El camino del cielo no tiene parientes

El camino del cielo no tiene parientes

El Camino consiste en enderezarse a sí mismo y esperar la dirección del destino. Cuando va a llegar un momento, no puedes salir afuera a saludarlo y traerlo hacia ti; cuando un momento va a abandonarnos, no puedes detenerlo y hacerlo regresar. Por ello, los sabios no son ni ambiciosos ni apocados.

Yo flui con el tiempo durante tres años; cuando el tiempo se fue, yo me fui; cuando me había ido durante tres años, el tiempo estaba ahí y yo lo seguí. Cuando ni rechazaba nada ni estaba atado a nada, estuve en el lugar correcto, en el centro.

El Camino del Cielo no tiene parientes; sólo se asocia con la virtud. Cuando el logro de la fortuna no es el efecto de la propia ambición, uno no está orgulloso de sus logros. Cuando el que ocurran calamidades no es obra de uno, no se lamentan las propias acciones. Cuando la mente interior está en calma y tranquila, no sobrecarga sus poderes.

Si uno no se asusta cuando ladran los perros, uno tiene confianza en la veracidad de la propia condición, sin que nada esté fuera de lugar.

Por ello, quienes realizan el Camino no están confusos, quienes conocen el destino no están preocupados.

Cuando mueren los emperadores, sus cadáveres son enterrados en los campos, pero son conmemorados en la sala ceremonial de la luz; esto muestra que el espíritu es más precioso que el cuerpo. Por ello, cuando el espíritu lo controla, el cuerpo obedece; cuando el cuerpo lo supera, el espíritu se agota. Aunque pueda utilizarse el brillo intelectual, debe retornarse al espíritu, a esto se le llama gran maestría.

Wen Tzu, capítulo 6

Encerrado entre palabras

 

Mumonkan - Encerrado entre palabras

Un estudiante de Zen le dijo a Unmon: “La brillantez de Buda ilumina todo el universo.”

Antes de que hubiera terminado  la frase Unmon le preguntó:  “Estás recitando el poema de otro, ¿no es cierto?”

“Si.” Respondió el estudiante.

“Estás encerrado entre palabras”, le dijo Unmon.

Luego otro maestro, Shishin, preguntó a sus discípulos: “¿Hasta qué punto el estudiante estaba encerrado entre palabras?"

Del Mumonkan

Ahora lo que se llama muerte ha llegado hasta ti


Oh hijo de noble familia, ahora lo que se llama muerte ha llegado hasta ti. No eres el único que abandona este mundo; a todos nos sucede. No deberías, pues, sentir deseo o anhelo por esta vida. Aunque sientas deseo y anhelo, no puedes quedarte; tan sólo podrías vagar por el samsara. No desees, no anheles. Recuerda las Tres Joyas. Oh hijo de noble familia, cualesquiera que sean las proyecciones terroríficas que puedan aparecer ante ti en el bardo del Absoluto, no olvides estas palabras; sigue adelante recordando siempre su significado. Éste es el punto esencial de la enseñanza:

Ahora cuando el bardo del Absoluto surge ante mí,

abandonaré todo pensamiento de miedo y terror,

reconoceré como proyecciones propias todo lo que vea,

sabiendo que son sólo visiones del bardo.

Llegado a este punto crucial,

no temeré a las divinidades pacíficas ni a las coléricas,

que son sólo mis propias proyecciones

Sigue adelante diciendo estas palabras de forma clara y precisa, sin dejar de recordar su significado. No lo olvides, pues es esencial reconocer con certeza que cualquier cosa que pueda aparecer ante ti, por terrorífica que sea, es sólo una proyección de ti mismo.

Oh hijo de noble familia, cuando tu cuerpo y tu mente se separen definitivamente, el Absoluto aparecerá, puro y claro aunque difícil de discernir, luminoso y brillante, con un resplandor aterrador, brillando como un espejismo sobre una llanura en primavera. No tengas miedo de él, no te confundas. Ésta es la irradiación natural de tu propio Absoluto y como tal debes reconocerlo.

Un gran rugido atronador surgirá del interior de la luz, el sonido natural del Absoluto, semejante a un millar de truenos retumbando al mismo tiempo. Éste es el sonido natural de tu propio Absoluto; así pues, no tengas miedo ni te sientas confundido. Tú tienes lo que se llama un "cuerpo mental de tendencias inconscientes", pero no tienes un cuerpo físico de carne y hueso, de modo que ningún sonido, color o rayo de luz puede dañarte en absoluto; no puedes morir. Basta con que los reconozcas simplemente como tus propias proyecciones. Debes saber que esto es el estado de bardo.

Oh hijo de noble familia, si no los reconoces de esta forma como tus propias proyecciones, cualquiera que sea la meditación que hayas practicado en vida, si no has hecho tuya esta enseñanza, las luces coloreadas te estremecerán, los sonidos te confundirán y los rayos de luz te aterrorizarán. Si no comprendes este punto esencial de la enseñanza, no reconocerás los sonidos, las luces y los rayos, y vagarás errante en el samsara.

