Budismo - Mis ojos son semejantes al océano


Mis ojos son semejantes al océano


Un joven monje declara: “El océano refleja la luz del sol, la de la luna, las sombras movientes proyectadas por las nubes, una multitud de imágenes. Estas imágenes sólo tocan su superficie, ninguna penetra en lo profundo. Así, la imagen de los objetos que se reflejan en mis ojos no debe afectar mi espíritu.”

El maestro señala: “He aquí una excelente disciplina, pero no se trata sólo de trazar reglas de conducta. Meditad...”

Otro responde a su condiscípulo. Habla lentamente, con Ja voz lejana de un soñador hablando desde un sueño: “Si el océano —dice— bebiera todas las imágenes que se reflejan en su superficie, tras absorberlas todas, ninguna podría ya turbar la pureza de su claro espejo. Dejando que se sumerjan hasta el fondo del espíritu las imágenes que se reflejan en los ojos, hasta que se hayan hundido allí todas las formas, y sus sombras no oscurezcan ya la visión, se podrá ver más allá de ellas.”

El maestro permanece en silencio. Mira a los discípulos sentados ante él. Ninguno responde a la muda invitación. Los que se callan han comprendido más o menos bien el enigma del que han hablado los dos novicios. Y yo siento que ambos están lejos de haberlo descifrado.


Alexandra David-Neel - Iniciaciones e iniciados en el Tíbet

Traducción de Estela Canto

Hekiganroku - Claro y vacío


Claro y vacío zen


El emperador Bu de Ryo preguntó al Gran Maestro Bodhidharma: “¿Cuál es el más alto sentido de la Realidad Sagrada?” Bodhidharma respondió: “Claro y vacío, sin santidad”. El emperador preguntó entonces: “¿Quién eres tú delante de mí?”. Bodhidharma respondió: “No lo sé”. El emperador no quedó satisfecho. 

Finalmente Bodhidharma cruzó el río Yagntze y se dirigió al reino de Gi.

Más tarde, el emperador solicitó su opinión a Shikô. Shikô dijo: “¿Sabe Su Majestad quién es ese hombre?” El emperador contestó: “No lo sé”.

Shikô dijo: “El es el Mahasattva Avalokitesvara, el que transmite el Sello de la Mente Búdica”

El emperador se lamentó y quiso enviar un emisario para invitar a Bodhidarma a que regresara. Shikô dijo: •Su Majestad, no intente enviar a nadie para traerlo de vuelta, aun si toda la gente de la tierra fuera tras él no retornaría”.


Hekiganroku - Crónicas del Acantilado Azul

Transmisión sin palabras



Hsu Yun (1840-1959)
Hsu Yun (1840-1959)


¡Quedarse con el Chan! Esta es la manera más efectiva de alcanzar la iluminación. No se dejen atraer por otros métodos.

Incluso Yong Jia, por confesión propia, gastó un montón de tiempo filosofando intelectualmente antes de intentar el método Chan con el Patriarca Hui Neng. "En mi juventud – dijo – estudié sutras, shatras y comentarios intentado discriminar sin parar entre nombre y forma. Podría también haber intentado contar los granos de arena del océano.

Había olvidado la cuestión del Buda. '¿Puede un hombre que cuente las joyas de otros hombres hacerse rico?"

El método Chan es verdaderamente como la espada del Rey Vajra. De un golpe puede cortar la ilusión para alcanzar la Budeidad.

Siempre que pienso sobre los años de práctica que a menudo preceden a la experiencia momentánea de la iluminación, pienso sobre el Maestro Chan Shan Zan.

Todos podemos aprender mucho de él. Shan Zan tuvo un maestro que desdichadamente no estaba iluminado. Uno no puede dar lo que no tiene; y así, sin nada, Shan Zan abandonó a su antiguo maestro para ir a estudiar con el Maestro Bai Zang.

Bajo la guía del Maestro Bai Zang, Shan Zan alcanzó la iluminación y entonces, con afectuoso respeto, volvió a visitar a su antiguo maestro.

