7 oct 2008
3 oct 2008
24 sept 2008
Baal, Señor (Diccionario expositivo de palabras del Antiguo Testamento)
Edición de Merrill F. Unger y William White
Traducido y revisado por Guillermo Cook
29 ago 2008
Estela de un tesorero de una dama de la corte
Yo era el perro que duerme en la tienda,
el lebrel preferido en el dormitorio de su dueña.
En Cantos de amor del antiguo Egipto
Traducción de Borja Folch
Traducido y revisado por Guillermo Cook
27 jun 2008
Vanidad, vano, vanamente
13 jun 2008
Mujer (Diccionario expositivo del Antiguo Testamento)
, 802), «mujer; esposa; prometida; novia; cada una». El vocablo tiene cognados en acádico, ugarítico, arameo, arábigo y etíope. Aparece unas 781 veces en hebreo bíblico y en todos los períodos de la lengua.
El término señala a cualquier persona del sexo femenino, sin tener en cuenta edad o si es virgen o no. De esta manera, se correlaciona con «hombre» (
Un matiz especial de «esposa» indica la «mujer» bajo la autoridad y protección del hombre. Subraya las relaciones de la familia como ente legal y social: «Abram tomó a Sarai su mujer, a Lot su sobrino y todos los bienes que habían acumulado» (Gn 12.5).
En Lm 2.20
Son contadas las veces que el vocablo se refiere a animales: «De todo animal limpio toma contigo siete parejas, el macho y su hembra; pero de los animales que no son limpios solo una pareja, el macho y su hembra» (Gn 7.2).
El término también se puede usar en sentido figurado, según una antigua costumbre semita; «mujeres», con sentido peyorativo, es una forma de burlarse de guerreros y héroes extranjeros, insinuando que son débiles, afeminados y cobardes: «En aquel día los egipcios serán como mujeres, pues temblarán y temerán ante el movimiento de la mano de Jehová de los Ejércitos» (Is 19.16).
En algunos pasajes
Edición de Merrill F. Unger y William White
9 jun 2008
A. Nombres
<adam (µd;a;
, 120), «hombre; humanidad; gente; alguien». Este nombre se encuentra en ugarítico, fenicio y púnico. Un término con los mismos radicales se encuentra en antiguo arábigo meridional con el significado de «siervo». En arábigo tardío los mismos radicales significan tanto «la humanidad» como «toda la creación». El término acádico admu significa «niño». El vocablo hebreo aparece unas 562 veces y en todos los períodos del hebreo bíblico.
Este nombre está relacionado con el nombre <adom, «estar rojo», que puede ser una alusión a la tez rojiza o curtida de los hombres en la antigüedad. El nombre expresa el «hombre» como creatura a la imagen de Dios, la corona de toda la creación. En la primera vez que aparece «hombre» se refiere al género humano, es decir, el «hombre» en sentido genérico: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza» (Gn 1.26). En Gn 2.7 el vocablo se refiere al primer «hombre», Adán: «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente».
Entre Gn 2.5 y 5.5 hay un constante cambio e interrelación entre el uso genérico e individual. El «hombre» se distingue del resto de la creación en que se creó por un acto especial e inmediato de Dios: solo él fue creado a imagen de Dios (Gn 1.27). Estaba formado por dos elementos, lo material y lo inmaterial (Gn 2.7). Desde el comienzo ocupó una posición por encima del resto de la creación terrenal y se le prometió una posición aun más exaltada (vida eterna) si obedecía a Dios: «Dios los bendijo y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra» (Gn 1.28 rva; cf. 2.16–17). En Gn 1 el «hombre» se describe como meta y corona de la creación, mientras que en Gn 2 vemos que el mundo se creó como la escena de la actividad humana. La imagen de Dios en el «hombre» se refiere a su alma y/o espíritu. (Es esencialmente espiritual; tiene una dimensión invisible e inmortal que es indivisible.) Otros elementos de esta imagen son: (1) mente y voluntad, (2) integridad intelectual y moral (se creó con verdadero conocimiento, justicia y santidad), (3) cuerpo (órgano considerado apto para compartir la inmortalidad del ser humano; y también para actuar como agente de Dios en la creación), así como (4) dominio sobre el resto de la creación.
La «caída» afectó profundamente al «hombre», sin embargo, no perdió la imagen de Dios (Gn 9.6). Después de la caída, el «hombre» ocupa una nueva posición, inferior, delante de Dios: «Jehovah vio que la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que toda tendencia de los pensamientos de su corazón era de continuo solo al mal» (Gn 6.5 rva; cf. 8.21). El «hombre» deja de tener comunión perfecta con el Creador; está ahora bajo la maldición del pecado y de la muerte. Se destruyeron el prístino conocimiento, justicia y santidad. La restauración al lugar que le corresponde al «hombre» en la creación y en su relación con el Creador proviene únicamente de la unión espiritual con Cristo, el segundo Adán (Ro 5.12–21). En algunos de los pasajes posteriores del Antiguo Testamento, es difícil distinguir entre <adam e <éÆsh, el «hombre» como contraparte de la mujer y/o en su virilidad.