Padma Sambhava - Bardo Thodol, Libro tibetano de los muertos

Traducción: Agustín López y María Tabuyo

Ahora estoy muerto, ¿qué puedo hacer?


¡Oh, noblemente nacido! Como dispones de un cuerpo fantasmal, encuentras a tus conocidos y tus lugares familiares como en un sueño. Cuando te encuentres con dichos conocidos, aunque trates de comunicarte con ellos, no te responderán. Cuando veas llorar a tus conocidos y seres queridos, pensarás: "Ahora estoy muerto, ¿qué puedo hacer?" Sientes un dolor que te traspasa, como un pez fuera del agua. Pero por muy profundo que sea tu dolor, el atormentarte a ti mismo no sirve de nada. Si cuentas con un maestro espiritual, reza a tu maestro espiritual. O reza a la Deidad Arquetípica compasiva. No te aferres a tus seres queridos, no sirve de nada. ¡Reza a los Compasivos, y no sufras ni te aterres!

¡Oh, noblemente nacido! Llevado por el rápido viento de la evolución, tu mente es impotente e inestable, como una pluma, girando y revoloteando. A los que lloran les dices: "No lloren, estoy aquí" Pero no se dan cuenta, y entonces comprendes que has muerto y sientes una gran angustia. ¡No te abandones a tu dolor! Hay un crepúsculo constante, gris, como el cielo otoñal justo antes del amanecer, ni es de día ni de noche. 

Noble hijo, en ese momento te detendrás junto a los puentes, a los templos, a los conventos, a las cabañas y a las chozas. Pero no podrás permanecer mucho en ellos porque tu espíritu, al no tener ya cuerpo, no puede estabilizarse en ninguna parte. Te sientes atormentado, amargado y acosado. Tiritas. Tu espíritu está disperso, vacilante y difuso. No tendrás más que un solo pensamiento: "Estoy muerto, ¿qué puedo hacer?" Con ese pensamiento, tu corazón se vuelve vacío y frío. Estás lleno de una tristeza interna infinita. No te apegues a un lugar, puesto que debes errar. No emprendas nada, deja que tu espíritu permanezca en su estado natural. He aquí el momento en el que no tendrás para comer más que lo que te consagren por sacrificio y en el que no podrás contar con tus amigos. Son los signos de que tienes que errar en el estado intermedio del devenir. La dicha y los tormentos dependerán de tu karma. Al pasear por tu propio país, al ver a tus vecinos, e incluso tu cadáver, pensarás dolorosamente: "¡Así pues, estoy muerto!" Tu cuerpo mental pierde entonces su seguridad, y te dices a ti mismo: "¡Oh! ¡Qué no daría yo por tener un cuerpo cualquiera! ", y te pondrás a buscar un cuerpo por todas partes. Aunque intentarás entrar nueve veces en tu cadáver, éste estará helado si es invierno, o descompuesto si es verano, o bien tu familia lo habrá quemado o enterrado, o bien las aves y las rapaces lo habrán despedazado, de forma que no encontrarás nada para reintegrarte porque ha transcurrido mucho tiempo desde que vagas por el bardo de la Verdad en Sí. He aquí por qué eres tan desgraciado y por qué quieres abismarte en las grietas y en las rocas. Es el sufrimiento del estado intermedio del devenir.

Mientras andes a la búsqueda de un cuerpo, no conocerás más que el sufrimiento. No hagas nada pues, y en lugar de aspirar a encontrar un cuerpo, permanece sin distraerte en el no-actuar .

Padma Sambhava, Libro tibetano de los muertos

Traducción: Robert Thurman

Lie Zi - De la emoción

Un hombre nacido en Yan se había criado en Chu, donde había vivido toda su vida. Viejo ya, emprendió el regreso a su país natal. Al llegar a Jin, otros viajeros que seguían su mismo camino lo engañaron. Indicándole las murallas le dijeron: "Ésas son las murallas de Yan." El hombre de Yan se puso triste. Señalándole un templo consagrado a los espíritus de la tierra, le dijeron: "Ése es un templo de los espíritus de la tierra de tu país". El hombre de Yan suspiró profundamente. Le señalaron una casa y le dijeron: "Ahí tienes la morada de tus antepasados". El hombre de Yan se puso a sollozar llevado por la emoción. Le indicaron unos montículos y le dijeron: "Ésas son las tumbas de tus antepasados". El hombre de Yan, sin poder contenerse, estalló en llanto. Entonces sus compañeros de viaje riendo a carcajadas le dijeron: "Te hemos estado engañando todo el tiempo: esto no es Yan, es Jin". El hombre de Yan se sintió avergonzado. Cuando efectivamente llegó a su país natal, al ver sus murallas, sus templos de los espíritus de la tierra, las cabañas y tumbas de los antepasados, la emoción que experimentó fue mucho menos intensa.


