Para practicar el Zen es necesario que te desidentifiques de los pensamientos. Éste es el mejor modo de ahorrar energía. Desapégate del pensamiento emocional y comprenderás que el mundo objetivo no existe. Entonces sabrás como practicar el Zen.
La mente y el mundo
Había una vez un monje que había dedicado toda su vida a practicar el budismo. Cierta noche, mientras se hallaba paseando, pisó algo viscoso y creyó que se trataba de un sapo. Entonces se llenó de pesar por haber transgredido el precepto de respetar la vida. Aquella noche soñó que cientos de ranas solicitaban su vida a cambio.
A la mañana siguiente el monje estaba desolado pero, cuando volvió al lugar, descubrió que solo había pisoteado una berenjena marchita. En aquél mismo instante todo su desasosiego se desvaneció y comprendió por primera vez el significado de la frase: “El mundo objetivo no existe”. A partir de ese incidente supo cómo practicar Zen.
El Zen innato
¿Por qué no percibes tu verdadera naturaleza cuando se trata de algo innato en ti? El budismo no propone nada extraño, sólo intenta alcanzar lo esencial.
Nuestra enseñanza no pretende eliminar los ensueños, reprimir el cuerpo y la mente y cerrar los ojos. El Zen no es eso.
Observa tu estado actual. ¿Cuál es su razón de ser? ¿Qué es lo que te confunde?
La discriminación y la no discriminación
Debes ser consciente de la mente no discriminativa sin prescindir de la mente discriminativa y de lo que no puede ser percibido sin renunciar a la percepción.
La independencia
¿Qué buscas en los “Centros Zen” Soluciona tus problemas sin escuchar lo que digan los demás.
¿Quién eres tú?
Dirige tu mirada hacia ti mismo. Observa la mente que piensa. ¿Quién está pensando?
La racionalización
Si racionalizas te resultará imposible comprender el Zen. Para comprenderlo debes interrumpir toda conceptualización.
Hay quienes escuchan esto y dicen que no hay nada más que añadir y que tampoco existe motivo alguno para decir nada sin percatarse de que, cuando hablan así, ya están cayendo en la conceptualización.
Dar vueltas
¿Por qué no puedes comprender tu mente? Transformar a “tu propia mente” en un cliché y tratar luego de servirte de él para alcanzar la realización es como atar una cuerda al extremo del poste y comenzar a dar vueltas en torno a él.
El reconocimiento
La iluminación se parece a tropezar con tu padre en la ciudad tras permanecer varios años alejado de casa. En cuanto lo ves, lo reconoces de inmediato sin necesidad de preguntarle a nadie de quien se trata.
La percepción Zen
Sólo podrás considerarte un verdadero adepto cuando percibas antes de que aparezca el menor indicio, antes de ponerte a pensar, antes de que emerjan las ideas.
Dar un paso atrás
Para observar debes dar un paso atrás. Pero ¿cómo puedes hacerlo? No se trata de que lo descuides todo y te sientes a meditar, sojuzgando el cuerpo y la mente hasta convertirlos en algo tan estéril como la tierra y la madera.
Si das un paso atrás comprenderás las máximas y los relatos que antes te parecían incomprensibles. Da un paso atrás y descubre por ti mismo la causa de tu ignorancia.
La duda y la certeza
Para comprender el Zen debes interrogarte en profundidad. Cuando lo hagas, la sabiduría trascendente brotará desde lo más profundo de tu ser.
Tú mismo
En cierta ocasión un monje estaba bajando las escaleras cuando escuchó la llamada de un anciano maestro. Cuando el monje se volvió, el maestro le dijo: “Desde el momento del nacimiento hasta el instante de tu muerte nunca dejarás de ser tú mismo ¿por qué, entonces, vuelves la cabeza y te alarmas?”
En aquel mismo momento el monje comprendió el Zen.
¿Qué significa “no dejar nunca de ser uno mismo desde el momento del nacimiento hasta el instante de la muerte”? ¿Quién eres tú? Apenas aparezca la menor intención de descubrit quién eres, no podrás conseguirlo. Es difícil verse a uno mismo. Muy difícil.
Hoy en día la gente responde a esta pregunta diciendo: “Yo soy yo, ¿quién iba a ser si no?” ¿Pero qué tipo de comprensión es ésa? Si tu también respondes de esa manera, ¿cómo interpretas entonces la frase “desde el momento del nacimiento hasta el instante de la muerte”? ¿Cómo puedes estar seguro de saber quién eres?
El Zen personalista
La gente de hoy en día es tan inconstante como la de antaño y sus capacidades son igualmente variables. La comprensión intelectual y las interpretaciones parciales de las palabras de los patriarcas los mantienen en ese estado.
La confusión
Los maestros de la antigüedad eran tan compasivos que decían: “La acción es la actividad del Buda. Cuando nos sentamos somos el Buda sedente. Los fenómenos son la enseñanza del Buda. Los sonidos son la palabra del Buda”. Sin embargo, es un error pensar que todos los sonidos reflejan la voz de la iluminación o que todas las formas evidencianla imagen de la iluminación.
La fijación
Si te aferras un sólo instante al reconocimiento de que “esto es eso”, quedarás cautivo de pies y manos sin posibilidad alguna de moverte.
En cuanto se produzca este reconocimiento habrás perdido la perspectiva correcta. Si no te aferras a él, todavía puedes salvarte.
Esto es parecido a construir un bote y equiparlo para emprender un largo viaje en busca de un tesoro lejano. Si no levas el ancla seguirás junto a la orilla por más que remes hasta extenuarte y aunque sientas que la barca se mece sobre las olas, no te moverás una sola pulgada.
Conócete a ti mismo
Yo aconsejo a las personas que traten de conocerse a sí mismas. Hay quienes creen que ésta es una tarea sencilla, aplicable tan sólo a principiantes. Pero reflexiona con cuidado y pregúntate tranquilamente a qué le llamas “yo”.
Mala aplicación
El budismo es una enseñanza que permite economizar energía, pero los seres humanos no dejan de inventar excusas para seguir sufriendo. Conscientes de esta dificultad, los antiguos maestros
recomendaron la meditación silente. Éste era un buen consejo. Sin embargo, la gente ha olvidado
lo que querían decir los maestros y se limita a cerrar los ojos, reprimir el cuerpo y la mente y a sentarse como fardos esperando que llegue la iluminación. ¡Qué insensatez!
La escencia del Zen
Versión Thomas Cleary