A veces <adam se refiere a un grupo limitado y particular de «hombres»: «He aquí, avanzan aguas del norte, se convierten en torrente e inundan la tierra y su plenitud, la ciudad y sus habitantes. Entonces los hombres gritan, y gime todo habitante de la tierra» (Jer 47.2 rva). Cuando se refiere a un grupo en particular de individuos («hombres»), el nombre se encuentra en la frase «hijos de los hombres»: «Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres» (Gn 11.5). La frase «hijo del hombre» generalmente señala a un individuo en particular: «Dios no es hombre [<éÆs] para que mienta, ni hijo de hombre [<adam] para que se arrepienta» (Nm 23.19; cf. Ez 2.1). Hay una única y notable excepción del uso de este término en Dn 7.13–14: «Estaba yo mirando en las visiones de la noche, y he aquí que en las nubes del cielo venía alguien como un Hijo del Hombre [<enoÆsh] … su dominio es dominio eterno, que no se acabará; y su reino, uno que no será destruido» (rva). En este caso, la frase se refiere a un ser divino.
<Adam se usa también para referirse a «cualquier hombre», a cualquier persona, varón o hembra: «Cuando alguien [«un hombre» lba] tenga en la piel de su cuerpo hinchazón, costra o mancha clara y se convierta en la piel de su cuerpo en llaga de lepra, será traído al sacerdote Aarón» (Lv 13.2 rva). El nombre <odem quiere decir «rubí», vocablo que se encuentra 3 veces y solo en hebreo. En Éx 28.17 encontramos a esta piedra preciosa de color rojo vivo, un «rubí»: «La primera hilera tendrá un rubí [<odem], un topacio y un berilo» (rva).
geber (rb,G²,
, 1397), «hombre, varón». Este vocablo se encuentra 60 veces en el Antiguo Testamento hebreo; más de la mitad de los casos (32 veces) están en los libros poéticos. La primera vez que se usa es en Éx 10.11: «¡No será así! Id vosotros los varones y servid a Jehovah, pues esto es lo que vosotros habéis pedido» (rva).
El significado de la raíz «ser fuerte» ya no es evidente en el uso de geber, puesto que es un sinónimo de <éÆsh: «Así ha dicho Jehovah: Inscribid a este hombre [<éÆsh] como uno privado de descendencia. Será un hombre [geber] que no prosperará en los días de su vida. Porque ningún hombre [<éÆsh] de su descendencia logrará sentarse en el trono de David ni gobernar de nuevo en Judá» (Jer 22.30 rva). Otros sinónimos son zakar, «varón» (Jer 30.6); <enoÆsh, «hombre» (Job 4.17); y <adam, «hombre» (Job 14.10). Un geber denota un «varón», como antónimo de «hembra» o «mujer»; cf. «La mujer [<ishshah] no se vestirá con ropa de hombre [geber], ni el hombre [geber] se pondrá vestido de mujer [<ishshah]; porque cualquiera que hace esto es una abominación a Jehová tu Dios» (Dt 22.5 rva).
En expresiones generalizadas de maldición y bendición, geber también actúa como sinónimo de <éÆsh, «hombre». La expresión puede comenzar con «maldito el hombre» (geber; Jer 17.5) o «bienaventurado el hombre» (geber; Sal 34.8). Sin embargo, estas mismas expresiones también aparecen con <éÆsh (Sal 1.1; Dt 27.15).
La Septuaginta ofrece las siguientes traducciones: aner («hombre»); anthropos («ser humano; hombre»); y dunatos («los poderosos o fuertes»).
<éÆsh (vyai
, 376), «hombre; marido; pareja; ser humano; humano; alguien; cada uno; todos». Hay cognados de esta palabra en fenicio, púnico, arameo antiguo y arábigo meridional antiguo. El nombre aparece unas 2.183 veces y en todos los períodos del hebreo bíblico. El plural de este nombre usualmente es <anashéÆm, aunque 3 veces es <éÆshéÆm (Sal 53.3).
Básicamente el término significa el «hombre» en su relación con la mujer; o sea, el «hombre» es una criatura que se distingue por su virilidad. Este es el énfasis en Gn 2.24 (primer caso): «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer». Algunas veces la frase «hombre y mujer» puede significar individuos de cualquier edad, incluyendo niños: «Cuando un buey acornee a un hombre o a una mujer, y como consecuencia muera, el buey morirá apedreado» (Éx 21.28 rva). Puede también expresar un grupo inclusivo, con niños: «Destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos» (Jos 6.21). A veces esta misma idea se expresa más explícitamente mediante la serie de vocablos «hombres, mujeres y niños»: «Harás congregar al pueblo, los hombres, las mujeres, los niños y los forasteros que estén en tus ciudades» (Dt 31.12 rva).
