Yang Ping Zhong pidió a Guan Yi-wu que le hablara sobre el arte del yuang sheng (alimentar el principio vital). Guan Yi-wu le dijo: "Todo se reduce a actuar con espontaneidad, libre de frenos, libre de trabas." Yan Ping Zhong le preguntó: "¿Y cómo se lleva a la práctica?" Yi-wu le respondió: "Deja a tus oídos oír lo que desean, deja que tus ojos vean lo que desean ver; deja a tu nariz oler lo que desea oler, deja que tu voluntad actúe conforme a sus deseos. El oído desea oír la armonía de los sonidos, si ello no le es dado puede decirse que se coarta el oído. El ojo desea contemplar la belleza de los colores, si ello no le es dado puede decirse que se reprime la vista. La nariz desea oler fragancias y perfumes, si ello no le es dado puede decirse que se trabael olfato. La boca desea expresar el ser y el no ser, si no puede decirlo significa reprimir la inteligencia. Lo que hace al cuerpo sentirse a gusto es el disfrute de la belleza y los buenos manjares, si ello se le niega puede decirse que se pone trabas al propio bienestar. Lo que la voluntad desea es libertad y tranquilidad, y si no puede realizarlo es coartar la propia naturaleza. Todas estas trabas son como feroces tiranos. Eliminar a estos feroces tiranos y esperar alegremente la muerte, un día, un mes, un año, diez años, a eso llamo yo yang sheng. Conservar estos feroces tiranos, reprimirse sin deshacerse de ellos, para alcanzar en una gris tristeza una cierta longevidad, sean cien, mil o incluso diez mil años, a eso yo nunca lo llamaría yang sheng."
Guan Yi-wu añadió: "Ahora que os he hablado del arte del yang sheng, ¿qué me podéis decir de los ritos funerarios?" Yan Ping Zhong le contestó: "Son cosa sin importancia, ¿para qué hablar de ellos?" Guan Yin-wu le insistió: "Pues yo quisiera oír algo al respecto." Ping Zhong le dijo entonces: "Una vez muerto, qué más da todo. Pueden incinerarme o arrojarme al agua, pueden sepultarme o dejar mi cuerpo abandonado, pueden arrojarme envuelto en arpillera a una fosa o, vestido en traje de gala, con túnica bordada, encerrarme en un sarcófago. Poco importa lo que pueda suceder." Guan Yi-wu miró a Bao Shu-ya y dijo: "Los dos hemos comprendido cuál es el camino de la vida y de la muerte."
Libro de la Perfecta Vacuidad, Yang Zhu
Traducción Iñaki Preciado