Enseñando sin enseñar a nadie


Preparar métodos de enseñanza es inevitablemente un recurso; en términos de lo esencial, no hay nada a que ajustarse. Por lo tanto el sutra continúa con una sección sobre la enseñanza sin enseñar a nadie.
“¿Qué piensas Subhuti? No debes decir que el Realizado tiene el pensamiento: ‘Debo liberar a los seres’. Subhuti, no pienses esto. ¿Por qué? Porque realmente no hay seres para que el Realizado libere. Si hubiera seres para que el Realizado liberara, entonces el Realizado tendría yo, persona, ser y el que vive la vida.”
Subhuti imagina que el Realizado tiene el sentido de liberar a los seres; para terminar esta suposición de Subhuti, el Buda le dice que él no tiene ese pensamiento. Todos los seres son ellos mismos originalmente Budas; si dices que el Realizado libera los seres para que ellos lleguen a ser budas, entonces esto es una declaración falsa. Siendo una declaración falsa, eso sería estar refiriéndose al yo, a la persona, al ser y al que vive la vida. Esto es con el propósito de terminar el sentido del ‘mí’ y de lo ‘mío’. Aunque todos los seres tienen la naturaleza búdica, si no es por la enseñanza de los budas, ellos no tendrían forma de realizarla; ¿cómo pueden ellos cultivar la práctica que los capacite a lograr la budeidad?
“Subhuti, el Realizado dice que teniendo el yo no es teniendo el yo, sin embargo las personas ordinarias piensan que tienen el yo. Subhuti, el Realizado dice que las personas ordinarias no son personas ordinarias, ellos son llamados personas ordinarias.”
El yo que al que el Realizado se refiere, existe en el yo inherentemente puro de la eternidad, la bienaventuranza, el Yo y la pureza, y no es el mismo que el yo irreal egoísta, encolerizado, ignorante y falso de las personas ordinarias. Por lo tanto él dice que las personas ordinarias piensan que ellos tienen un yo. Aquellos que tienen yo y persona son las personas ordinarias. Aquellos cuyas mentes tienen fluctuación son personas ordinarias, mientras que aquellos que sus mentes no tienen fluctuación no son personas ordinarias. Aquellos que no realizan la perfección de la sabiduría son personas ordinarias; si ellos realizan la perfección de la sabiduría, entonces ellos no son personas ordinarias. Aquellos que tienen sujeto y objeto en la mente son personas ordinarias, mientras que aquellos que no tienen sujeto ni objeto en la mente no son personas ordinarias.

Hui Neng – Comentario sobre el sutra del Diamante, capítulo 26

No podré morir jamás



Los Inmortales humanos y los adeptos del Tao
niegan la existencia de los dioses.
Acumulad vuestra esencia, amontonad vuestro aliento :
os convertiréis en reales.

Todos los hombres comen cereales
cediendo a los cinco sabores.
Sólo yo me alimento de los alientos
yin y yang de la armonía suprema.

No podré morir jamás,
como el cielo interminable.


En El libro del Patio Amarillo


Envuélvete en una vida oscura



Envuélvete en una vida oscura: el grano que germina
antes de sembrarlo no llega a madurar.

Nada mejor para el corazón que una soledad que le de
paso al reino de la meditación.

¿Cómo recibe iluminación el corazón
en cuyo espejo se refleja la imagen de las criaturas?
¿O cómo vuela hacia Allah encadenado a las pasiones?
¿Puede acaso querer entrar en presencia de Allah
quien primero no se ha purificado de sus vicios?
¿O anhelar la íntima comprensión de los misterios
quien no se ha arrepentido de sus menores caídas?

Tiniebla es el mundo entero, que sólo lo ilumina
la manifestación de Allah.
Quien, al contemplar el mundo, no vea a Allah en él
o cerca de él o antes o después de él, aún carece de luz.
Para él los astros del conocimiento están cubiertos
por las nubes de lo creado.

Esta es la prueba de Su omnipotencia: de ti se oculta
tras de lo que carece de ser junto a El.
¿Es, si no, concebible que una cosa pudiera velar
a Quien desvela todas las cosas
y Se desvela por todas las cosas y en todas las cosas?.
A quien Se desvela para todas las cosas
¿como podría velarle una cosa?
¿Y por qué crees que sería velado?
¡Si está más manifiesto que cualquier cosa!
El es el Unico y nada existe con El:
¿qué podría velarlo?
De ti está más cerca que cualquier cosa:
¿cual de ellas crees que Le podría velar?
¡Ninguna existe sin El!
¡Oh misterio de que el Ser aparezca en la nada
y lo temporal subsista con Aquél que tiene por atributo
la eternidad!


Ahmad Ibn Ata'Illah
Kitab al-Hikam, capítulo 2

Milagro y acción maravillosa del Iluminado


Pregunta.– ¿Tiene necesariamente aquel que ha llegado al Dharma el poder de hacer milagros o acciones prodigiosas?.

Respuesta.– Malos y heterodoxos, que sin embargo no conocen el Dharma del Buddha, hacen también milagros. Uno no puede llamar « hombre que ha llegado al Dharma » a aquel que tiene el poder del milagro. Inclusive si alguien, llegado al grado del Arhat, tal un discípulo del Buddha, ha obtenido los tres esclarecimientos [es decir, conocer claramente la causalidad del pasado, adivinar bien lo que va a ocurrir y tener una visión justa del presente] y los seis milagros, si no conoce todavía la teoría del Dharma del Mahâyâna, uno no puede llamarle « hombre que ha llegado al Dharma ». Por muchos milagros y acciones prodigiosas que hagan los tres sabios y los diez santos según el grado que han alcanzado, uno no puede llamarles « hombres que han llegado al Dharma ». Los seis milagros son: 1º) Clarividencia: uno ve distinta y claramente más allá de las montañas y de los ríos. 2º) Oído: uno oye las voces inclusive más allá de las montañas y de los ríos. 3º) Telepatía: uno comprende claramente los pensamientos de los demás. 4º) Vista: uno no olvida los aconteceres de las vidas anteriores. 5º) Aeronautismo: uno vuela libremente. 6º) Pérdidas agotadas: uno ha arrancado todas las pasiones. Aunque una sola palabra designa cada uno de los seis milagros, no tienen el mismo grado sea en superioridad sea en inferioridad en aquellos que tienen el poder correspondiente. Inclusive si Malos y heterodoxos obtienen, el espacio de una mañana, el poder de cinco milagros, no pueden obtener sin embargo el agotamiento de las pérdidas. Acaban, por lo tanto, por perder su fuerza milagrosa y no pueden escapar a la transmigración. Aunque aquellos que han llegado al grado de Arhat hayan obtenido el agotamiento de las pérdidas, porque han arrancado las pasiones del triple mundo, eso no es todavía el agotamiento verdadero de las pérdidas, pues todavía no han desraizado la Insciencia. Ni siquiera los tres sabios y los diez santos han podido agotar todavía la Insciencia.