El anciano le preguntó, "¿Qué aprendiste después de abandonarme?" Y como estaba iluminado, Shan Zan pudo responder amablemente "Nada, absolutamente nada." Para el viejo, fue una noticia agridulce. Sentía que su estudiante no hubiera aprendido nada, pero estaba feliz de tenerlo de vuelta. "Si quieres, puedes quedarte aquí – dijo."

Así que Shan Zan se quedó y sirvió a su antiguo maestro. Un día, mientras tomaba un baño, el anciano le pidió a Shan Zan que le restregara la espalda porque la tenía muy sucia. Cuando Shan Zan comenzó a frotársela dijo: "Qué curiosos ventanales de cristal hay en el vestíbulo de su Buda." Su maestro no sabía lo que él quería decir. "Por favor – le pidió – explícame tu comentario."

Mientras Shen Zan continuaba limpiando la suciedad dijo: "Aunque usted no lo pueda ver, su Yo Búdico emana tales rayos luminosos." Esta respuesta confundió al maestro.

Unos días mas tarde, cuando el maestro se sentó bajo una ventana de papel encerado para estudiar un sutra, una abeja comenzó a zumbar por la habitación; y la abeja, atraída por la luz exterior, siguió chocando contra la ventana de papel, intentando salir de la habitación. Shen Zan observó a la frustrada abeja y dijo, "¡Así que quieres salir fuera y entrar en la infinidad del espacio! Bueno, no lo harás penetrando el viejo papel encerado..." Entonces simplemente dijo, "Las puertas están y continúan abiertas pero la abeja rehuye a salir por ellas. Mira cómo se golpea la cabeza contra la ventana cerrada. ¡Estúpida abeja! ¿Cuándo comprenderá que el Camino está bloqueado por el papel?"

Entonces una chispa de luz comenzó a penetrar la mente del profesor. Sintió el más profundo significado de las palabras de Shan Zan. Preguntó astutamente, "Te has ido un largo tiempo. ¿Estás seguro de que no has aprendido nada mientas estabas fuera?"

Shan Zan rió y confesó: "Después de abandonarle estudié bajo el Maestro Bai Zhang. A través de él aprendí cómo detener mi mente discriminatoria... dejar de ser crítico... trascender el mundo del ego. A través de él alcancé la Sagrada Fruta de la iluminación."

Entonces, cuando el viejo maestro escuchó esta maravillosa noticia, reunió a todos los monjes y mandó preparar un banquete en honor de Shan Zan. Estaba muy contento.

"Por favor – le pidió a Shan Zan – permite a tu viejo maestro que se convierta en tu estudiante. Por favor, explícame el Dharma... especialmente lo relativo a los baños y las abejas."

Shan Zan rió. "Tu Yo Búdico resplandece en ti aunque no puedas verlo por ti mismo. Siempre es puro y ninguna cantidad de basura puede mancharlo jamás. Además, tus ojos siempre están mirando hacia afuera, fijados en páginas impresas; pero el Infinito no puede ser atrapado por las palabras. Son los libros solamente los que nos ocupan y entretienen en debates. Si quieres liberarte de la ilusión debes mirar hacia el interior. El Camino hacia el Infinito está en la otra cara de tu contemplación. ¡Mira hacia adentro para ver tu resplandeciente y deslumbrante Yo Búdico!"

¡De repente el viejo profesor comprendió! ¡De repente vio su propia Naturaleza búdica! Se excitó tanto que declaró que Shan Zan sería el Abad del monasterio. "¡Quién hubiera pensado que en mi vejez finalmente lo conseguiría! gritó."

Pero esto es lo más bonito del Momento Eterno, ¿no? Caminen fuera del tiempo una sola vez, y todos los años que han gastado en la ignorancia y el sufrimiento retroceden y se alejan en la vaguedad. Solo hay una cosa que parecen recordar. Su propio ‘yo’ viejo se ha ido y todos los viejos amigos, enemigos y familiares, y todas sus viejas experiencias, amargas o dulces, han perdido su poder sobre él. Eran como una película... creíble mientras él estaba en el teatro, pero no cuando salió a la luz de Sol.