<Iïsh se usa a menudo en contextos conyugales (cf. Gn 2.24) con el sentido de «marido» o «compañero»: «Tomad mujeres y engendrad hijos e hijas, tomad mujeres para vuestros hijos y dad vuestras hijas a maridos para que den a luz hijos e hijas» (Jer 29.6 lba). Una virgen se describe como una joven que no ha conocido «varón» («marido»): «Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes. Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo de ella conforme al voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón» (Jue 11.38–39). La acepción «pareja» aparece en Gn 7.2, donde el vocablo se refiere a animales masculinos: «De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra».
Un matiz especial de <éÆsh aparece en pasajes como Gn 3.6, donde significa «marido» un «hombre» que tiene la responsabilidad de una esposa o mujer y esta le venera: «Y dio también a su marido, cual comió así como ella». Este énfasis se encuentra también en Os 2.16 donde se refiere a Dios (cf. el vocablo hebreo ba>al).
A veces el término indica que alguna persona en particular es un «verdadero hombre». Como tal, es fuerte, influyente y diestro en batalla: «Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos como ellos os han servido a vosotros. ¡Sed hombres y combatid!» (1 S 4.9 rva).
En unos pocos casos <éÆsh se usa como sinónimo de «padre»: «Todos nosotros somos hijos de un mismo hombre» (Gn 42.11 rva). En otros pasajes, el término quiere decir «hijo» (cf. Gn 2.24).
En plural el vocablo puede referirse a grupos de hombres que sirven u obedecen a un superior. Los hombres del faraón escoltaron a Abram: «Y el faraón ordenó a su gente que escoltara a Abram y a su mujer, con todo lo que tenía» (Gn 12.20 rv-95). En un sentido similar, pero más general, el vocablo puede referirse a personas que pertenecen a otro o a algo: «Porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra, que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada» (Lv 18.27).
En muy pocos casos (y en la literatura histórica tardía), este vocablo se usa como un nombre colectivo que se refiere a todo un grupo: «Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres?» (2 R 4.43).
Muchos pasajes usan <éÆsh en el sentido genérico más general de «hombre» (<adam), un ser humano: «El que hiriere a alguno [<éÆsh], haciéndole así morir, él morirá» (Éx 21.12). Aunque alguien golpeara o matara a una mujer o a un niño, el culpable debía morir. Véase Dt 27.15: «Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición». Se usa el término cuando se quiere establecer un contraste entre personas y animales: «Pero entre todos los hijos de Israel, ni un perro les ladrará, ni a los hombres ni a los animales» (Éx 11.7 rva). El mismo matiz sirve para contrastar entre Dios y el ser humano: «Dios no es hombre, para que mienta» (Nm 23.19).
A veces <éÆsh es indefinido, con el significado de «alguno» o «alguien» («ellos»): «Yo haré que tu descendencia sea como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia podrá ser contada» (Gn 13.16 rva; «alguno» rvr). En otros pasajes el término tiene el significado de «cada uno» (Gn 40.5) o «cada cual» (Jer 23.35).
El vocablo <ishoÆn significa «hombre pequeño». Este diminutivo del nombre, que aparece 3 veces, tiene un cognado en arábigo. Aunque literalmente significa «hombre pequeño», se refiere a la pupila del ojo y es así como se traduce (cf. Dt 32.10; «la niña de sus ojos»).
<enoÆsh (v/naÔ
, 582), «hombre». Esta palabra semítica común es la que se usa en el arameo bíblico como el genérico para «hombre» (equivalente hebreo de <adam). Aparece 25 veces en el arameo bíblico y 42 en el hebreo bíblico. El hebreo utiliza <enoÆsh exclusivamente en textos poéticos. La única excepción aparente está en 2 Cr 14.11. Sin embargo, ese versículo es parte de una oración, por lo cual utiliza lenguaje poético.
El término <enoÆsh nunca aparece con el artículo definido y siempre, salvo una excepción (Sal 144.3), presenta una idea colectiva del «hombre». En la mayoría de los casos en que aparece en Job y en los Salmos, el vocablo sugiere, a diferencia de Dios, la fragilidad, vulnerabilidad y limitación del «hombre» en el tiempo y el espacio: «El hombre, como la hierba son sus días. Florece como la flor del campo» (Sal 103.15). Por tanto, el «hombre» no puede ser justo ni santo delante de Dios: «¿Será el mortal [<enoÆsh] más justo que Dios? ¿Será el hombre [geber] más puro que el que lo hizo?» (Job 4.17 rv-95). En los Salmos la palabra se usa para indicar un enemigo: «¡Levántate, oh Jehovah! ¡Que no prevalezca el hombre! Sean juzgadas las naciones delante de ti» (Sal 9.19 rva). Aquí el paralelismo muestra que <enoÆsh es sinónimo de «naciones» o del enemigo. Por tanto, se representa a estas naciones como débiles, vulnerables y finitas: «Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las naciones que no son sino hombres» (Sal 9.20).
