos de verdadero y falso. Y si estás medio ebrio y medio sobrio, tu conducta será necesariamente inadecuada.

No retrocedas
Cualquier fijación u obstrucción que puedas sentir son debidas a la fantasía. La mente debe hallarse tan transparente e impoluta como el espacio, como un espejo, como el resplandor del Sol.

Autonomía e integración
Cuando seas libre e independiente nada te limitará y dejarás de perseguir la liberación. Cuando alcances el Zen lograrás también la unión completa. No existen asuntos mundanos ajenos al budismo ni budismo separado de los asuntos mundanos.

Consultar a los maestros
Da un paso atrás hacia ti mismo hasta que puedas contemplar la Realidad y experimentar de modo directo e inequívoco la iluminación. En esa situación cada pensamiento que aparezca será como consultar a innumerables maestros.

Esencia y actividad
Completa, tranquila, abierta, silenciosa, así es la esencia de la Vía. Expandir, contraer, matar, dar la vida, ésa es su actividad sutil.

Los extremos
Si no has alcanzado una visión clara y verdadera caerás en los extremos y perderás el contacto con la Realidad.

Los instrumentos
Las palabras de los budas y maestros Zen no son más que instrumentos y métodos para acceder a la verdad. Cuando alcances la iluminación y experimentes la Verdad por ti mismo descubrirás que todas las enseñanzas están en tu interior.
Entonces comprobarás que las enseñanzas verbales de los budas y maestros Zen no son más que ecos o reflejos y dejarán de dar vueltas en tu cabeza.

El abuso de los métodos
En la actualidad, la mayor parte de los estudiantes no van hasta la raíz del Zen sino que, por el contrario, sacan de contexto las máximas de los maestros y discuten sobre ellas en términos de familiaridad y extrañeza, de pérdida y ganancia. De ese modo no hacen más que hablar de lo efímero como si se tratara de la Realidad.

Copos de nieve sobre un horno
Deberías eliminar cualquier dependencia respecto de lo puro o lo impuro. Entonces la consciencia y la inconsciencia, las opiniones y la indiferencia serán como copos de nieve cayendo sobre un horno al rojo vivo.

No-mente
La experiencia penetrante de la no-mente llegará de manera natural cuando te mantengas internamente vacío y tranquilo mientras permaneces externamente desidentificado de tus percepciones. Entonces las preocupaciones no afectarán a tu pensamiento y tu espíritu permanecerá imperturbable en medio de cualquier perturbación.

La respuesta serena
Cuando puedas reaccionar con serenidad ante los cambios en medio del ajetreo de la vida cotidiana y dejes de jactarte del sosiego que te proporciona un entorno tranquilo, podrás vivir en paz dondequiera que te encuentres. Sólo aquéllos que han alcanzado lo esencial son capaces de actuar en armonía con el exterior mientras permanecen internamente vacíos.

La vida y la muerte Zen
La facultad de hablar no reside sólo en la lengua, la elocuencia no es tan sólo una cuestión de palabras.
Los iluminados desconfían de las palabras. Por ello la intención de las máximas de los antiguos maestros pretende ayudar a constatar la relación fundamental existente entre causas y condiciones.
Las enseñanzas de las escrituras budistas no son más que dedos apuntando a la luna. Cuando comprendas la importancia de este punto, renunciarás al estudio formal y utilizarás tu comprensión inteligentemente.
De ese modo podrás alcanzar un equilibrio que te permitirá utilizar, dejar de lado y abandonar el Zen cuando quieras.
Entonces podrás entrar y salir de las situaciones cotidianas sin que éstas dejen huella en tí.
Y cuando llegues al postrer límite, donde vida y muerte se entrelazan sin confundirse, podrás partir serena e impecablemente. Éste es el modo Zen de afrontar la muerte.

Los maestros
Los maestros deben ser compasivos, amables, flexibles e imparciales, ocuparse de sus asuntos personales y no luchar contra nadie.

Cómo afrontar la oposición
Si los demás te critican, provocan, difaman o vilipendian, retrocede y obsérvate. No alimentes la aversión, no te enzarces en disputas ni caigas en la depresión, el enfado o el resentimiento.
Ve más allá y actúa como si no hubieras visto ni oído nada. Finalmente la peste de la maldad se desvanecerá sola.
Si decides luchar terminarás inevitablemente encadenado.

La iluminación y el trabajo en el Zen
Un antiguo maestro dijo que el Zen se parecía a la arquería. Es la práctica lo que te permite dar en el blanco.
La iluminación llega de manera instantánea, pero el trabajo del Zen es prolongado y continuo. Es como el polluelo escuálido e implume al salir del cascarón, cuyo plumaje va creciendo hasta terminar finalmente permitiéndole emprender el vuelo.
Quienes han alcanzado una iluminación clara y penetrante sólo requieren toques muy delicados.
Quienes han realizado la vacuidad Zen superan sin la menor dificultad aquellos problemas que agobian a la gente ordinaria. En ese estado cualquier situación se convierte en una puerta abierta hacia la liberación.

Los falsos maestros
Los maestros que carecen de método inevitablemente terminan engañando y defraudando a sus discípulos, confundiéndoles y haciéndoles perder el tiempo tratando inútilmente de saciar su curiosidad

Los métodos
El único objetivo de todos los procedimientos, ceremonias, máximas y expresiones del Zen es captar la atención del discípulo. Lo único que verdaderamente importa es la liberación, y nadie debería identificarse con los métodos utilizados.

Las imitaciones
Aunque los grandes maestros no se dedicaron a crear modelos ni consignas, los discípulos olvidan fácilmente este punto y terminan convirtiendo al Zen en un modelo y una consigna. Sin embargo, de este modo no hacen más que transformar el original en una copia y lo auténtico en una imitación. No hay que confundir el fin con los medios.

