Seng Ts´an - Confiar en la Mente

 


(Seng Tsan, Tercer Patriarca del budismo Chan, siglo VII)


El gran camino no ofrece dificultades,

Si no elijes ni tienes preferencias.

Si eliminas agrado y desagrado

Todo es claro como el espacio.


Haz la mínima distinción

Y cielo y tierra quedarán separados.

Si deseas contemplar la verdad,

No estés a favor ni en contra.


Gusto y disgusto:

Esa es la enfermedad de la mente.

Sin comprender el signifcado profundo

No puedes detener el pensamiento.


Es claro como el espacio,

Nada falta, nada sobra.

Si deseas algo

No puedes ver las cosas como son.


En lo exterior, no te ates a las cosas.

En lo interior, no te pierdas en el vacío.

Detente y hazte uno

Y todo opuesto desaparece.


Si detienes el movimiento para obtener la quietud,

Esa quietud estará siempre en movimiento.

Si te aferras a los opuestos,

¿Cómo podrás conocer la unidad?


Si no comprendes la unidad,

Esto y aquello no pueden funcionar.

Negar al mundo es afirmarlo.

Perseguir el vacío es perder el vacío.


Cuanto más hablas y piensas,

Más pierdes el camino.

Corta todo pensamiento

Y muévete en libertad por todas partes.


Vuelve a la raíz y comprende.

Persigue las apariencias y pierdes la fuente.

Un momento de iluminación

Ilumina el vacío ante ti.


El vacío se convierte en algo:

Se trata de tu mirada engañosa.

No busques la verdad.

Solo renuncia a tus opiniones.


El dos viene del uno,

Pero ni siquiera te aferres a este uno.

Cuando tu mente está tranquila

Las diez mil cosas no presentan defecto.


No hay defecto, no hay diez mil cosas,

No hay perturbación, no hay mente.

Sin mundo, no hay nadie que lo busque.

Sin nadie que lo busque, no hay mundo.


Esto se convierte en Esto por Aquello.

Aquello se convierte en Aquello por Esto.

Si deseas comprender a estos dos,

Mìralos en su vacío original.


En el vacío ambos son lo mismo,

Y cada uno es portador de las diez mil cosas.

Si ya no los consideras como diferentes

¿Cómo podrías preferir uno u otro?


El Camino es calmo y amplio,

Ni fácil ni difícil.

Las mentes mezquinas lo pierden.

Al apurarse se demoran.


Si se aferran, van demasiado lejos,

Es inevitable que giren en el lugar equivocado.

Solo deja que sea. En definitiva,

Nada se va, nada se queda.


Sigue a la narturaleza y fúndete con el camino,

Libre, espontáneo y sin problemas.

Atado a tus pensamientos, pierdes la verdad.

Te vuelves pesado, torpe y enfermo.


Enferma, la mente se perturba.

Entonces ¿para qué aferrar o rechazar algo?

Si quieres profesar el Vehículo Único

No desprecies el mundo de los sentidos.


Si no desprecias los seis sentidos,

Eso ya es iluminación.

El cuerdo no actúa.

El ignorante se ata a sí mismo.


En el verdadero Dharma no hay esto o aquello,

Asi que ¿para qué perseguir ciegamente los deseos?

El error original

Es usar la Mente para agitar la Mente


Los apacibles y los perturbados siguen pensando.

En la iluminación no hay gusto ni disgusto.

Todos los opuestos son producto

De puntos de vista defectuosos.


Ilusiones, flores en el aire.

¿Para qué intentar recogerlas?

Victoria, derrota, correcto, erróneo 

¡Termina con todo eso!


Si el ojo nunca duerme,

Los sueños desaparecen por sí mismos.

Si la Mente no hace distinciones,

Las diez mi cosas son en esencia una.


Comprende esta esencia oscura

Y líbrate de enredos.

Considera las diez mil cosas como iguales

Y volverás a tu naturaleza original.


En todas partes los iluminados

Penetran en la fuente.

Esta fuente está más allá del tiempo y del espacio.

Un momento son diez mil años.


Aunque no puedas verlo,

El universo completo está ante tus ojos.


Infinitamente pequeño es infinitamente grande:

Sin límites, sin diferencias.

Infinitamente grande es infinitamente pequeño:

Las medidas no cuentan aquí.


Lo que es, es lo mismo que lo que no es.

Lo que no es, es lo mismo que lo que es.

Si estás en lugar distinto

No te molestes en quedarte ahi.


Uno es todo.

Todo es uno.

Cuando consideras las cosas de este manera,

Dejas de preocuparte por ser incompleto.


Confianza y Mente no son dos.

No-dos es confiar en la Mente.

Palabras y discursos no pueden separarlas,

No pueden, nunca pudieron, nunca podrán.