La acepción <enoÆsh puede ser «hombres» débiles, pero no necesariamente débiles en cuanto a moral: «Bienaventurado el hombre [<enoÆsh] que hace esto, y el hijo de hombre [<adam] que persevera en ello» (Is 56.2 rva). En este pasaje el <enoÆsh recibe bendición porque ha sido moralmente fuerte.
En algunos lugares el término no implica matices éticos ni se refiere al «hombre» en un sentido paralelo a <adam. Es finito a diferencia de un Dios infinito: «Los haré pedazos, borraré la memoria de ellos de entre los hombres» (Dt 32.26 lba: primer caso bíblico del vocablo).
bajuÆr (rWjB;
, 970), «joven». Los 44 casos de este vocablo están esparcidos por todos los períodos del hebreo bíblico.
El término significa un hombre completamente desarrollado, vigoroso y soltero. La primera vez que se encuentra bajuÆr se contrapone a betuÆlah, «doncella» o «virgen»: «Afuera desolará la espada, y adentro el espanto, tanto a los jóvenes como a las vírgenes, al que mama y al hombre con canas» (Dt 32.25 rva). La fuerza de un «joven» se contrapone a las canas (corona de honra) del anciano (Pr 20.29).
Hay dos nombres bejuréÆm y bejuroÆt; aparecen una sola vez para describir el período cuando el «joven» está en la flor de la vida (¿tal vez durante el período en que es elegible para el servicio militar, es decir, entre los 20 y los 50 años?). BejuréÆm se encuentra en Nm 11.28.
B. Verbo
bajar (rj'B;
, 977), «examinar, escoger, seleccionar, elegir, preferir». Este verbo, que aparece 146 veces en hebreo bíblico, tiene cognados en arameo tardío y cóptico. El nombre poético bajir, «los escogidos», también se deriva de este verbo. No todos los estudiosos están de acuerdo en que estos vocablos tienen relación con el nombre bajuÆr. Prefieren relacionarlos con el primer sentido de la raíz bhr, cuyo cognado en acádico se refiere a hombres de guerra. El término significa «escoger o seleccionar» en Gn 6.2: «Tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas».
Diccionario expositivo de términos del Antiguo Testamento
Edición de Merrill F. Hunger y William White
5 jun 2008
paradeisos (paravdeiso", 3857), es una palabra oriental, cuya mención más antigua se encuentra en el historiador Jenofonte, y que denota los parques de los reyes y príncipes persas. Tiene origen persa (persa antiguo, pairidaeza, relacionado con el griego peri, alrededor y teicos, muralla), y de ahí pasó al griego. Véase lxx, p.ej., en Neh 2.8; Ec 2.5; Cnt 4.13. Los traductores de la lxx usaron este término del huerto del Edén (Gn 2.8), y en otros casos (p.ej., Nm 24.6; Is 1.30; Jer 29.5; Ez 31.8, 9).
En Lc 23.43, la promesa del Señor al ladrón arrepentido se cumplió en el mismo día; Cristo, en su muerte, habiendo encomendado su espíritu al Padre, fue de inmediato en espíritu al cielo mismo, la morada de Dios (la mención del Señor de aquel lugar como paraíso debe haber sido un gran aliento para el malhechor; para la mente oriental expresaba la suma total de bendición). Allá fue que el apóstol Pablo fue arrebatado (2 Co 12.4), y le da el nombre de «el tercer cielo» (el v. 3 no introduce una visión diferente), más allá de los cielos de la creación natural; véase Heb 4.14, con referencia a la ascensión. Esta misma región es mencionada en Ap 2.7, donde el «árbol de vida», el antitipo figurativo del que estuvo en Edén, ofrecido al vencedor, es mencionado como estando en «el paraíso de Dios»; cf. Gn 2.8.
Diccionario expositivo de palabras del Antiguo Testamento
Editado por Merril F. Unger y William White
Traducido y revisado por Guillermo Cook
20 may 2008
La Fiesta de la Pascua celebrada por los cristianos en los tiempos post-apostólicos era una continuación de la fiesta judía, pero no fue instituida por Cristo, ni estaba relacionada con la cuaresma. La fiesta pagana en honor a la diosa de la primavera, Eástre (otra forma del nombre Astarte, uno de los títulos de la diosa caldea, la reina del cielo), era totalmente distinta de aquella Pascua; sin embargo, la fiesta pagana se introdujo en la apóstata religión occidental, bajo la guisa de «pascua», como parte del intento de adaptar las fiestas paganas en el seno de la cristiandad. Por cierto que en inglés recibe el nombre de Easter, derivado de Eástre, lo que evidencia el verdadero origen pagano de la llamada «Pascua cristiana», que no coincide en el tiempo con la Pascua judía.