Percepción y respuesta
¿Cómo podrás responder plena y adecuadamente sin que los acontecimientos te afecten, si tu corazón no permanece abierto y sereno y nada altera tus sentimientos?

La naturaleza esencial y la verdad última
El estudio del Zen exige que percibas tu naturaleza esencial y comprendas la última verdad.
Olvida tus sentimientos y desapégate de las percepciones, no diferencies entre beneficio y pérdida, no distingas entre lo mejor y lo peor. Sólo así tu corazón se mantendrá limpio y tu mente diáfana.

No preocupación
Trasciende todas las situaciones sin pensar si esto es favorable o aquello adverso. Sólo así alcanzarás finalmente un estado de no acción y de no preocupación. Pero si albergas el más pequeño deseo de alcanzar el estado de no preocupación, lo habrás convertido en una nueva preocupación.

La arrogancia
El menor vestigio de superioridad u orgullo por tu capacidad te conducirá al desastre.

Los conceptos y el entrenamiento
Pretender estudiar Zen conceptualmente es como tratar de perforar el hielo en busca de fuego o como intentar cavar un agujero para encontrar el cielo. De ese modo sólo conseguirás fatigar tu mente. El entrenamiento no te permitirá comprender el Zen, sino que te alejará de él. Es como añadir polvo al polvo o echarse tierra a los ojos.

El Zen penetrante
Las personas inteligentes deberían asentar firmemente los pies en el suelo y mantener la espalda bien erguida. De ese modo se transformarán en verdaderos maestros, no se dejarán arrastrar por los sentimientos, superarán toda discriminación entre ellos mismos y los demás,se despojarán de cualquier tipo de interpretación intelectual y descubrirán la ilusoriedad de todas las cosas.
Así, cuando llegue el momento de responder a las situaciones concretas, no caerán en tópicos. La sencillez, la calma profunda y el temple del cuerpo y la mente en medio de los quehaceres del mundo son las únicas cosas que te permitirán alcanzar la libertad.

La confianza y la intuición
Si renuncias a tu antigua manera de pensar y entender las cosas, podrás abrir tu corazón sin retener nada en tu mente. Entonces experimentarás una fortaleza vacía y diáfana que está más allá de las palabras y los pensamientos, te sumergirás en la fuente primordial, te fundirás con el infinito y alcanzarás espontáneamente la inasible sabiduría innata
Ésta se denomina confianza completa e intuición plena. Luego, todavía tendrás que actualizar poderes y actividades insondables, ilimitados e inconmensurables.

Los obstáculos del pasado
En cuanto tratas de perseguir y atrapar el Zen, tropiezas con el pasado.

La experiencia Zen
Renuncia a las frases hechas y a las opiniones intelectuales que se clavan en tu piel y se adhieren a tu carne. Vacía tu mente de todo pensamiento y mantenla en silencio. Sólo así alcanzarás plenamente la experiencia Zen.
Pero cuando alcances ese punto todavía tendrás que darte cuenta de que el camino prosigue más allá del maestro.

El Zen directo
Si tu inteligencia y capacidad son correctos, no necesitas escuchar los aforismos y relatos de los antiguos maestros Zen. Permanece atento desde el mismo instante en que te despiertas, aquieta tu mente, vigila cuidadosamente todo cuanto digas y hagas y contempla de dónde proceden todos los fenómenos.
Si puedes atravesar atento todas las situaciones, ¿qué necesidad habrá de cambiarlas?
Sólo entonces podrás ir más allá del “Zen”, superar toda convención y descubrir un templo de pureza, serenidad y carencia de esfuerzo en medio del bullicio.

No dualidad
Para alcanzar el estado de no preocupación carente de esfuerzo no tienes que abandonar tus actividades cotidianas. Debes saber que no existe la menor diferencia entre la vida cotidiana y el estado de no preocupación carente de esfuerzo. Es tu propia aceptación y rechazo lo que los convierte en dos fenómenos diferentes.

La impermanencia
Dice una escritura: “Todos los fenómenos son impermanentes”. Otro texto afirma: “Permanece atento y no te aferres a nada”.
Un antiguo maestro dijo: “No te preocupes ni detengas en nada, pertenezca a este mundo o esté más allá de él”.
Apenas mores en algo, tu crecimiento se detendrá y te quedarás estancado.

El Zen subjetivo
Muchas personas inteligentes entienden el Zen de una manera subjetiva y son incapaces de abandonar su parcialidad. Sosiegan su mente sin llegar a experimentar su verdadera naturaleza y creen que eso es la vacuidad. Tratan de abandonar la existencia aferrándose a la vacuidad. Ésta es una enfermedad muy peligrosa

Disolver las ilusiones
Es imprescindible que te desidentifiques del apego y del rechazo, del ser y del no-ser. Sólo así lograrás la confianza, la tranquilidad, el vacío, el silencio, el sosiego y la paz.
Entonces podrás confiar plenamente en la mente verdadera, pura e inefable, y cuando te enfrentes a situaciones comprometidas de la vida cotidiana constatarás que no te ves arrastrado por ellas.
Sólo el trabajo sostenido e intenso sobre ti mismo en un estado de vacuidad y libertad completas te permitirá disipar las ilusiones y profundizar tu intuición.

La mente esencial
Cuando comprendas la ilimitada plenitud y fluidez de la mente esencial, descubrirás que no depende de los objetos. Sé consciente de ella y evita la superficialidad. La mente esencial es plenamente libre, abierta, pura y transparente. Es tan elevada que nada hay sobre ella, tan amplia que carece de límites. La mente esencial es limpia pura y perfecta. Nada puede corromperla ni modificarla.

La escencia del zen, selección de Thomas Cleary