El monje
Yuse era un hombre muy bello y una mujer se enamoró de él. Esta mujer estaba
casada y este amor prohibido la atormentaba. A pesar de los consejos de su
madre, no podía dejar de amarle y terminó por caer enferma.
Se refugió
en casa de su madre, la cual suplicó a Yuse que fuera para intentar curarla.
Yuse fue cada día a su casa para enseñarle los sutras. Poco a poco recuperó la
salud; pero un día, los dos cedieron al deseo del amor... De esta manera Yuse
infringió dos preceptos importantes: tuvo relaciones con una mujer casada y,
por amor a esta mujer, cometió un crimen asesinando al marido.
Rápidamente
fue presa de los remordimientos y del miedo, y fue a confiarse al Buda. Buda le
tranquilizó y le dijo que iba a darle el poder del no-miedo.
—Buda tomó
la postura de zazen, después otras posturas, adquirió múltiples formas.— todos
los fenómenos son como sombras en un espejo o como el reflejo de la Luna en el
agua.
Las gentes
estúpidas sufren a causa de su espíritu lleno de ilusiones, de locuras y de
miedos. Pero todo esto no son más que imágenes en un espejo, reflejos de la
Luna en el agua. Son las ilusiones de la conciencia, no tienen existencia real.
Por esta
enseñanza del Buda, Yuse tuvo el satori. Comprendió que hasta ese día su vida
había sido como un sueño, y que existía una vida auténtica, profunda, más allá
de este sueño. Esto es descubrir la vida tal y como se descubre las imágenes de
una película cuando se está revelando. Comprendió esto y tuvo el satori del
no-nacimiento, inmortal. Vivió lo que era antes del nacimiento, vivió el origen
de la vida. De esta manera alcanzó el estado de budeidad. Ahora existe.
Taisen
Deshimaru – El cuenco y el bastón