Notas: (1) En Hch 12.4, la frase traducida «después de la pascua» significa después de que hubiera finalizado toda la fiesta. (2) Para pareskeue, traducido «víspera de la pascua» en Lc 23.54 (RVR; RV: «de la víspera»); Jn 19.31 (RVR: «víspera de la pascua»; RV: «la víspera»); v. 42 (RVR: «preparación de la pascua»; RV: «víspera»).
Merril Unger y William White, Diccionario expositivo de palabras del Antiguo Testamento
, 4397), «mensajero; ángel»). En ugarítico, arábigo y etiópico, el verbo le
El nombre mal
El vocablo mal
Estos pasajes confirman la posición importante del mal
Dios también envía mensajeros. En primer término están los mensajeros proféticos: «Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque Él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaron sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio» (2 Cr 36.15–16). Hageo se autodenominó el «mensajero del Señor» (mal
También hubo mensajeros ángelicales. El vocablo castellano ángel está relacionado etimológicamente al término griego angelos, cuya traducción es similar al hebreo: «mensajero» o «ángel». El ángel es un mensajero sobrenatural del Señor con un mensaje particular. «Los dos ángeles llegaron a Sodoma al anochecer. Lot estaba sentado junto a la puerta de Sodoma, y al verlos se levantó Lot para recibirlos postrándose a tierra» (Gn 19.1 rva). Los ángeles también tienen la comisión de proteger al pueblo de Dios: «Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos» (Sal 91.11).
En tercer y más significativo lugar están las frases mal
La relación entre el Señor y el «ángel del Señor» a menudo es tan cercana que es difícil separar a los dos (Gn 16.7ss; 21.17ss; 22.11ss; 31.11ss; Éx 3.2ss; Jue 6.11; 13.21s). Esta identificación ha contribuido a que algunos intérpretes concluyan que el «ángel del Señor» era el Cristo preencarnado.
Por lo general, en la Septuaginta el término mal
Merrill F. Unger y William White , Diccionario expositivo de palabras del Antiguo Testamento
A. Nombre
nepesh ( vp,n<,
, 5315 ), «alma; ser; vida; persona; corazón». Este es un término muy corriente tanto en las lenguas semíticas antiguas como en las de hoy. Aparece más de 780 veces en el Antiguo Testamento, distribuido equitativamente entre todos los períodos del texto, aunque con mayor frecuencia en los pasajes poéticos.
El significado fundamental parece tener relación con la forma verbal poco frecuente: napash . El nombre se refiere a la esencia de la vida, la respiración, tomar aliento. Sin embargo, de este concepto concreto se fueron desarrollando una cantidad de significados más abstractos. El nombre aparece por primera vez, en su acepción primaria, en Gn 1.20: «seres vivientes» rv («un bullir de vivientes» nbe ). Aparece por segunda vez en Gn 2.7: «ser viviente».
Sin embargo, en más de 400 casos subsiguientes, el término se ha traducido como «alma». Aunque ayuda a entender la mayoría de los pasajes, es en realidad una traducción pobre. Desafortunadamente, las numerosas traducciones no han logrado encontrar un equivalente que les sirva en todos los casos; ni siquiera existe un pequeño grupo de palabras de uso frecuente. Por ejemplo, la rv hace uso de varios términos diferentes para traducir este vocablo hebreo. El problema fundamental es que no existe en castellano un equivalente exacto en hebreo ni del vocablo ni de la idea de «alma». El sistema de pensamiento hebreo no conoce la combinación u oposición de los términos «cuerpo» y «alma» que son de origen griego y latino. Más bien en el hebreo se contraponen dos conceptos que no se encuentran en la tradición grecolatina: «el ser interior» y «la apariencia externa», o puesto de otra manera: «lo que somos para nosotros mismos», en contraposición a «lo que otros creen ver en nosotros». El ser interior es nepesh , mientras que el ser externo, la reputación, es sem , cuya traducción más frecuente es «nombre». En los pasajes narrativos o históricos del Antiguo Testamento, nepesh puede traducirse como «vida» o «ser» (en el sentido de personalidad o de identidad), como en Lv 17.11: «Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación por [vosotros mismos]». Sobra decir que el término «alma» (en la rvr ) no tiene sentido en este texto («vidas» bj , nbe , bla ).
La situación en los numerosos pasajes poéticos paralelos en que aparece el término es mucho más complicada. Tanto la Septuaginta (griego) y la Vulgata (latín) usan los equivalentes de «alma», en particular en los Salmos. El primer caso, Sal 3.2, la lba traduce: «Muchos son los que dicen de mi alma: para él no hay salvación en Dios» (también nbe ; «dicen de mi vida» bj , bla ). El siguiente caso es Sal 6.3: «Mi alma también está muy turbada; y tú Jehová, ¿hasta cuándo?» En ambos pasajes, el contraste paralelo es entre nepesh y algún aspecto del ser, que en el Salmo 3.2 ( rv , bj , nbe ) se traduce «mí» y en 6.3 «alma».