Un Antiguo ha dicho: « Inclusive si uno tiene el poder de los seis milagros, uno debe saber que hay todavía otro Milagro... ». Ignorantes y santos están provistos en el fondo de « otro Milagro » que no podría aumentar ni disminuir y que no tiene ni superior ni inferior. Todos los milagros, acciones maravillosas y vista, oído, percepción, conocimiento y marcha son sin excepción el poder benefactor de ese « Milagro ». Sin embargo, el ignorante no sabe que usa de él cotidianamente y busca un milagro mundano en el exterior. Es para mostrar que ese Milagro se encuentra bajo nuestros pies por lo que el seglar P’ang cantaba: « ¡Qué milagro y acción maravillosa son el transporte del agua y de las malezas! ». Un Antiguo ha dicho: « Cada quién está provisto de la Luz espiritual » y cuando se lee en el Sûtra del Despertar Completo: « Extasis del Reservorio de la Gran Luz » se trata también de la Luz espiritual de la cual cada ser vivo esta provisto en el fondo. Lo que se llama Luz del Cuerpo, Luz de la Sabiduría, Luz de la Penetración de los Buddhas ha nacido también de este Resevorio de la Gran Luz. Además, la distinción que hace el ignorante entre Este y Oeste, negro y blanco es enteramente acción maravillosa de esta Luz Espiritual. Aquellos que son pueriles, olvidados de esta Luz del fondo, buscan una luz mundana en el exterior. Si uno no conoce esta Luz espiritual, aún cuando luces inmensurables irradien de nuestro cuerpo, no diferirán de la luz de la luciérnaga. En consecuencia, los dioses mismos llegan también a encrucijadas obscuras a pesar de su luz. Aunque cada uno de los Arhats que tienen una madurez extrema y cada uno de los bodhisattvas situados por encima de la primera Tierra, irradian una luz, todavía no han salido de la esfera de la Insciencia. Todo eso a causa de que han olvidado el Gran Milagro y Gran Luz del Fondo, embrujados como están por pequeños milagros y pequeñas luces. ¡Por lo tanto, es menester que el estudiante del Mahâyâna tenga confianza primero en la Gran Luz y en el Gran Milagro del Fondo!. Si lo comprende bien, el encadenamiento de múltiples vidas no le será un obstáculo, pues la Insciencia de kalpas remitimos será enteramente agotada. En ese momento, quebrará por primera vez el extravío obscuro de los seres vivos, de él radiará una luz sin límite, y pondrá fin a las opiniones falsas del Malo y de la heterodoxia, gracias a la vasta acción divina que desplegará.

Muso (1275 – 1351)
Diálogos en el sueño, 59

La Natividad de María



Prefacio

El suave requerimiento que me dirigís reclama de mí un trabajo relativamente fácil, pero penoso en grado sumo, por las cuidadosas precauciones que hay que tomar contra el error. Me pedís, en efecto, que ponga por escrito lo que haya encontrado en diversas fuentes sobre la vida y la natividad de la bienaventurada Virgen María hasta su incomparable parto y hasta los primeros momentos del Cristo, empresa poco difícil de ejecutar, pero singularmente presuntuosa, como os digo, por los peligros a que expone a la verdad. Porque lo que de mí exigís, hoy que las canas blanquean mi cabeza, lo he leído, sabedlo, cuando era joven, en un librito que cayó en mis manos. Ciertamente, después de ese lapso, colmado por otras preocupaciones nada triviales, ha podido muy bien suceder que varios rasgos se hayan escapado de mi memoria. Por ende, si accedo a vuestra súplica, habría injusticia en acusarme de haber querido suprimir, añadir o cambiar un ápice de la historia. Si esto ocurriese, y no lo niego, sería, a lo menos, cosa independiente de mi voluntad. En estas condiciones, y en éstas solamente, satisfago vuestros deseos y la curiosidad de los lectores, previniéndoos, empero, tanto a vosotros como a ellos, que el susodicho opúsculo, si no me es infiel la memoria, comenzaba por el siguiente prefacio, que recuerdo, a lo menos en su sentido.

María y sus padres

1.Sabemos que la bienaventurada y gloriosa María siempre virgen, salida del tronco real de la familia de David, nació en la ciudad de Nazareth, y fue educada en Jerusalén, en el templo del Señor. Su padre se llamaba Joaquín, y su madre Ana. Su familia paterna era de Galilea, de la ciudad de Nazareth, y su familia materna era de Bethlehem.

2. Y la vida de ambos esposos era sencilla y santa ante Dios, y piadosa e irreprensible ante los hombres. Todos sus bienes, en efecto, los habían dividido en tres partes, consagrando la primera al templo y a sus servidores, distribuyendo la segunda entre los pobres y los peregrinos, y reservándose la tercera para sí mismo y para los menesteres de su hogar.

3. Y de esta manera, amados por Dios y buenos para los hombres, habían vivido durante cerca de veinte años en un casto connubio, sin tener descendencia. No obstante, habían hecho voto, si por acaso Dios les daba un hijo, de consagrarlo al servicio del Señor. Y, así, cada año, acostumbraban, en los días festivos, a ir, piadosos, al templo.

Maldición de Joaquín por Isachar

II 1.Y, como se aproximase la fiesta de la Dedicación, Joaquín, con algunos de sus compatriotas, subió a Jerusalén. Y, en aquella época, Isachar era Gran Sacerdote. Y, habiendo visto a Joaquín con su ofrenda, en medio de sus conciudadanos, lo miró con desprecio, y desdeñé sus presentes, preguntándole por qué él, que no tenía hijos, se atrevía a estar entre los que eran fecundos. Y le advirtió que, habiéndolo Dios juzgado indigno de posteridad, no podían serle aceptos sus presentes, por cuanto la Escritura dice: Maldito sea quien no engendre hijos en Israel. Y lo conminó para que se librase de esta maldición, creando una progenitura, porque sólo entonces le sería lícito acercarse, con sus ofrendas, a la presencia del Señor.

2. Y este reproche que se le lanzaba cubrió de extremo oprobio a Joaquín, el cual se retiró al sitio en que estaban sus pastores con sus rebaños. Y no quiso volver a su casa, temiendo sufrir los mismos reproches de sus comarcanos, que habían asistido a la escena, y que habían oído al Gran Sacerdote.

Aparición de un ángel a Joaquín

III 1. Y permanecía allí desde hacía algún tiempo, cuando, cierto día que estaba solo, le apareció un ángel del Señor, rodeado de una gran luz. Y, a su vista, Joaquín quedó turbado. Pero el ángel apaciguó su turbación, diciéndole: No temas, Joaquín, ni te turbe mi vista, porque soy un ángel del Señor, enviado por Él a ti, para anunciarte que tus súplicas han sido escuchadas, y que tus limosnas han subido a su presencia. Ha visto tu oprobio, y ha considerado el reproche de esterilidad que sin razón se te ha dirigido. Porque Dios es vengador del pecado, mas no de la naturaleza. Y, cuando cierra una matriz, lo hace para abrirla después de una manera más admirable, y para que se sepa que lo que nace así no es fruto de la pasión, sino presente de la Providencia.

2. La primera madre de vuestra nación, Sara, permaneció estéril hasta los ochenta años, a pesar de lo cual, en los últimos días de su vejez, dio a luz a Isaac, en quien le había sido prometido que serían benditas todas las naciones. Asimismo Raquel, tan agradable a Dios y tan amada por Jacob, permaneció estéril durante mucho tiempo, y, no obstante, parió a José, que fue no solamente el dueño de Egipto, sino el salvador de numerosos pueblos que iban a morir de hambre. ¿Quién, entre los jueces, más fuerte que Sansón y más santo que Samuel? Y, sin embargo, ambos a dos tuvieron por madres a mujeres por mucho tiempo estériles. Si, pues, la razón no te persuade por mi boca, cree a lo menos que las concepciones dilatadamente diferidas y los partos tardíos son de ordinario los más portentosos.

3. Así, tu esposa Ana te parirá una niña, y la llamarás María. Y, conforme a vuestro voto, se consagrará al Señor desde su niñez, y estará llena del Espíritu Santo desde el vientre de su madre. Y no comerá ni beberá nada impuro, ni vivirá en medio de las agitaciones populares del exterior, sino en el templo, a fin de que no pueda enterarse, ni aun por sospecha, de nada de lo que existe de vergonzoso en el mundo. Y, con el curso de la edad, bien como ella nació milagrosamente de una mujer estéril, de igual modo, por un prodigio incomparable y permaneciendo virgen, traerá al mundo al hijo del Altísimo, que será llamado Jesús o salvador de todas las naciones, conforme a la etimología de su nombre.

