A la llegada del día y de la noche,
entraré en la alianza de Dios;
al salir de la tarde y la mañana
enunciaré sus mandamientos,
y mientras éstos duren haré en ellos mi recinto,
sin desviarme de ellos.
Al principiar mis tareas y ocupaciones,
bendeciré su nombre;
al comienzo de toda actividad,
al acostarme y al levantarme,
y cuando esté reposando en mi lecho,
yo lo aclamaré.
Lo bendeciré, ofreciéndole el tributo de mis labios,
al abandonar la mesa de los hombres,
y antes de alargar la mano para alimentarme
con los deliciosos productos de la tierra.
Aunque broten el temor y el terror,
y perdure la angustia y la desolación,
lo bendeciré por haber realizado
maravillas extraordinarias;
meditaré acerca de su poderío,
y en sus gracias me apoyaré todo el día.
Sabiendo que en su mano está el juicio de todo lo viviente,
y que sus obras son la Verdad,
en el umbral de la angustia lo alabaré
y cuando me salve, también lo aclamaré.
(Columna 10, 10-17)
Yo, por mí, pertenezco a la humanidad culpable,
en compañía de la carne de iniquidad;
mis ofensas, mis faltas, mis pecados,
y la perversidad de mi corazón
me ponen en compañía de la piojera
y de los que van a las tinieblas.
Pero, si yo vacilo,
siempre serán mi salvación las gracias de Dios;
y si tropiezo por el extravío de la carne,
mi juicio será según la justicia de Dios,
que dura para siempre.
Mas si prolongare mi angustia,
librará a mi alma de la perdición,
y afianzará mis pasos en el camino.
En su misericordia me hizo aproximar,
y mi juicio sobrevendrá según su gracia.
En su justicia verídica me juzgó,
y en su gran bondad borrará todas mis ofensas.
Me limpiará en su justicia de la mancilla humana
y del pecado de los hijos de Adán,
para que se den gracias a Dios por su justicia,
y al Altísimo por su magnificencia.
¡Bendito seas, Dios mío,
que abres al conocimiento el corazón de tu siervo!
Consolida todas mis obras en la justicia,
y concede al hijo de tu sierva,
como lo quieres para aquellos que escoges de entre los hombres,
que se conserve ante ti para siempre
Extraído de Pierre Grelot, Introducción a los libros sagrados, Buenos Aires, Editorial Stella, 1965
Versión castellana de Carlos E. Olivera Lahore y Ramón Edmundo Odiard f.s.c.
Versión castellana de Carlos E. Olivera Lahore y Ramón Edmundo Odiard f.s.c.
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