En Lie Zi, El libro de la perfecta vacuidad 

Seng Ts´an - Confiar en la Mente

 


(Seng Tsan, Tercer Patriarca del budismo Chan, siglo VII)


El gran camino no ofrece dificultades,

Si no elijes ni tienes preferencias.

Si eliminas agrado y desagrado

Todo es claro como el espacio.


Haz la mínima distinción

Y cielo y tierra quedarán separados.

Si deseas contemplar la verdad,

No estés a favor ni en contra.


Gusto y disgusto:

Esa es la enfermedad de la mente.

Sin comprender el signifcado profundo

No puedes detener el pensamiento.


Es claro como el espacio,

Nada falta, nada sobra.

Si deseas algo

No puedes ver las cosas como son.


En lo exterior, no te ates a las cosas.

En lo interior, no te pierdas en el vacío.

Detente y hazte uno

Y todo opuesto desaparece.


Si detienes el movimiento para obtener la quietud,

Esa quietud estará siempre en movimiento.

Si te aferras a los opuestos,

¿Cómo podrás conocer la unidad?


Si no comprendes la unidad,

Esto y aquello no pueden funcionar.

Negar al mundo es afirmarlo.

Perseguir el vacío es perder el vacío.


Cuanto más hablas y piensas,

Más pierdes el camino.

Corta todo pensamiento

Y muévete en libertad por todas partes.


Vuelve a la raíz y comprende.

Persigue las apariencias y pierdes la fuente.

Un momento de iluminación

Ilumina el vacío ante ti.


El vacío se convierte en algo:

Se trata de tu mirada engañosa.

No busques la verdad.

Solo renuncia a tus opiniones.


El dos viene del uno,

Pero ni siquiera te aferres a este uno.

Cuando tu mente está tranquila

Las diez mil cosas no presentan defecto.


No hay defecto, no hay diez mil cosas,

No hay perturbación, no hay mente.

Sin mundo, no hay nadie que lo busque.

Sin nadie que lo busque, no hay mundo.


Esto se convierte en Esto por Aquello.

Aquello se convierte en Aquello por Esto.

Si deseas comprender a estos dos,

Mìralos en su vacío original.


En el vacío ambos son lo mismo,

Y cada uno es portador de las diez mil cosas.

Si ya no los consideras como diferentes

¿Cómo podrías preferir uno u otro?


El Camino es calmo y amplio,

Ni fácil ni difícil.

Las mentes mezquinas lo pierden.

Al apurarse se demoran.


Si se aferran, van demasiado lejos,

Es inevitable que giren en el lugar equivocado.

Solo deja que sea. En definitiva,

Nada se va, nada se queda.


Sigue a la narturaleza y fúndete con el camino,

Libre, espontáneo y sin problemas.

Atado a tus pensamientos, pierdes la verdad.

Te vuelves pesado, torpe y enfermo.


Enferma, la mente se perturba.

Entonces ¿para qué aferrar o rechazar algo?

Si quieres profesar el Vehículo Único

No desprecies el mundo de los sentidos.


Si no desprecias los seis sentidos,

Eso ya es iluminación.

El cuerdo no actúa.

El ignorante se ata a sí mismo.


En el verdadero Dharma no hay esto o aquello,

Asi que ¿para qué perseguir ciegamente los deseos?

El error original

Es usar la Mente para agitar la Mente


Los apacibles y los perturbados siguen pensando.

En la iluminación no hay gusto ni disgusto.

Todos los opuestos son producto

De puntos de vista defectuosos.


Ilusiones, flores en el aire.

¿Para qué intentar recogerlas?

Victoria, derrota, correcto, erróneo 

¡Termina con todo eso!


Si el ojo nunca duerme,

Los sueños desaparecen por sí mismos.

Si la Mente no hace distinciones,

Las diez mi cosas son en esencia una.


Comprende esta esencia oscura

Y líbrate de enredos.

Considera las diez mil cosas como iguales

Y volverás a tu naturaleza original.


En todas partes los iluminados

Penetran en la fuente.

Esta fuente está más allá del tiempo y del espacio.

Un momento son diez mil años.


Aunque no puedas verlo,

El universo completo está ante tus ojos.


Infinitamente pequeño es infinitamente grande:

Sin límites, sin diferencias.

Infinitamente grande es infinitamente pequeño:

Las medidas no cuentan aquí.


Lo que es, es lo mismo que lo que no es.

Lo que no es, es lo mismo que lo que es.

Si estás en lugar distinto

No te molestes en quedarte ahi.


Uno es todo.

Todo es uno.

Cuando consideras las cosas de este manera,

Dejas de preocuparte por ser incompleto.


Confianza y Mente no son dos.

No-dos es confiar en la Mente.

Palabras y discursos no pueden separarlas,

No pueden, nunca pudieron, nunca podrán.