4. Y he aquí el signo de la verdad de las cosas que te anuncio. Cuando llegues a la Puerta Dorada de Jerusalén, encontrarás a Ana tu esposa, la cual, inquieta hasta hoy por tu retardo, se regocijará sobremanera, al volver a verte. Y, dicho esto, el ángel se separó de Joaquín.


Aparición de un ángel a Ana

IV 1. Y después apareció a Ana su esposa, diciéndole: No temas, Ana, ni imagines que es un fantasma lo que ves. Yo soy el ángel que ha llevado vuestras oraciones y vuestras limosnas a la presencia de Dios, y que ahora he sido enviado a vosotros para anunciaros el nacimiento de una hija, que se llamará María, y que será bendita entre todas las mujeres. Llena de la gracia del Señor desde el instante de su nacimiento, permanecerá en la casa paterna durante los tres años de su lactancia. Después, consagrada al servicio del Altísimo, no se apartará del templo hasta la edad de la discreción. Y allí, sirviendo a Dios día y noche con ayunos y con plegarias, se abstendrá de todo lo que es impuro, y no conocerá varón jamás, manteniéndose sin tacha, sin corrupción, sin unión con hombre alguno. Empero, virgen, parirá un hijo, y, sierva, parirá a su Señor, el que será por gracia, por título, por acción, el salvador del mundo.

2. Así, pues, levántate, sube a Jerusalén, y, cuando llegues a la llamada Puerta Dorada, allí, a manera de signo, encontrarás a tu esposo, sobre cuyo paradero anda inquieta tu alma. Y, cuando hayan sucedido estas cosas, lo que yo te anuncio se cumplirá al pie de la letra.


Nacimiento de María

1. Y, obedeciendo al mandato del ángel, ambos esposos, abandonando uno y otro los parajes respectivos en que estaban, subieron a Jerusalén. Y, al llegar al lugar designado por el oráculo del ángel, se encontraron mutuamente. Entonces, gozosos de volver a encontrarse, y poseídos de confianza en la verdad de la promesa de que tendrían descendencia, rindieron acción de gracias bien debidas al Señor, que exalta a los humildes.

2. Y, habiendo adorado al Altísimo, regresaron a su casa, y, llenos de júbilo, esperaron la realización de la divina promesa. Y Ana concibió y parió una hija, y, conforme a la orden del ángel, sus padres le pusieron por nombre María.


Presentación de María en el templo

VI 1. Transcurridos tres años y terminado el tiempo de la lactancia, llevaron a la Virgen con ofrendas al templo del Señor. Y había alrededor del templo, según el número de los salmos graduales, quince gradas que subir. Porque, estando el templo situado sobre una altura, sólo por gradas era accesible el altar de los holocaustos, que estaba situado en el exterior.

2. Y sobre la primera de aquellas gradas colocaron los padres a la bienaventurada Maña, todavía muy pequeña. Y, en tanto que ellos se quitaban los vestidos de viaje, para ponerse, siguiendo la costumbre, trajes más bellos y más propios de la ceremonia, la Virgen del Señor subió todas las gradas, sin mano alguna que la condujese, de tal suerte que todos pensaron que no le faltaba nada, a lo menos en aquella circunstancia, de la perfección de la edad. Es que el Señor, en la infancia misma de la Virgen, operaba ya grandes cosas, y mostraba por aquel milagro lo que sería un día.

3. Y, después de haber celebrado un sacrificio conforme al uso de la ley, dejaron allí a la Virgen, para ser educada en el recinto del templo, con las demás vírgenes. Y ellos regresaron a su casa.


Negativa de la virgen a contraer matrimonio ordinario

VII 1. Y la Virgen del Señor, a la vez que en edad, crecía igualmente en virtud, y, según la palabra del salmista, su padre y su madre la habían abandonado, pero Dios la había recogido. A diario, en efecto, era visitada por los ángeles, y a diario gozaba de la visión divina, que la libraba de todo mal, y que la hacía abundar en toda especie de bienes. Así llegó a los catorce años, y, no solamente los malos no podían encontrar en ella nada reprensible, sino que todos los buenos que la conocían juzgaban su vida y su conducta dignas de admiración.

2. Entonces el Gran Sacerdote anunció en público que todas las vírgenes que habían sido educadas en el templo, y que tenían catorce años, debían volver a sus hogares, y casarse, conforme a la costumbre de su nación y a la madurez de su edad. Todas las vírgenes obedecieron con premura esta orden. Sólo María, la Virgen del Señor, declaró que no podía hacerlo. Como sus padres la habían consagrado primero a Dios, y ella después había ofrendado su virginidad al Señor, no quería violar este voto, para unirse a un hombre, fuese el que fuese. El Gran Sacerdote quedó sumido en la mayor perplejidad. Él sabía que no era lícito violar un voto contra el mandato de la Escritura, que dice: Haced votos, y cumplidlos. Mas, por otra parte, no le placía introducir un uso extraño a la nación. Ordenó, pues, que, en la fiesta próxima, se reuniesen los notables de Jerusalén y de los lugares vecinos, por cuyo consejo podría saber cómo le convendría obrar en una causa tan incierta.

3. Y así se hizo, y fue común parecer que había que consultar sobre ese punto a Dios. Y, mientras todos se entregaban a la oración, el Gran Sacerdote avanzó para consultar al Señor, según la costumbre. Y, a poco, una voz, que todos oyeron, salió del oráculo y del lugar del propiciatorio. Y esa voz afirmaba que, de acuerdo con la profecía de Isaías, debía buscarse a quien debía desposar y guardar aquella virgen. Porque es bien sabido que Isaías vaticinó: Y saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el espíritu del Señor, espíritu de inteligencia y de sabiduría, espíritu de fortaleza y de consejo, espíritu de conocimiento y de temor del Altísimo.

4. Y, conforme a esta profecía, el Gran Sacerdote ordenó que todos los hombres de la casa y de la familia de David, aptos para el matrimonio y no casados, llevasen cada uno su vara al altar, y que debía ser confiada y casada la virgen con aquel cuya vara produjera flores, y en la extremidad de cuya vara reposase el espíritu del Señor en forma de paloma.


Recae en José la elección de esposo para la Virgen

VIII 1. Y había, entre otros, un hombre de la casa y de la familia de David, llamado José y ya avanzado en edad. Y, al paso que todos fueron ordenadamente a llevar sus varas, él omitió llevar la suya. Y, como nada apareció que correspondiese al oráculo divino, el Gran Sacerdote pensó que había que consultar de nuevo al Señor. El cual respondió que, de todos los que habían sido designados, sólo el que no había llevado su vara, era aquel con quien debía casarse la Virgen. José fue así descubierto. Y, cuando hubo llevado su vara, y en su extremidad reposé una paloma venida del cielo, todos convinieron en que a él le pertenecía el derecho de desposar con María.

2. Y, una vez celebrados los desposorios, se retiró a Bethlehem, su patria, para disponer su casa, y preparar todo lo necesario para las nupcias. Cuanto a María, la Virgen del Señor, volvió a Galilea, a casa de sus padres, con otras siete vírgenes de su edad y educadas con ella, que le había dado el Gran Sacerdote.


Revelación hecha por un ángel a la Virgen

IX 1. Y, en aquellos días, es decir, desde los primeros tiempos de su llegada a Galilea, el ángel Gabriel fue enviado a ella por Dios, para anunciarle que concebiría al Señor, y para exponerle la manera y el orden según el cual las cosas pasarían. Y, entrando en su casa, inundando con gran luz la habitación en que se encontraba, y saludándola muy graciosamente, le dijo: Salve María, virgen muy agradable a Dios, virgen llena de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, bendita eres por encima de todos los hombres que hasta el presente han nacido.

