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Un hijo afortunado


Ziqi tenía ocho hijos. Cierto día los reunió y, llamando a Jiufang Yin, le dijo: -"Examina los rostros de mis hijos y dime cuál de ellos será afortunado".

-Kun será el mas afortunado -dijo Jufang Yin.

¿De qué manera? -Preguntó admirado Ziqi.

Kun comerá con un príncipe hasta el final de sus días - Le respondió Jufang Yi.

Al oír esto, Ziqi, afligido y con los ojos llenos de lágrimas, exclamó:

-¿Por qué este hijo mío tiene que llegar a ese extremo?

Cuando alguien come con un príncipe -dijo Jufang Yin-, el honor se extiende a sus tres parentescos y sobre todo a sus propios padres; ¿cómo es que te echas a llorar?. Eso es rechazar la dicha.

Yin -dijo Ziqi-, ¿cómo sabes que Kun será verdaderamente afortunado? Sólo sabes que el olor del vino y los manjares llegarán a su nariz y a su boca, pero ¿puedes saber de qué manera le han de venir?. Yo no soy pastor, y ha nacido un cordero en el límite sudoeste de mi casa; tampoco soy cazador, y en el límite nordeste de mi casa nacieron codornices. Mi hijo y yo nos movemos en libertad, y andamos por Cielo y Tierra. No estamos asociados en negocios mundanos, ni conspiramos juntos, ni hacemos juntos nada extraordinario. Vivo con él conforme a la realidad del Cielo y de la Tierra, y no dejo que lo aflijan las cosas del mundo. Dejamos los dos que todo siga su curso, y yo procuro que su mente no se ocupe de la conveniencia de obrar o no. Y fíjate ahora, de que forma nos recompensa el Cielo. Donde hay señales extrañas, no puede sino haber hechos extraños; eso es peligroso, pero no será mi culpa ni la de mi hijo, sino algo impuesto por el Cielo. Por eso lloro.

Poco tiempo después, enviaron a Kun al estado de Yan, y en el camino fue secuestrado por unos bandidos. Como les resultaría difícil venderlo intacto, le cortaron un pie. Más tarde lo vendieron en el estado de Qi. Allí quiso la fortuna que llegara a ser portero mayor del duque Qu.

Kun comió carne hasta el final de sus días.

Zhuang Zi – Libro XXIV, capítulo XI
Versión de Iñaki Preciado