Los gorriones de Jesús

Los gorriones de Jesús

Cuando el niño Jesús tenía cinco años, después de una lluvia, jugaba junto a los vados de un arroyo. Y reunió el agua que fluía, que era inmunda, en estanques y de inmediato los hizo puros y virtuosos; con una sola palabra les ordenó y no por medio de una obra. Luego, tomando arcilla blanda de su mezcla, formó doce gorriones. Era Sabbath cuando hacía estas cosas mientras jugaba. Y muchos niños también jugaban con él. Y un judío, al ver lo que hizo Jesús en Sabbath, se fue e informó a su padre José, diciendo: “¡Mira! Tu hijo estaba jugando junto al arroyo y tomó barro y formó doce gorriones con él y profanó el Sabbath”. José llegó al lugar y, al ver a Jesús, le gritó, diciendo: «¿Por qué haces estas cosas en Sabbath que no es lícito hacer?» Pero Jesús, batiendo palmas, gritó a los gorriones y les dijo: “Vayan, tomen vuelo y acuérdense de mí, vivientes”. Y, tomando vuelo, los gorriones se alejaron graznando. Los judíos que vieron esto se asombraron y se fueron e informaron a sus líderes el milagro que habían visto realizar a Jesús.

Evangelio de Pseudo Mateo 

Las sombras hambrientas detrás de los muros - Tirokutta Sutta

El poema referente a las ofrendas hechas a los familiares que han partido antes de esta vida.  Están detrás de los muros, Al lado de la ventana, en la cuadra, Al lado del marco de la puerta, Cada uno volviendo a su viejo hogar.  Mientras se les provee abundante comida y bebida, Comida sólida y blanda, Ninguno se ha acordado de eso: Así son las acciones de los seres.  Por eso, los que tienen compasión Por sus parientes, les ofrecen Comida y bebida pura y deliciosa, En su debido y apropiado tiempo [pensando:] “Que esto sea para nuestros parientes, Que nuestros parientes sean felices”.  Y aquellos reunidos aquí En la asamblea de los parientes fallecidos Agradecen apreciativamente la abundante comida y bebida:  “Que nuestros parientes tengan una larga vida, Aquellos, de los cuales ahora lo hemos obtenido. Nos sentimos honrados Y los donantes no quedarán sin recompensa”.  En verdad no hay cultivo, no hay pastoreo de ganado [en aquel reino], No hay comercio, tampoco dinero para comprar o vender.  De lo que se les ofrece aquí a las sombras hambrientas, Sólo de eso viven, de eso subsisten.  Como el agua de la lluvia Se esparce por las colinas y baja a los valles, De la misma manera se esparce el mérito De las ofrendas hechas a las sombras hambrientas.  Como el agua de los ríos que llena el océano, Así también llena todo, la ofrenda hecha a las sombras hambrientas.  “Él me ha ofrendado, actuó en mi nombre, Fueron mis parientes, mis compañeros, mis amigos”. Recuerden lo que antes ha sido hecho Y ofrenden a las sombras hambrientas Para que no haya más lamento, llanto ni tristeza.  Pero cuando la ofrenda está hecha, Y bien establecida dentro del Sangha, El beneficio de esto será inmediato Y durará por largo tiempo.  De esta manera el deber propio por los parientes Ha de ser demostrado, una gran honra ha de ser hecha a las sombras hambrientas, Entonces, los monjes rebosarán de la fuerza: El mérito que ganan no es nada pequeño.  Tirokutta Sutta

El poema referente a las ofrendas hechas a los familiares que han partido antes de esta vida.


Están detrás de los muros,
Al lado de la ventana, en la cuadra,
Al lado del marco de la puerta,
Cada uno volviendo a su viejo hogar.

Mientras se les provee abundante comida y bebida,
Comida sólida y blanda,
Ninguno se ha acordado de eso:
Así son las acciones de los seres.

Por eso, los que tienen compasión
Por sus parientes, les ofrecen
Comida y bebida pura y deliciosa,
En su debido y apropiado tiempo [pensando:]
“Que esto sea para nuestros parientes,
Que nuestros parientes sean felices”.

Y aquellos reunidos aquí
En la asamblea de los parientes fallecidos
Agradecen apreciativamente la abundante comida y bebida:

“Que nuestros parientes tengan una larga vida,
Aquellos, de los cuales ahora lo hemos obtenido.
Nos sentimos honrados
Y los donantes no quedarán sin recompensa”.

En verdad no hay cultivo, no hay pastoreo de ganado [en aquel reino],
No hay comercio, tampoco dinero para comprar o vender.

De lo que se les ofrece aquí a las sombras hambrientas,
Sólo de eso viven, de eso subsisten.

Como el agua de la lluvia
Se esparce por las colinas y baja a los valles,
De la misma manera se esparce el mérito
De las ofrendas hechas a las sombras hambrientas.

Como el agua de los ríos que llena el océano,
Así también llena todo, la ofrenda hecha a las sombras hambrientas.

“Él me ha ofrendado, actuó en mi nombre,
Fueron mis parientes, mis compañeros, mis amigos”.
Recuerden lo que antes ha sido hecho
Y ofrenden a las sombras hambrientas
Para que no haya más lamento, llanto ni tristeza.

Pero cuando la ofrenda está hecha,
Y bien establecida dentro del Sangha,
El beneficio de esto será inmediato
Y durará por largo tiempo.

De esta manera el deber propio por los parientes
Ha de ser demostrado, una gran honra ha de ser hecha a las sombras hambrientas,
Entonces, los monjes rebosarán de la fuerza:
El mérito que ganan no es nada pequeño.

Tirokutta Sutta

El camino del cielo no tiene parientes

El camino del cielo no tiene parientes

El Camino consiste en enderezarse a sí mismo y esperar la dirección del destino. Cuando va a llegar un momento, no puedes salir afuera a saludarlo y traerlo hacia ti; cuando un momento va a abandonarnos, no puedes detenerlo y hacerlo regresar. Por ello, los sabios no son ni ambiciosos ni apocados.

Yo flui con el tiempo durante tres años; cuando el tiempo se fue, yo me fui; cuando me había ido durante tres años, el tiempo estaba ahí y yo lo seguí. Cuando ni rechazaba nada ni estaba atado a nada, estuve en el lugar correcto, en el centro.

El Camino del Cielo no tiene parientes; sólo se asocia con la virtud. Cuando el logro de la fortuna no es el efecto de la propia ambición, uno no está orgulloso de sus logros. Cuando el que ocurran calamidades no es obra de uno, no se lamentan las propias acciones. Cuando la mente interior está en calma y tranquila, no sobrecarga sus poderes.

Si uno no se asusta cuando ladran los perros, uno tiene confianza en la veracidad de la propia condición, sin que nada esté fuera de lugar.

Por ello, quienes realizan el Camino no están confusos, quienes conocen el destino no están preocupados.

Cuando mueren los emperadores, sus cadáveres son enterrados en los campos, pero son conmemorados en la sala ceremonial de la luz; esto muestra que el espíritu es más precioso que el cuerpo. Por ello, cuando el espíritu lo controla, el cuerpo obedece; cuando el cuerpo lo supera, el espíritu se agota. Aunque pueda utilizarse el brillo intelectual, debe retornarse al espíritu, a esto se le llama gran maestría.

Wen Tzu, capítulo 6