2. Y María, que conocía ya bien las fisonomías angélicas, y que estaba habituada a recibir la luz celeste, no se amedrentó ante la visión del enviado divino, ni quedó estupefacta ante aquella luz. Únicamente la palabra del ángel la turbó en extremo. Y se puso a reflexionar sobre lo que podía significar una salutación tan insólita, sobre lo que presagiaba, sobre el fin que tenía. Y el ángel divinamente inspirado previno estas dudas, diciéndole: No temas, María, que mi salutación oculte algo contrario a tu castidad. Has encontrado gracia ante el Señor, por haber escogido el camino de la pureza, y, permaneciendo virgen, concebirás sin pecado, y parirás un hijo.

3. Y él será grande, porque dominará de un mar a otro, y hasta las extremidades de la tierra. Y será llamado hijo del Altísimo, porque, naciendo en la humildad, reinará en las alturas de los cielos. Y el Señor Dios le dará el trono de David su padre, y prevalecerá eternamente en la casa de Jacob, y su poder no tendrá fin. Es, en efecto, rey de reyes y señor de los señores, y su trono durará por los siglos de los siglos.

4. Y, a estas palabras del ángel, la Virgen, no por incredulidad, sino por no saber la manera como el misterio se cumpliría, repuso: ¿Cómo eso ha de ocurrir? Puesto que, según mi voto, no conozco varón, ¿cómo podré dar a luz, a pesar de ello? Y el ángel le dijo: No pienses, María, que concebirás al modo humano. Sin unión con hombre alguno, virgen concebirás, virgen parirás, virgen amamantarás. Porque el Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra contra todos los ardores de la pasión. El que de ti saldrá, por cuanto ha de nacer sin pecado, será el único santo y el único merecedor del nombre de hijo de Dios. Entonces, María, con las manos extendidas y los ojos elevados al cielo, dijo: He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra.

5. Sería quizá demasiado largo, y para muchos enojoso, insertar en este opúsculo todos los sucesos que, conforme a nuestros textos, precedieron y siguieron a la natividad de Nuestro Señor. Omitiendo, pues, lo que está suficientemente referido en el Evangelio, pasemos a la narración de lo que allí aparece menos detallado.


Revelación hecha por un ángel a José

1.Habiendo ido José de Judea a Galilea, tenía la intención de tomar por esposa a la virgen que le había sido confiada. Porque, desde el día de los desposorios, habían transcurrido ya tres meses, y había comenzado el cuarto. Y, en el intervalo, el vientre de la Virgen se había hinchado, hasta el punto de manifestar su embarazo, cosa que no pudo escapar a José, quien, según la costumbre de los desposados, entraba más libremente a ver a María, y conversaba más familiarmente con ella, por lo que descubrió su estado. Y comenzó a agitarse y a turbarse, ignorando lo que le sería preferible hacer. Como hombre justo, no quería entregarla, y, como hombre piadoso, no quería infamarla, haciendo recaer sobre ella sospecha de fornicación. Pensó, pues, en disolver secretamente su matrimonio, y en devolverla secretamente.

2. Y, estando en estas cavilaciones, he aquí que un ángel del Señor le apareció en sueños, y le dijo: José, hijo de David, no temas, ni imagines que hay en la virgen nada de vergonzoso, porque lo que ha nacido en ella, y que hoy angustia tu corazón, no es obra de un hombre, sino del Espíritu Santo. Entre todas las mujeres, sólo ella, permaneciendo virgen, traerá el hijo de Dios al mundo, Y darás a este hijo el nombre de Jesús, es decir, Salvador, porque salvará a su pueblo de sus pecados.

3. Y José, conforme a la orden del ángel, tomó a María por esposa. Mas no la conoció, sino que la guardó en castidad. Y, llegado el final del noveno mes del embarazo, José, tomando consigo a la Virgen y a las demás cosas que le eran necesarias, partió para la ciudad de Bethlehem, de donde era oriundo. Y sucedió que, durante su estancia en aquel lugar, sobrevino el tiempo del parto de María, la cual trajo al mundo, como los evangelistas nos han enseñado, a su hijo primogénito, Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina, con el Padre y con el Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos.


Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Edmundo González Blanco



La Fiesta traída por la Encarnación Emanada


En esto, el venerable Shariputra pensó para sí: "Si estos grandes bodhisattvas no se levantan antes del mediodía, ¿cuándo van a comer?"

El Licchavi Vimalakirti, conociendo telepáticamente el pensamiento del venerable Shariputra, le dijo:

"Reverendo Shariputra, el Tathagata ha enseñado las ocho liberaciones. Debes concentrarte en esas liberaciones, escuchando el Dharma con una mente libre de preocupaciones por las cosas materiales. Espera un minuto, reverendo Shariputra, y comerás una comida tal como nunca antes has probado".

Entonces, el Licchavi Vimalakirti se estableció en tal concentración y practicó un hecho milagroso tal que aquellos bodhisattvas y aquellos grandes discípulos fueron capaces de ver el universo llamado Sarvagandhasugandha, el cual está localizado en la dirección del cenit, más allá de tantos campos de Buddha como arenas hay en los cuarenta y dos ríos Ganges. Allí reside, vive y se manifiesta el Tathagata llamado Sugandhakuta. En ese universo, los árboles emiten una fragancia que sobrepasa por lejos todas las fragancias, humanas y divinas, de todos los campos de Buddha de las diez direcciones. En aquel universo, incluso los nombres "discípulo" y "sabio solitario" no existen, y el Tathagata Sugandhakuta enseña el Dharma a una reunión de bodhisattvas solamente. En ese universo, todas las casas, las avenidas, los parques y los palacios están hechos de varios perfumes, y la fragancia del alimento comido por aquellos bodhisattvas penetra universos inconmensurables. En ese momento, el Tathagata Sugandhakuta se sentó con sus bodhisattvas a comer esa comida, y las deidades llamadas Gandhavyuhahara, quienes estaban dedicados todos al Mahayana, sirvieron y atendieron al Buddha y a sus bodhisattvas. Cada uno en la reunión en la casa de Vimalakirti era capaz de ver claramente ese universo donde el Tathagata Suganhakuta y sus bodhisattvas estaban tomando su comida. El Licchavi Vimalakirti se dirigió a la asamblea entera de bodhisattvas: "Buenos señores,¿ hay entre ustedes alguno a quien le gustaría ir a aquel campo de Buddha a traer algo de comida?"

Pero, contenidos por el poder supernatural de Manjusri, ninguno de ellos se ofreció a ir.

El Licchavi Vimalakirti dijo al príncipe coronado Manjusri: "Manjusri, ¿no estás avergonzado de tal asamblea?"

Manjusri respondió: "Noble señor, no declaró el Tathagata "aquellos que son menos educados ¿no deben ser despreciados?"

Entonces el Licchavi Vimalakirti, sin levantarse de su diván, mágicamente emanó un bodhisattva-encarnación, cuyo cuerpo era de color dorado, adornado con los signos y marcas auspiciosas, y de tal apariencia que eclipsó a toda la asamblea. El Licchavi Vimalakirti se dirigió a aquel bodhisattva encarnado: "Noble hijo, ve en la dirección del cenit y cuando hayas cruzado

tantos campos de Buddha como arenas en los cuarenta y dos ríos Ganges, alcanzarás un universo llamado Sarvagandhasugandha, donde encontrarás al Tathagata Sugadahkuta tomando su comida. Ve a él y, habiéndote inclinado ante sus pies, hazle el siguiente pedido: "El Licchavi Vimalakirti se inclina cien mil veces a tus pies, Oh Señor, y pregunta por tu salud – si tienes algún pequeño problema, pequeña incomodidad, pequeña inquietud; si estás fuerte, bien, sin quejas, y viviendo en contacto con la suprema felicidad".

