Tu propia experiencia
Cada realidad es eterna, cada esencia es tal como es: no la busques en el exterior. Si tienes una gran fe, los budas son sólo estados de tu propia experiencia, estés andando, de pie, sentado o tendido, no hay diferencia alguna.
Esto que te estoy diciendo ya es un modo de constreñir lo que es libre. ¿Estás de acuerdo con ello? ¿Y qué significado le das al hecho de estar de acuerdo o de no estarlo?
La inaprensibilidad
E1 budismo es inaprensible, puede dar vida a la gente, pero también puede arrebatársela. Percibir la naturaleza esencial y la Iluminación va más allá del tiempo.
La realidad de la mente
La tierra y el cielo están formados en su totalidad por la mente, pero ¿cómo puedes explicar el principio de que estén constituidos por la mente? ¿Y cómo puedes explicar la realidad de la mente sin forma que impregna las diez direcciones? No hay nada que no surja de la compasión que genera conocimiento, ni nada que no surja del conocimiento que activa la compasión, ni nada que no proceda de la compasión y del conocimiento que iluminan por igual el océano de la naturaleza esencial, impregnando la totalidad del universo, en completa fluidez y libertad. Cuando se conoce la luz y la oscuridad, la materia y la vacuidad, cuando la compasión y el conocimiento están unidos por igual en el umbral donde se concentra la bondad, se manifiesta la recompensa, la respuesta y la realidad; libre e independiente la mente beneficia ampliamente al mundo. Tanto la tierra como el vasto espacio son manifestaciones del umbral donde se concentra la bondad. Por eso se dice que la realidad de la mente sin forma impregna las diez direcciones.
Completamente espaciosa
La actividad de los budas es completamente espaciosa, sin límites. La puerta de la vacuidad es la entrada a la liberación; si deseas ayudar a los demás no albergues intención alguna. Trasciende el pasado, el presente y el futuro, así no podrás elevarte ni caer; los proyectos se oponen a la realidad, porque ésta no pertenece al reino de lo creado.
Muévete, y producirás la raíz del nacimiento y de la muerte; permanece en la quietud, y te embriagarás en la tierra del olvido. Si ambas, actividad y quietud, son erradicadas, te sumergirás en una vacía aniquilación. Si renuncias al movimiento y a la quietud, creerás haber alcanzado la naturaleza búdica.
Ante los objetos y las situaciones debes ser como un árbol muerto o como las frías cenizas, actuando de forma responsable, acorde con el momento, sin perder el apropiado equilibrio. Un espejo refleja infinidad de imágenes sin empañar su brillo; los pájaros vuelan a través del cielo sin alterar su color.
La gran tarea
En tanto no hayas realizado la gran tarea y no estés íntimamente unido con el linaje de la fuente, debes evitar memorizar sentencias y vivir de la conciencia conceptual. ¿Acaso no se ha dicho: «Los conceptos actúan como ladrones, la conciencia se convierte en olas»? Todo el mundo ha sido arrastrado y ahogado por ellas. Sin libertad alguna.
Si no has aprendido la gran tarea, nada hay comparable al aquietamiento, en el sentido de sereno cese, de purificar y calmar el cuerpo y la mente. Evita en cualquier momento obsesionarte por cosas, y te será fácil descubrirla.
Edición de Thomas Cleary