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Lamentación por el rey de Tiro - Ezequiel 28:11-19
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
Hijo de hombre, entona una lamentación sobre el rey de Tiro. Tú le dirás: Así habla el Señor:
Eras un modelo de perfección,
lleno de sabiduría
y de acabada hermosura.
Estabas en Edén, el Jardín de Dios,
recubierto de piedras preciosas
de todas las especies:
sardo, malaquita, y diamante,
crisólito, ónix y jaspe,
zafiro, topacio y esmeralda.
Llevabas adornos labrados en oro
y encajes preparados para ti
el día en que fuiste creado.
Yo había hecho de ti
un querubín protector,
con sus alas desplegadas;
estabas en la montaña santa de Dios
y te paseabas entre piedras de fuego.
Eras irreprochable en tus caminos
desde el día en que fuiste creado,
hasta que apareció tu iniquidad:
a fuerza de tanto traficar,
tu interior se llenó de violencia
y caíste en el pecado.
Por eso yo te expulso
como algo profanado
lejos de la montaña de Dios;
te hago desaparecer, querubín protector,
de entre las piedras de fuego.
Tu corazón se llenó de arrogancia
a causa de tu hermosura;
corrompiste tu sabiduría
a causa de tu esplendor.
Pero yo te arrojé por tierra
y te expuse como espectáculo
delante de los reyes.
Con tus numerosas culpas,
con tu comercio venal,
profanaste tus santuarios.
Pero yo hago brotar de ti mismo
el fuego que te devora.
Te reduciré a cenizas sobre el suelo
delante de todos los que te miran.
Todos los pueblos que te conocen
están consternados por ti;
te has convertido en un motivo
de espanto
y no existirás nunca más.