"Habiendo así preguntado sobre su salud, deberás pedirle: "Vimalakirti le pide al Señor que me dé los restos de su comida, con la cual él completará el trabajo de Buddha en el universo llamado Saha". (saha significa resistencia, y siempre se refiere a nuestro sistema de mundo actual). Así, aquellos seres vivos con aspiraciones inferiores serán inspirados con aspiraciones elevadas, y el buen nombre del Tathagata será celebrado ampliamente y lejos."

En eso, el bodhisattva encarnado dijo: "Muy bien!" al Licchavi Vimalakirti y obedeció sus instrucciones. A la vista de todos los bodhisattvas, él giró su rostro hacia arriba y se fue, y ellos no lo vieron más. Cuando él alcanzó el universo Sarvagandhasugandha, se inclinó ante los pies del Tathagata Sugandhakuta y dijo: "Señor, el bodhisattva Vimalakirti, inclinándose ante los pies del Señor, lo saluda, diciendo: "¿tiene usted algún problema, pequeña incomodidad, y pequeña inquietud? ¿Está usted fuerte, bien, sin quejas, y viviendo en contacto con la suprema felicidad?" Él luego le pidió, habiéndose inclinado cien mil veces a los pies del Señor: "pueda el Señor tener gracia y darme los restos de su comida para completar el trabajo de Buddha en el universo llamado Saha. Luego, aquellos seres vivos que aspiran a caminos inferiores puedan ganar la inteligencia para aspirar al gran Dharma del Buddha, y el nombre del Buddha será celebrado ampliamente y lejos".

En eso los bodhisattvas del campo de Buddha del Tathagata Sugandhakuta quedaron atónitos y preguntaron al Tathagata Sungandhakuta: "Señor, ¿dónde hay semejante gran ser como este? ¿Dónde está el universo Saha?¿Qué quiere decir él con "aquellos que aspiran a caminos inferiores?"

Habiendo sido así interrogado por aquellos bodhisattvas, el Tathagata Sugandhakuta dijo: "Nobles hijos, el universo Saha existe más allá de varios campos de Buddha en la dirección del nadir como tantas arenas hay en los cuarenta y dos ríos Ganges. Allí el Tathagata Shakyamuni enseña el Dharma a los seres vivos que aspiran a los caminos inferiores, en ese campo de Buddha manchado con las cinco corrupciones. Allí el bodhisattva Vimalakirti, quien vive en la liberación inconcebible, enseña el Dharma a los bodhisattvas. Él envía a este bodhisattva encarnación aquí para celebrar mi nombre, para mostrar las ventajas de este universo, y para incrementar las virtudes de aquellos bodhisattvas."

Los bodhisattvas exclamaron: "Cuán grande debe ser aquel bodhisattva si su encarnación mágica es así dotada con el poder supernatural, fuerza y no temeridad!"

El Tathagata dijo: "La grandeza de aquel bodhisattva es tal que él envía encarnaciones mágicas a todos los campos de Buddha de la diez direcciones, y todas esas encarnaciones completan el trabajo de Buddha para todos los seres vivos en todos aquellos campos de Buddha".

Entonces, el Tathagata Sungadhakuta virtió algo de su comida, impregnada con todos los perfumes, en un recipiente fragante y se lo dio al bodhisattva encarnación. Y los noventa millones de bodhisattvas de aquel universo fueron voluntariamente con él: "Señor, nosotros también quisiéramos ir a aquel universo Saha, para ver, honrar, y servir al Buddha Shakyamuni y ver a Vimalakirti y a aquellos bodhisattvas."

El Tathagata declaró: "Nobles hijos, vayan adelante si ustedes creen que es el momento correcto. Pero, temiendo que aquellos seres vivos se vuelvan locos e intoxicados, vayan sin sus perfumes. Y, temiendo que aquellos seres vivos del universo Saha se vuelvan celosos de ustedes, cambien sus cuerpos para esconder su belleza. Y con conciban ideas de contento o aversión para ese universo. ¿Por qué? Nobles hijos, un campo de Buddha es un campo de espacio puro, pero los señores Budddhas , para desarrollar a los seres vivos, no revelan todo de una vez el reino puro de Buddha".

Entonces el bodhisattva encarnación tomó el alimento y partió con los noventa millones de bodhisattvas y por el poder del Buddha y la operación supernatural de Vimalakirti, desapareció de aquel universo Sarvagandhasugandha y apareció de nuevo en la casa de Vimalakirti en una fracción de segundo. El Licchavi Vimalakirti creó noventa millones de tronos de león exactamente como aquellos que ya estaban allí, y los bodhisattvas se sentaron. Luego, el bodhisattva encarnación dio el recipiente lleno de comida a Vimalakirti, y la fragancia de aquella comida penetró enteramente la gran ciudad de Vaisali y su dulce perfume se esparció a través de cien universos.

En la ciudad de Vaisali, los Brahmanes, dueños de casa, y aun el Licchavi cacique Candracchattra, habiendo notado esta fragancia, quedaron asombrados y llenos de maravilla. Ellos estaban tan limpios en cuerpo y mente que fueron de una vez a la casa de Vimalakirti, junto con todos los ochenta y cuatro mil de los Licchavis. Viendo allí a los bodhisattvas sentados en los altos, amplios y hermosos tronos de león, fueron llenados de admiración y gran gozo. Todos ellos se inclinaron ante aquellos grandes discípulos y bodhisattvas y luego se sentaron a un lado. Y los dioses de la tierra, los dioses del mundo del deseo, y los dioses del mundo material, atraídos por el perfume, también llegaron a la casa de Vimalakirti. Entonces, el Licchavi Vimalakirti habló al anciano Shariputra y a los grandes discípulos: "reverendos, coman la comida del Tathagata! Es ambrosia perfumada por la gran compasión. Pero no fijen sus mentes en actitudes mentales estrechas, temiendo ser incapaces de recibir este regalo".

Pero algunos de los discípulos ya habían tenido el pensamiento: "¿Cómo puede tan gran multitud comer tan poca cantidad de comida?"

Entonces el bodhisattva encarnación dijo a aquellos discípulos: "No comparen, venerables, su propia sabiduría y méritos con la sabiduría y los méritos del Tathagata! ¿Por qué? Por ejemplo, los cuatro grandes océanos podrían secarse, pero esta comida nunca sería agotada. Si todos los seres vivos fueran a comer durante un eon una cantidad de esta comida igual al Monte Sumeru en tamaño, no sería agotada. ¿Por qué? Surgida de la moralidad inagotable, concentración y sabiduría, los restos de la comida del Tathagata contenidos en este recipiente no pueden ser agotados".

De hecho, la asamblea entera fue satisfecha por esa comida, y la comida no fue agotada del todo. Habiendo comido esa comida, surgió en los cuerpos de aquellos bodhisattvas, discípulos, Sakras, Bramas, Lokapalas, y otros seres vivos, bendición así como la bendición de los bodhisattvas del universo Sarvasukhamandita. Y de todos los poros de su piel emanó un perfume como aquel de los árboles que crecen en el universo Sarvagandhasugandha.

Entonces, el Licchavi Vimalakirti adrede se dirigió a aquellos bodhisattvas que habían venido del campo de Buddha del Señor Tathagata Sugandhakuta: Nobles señores, ¿cómo enseña el Tathagata Sugandhakuta su Dharma?"

