Cuando llegó el séptimo día,
hice salir una paloma y la solté;
la paloma fue y volvió;
no teniendo dónde posarse, se volvió.
Hice salir una golondrina y la solté;
la golondrina fue y volvió;
no teniendo dónde posarse, se volvió.
Hice salir a un cuervo y lo solté;
el cuervo salió, y viendo el reflujo de las aguas
comió, chapoteó, graznó, y no volvió.
Los hice salir a los cuatro vientos, ofrecí un sacrificio,
derramé una libación en la cima de la montaña,
por debajo acumulé cañas, madera de cedro y de mirto.
Los dioses sintieron el olor;
los dioses sintieron el agradable olor;
los dioses, como moscas, se agruparon por encima del sacrificador.
Tableta 11, 145-161
Contenido completo
América
Apócrifos
Asvaghosa
Bardo Thodol
Bhagavad Gita
Biblia
Bodhidharma
Buda
Budismo
Canaán
Chilam Balam
China
Confucianismo
Confucio
Corán
Cristianismo
Dahui
Dao De Jing
Deshimaru Taisen
Dōgen
Egipto
Fenyang
Fo Yan
Gazas
Gnosticismo
Graves Robert
Hagakure
Hakuin
Han Shan
Hekiganroku
Hinduísmo
Hsu Yun
Hsuan Sha
Hua Hu Ching
Huai-Nan Tze
Huang Po
Hui Neng
Imágenes
Islamismo
Japón
Jesús
Judaísmo
Kalevala
Kokuan
Krishna
Lao Zi
Libro egipcio de los muertos
Lie Zi
Mazdeísmo
Meng Zi
Mesopotamia
Milarepa
Mitologias
Mumonkan
Muso
Nagarjuna
Padma Sambhava
Pai-chang
Patanjali
Popol Vuh
Profetas
Qingjing Jing
Sandokai
Sankara
Scholem Gershom
Sekito Kisen
Seng Ts'an
Sijismo
Sufismo
Sutras
Takuan
Tantra
Taoísmo
Thich Nhat Hanh
Tsong Khapa
Unmon
Upanishads
Wen Tzu
Wu Zu
Yuanwu
Zen
Zhuang Zi
Zohar
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario