En el este vivía un hombre llamado Yuan Jing Mu. En el curso de un viaje, se quedó sin comida a medio camino. Un bandido de Hu fu, de nombre Qiu, lo vió y bajó a socorrerlo. Le dio agua y comida. Yuan Jing Mu, después de tres bocados y tragos, pudo mirar a quien lo ayudaba y le preguntó: "¿Quién sois?" Le respondió: "Soy de Hu fu y me llamo Qiu" Yuan Jijg Mu exclamó: "¡Cómo! ¡Eres un bandido! ¿Por qué me has dado de comer? Mi sentido de la rectitud me impide alimentarme de tu comida." Apoyó ambas manos en el suelo y trató de vomitar, pero no lo consiguió, tan sólo salió de su boca el sonido de las arcadas. Luego se dejó caer por tierra y murió.
El hombre de Hu fu era un bandido, pero su acción de dar comida no era un acto de bandidaje. Considerar la acción de dar de comer como un acto de bandidaje porque procede de un bandido es perder el sentido de la diferencia entre nombre y realidad.
Lie Zi, El libro de la Perfecta Vacuidad, Shuo Fu, 22
Versión: Iñaki Preciado