Ellos respondieron: "El Tathagata no enseña el Dharma por medio de sonidos y lenguaje. Él disciplina a los bodhisattvas sólo por medio de perfumes. A los pies de cada árbol de perfume se sienta un bodhisattva, y los árboles emiten perfumes como este. Desde el momento en que ellos huelen ese perfume, los bodhisattvas obtienen la concentración llamada "fuente de todas las virtudes del bodhisattva". Desde el momento en que ellos obtienen esa concentración, todas las virtudes de los bodhisattvas son producidas en ellos".

Aquellos bodhisattvas entonces preguntaron al Licchavi Vimalakirti: "¿Cómo enseña el Dharma el Buddha Shakyamuni?"

Vimalakirti respondió: "Buenos señores, estos seres vivos aquí son difíciles de disciplinar. Por consiguiente, él les enseña con discursos apropiados para disciplinar a los salvajes e incivilizados. ¿Cómo disciplina él a los salvajes e incivilizados? ¿Qué discursos son apropiados? Aquí están:

"Esto es el infierno. Este es el mundo animal. Este es el mundo del señor de la muerte. Estas son las adversidades. Estos son los renacimientos con facultades estropeadas. Estos son malos actos físicos, y éstas son las retribuciones por los malos actos físicos.

Estos son malos actos verbales, y éstas son las retribuciones por los malos actos verbales. Estos son malos actos mentales, y éstas son las retribuciones por los malos actos mentales.

Esto es matar. Esto es robar. Esto es mala conducta sexual. Esto es mentir. Esto chismorrear. Esto es habla crítica. Esto es codicia. Esto es malicia. Esto es falsos puntos de vista. Estas son sus retribuciones. Esto es avaricia, y este es su efecto. Esto es inmoralidad. Esto es odio. Esto es pereza. Este es el fruto de la pereza. Esta es falsa sabiduría y este es el fruto de la falsa sabiduría. Estas son transgresiones de los preceptos. Este es el voto de la liberación personal. Esto debería ser hecho y aquello no debería ser hecho. Esto es propio y aquello debería ser abandonado. Esto es una oscuridad y aquello es sin oscuridad. Esto es pecado y aquello surge sobre el pecado. Este es el camino y aquel es el camino erróneo. Esto es virtud y aquello es el mal. Esto es culpabilidad y aquello es sin culpa. Esto es contaminado y aquello es sin mancha. Esto es mundano y aquello es trascendental. Esto es compuesto y aquello es no compuesto. Esto es pasión y aquello es purificación. Esto es vida y aquello es liberación."

"Así, por medio de estas variadas explicaciones del Dharma, el Buddha entrena las mentes de aquellos seres vivos que son exactamente como los caballos salvajes. Así como los caballos salvajes o los elefantes salvajes no serán domados a menos que el látigo los penetre hasta la médula, así los seres vivos que son salvajes y difíciles de civilizar son disciplinados por medio de discursos acerca de toda clase de miserias."

Los bodhisattvas dijeron: "Así es establecida la grandeza del Buddha Shakyamuni! Es maravilloso cómo, escondiendo su poder milagroso, él civiliza a los seres vivos salvajes que son pobres e inferiores. Y los bodhisattvas que se asientan en el campo de Buddha de tan intensos trabajos deben tener inconcebiblemente gran compasión!"

El Licchavi Vimalakirti declaró: "Así es esto, buenos señores! Es como ustedes dicen. La gran compasión de los bodhisattvas que reencarnan aquí es extremadamente firme. En una sola vida en este universo, ellos completan tanto beneficio para los seres vivos. Tanto beneficio para los seres vivos no podría ser completado en el universo Sarvagandhasugandha ni aun en cien mil eones. ¿Por qué? Buenos señores, en este universo Saha, hay diez prácticas virtuosas, las cuales no existen en ningún otro campo de Buddha. ¿Cuáles son esas diez? Aquí están: ganar al pobre por la generosidad; ganar al inmoral por la moralidad; ganar al odioso por medio de la tolerancia; ganar al perezoso por medio del esfuerzo; ganar al mentalmente perturbado por medio de la concentración; ganar al falso sabio por medio de la verdadera sabiduría; mostrar a aquellos que sufren por las ocho adversidades cómo levantarse sobre ellas; enseñar el Mahayana a aquellos de comportamiento de mente estrecha; ganar a aquellos que no han producido las raíces de virtud por medio de las raíces de virtud; y desarrollar a los seres vivos sin interrupción a través de los cuatro medios de unificación. Aquellos que se comprometen en esas diez prácticas virtuosas no existen en ningún otro campo de Buddha".

Nuevamente los bodhisattvas preguntaron: " ¿Cuántas cualidades debe tener un bodhisattva, para ir seguro e ileso a un campo de Buddha puro después de trasmigrar en la muerte desde este universo Saha?"

Vimalakirti respondió: "Después de transmigrar en la muerte desde este universo Saha, un bodhisattva debe tener ocho cualidades para alcanzar un campo de Buddha puro seguro e ileso. ¿Cuáles son las ocho? Él debe resolverse a sí mismo: "Debo beneficiar a todos los seres vivos, sin buscar ni siquiera el mínimo beneficio para mí. Debo soportar todas las miserias de todos los seres vivos y dar todas mis raíces acumuladas de virtud a todos los seres vivos. No debo tener resentimiento hacia ningún ser vivo. Debo regocijarme en todos los bodhisattvas como si fueran el Maestro. No debo descuidar ninguna enseñanza, ya sea que las hubiera escuchado o no anteriormente. Debo controlar mi mente, sin codiciar las ganancias de otros, y sin tener orgullo de las mías propias. Debo examinar mis propias faltas y no culpar a otros por sus faltas. Debo obtener placer en estar concientemente atento y debo emprender todas las virtudes."

"Si un bodhisattva tiene estas ocho cualidades, cuando él trasmigre en la muerte desde este universo Saha, él irá seguro e ileso a un campo de Buddha puro."

Cuando el Licchavi Vimalakirti y el príncipe coronado Manjusri vieron así enseñado el Dharma a la multitud reunida allí, cien mil seres vivos concibieron el espíritu de Anuttara Samyak Sambodhi, y diez mil bodhisattvas obtuvieron la tolerancia del no nacimiento de las cosas.

Vimalakirti Niirdesa Sutra – Capítulo 10

Dogen – Genjo Koan


Cuando todas las existencias (todos los dharmas) son el Dharma de Buda, hay Satori o ilusión, práctica o certificación, vida o muerte y budas y seres sensibles. Cuando todas las existencias (todos los dharmas) están realizadas sin substancia alguna, no hay ni ilusión ni Satori, ni budas ni seres sensibles, ni nacimiento ni extinción.

Originariamente la Vía del Buda se trasciende a sí misma, no hay ninguna idea de abundancia o insuficiencia y, sin embargo, hay vida y muerte, ilusión y Satori, budas y seres sensibles. Y aunque sea así, las flores se marchitan aunque las amemos y lo lamentemos y la mala hierba crece por más que queramos abandonarla y por mucho que la detestemos.

Es una ilusión practicar e identificar los diez mil dharmas a partir del ego (con nuestra conciencia personal). El Satori es practicar y certificar el ego avanzando con los diez mil dharmas (siguiendo el orden cósmico).

Quienes tienen la experiencia del Satori con respecto a la ilusión son llamados budas. Quienes del Satori hacen una ilusión más, son llamados seres ordinarios. Además están los que obtienen más Satori en el Satori, y quienes crean más ilusión en la ilusión.

Cuando los budas son exactamente el verdadero Buda no necesitan ser conscientes del hecho de serlo, no necesitan comprenderlo por ellos mismos. No obstante son budas certificados objetivamente y continúan certificando el estado de buda (por la práctica de Dokan).