La Realidad desvanece la ilusión.

En el Nirvana no eres joven ni viejo. Simplemente eres. Y, ¿quién eres? Eso es fácil.

El Buda.


Las Enseñanzas de Xu Yun (Nube Vacía)

Para no morir por segunda vez en el Más Allá




Mis recintos misteriosos fueron profanados;
mis escondites han sido revelados;
los Espíritus santificados han sido arrojados en las Tinieblas;
pero he sido santificado por el Ojo divino de Horus,
y Up-Uaut me ha alimentado con la leche de sus tetas.
Ahora me oculto entre vosotras ¡oh Estrellas fijas!
Ciertamente, mi frente es la propia de Ra.
Mi rostro se quita el velo; mi corazón está en su justo lugar.
Yo soy el Amo del Saber Sagrado y del Verbo mágico.
Como Ra, me protejo a mí mismo.
Nadie podrá ignorarme ni dañarme.
Ciertamente, tu Padre celestial vive para ti,
¡Oh tú, Hijo de la diosa Nut!
He aquí ¡oh Príncipe de los dioses! que llego junto a ti.
Soy tu Hijo y he presentado tus Misterios…
¡Coronado Rey de los dioses no pereceré por segunda vez
en el mundo Inferior!

Libro egipcio de los muertos
Versión de A. Laurent
Imagen: Detalle del Libro de los Muertos de Heruben, Museo de El Cairo


Nagarjuna - ¿Cómo hablar de causas?


Nagarjuna - ¿Cómo hablar de causas?


En ningún lugar descubriremos jamás una entidad que podamos considerar como surgida a partir de sí misma. Tampoco será posible suponer que se origine a partir de otras o pensar que surja como resultado de una combinación de las dos posibilidades anteriores. Por último, carece de sentido pensar que las entidades puedan originarse de forma aleatoria, es decir, sin causa o por causa del azar: por casualidad.

Existen cuatro tipos de condiciones 12 para la explicación del fundamento u origen de las cosas: la causa eficiente, la causa material, el antecedente inmediato y la ausencia de condiciones desfavorables (o condición propicia).

Pero ninguna entidad tiene su naturaleza propia o inherente en el conjunto de estas condiciones que supuestamente la producen. Y si esta naturaleza propia no se encuentra en ellas, muchos menos podremos hallarla en las condiciones que producen una entidad diferente.

No podemos decir que la eficacia tenga condiciones ni que la eficacia carezca de condiciones (se trata de términos correlativos, como izquierda y derecha). 14 Tampoco podremos decir que las condiciones puedan darse sin eficacia pues no tiene sentido hablar de las condiciones de algo que no existe (sería como preguntar cómo ha crecido el bigote del hijo de la mujer estéril) ni tiene sentido atribuir condiciones a algo que ya existe.

Tendemos a pensar: “esto surge debido a estos factores”, y llamamos a esos factores condiciones. Pero si eso mismo no se originara ya no hablaríamos de factores ni de condiciones, pues, como dijimos, no es lógico pensar en las condiciones de algo que no existe. Y lo que ya existe no necesita de condición. Esto se aplica también a la causa eficiente, a la causa material y al antecedente causal inmediato (pues en entidades que no han surgido carece de sentido hablar de cesación).

Si no pudiera existir ninguna entidad que no tuviera naturaleza propia, entonces no se podría decir “dado esto, surge aquello”. Además, el fruto no existe en las condiciones, ni en cada una de ellas por separado ni en el conjunto de todas ellas. Si el fruto no está en las condiciones, ¿cómo podría surgir de ellas? Se dirá que el fruto, que no existe antes del proceso, surge de las condiciones. Entonces, ¿por qué no decir que el fruto surgirá de lo que no son las condiciones? (o sea, ¿por qué no decir que la cuajada surge del agua y no de la leche o que el aceite brota de la arena si ese surgir se presenta como milagroso?).