No se distingue si el vocablo corresponde a «A» o «B» en el paralelismo. No obstante, debido a que en la poesía hebrea no se repite el mismo nombre en las dos partes de un verso, a menudo se usa nepesh como paralelo del sujeto principal o personal, y aun para Dios, como en Sal 11.5: «Jehová prueba el justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma [el mismo] los aborrece». Hay muchos pasajes como estos y una comprensión adecuada del término nepesh ilumina muchos pasajes muy conocidos, como por ejemplo Sal 119.109: «Mi vida está de continuo en peligro, mas no me he olvidado de tu ley».
Las lecturas de nepesh en las diversas versiones son muy variadas, particularmente en las más modernas que procuran una mayor amplitud de acepciones.
B. Verbo
Napash significa «respirar; tomar aliento; descansar». Este verbo, que parece tener una relación con nepesh , se encuentra 3 veces en el Antiguo Testamento (Éx 23.12; 31.17). El otro caso es 2 S 16.14: «Y el rey y todo el pueblo que con él estaba, llegaron fatigados, y descansaron allí» ( rv , cf. nbe ; «tomaron aliento» bj ; «recuperaron las fuerzas» bla ).
William White, Diccionario expositivo de palabras del Antiguo Testamento
Uno que ha tomado los votos
Del Sutra del Diamante
Del Sutra del Diamante
Huai-Nan Tze - Relaciones entre la Gran Claridad
Cuando en tiempos antiguos luchaba Kung Kung con Tschuan Hsü por la soberanía, dio iracundo un empujón a la montaña incompleta. Entonces la columna del cielo se partió y el lazo de 1a tierra se rasgó. El cielo se corrió hacia el noroeste. Por eso las órbitas del sol, la luna y las estrellas se torcieron. La tierra ya no llena por completo el sudeste. Por eso todos los ríos fluyen hacia allí.
El camino del cielo es redondo; el camino de la tierra es cuadrado. La esencia de lo redondo es lo claro. Lo claro escupe fuerza; por eso se dice del fuego que su sombra cae hacia afuera. Lo oscuro absorbe fuerza; por eso se dice del agua que su sombra cae hacia adentro. Lo que escupe fuerza, obra; lo que absorbe fuerza, disuelve. Por eso lo claro actúa y lo oscuro descompone. La fuerza del cielo dirigida hacia afuera es colérica y constituye el viento. La fuerza absorbente de la tierra es armónica y constituye la lluvia. Cuando lo oscuro y lo claro se influyen mutuamente, se produce el trueno. Si esta influencia es violenta, prodúcese el relámpago. Si es desordenada se forma la niebla. Si la fuerza clara vence, destruye a esta última y forma la lluvia y el rocío. Si la fuerza oscura vence, se solidifica y constituye la escarcha y la nieve.
Los animales de pelo y pluma son las clases que vuelan y que andan. Por eso pertenecen al reino de lo claro. Los animales de conchas y escamas son las clases ocultas y descendentes. Por eso pertenecen al reino de lo oscuro. El sol es el señor de lo claro. Por eso en la primavera y en el verano todos los animales están de muda y en la época del solsticio ciervos y corzos sueltan su cornamenta. La luna es el antepasado de lo oscuro. Por eso: cuando la luna decrece, disminuye el cerebro de los peces. Cuando la luna muere, se encogen los caracoles y los moluscos. El fuego llamea hacia arriba, el agua se filtra hacia abajo. Por eso las aves en sus vuelos ascienden, y los peces, al moverse, descienden. Las especies de los seres se mueven unas u otras. La raíz y la cima se corresponden. Por eso cuando el espejo ustorio ve el sol, enciende y produce fuego. Cuando el espejo convexo ve la luna, se humedece y produce agua. Cuando el tigre ruge, viene el viento del valle. Cuando el dragón se alza, se reúnen en su torno las nubes de la altura. Cuando el kilin pelea, hay eclipses de sol y luna. Cuando la ballena muere, aparecen cometas. Cuando la oruga teje la seda, saltan las cuerdas altas de la cítara. Cuando hay lluvia de estrellas, el mar grande se desborda.
Los sentimientos del soberano de los hombres están, por arriba, unidos al cielo. Por eso: cuando es cruel, hay viento huracanado. Si tuerce el derecho, hay orugas y gusanos. Si mata a inocentes, habrá sequía en el país. Si las órdenes no se atienen a las leyes, habrá inundaciones. Los cuatro tiempos son los servidores del cielo. El sol y la luna son los mensajeros del cielo. Las estrellas y las imágenes son los puntos de reunión del cielo. El arco iris masculino (de colores) y el femenino (blanco) y los cometas son las amenazas del cielo. El cielo tiene nueve campos y 9999 esquinas. Está separado de la tierra 5.000 millones de leguas. Hay cinco comarcas estelares, ocho vientos, 28 casas lunares.