Cuando uno se concentra, cuando se miran muy atentamente las formas y los colores a través del cuerpo y del espíritu, o cuando uno escucha verdaderamente el sonido, concentrándose totalmente a través del cuerpo y del espíritu, aunque esto se intuye directamente, es diferente del reflejo (acomodar una imagen) de una imagen en un espejo, es diferente del agua y de la luna. Si sólo se percibe un lado, el otro queda oscuro.

Estudiar la Vía del Buda es estudiarse a sí mismo (su ego). Estudiarse a sí mismo es olvidarse de sí mismo. Olvidarse de sí mismo es ser reconocido por todas las existencias del cosmos (todos los dharmas). Ser reconocido por todas las existencias es despojarse de cuerpo y espíritu con todas las existencias despojadas también de ego. Existe un estado donde las huellas del Satori son olvidadas, y este manifiesta las huellas del Satori olvidado por un tiempo largo, muy largo.

Al comenzar a buscar la Vía, ésta nos parece inaccesible. Pero en cuanto el Dharma está transmitido con autenticidad, somos de nuevo un ser humano verdadero, un monje verdadero (en nuestro elemento original).

Cuando un hombre está en un barco y mira a la orilla, cometerá el error de creer que la orilla se mueve. Si conserva sus ojos puestos en el barco, comprenderá que en realidad es el barco el que se mueve. De la misma manera, si intentamos comprender la naturaleza de los fenómenos sólo a través de nuestra percepción confusa del cuerpo y del espíritu, nos equivocaremos creyendo que nuestra mente o nuestra esencia conlleva un estado de permanencia. Si nos hacemos íntimos con la acción y volvemos de forma natural a este lugar concreto (aquí y ahora), es evidente que las miríadas de dharmas no son nuestro ego.

El fuego de leña se hace cenizas; nunca podrá volver a ser leña otra vez. Sin embargo, no debemos pensar que las cenizas son el futuro y la leña es el pasado. Recordad: la leña permanece en su posición de leña en el Dharma. Tiene un pasado y un futuro. Sin embargo, aunque tenga un pasado y un futuro, el pasado y el futuro están netamente cortados. Las cenizas existen en su posición de cenizas en el Dharma. Tienen un pasado y tienen un futuro. La leña, después de que se ha hecho cenizas, no vuelve a ser leña de nuevo. De la misma manera, los seres humanos, después de la muerte, no viven de nuevo. Por eso, es una costumbre establecida en el Dharma del Buda no decir que la vida se convierte en muerte. Es por eso por lo que hablamos de no aparición, no devenir (Fu sho). Y es la enseñanza del Buda haciendo girar la rueda del Dharma decir que la muerte no se convierte en vida. Es por eso por lo que hablamos de no desaparición, no extinción (Fu metsu). La vida es una posición instantánea y la muerte es también una posición instantánea. Es idéntico por ejemplo a la relación entre el invierno y la primavera. No pensamos que el invierno se hace primavera y no decimos que la primavera se hace verano.

Cuando una persona alcanza el Satori, ésto es idéntico al reflejo de la luna en el agua; la luna no está mojada y el agua no está perturbada. Aunque la luz de la luna aclara hasta el infinito, se refleja de la misma manera en poca agua o en mucha agua. La luna y el cielo están contenidos en la gota de rocío de una hoja y contenidos en una simple gota de agua. El Satori no rompe el individuo, de la misma forma que la luna no turba el agua. El individuo no entorpece (no crea obstáculo) al Satori tal como la gota de rocío no entorpece al cielo y a la luna. Las profundidades de la gota de rocío pueden contener la altura de la luna y del cielo. La intensidad del Satori es larga o corta de la misma forma que una gran cantidad de agua o una pequeña cantidad reciben la luz infinita de la luna.

Cuando no conocemos todavía el verdadero Dharma, ya nos sentimos repletos por el Dharma, pensamos que lo poseemos y que nuestro trabajo se ha acabado. Cuando el Dharma rellena verdaderamente el cuerpo y el espíritu sentimos nuestra propia insuficiencia.

Por ejemplo cuando navegamos en el océano, más allá de las montañas, cuando miramos alrededor en las cuatro direcciones, el océano parece redondo, no parece tener otro tipo de forma. Sin embargo, el gran océano no es ni redondo ni cuadrado. El océano tiene virtudes inagotables: para los peces es como un palacio y para los dioses es como un collar de perlas. Pero hasta lo más lejos que pueden ver los ojos sólo parece ser redondo. Pensamos de la misma forma con las miríadas de dharmas. Las miríadas de dharmas abarcan numerosas situaciones, pero vemos y comprendemos solamente tan lejos como nuestros ojos que estudian en la práctica nos permiten alcanzar. Si deseamos estudiar cómo son los dharmas de forma natural, debemos recordar que además de las apariencias de cuadrado o de redondo, las virtudes de las montañas y de los océanos son múltiples e infinitas y que existen mundos en las cuatro direcciones.

No es sólo que el entorno sea así, recordad: somos así en el interior de nosotros mismos; el presente inmediato y una simple gota de rocío son así también.

Cuando el pez nada en el agua, por mucho que se mueva, encuentra el agua ilimitada. Cuando el pájaro vuela en el cielo, por mucho que vuele, el cielo es ilimitado. Desde los tiempos antiguos, ni los peces ni los pájaros han estado separados del agua o del cielo. Simplemente cuando su necesidad es grande, su utilización es grande y cuando su necesidad es pequeña, su utilización es pequeña. Utilizan plenamente cada aspecto al máximo, libremente, sin limitación y a cada momento, pero si un pájaro es separado del cielo, morirá en el instante y si un pez es separado del agua, morirá en el instante. Entonces debemos comprender que el agua es la vida para el pez y el cielo es la vida para el pájaro. En el cielo, los pájaros son la vida y en el agua, los peces son la vida. El agua y el cielo son la fuente de la vida para los peces y los pájaros. Y los peces y los pájaros poseen la fuente de la vida en el agua y en el cielo. Y hay más conclusiones a que se puede llegar.

La relación entre la practica y el Satori es idéntica a la del pez nadando en el agua o a la del pájaro volando en el cielo. Sin embargo, si un pájaro o un pez pretenden moverse en el cielo o en el agua sólo cuando hayan estudiado completamente el cielo o el agua, nunca encontraran ni su camino, ni su lugar. Cuando encontramos este lugar todas nuestras acciones se vuelven Satori. Cuando encontramos este camino, la acción es inevitablemente el universo mismo, Genjo Koan. El camino o este lugar no son ni grandes ni pequeños; no son ni subjetivos ni objetivos, tampoco han existido en el pasado o aparecen en el presente: son el momento presente tal como es. Cuando un ser humano practica y se despierta a la Vía del Buda de esta manera, cuando alcanza un dharma, está completamente en unidad con este dharma, y cuando actúa realiza y acaba totalmente esta única acción. De esta manera el lugar existe y el camino es realizado en total libertad, pero la comprensión no es evidente.

La razón es que este conocimiento y la perfecta realización del Dharma de Buda aparecen juntos y se realizan juntos. No supones que lo que estas alcanzando depende inevitablemente de la conciencia personal y de que sea reconocido por el intelecto. Genjo, todos los fenómenos, se realizan en seguida. En este momento, su existencia misteriosa no se manifiesta necesariamente en conceptos o palabras. El Satori no se puede definir.

El maestro Hotetsu de la montaña Mayoku zan se abanicaba. Un monje se acercó y le preguntó:

"La naturaleza del aire existe por todas partes, y no hay lugar que el aire no pueda alcanzar. ¿Porqué utiliza el maestro un abanico?"