Además, los frutos son a su vez condiciones en otro proceso posterior. Cada causa es el efecto de una causa precedente, cada estado proviene del anterior y determina el subsiguiente, luego, las condiciones no surgen de sí mismas sino que dependen a su vez de otras. ¿Cómo puede el efecto que surge de algo y no de sí mismo ser condición de otra cosa? Por eso el efecto no lo constituyen ni las condiciones ni lo que no son las condiciones. Así, nos vemos en la imposibilidad de definir el efecto y sin el efecto, ¿cómo hablar de causas?



Nagarjuna - Mūla madhyamaka  kārikāh

Miscelánea Zen: Maestro Fo Yan





El ahorro de energía

Para   practicar   el   Zen   es   necesario   que   te   desidentifiques   de   los  pensamientos.  Éste  es  el mejor  modo  de  ahorrar  energía.  Desapégate  del  pensamiento emocional y comprenderás que el mundo objetivo no existe.  Entonces sabrás como practicar el Zen.

La mente y el mundo

Había una vez un monje que había dedicado toda su vida a practicar el  budismo. Cierta noche, mientras se hallaba paseando,   pisó algo viscoso y  creyó  que  se  trataba  de  un  sapo.  Entonces  se  llenó  de  pesar por  haber  transgredido  el  precepto  de  respetar  la  vida.  Aquella  noche  soñó  que  cientos de ranas solicitaban su vida a cambio.

A la mañana siguiente el monje estaba desolado pero, cuando volvió al  lugar, descubrió que solo había pisoteado una berenjena marchita. En aquél  mismo  instante  todo  su  desasosiego  se  desvaneció  y comprendió  por  primera vez el significado de la   frase: “El mundo objetivo no existe”. A  partir de ese incidente supo cómo practicar Zen.

El Zen innato

¿Por  qué  no  percibes  tu  verdadera  naturaleza  cuando  se  trata  de  algo  innato en ti? El budismo no propone nada extraño, sólo intenta alcanzar lo  esencial.

Nuestra enseñanza no pretende eliminar los ensueños, reprimir el cuerpo  y la mente y cerrar los ojos. El Zen no es eso.

Observa tu estado actual. ¿Cuál es su razón de ser? ¿Qué es lo que te  confunde?

La discriminación y la no discriminación

Debes ser consciente de la mente no discriminativa sin prescindir de la  mente discriminativa y de lo que no puede ser percibido sin renunciar a la  percepción.


La independencia

¿Qué  buscas  en  los    “Centros  Zen”    Soluciona  tus  problemas  sin  escuchar lo que digan los demás.

¿Quién eres tú?

Dirige tu mirada hacia ti mismo. Observa la mente que piensa. ¿Quién  está pensando?

La racionalización

Si   racionalizas   te   resultará   imposible   comprender   el   Zen.   Para  comprenderlo debes interrumpir toda conceptualización.

Hay quienes escuchan esto y dicen que no hay nada más que añadir y  que tampoco existe motivo alguno para decir nada sin percatarse de que,  cuando hablan así,  ya están cayendo en la conceptualización.

Dar vueltas

¿Por  qué  no  puedes  comprender  tu  mente?   Transformar  a  “tu  propia  mente”  en  un  cliché  y  tratar luego  de  servirte  de  él  para  alcanzar  la  realización es como atar una cuerda al extremo del poste y comenzar a dar  vueltas en torno a él.

El reconocimiento

La  iluminación  se  parece  a  tropezar  con  tu  padre  en  la  ciudad  tras  permanecer varios años alejado de casa. En cuanto lo ves, lo reconoces de  inmediato sin necesidad de preguntarle a nadie de quien se trata.

La percepción Zen

Sólo podrás considerarte un verdadero adepto cuando percibas antes de  que  aparezca  el  menor  indicio, antes  de  ponerte  a  pensar,  antes  de  que  emerjan las ideas.

Dar un paso atrás

Para observar debes dar un paso atrás.  Pero ¿cómo puedes hacerlo? No  se  trata  de  que  lo  descuides todo  y  te  sientes  a  meditar,  sojuzgando  el  cuerpo y la mente hasta convertirlos en algo tan estéril como la tierra y la  madera.