¿Qué son los nueve campos? El centro se llama el cielo plano. El este se llama el cielo azul. El noreste se llama el cielo cambiante. El norte se llama el cielo negro. El noroeste se llama el cielo oscuro. El oeste se llama el cielo blanco. El suroeste se llama el cielo escarlata. El sur se llama el cielo flamígero. El sureste se llama el cielo claro.
¿Qué son las cinco comarcas estelares? En el este está la madera. Su soberano es Tai Hao (Fu Hsi). Su espíritu protector es Kou Mang (el dios de las semillas). Tiene un compás y reina sobre la primavera. Su dios es la estrella del año (Júpiter). Su animal es el dragón azul. Su nota es Küo . Sus días son Kia e I.
En el sur está el fuego. Su soberano es el soberano flamígero (Schen Nung, el labriego divino). Su espíritu protector es el rojo claro (Tschu Míng o también Tschu Yung, llamado el Fundidor). Tiene una balanza y reina sobre el verano. Su dios es la estrella brillante (Marte). Su animal es el ave roja. Su nota es Tschi'. Sus días son Ping y Ting.
En el centro está la tierra. Su soberano es Huangti (el señor amarillo). Su espíritu protector es Hou T’u (el señor de los terrones de tierra). Tiene el cordel y reina en las cuatro partes del cielo. Su dios es la estrella vigilante (Saturno). Su animal es el dragón amarillo. Su nota es Kung, sus días son Mou y Ki.
En el oeste está el metal. Su soberano es Schao Hao (el hijo de Huangti). Su espíritu protector es Jou Schou (el genio de la cosecha). Tiene la escuadra y reina en el otoño. Su dios es la gran estrella blanca (Venus). Su animal es el tigre blanco. Su nota es Schang. Sus días son Kong y Hsin.
En el norte está el agua. Su soberano es Tschuan Hsü. Su espíritu protector es Hsüan Ming (el oscuro). Tiene una plomada y reina en el invierno. Su dios es la estrella de la mañana (Mercurio). Su animal es el guerrero oscuro (tortuga y serpiente, que significan la parte norte del cielo). Su nota es Yü. Sus días son Jen y Kui.
¿Qué son los ocho vientos? A partir del solsticio de invierno y durante cuarenta y cinco días viene el viento corrido. Después del viento corrido y durante cuarenta y cinco días viene el viento claro común. Después del viento claro común y durante cuarenta y cinco días viene el viento claro puro. Después del viento claro puro y durante cuarenta y cinco días viene el viento de perspectiva. Después del viento de perspectiva y durante cuarenta y cinco días viene el viento fresco. Después del viento fresco y durante cuarenta y cinco días viene el viento de la puerta cerrada del cielo. Después del viento de la puerta cerrada del cielo y durante cuarenta y cinco días viene el viento incompleto. Después del viento incompleto y durante cuarenta y cinco días viene el viento del desierto...
Si el cielo no envía su fuerza oscura, no pueden formarse los seres vivos. Si la tierra no envía su fuerza clara, no pueden perfeccionarse los seres vivos. El cielo es redondo, la tierra cuadrada. El Sentido está en el centro. El sol obra gracia, la luna obra castigo. Cuando la luna decrece, todos los seres mueren. Cuando el sol aparece, todos los seres cobran vida. Lejos de la montaña se oculta la fuerza de la montaña. Lejos del agua se encierran los animales acuáticos. Lejos de la madera se secan las hojas del árbol. Cuando el sol no aparece en quince días, ha perdido su sitio. Un buen soberano no tolera esto... Después del solsticio de verano, reina la oscuridad sobre la luz. Por eso todos los seres vivos se vuelven hacia la muerte. Después de solsticio de invierno reina lo claro sobre lo oscuro. Por eso todos los seres vivos ascienden hacia la luz. El día es la parte de lo claro. La noche es la parte de lo oscuro. Por eso: cuando la fuerza clara vence, son los días largos y las noches cortas. Cuando la fuerza oscura vence, son los días cortos y las noches largas.
Fuente: http://www.tradicionperenne.com/TAOISMO/MARCOS%20TAO.htm
Tao Te King - Capítulo XIV
se llama elusivo.
Porque el oído escucha pero no puede oírlo,
se llama lo rarificado.
Porque la mano lo tienta pero no puede hallarlo,
se llama lo infinitesimal.
Estos tres, porque no pueden escrutarse más,
se mezclan en uno solo.
Su surgimiento no aporta luz;
su hundimiento no aporta oscuridad.
Interminable es la serie de cosas sin nombre,
en su camino de regreso adonde no hay nada.
Se llaman formas amorfas,
formas sin forma;
se llaman vagas semejanzas.
Vé hacia ellas, y no podrás ver frente;
vé tras ellas, y no podrás ver detrás.