El maestro dijo:

"Sólo has entendido que la naturaleza del aire existe por todas partes, pero sigues sin entender que no hay lugares que el aire no pueda alcanzar.´

El monje volvió a preguntar:

"¿Qué significa que no hay lugares que el aire no pueda alcanzar?"

A eso, el maestro no contestó nada y siguió abanicándose. El monje hizo sampai. La verdadera experiencia del Dharma del Buda, el camino vigoroso de la auténtica transmisión es así. Cuando una persona dice que no necesitamos utilizar un abanico porque el aire está siempre presente o que siempre podemos sentir el aire sin necesitad de abanicarnos, se equivoca sobre la existencia del aire por todas partes y no conoce la naturaleza del aire. Porque la naturaleza del aire es estar siempre presente, el comportamiento (el viento) de los maestros budistas hace que la tierra se manifieste como oro y llena los ríos de nata y de dulce de leche fermentada.


Escrito en otoño en el primer año de Tenpuku (1233)

La rareza de la verdadera fe


Viendo y creyendo, la raíz de la bondad es profunda y firme. Por lo tanto el sutra continúa con una sección en la rareza de la verdadera fe.
Subhuti le dice al Buda, “Honorable del Mundo, ¿cualquiera que escuche esta exposición desarrollará una fe genuina?”
Subhuti pregunta, “Esta enseñanza es muy profunda, difícil de creer, y difícil de entender; la inteligencia y el discernimiento de las personas en su edad final son vacías e inferiores – ¿cómo pueden ellas creer en eso?” El Buda replicó como sigue.
Buda le dijo a Subhuti, “No hables de esa forma. En los últimos quinientos años después de la muerte del Realizado, habrá aquellos que mantengan los preceptos y hagan buenas obras, y sean capaces de concebir la creencia en esta exposición considerándola como verdadera. Debes conocer que esas personas habrán plantado las raíces de la bondad, no con uno, ni dos, ni tres, ni cuatro o cinco budas, sino con miles de infinitas miríadas de budas. Ellas concebirán la creencia pura al oír esta explicación solamente por un momento.”
En los últimos quinientos años después de mi muerte, si hay alguna persona que pueden mantener los preceptos sin forma del Gran Vehículo, sin asirse por confusión a las apariencias y sin actuar con rutinas compulsivas, y cuya mente está siempre vacía y quieta sin limitarse por las apariencias, entonces ésta es la mente que vive en ninguna parte; esta mente puede creer en las profundas enseñanzas del Realizado. Lo que estas personas dicen es verdadero y digno de creer. ¿Por qué? Estas personas han plantado las raíces de la bondad, no meramente por uno, dos, tres, cuatro o cinco eones, sino por cientos de millones de miríadas infinitas de eones.
Por esta razón el Realizado dijo, “En los últimos quinientos años después de mi muerte, si hay aquellos que puedan cultivar su conducta despegada de las apariencias, debes saber que esas personas han plantado las raíces de la bondad, no meramente con uno, dos, tres, cuatro o cinco budas.” ¿Qué significa plantar las raíces de la bondad? Brevemente podemos decirlo como sigue:
Significa ayudar de todo el corazón a los budas y seguir sus enseñanzas, mientras al mismo tiempo se es respetuoso y obediente a los bodhisattvas, a los amigos espirituales, a los maestros, a los padres, a los ancianos, a los beneméritos y a los ancianos venerables. Esto es llamado plantar las raíces de la bondad.
Desarrollar una actitud de misericordia y compasión hacia todos los seres que sufren por el egoísmo, sin desdeñarlos, dándoles lo que necesitan de acuerdo a la habilidad de uno – a esto se le llama plantar las raíces de la bondad.
Ser gentil y tolerante con todos los tipos de seres malos, tratarlos afablemente sin provocarlos, causándoles que desarrollen un sentido de gozo, y detener el ser testarudamente perverso – a esto se le llama plantar las raíces de la bondad.
No matar o dañar los seres vivientes, no engañarlos ni despreciarlos, no difamarlos ni degradarlos, no mandarles con arrogancia ni pegarles, no comer su carne, siempre actuando en su beneficio – esto se llama plantar las raíces de la bondad.
En cuanto a la creencia, esto significa creer que el prajnaparamita puede eliminar todas las aflicciones; creer que el prajnaparamita puede perfeccionar todas las virtudes transmundanas; creer que el prajnaparamita puede producir todos los budas; creer que la naturaleza búdica en tu propio cuerpo es originalmente pura, sin mancha, igual a la naturaleza búdica de todos los budas; creer que todos los tipos de seres son originalmente sin forma; creer que todos los seres pueden lograr la budeidad – esto es llamado la creencia pura.
“Subhuti, el Realizado sabe y ve que todos los seres logran bendiciones infinitas de esta forma. ¿Por qué? Esos seres no tienen imagen de un yo, ni imagen de persona, ni imagen de un ser, ni imagen de uno que viva la vida. Ellos no tienen imagen de la verdad, ni tampoco no-imagen de la no-verdad.”
Después de la muerte del Realizado, si las personas desarrollan la conciencia de prajnaparamita y practican la aplicación del prajnaparamita, cultivando el entendimiento iluminado y logrando el significado profundo de los budas, los budas conocerán de ellos. Si las personas escuchan las enseñanzas del vehículo mayor y la aceptan y guardan de todo corazón, entonces ellos son capaces de practicar la aplicación sin forma y sin obsesión del prajnaparamita, pronunciándola sin las cuatro imágenes del yo, de la persona, del ser y del que vive de la vida.
No yo, significa no-materia, sensación, concepción, acondicionamiento, o conciencia. No-persona, significa el entendimiento de que los elementos densos son insustanciales y finalmente se desintegran. No-ser, significa ninguna mente que nazca o muera.
Nadie-que-viva-la vida significa que nuestros cuerpos son originalmente no-existentes – ¿entonces cómo puede haber uno que viva la vida?
Una vez que las cuatro imágenes se van, el ojo objetivo es completamente claro, sin apego a la existencia o a la no-existencia, despegado de ambos extremos: el Realizado de tu propia mente se realiza él mismo y se despierta él mismo, por siempre desapegado de las duras penas mundanas y de los pensamientos errantes, naturalmente alcanzando las bendiciones sin límites.
Decir que no hay imagen de la verdad significa estar despegado de las etiquetas y estar más allá de las apariencias, no atrapado en las palabras. Decir que no hay imagen de la no-verdad significa uno u otro, que no puede ser dicho que no hay verdad en prajnaparamita. Si dices que no hay verdad en prajnaparamita, esto es repudiar la enseñanza.
“¿Por qué, si las mentes de esos seres se apegan a las apariencias, ellos se apegarían al yo, a la persona, al ser, y al que vive la vida? Si ellos se apegan a una imagen de la verdad, estarían apegados al yo, a la persona, al ser y al que vive la vida. ¿Por qué? Si ellos se apegan a una imagen de la no-verdad, ellos estarían apegados al yo, a la persona, al ser y al que vive la vida.
“Por lo tanto deberían no asirte a la verdad y no deberían asirte a la no-verdad. En este sentido el Realizado siempre les dice a ustedes los mendigantes que conozcan que la verdad que enseño es como una balsa; incluso la verdad debe de ser abandonada, apártense de la no-verdad.”
La “Verdad” significa la verdad de prajnaparamita, la perfección de la sabiduría; la “no-verdad” significa las enseñanzas para nacer en el cielo. La verdad de prajnaparamita puede capacitar a todos los seres a cruzar el océano del nacimiento y la muerte; una vez que ya lo hayan cruzado, no deben vivir en eso, y mucho menos obsesionarse con las enseñanzas del nacimiento en el cielo.

Hui Neng – Comentario sobre el Sutra del Diamante