Si das un paso atrás comprenderás las máximas y los relatos que antes te  parecían  incomprensibles.  Da  un  paso  atrás  y  descubre  por  ti  mismo  la  causa de tu ignorancia.

La duda y la certeza

Para comprender el Zen debes interrogarte en profundidad. Cuando lo  hagas, la sabiduría trascendente brotará desde lo más profundo de tu ser.

Tú mismo

En cierta ocasión un monje estaba bajando las escaleras cuando escuchó  la llamada de un anciano maestro. Cuando el monje se volvió, el maestro le  dijo:  “Desde  el  momento  del  nacimiento  hasta  el  instante  de tu  muerte  nunca dejarás de ser tú mismo ¿por qué, entonces, vuelves la cabeza y te  alarmas?”

En aquel mismo momento el monje comprendió el  Zen.

¿Qué significa “no dejar nunca de ser uno mismo desde el momento del  nacimiento  hasta  el  instante  de  la muerte”?    ¿Quién  eres  tú?    Apenas  aparezca la menor intención de descubrit quién eres, no podrás conseguirlo.  Es difícil verse a uno mismo. Muy difícil.

Hoy  en  día  la  gente  responde  a  esta  pregunta  diciendo:  “Yo  soy  yo,  ¿quién  iba  a  ser  si  no?”   ¿Pero  qué  tipo  de  comprensión  es  ésa?  Si  tu  también  respondes  de  esa  manera,  ¿cómo  interpretas entonces  la  frase  “desde el momento del nacimiento hasta el instante de la muerte”? ¿Cómo  puedes estar seguro de saber quién eres?

El Zen personalista

La  gente  de  hoy  en  día  es  tan  inconstante  como  la  de  antaño  y  sus  capacidades  son  igualmente variables.  La  comprensión  intelectual  y  las  interpretaciones parciales de las palabras de los patriarcas los mantienen en  ese estado.

La confusión

Los  maestros  de  la  antigüedad  eran  tan  compasivos  que  decían:  “La  acción  es  la  actividad  del Buda.  Cuando  nos  sentamos  somos  el  Buda  sedente.  Los  fenómenos  son  la  enseñanza  del  Buda. Los  sonidos  son  la  palabra del Buda”. Sin embargo, es un error pensar que todos los sonidos  reflejan  la voz  de  la  iluminación  o  que  todas  las  formas  evidencianla  imagen de la iluminación.

La  fijación

Si te aferras un sólo instante al reconocimiento de que   “esto es eso”,  quedarás cautivo de pies y manos sin posibilidad alguna de moverte.

En   cuanto   se   produzca   este   reconocimiento   habrás   perdido   la  perspectiva correcta. Si no te aferras a él, todavía puedes salvarte.

Esto es parecido a construir un bote y equiparlo para emprender un largo  viaje en busca de un tesoro lejano. Si no levas el ancla seguirás junto a la  orilla por más que remes hasta extenuarte y aunque sientas que la barca se  mece sobre las olas, no te moverás una sola pulgada.

Conócete a ti mismo

Yo aconsejo a las personas que traten de conocerse a sí mismas. Hay  quienes   creen   que   ésta   es   una tarea   sencilla,   aplicable   tan   sólo   a  principiantes.  Pero  reflexiona  con  cuidado  y  pregúntate tranquilamente  a  qué le llamas “yo”.

Mala aplicación

El budismo es una enseñanza que permite economizar energía, pero los   seres   humanos   no   dejan   de   inventar   excusas   para   seguir   sufriendo.  Conscientes  de  esta  dificultad,  los  antiguos  maestros
recomendaron  la  meditación  silente.  Éste  era  un  buen  consejo.  Sin  embargo,  la  gente  ha  olvidado 
lo  que  querían  decir  los  maestros  y  se  limita  a  cerrar  los   ojos,  reprimir  el  cuerpo  y  la  mente  y  a sentarse  como  fardos  esperando  que  llegue la iluminación. ¡Qué insensatez!

La escencia del Zen
Versión Thomas  Cleary