Empero, asiéndote al Camino que era
podrás montar las cosas que ahora son.
Pues conocer lo que una vez fue en el Principio,
esto se llama la esencia del Camino.
Versión de Arthur Waley
Lie Zi - Tang Wen
Fei Wei le dijo: "Primero tienes que aprender a no parpadear; luego podremos hablar de cómo se dispara un arco". Ji Chang volvió a su casa, se tendió debajo del telar de su mujer y fijó los ojos en la cárcola. Al cabo de dos años no parpadeaba aunque le cayera en los ojos la punta de una aguja. Fue a contárselo a Fei Wei. Éste le dijo: "Aún no; debes aprender a aguzar tu vista y entonces te enseñaré. Cuando llegues a ver grande lo pequeño y nítidamente lo diminuto, ven a decírmelo."
Chang colgó en la ventana un piojo atado a un pelo de rabo de buey y, cara al sur, fijó en él su mirada. A los diez días comenzó a ver el piojo cada vez más grande. A los tres años veía el piojo del tamaño de una rueda de carro, y cuando miraba las demás cosas, eran como cerros o montañas. Entonces, empuñando un arco hecho de cuerno de Yan y colocando en él una flecha de bambú de Jing, disparó sobre el piojo. Sin romper el pelo, la flecha le atravesó justo en el medio. Fue a decírselo a Fei Wei. Éste, saltando y golpeándose el pecho con los puños, le dijo: "¡Ya los has conseguido!"
Cuando Ji Chang hubo aprendido todo el arte de Wei, consideró que ya sólo le quedaba un único contrincante en el mundo y proyectó dar muerte a Fei Wei. Se encontraron en despoblado y se dispararon mutuamente sus flechas. Éstas chocaban a medio camino y caían al suelo sin levantar polvo. A Fei Wei se le agotaron las flechas. Ji Chang disparó la última que le quedaba. Fei Wei la repelió con la punta de un tallo de espino. Entonces ambos se echaron a llorar y, arrojando a un lado sus arcos, se saludaron uno al otro tocando con la frente en tierra. Unidos en adelante como padre e hijo, sellaron su juramento con un corte en el brazo y se comprometieron a no enseñar su arte a ninguna otra persona.
Traducción, Iñaki Preciado
Lie Zi, El libro de la perfecta vacuidad, Barcelona, 2002
7 may 2008
Dhammapada - Capítulo V (fragmento)
61. Si un hombre busca y no puede encontrar alguien que es mejor o igual que él, que prosiga reciamente la senda de la vida. No puede haber amistad con un necio.
62. "Tengo hijos, tengo riqueza", así contabiliza el necio en su mente. Pero él mismo no se pertenece. ¡Cuánto menos los hijos y la riqueza!
63. Un necio consciente de su necedad es por tal razón un hombre sabio, pero el necio que piensa que es un sabio es verdaderamente un necio.
64. Aun si toda su vida un necio se asocia con un sabio, no comprenderá la Enseñanza, igual que la cuchara nunca captará el saber de la sopa.
65. Si un hombre inteligente se asocia con uno sabio, aunque sólo sea por un momento, rápidamente comprenderá la Enseñanza, como la lengua capta el saber de la sopa.
66. Necios, hombres de inteligencia inferior, se comportan como sus propios enemigos, cometiendo males actos que producen frutos amargos.
67. No está bien hecho aquel acto que causa remordimiento después de llevado a cabo, y cuyo resultado uno experimenta lamentándolo con lágrimas en la cara.
68. Bien hecho es aquel acto que no causa arrepentimiento y cuyo resultado uno experimenta con la mente llena de gran deleite y felicidad.
69. Mientras un mal acto cometido no da su fruto, durante ese tiempo el necio lo cree tan dulce como la miel, pero cuando el mal acto madura, el necio se enfrenta al dolor.
70. Aunque mes tras mes un necio sólo pudiera comer como mucho alimento un pellizco de hierba kusa, aun eso no sería la sexta parte.
71. Un acto malo ejecutado no da su fruto inmediatamente, igual que la leche no se vuelve agria enseguida. Tal como el fuego cubierto de cenizas arde, así el mal acto persigue al necio quemándolo.
72. Para su ruina, por supuesto, consigue el necio conocimiento y fama, que oscurecen su destine y ofuscan su mente.
73. Ese necio desea reputación y prioridad entre los monjes, autoridad en los monasterios y honores entre otras familias.
74. Deja que laicos y monjes piensen que él es el que ejecuta cada trabajo, grande o pequeño, dejando que se refieran a él. Así es la ambición de este necio, aumentando sus deseos y su orgullo.
75. Mas, ciertamente, uno es el sendero que conduce a las conquistas mundanas y otro el que lleva al Nibbana. Comprendiéndolo así el monje, no se regocija con los favores mundanos, sino que cultiva el desapego.