Me prosterno ante el todopoderoso bodhisattva Chenrezig.
¡Arya Chenrezig, el gran compasivo!
¡Vuestro perfecto cuerpo del color de una concha inmaculada,
embellecido con un puro y luminoso disco de luna
cual millar de rayos solares en el cielo brillando,
que opaca la brillante luz de los dâkas!
¡Renombrado cual maestro y guía de los seres de los tres reinos de existencia,
sóis el amigo único de todos los migradores!
¡Deidad protectora, compasión amorosa, por favor atendedme!
He, desde tiempo sin comienzo,
errado en la cíclica existencia, por senderos equivocados y ruinosos,
errando debido a equivocaciones y no virtudes del pasado:
¡Me arrepiento y apeno profundamente por todas mis malas acciones!
Por la fuerza de mis acciones egoístas
me hundo en el océano del sufrimiento cíclico;
el fuego llameante de la ira quema mi mente,
y la acumulada tiniebla de ignorancia mi sabiduría oscurece.
Mi consciencia sumergida está en el océano del apego,
la montaña del grande orgullo me obliga a los reinos inferiores;
los turbulentos vientos de la codicia me distraen en el samsâra:
atado estoy por los fuertes nudos de la vista egoísta.
Caído en este foso del deseo -cual pozo de ardientes carbones-,
cual lluvia cae el lodo del violento sufrimiento;
el elemento fuego, el sol quemante, arde arriba,
el elemento agua, la humedad de la tierra, enfría abajo;
afuera, el tenaz frío quema:
furiosos vientos me aterrorizan hasta lo más profundo de mi corazón.
¡Este sufrimiento es intensamente difícil de soportar!
¿cómo podéis conteneros?
(Con) todo este sufrimiento que he enfrentado
sin jamás abandonar aspirante fe en vos, arya Supremo,
Noble protector, ¿cómo podríais no pensar en beneficiar a los seres?
Amoroso Protector, ¿por qué no querríais mostrarme compasión?
Miserable en razón de mi nacimiento, del karma cansado estoy;
aunque menguado por el cansancio, la fuerza del karma es extremadamente dificil de revertir:
estas penas son difíciles de narrar.
Mi cuerpo, habla y mente, vienen bajo el mando de la no virtud
por la fuerza del fiero quemante fuego del karma negativo:
surje el miserable resultado de la consciencia.
Si el agregado -este cuerpo de ilusión- no puede soportar esto,
¿Amoroso Protector, Chenrezig, lo podéis soportar vos?
Cuando busco mirar el rostro del Compasivo
-luminoso cual el sol, lustroso cual la luna-
ver no puedo con ojos afligidos
por la enfermedad ocular de la ignorancia sin comienzo;
Protector del mundo, ¿dónde estás ahora?
Incapaz de tolerar este sufrimiento terrible,
tambaleante del pánico de extremo terror y miedo,
grito esta lamentación fervorosa:
una desesperada, mísera llamada de auxilio.
Protector amoroso, Chenrezig, ¿cómo podéis soportarlo?
Cuando en el momento de la muerte cambie de cuerpo,
apartado seré de amigos y parientes,
asido por el Amo de la muerte.
Mis parientes mundanos no querrán soltarme,
pero debido al poder del karma seré preso solo;
si en ese momento no existe refugio para mí,
¿me despediréis al samsâra, amoroso Protector?
Un ser como yo, oprimido por el karma
debido a plegarias erradas desde tiempo sin principio,
no ha sido librado aún de los tres reinos -el lugar del samsâra-
tantas veces como he tomado renacimiento por incontables eras;
tomando incontables cuerpos que caen a pedazos
-si juntase la carne y huesos llenarían la tierra,
si juntase la sangre y pus igualarían al grande océano-
Pero si considero lo que de mi karma queda, es más allá del pensamiento, inefable.
A pesar de que he pasado a través de los tres reinos incontables veces,
todas mis acciones han sido un desperdicio insensato;
si de entre todos mis posiblemente existentes renacimientos incontables
hubiese tan sólo uno en el cual
hubiese cumplido una sola acción hacia el propósito insuperable de la Iluminación,
por el sólo haberle ejecutado habría habido algún sentido;
Karma es poderoso y debido a la gran fuerza de las aflicciones
los seres toman cuerpos de carne y sangre, y erran en el samsâra.
Atrapado en la lamentable penuria de la prisión de la existencia,
debido a mis malas acciones todo este feroz inextinguible sufrimiento surje de mis propios actos:
¡Os suplico que con vuestra gran compasión cortéis este continuo,
y destruyáis los vientos de karma y aflicción.
Conforme erro perpetuamente en la tiniebla de la ignorancia
por el poder de los vientos del karma y la aflicción,
¿no podéis ver (acaso) con los rayos de vuestra lámpara de sabiduría?
Puesto que no puedo tolerar los resultados de mis acciones equivocadas,
¿no ejecutaréis vuestra compasiva actividad iluminada?
Puesto que sufro la enfermedad de los tres venenos, tan difícil de soportar,
¿no me curaréis con la diestra medicina de la compasión?
Puesto que caigo del risco de las vistas erradas,
¿no me atraparéis con vuestra compasiva mano?
Puesto que ardo en el gran fuego de sufrimiento del karma,
¿no permitiréis caer sobre mí el refrigerante continuum del agua de vuestra compasión?
Una vez que haya purificado mi karma en los tres reinos de la cíclica existencia
y obtenido mi meta,
a esa hora vuestra gran compasión no me será de ayuda alguna.
Si despreciáis las propensiones kármicas de los seres sensibles,
¿hacia quiénes actuará vuestra grande compasión?
A Vos, domador supremo de los seres, dotado del poder de la compasión:
¡Por favor, no seáis descuidado, indiferente o perezoso!
¡Vencedor Compasivo, desde vuestro corazón, miradme!
Chandrakîrti.