Discurriendo acerca del texto: "Sirve al Señor con alegría, ven a su presencia con cantos" [Salmos 100: 2], el Rabino Judah dijo: Sabemos que el servicio del Señor que no se realiza con alegría y celo, ese servicio es imperfecto. Pero, ¿qué sucede si un hombre peca en contra de los mandamientos de la ley y luego, en arrepentimiento, va a ofrecerle su servicio a Dios? ¿Con qué semblante puede un hombre en una ocasión así presentarse ante el Señor? Verdaderamente, él entonces, con el corazón contrito y con el espíritu en penitencia, ¿cómo podrá mostrar alegría y cantos? La verdad es, sin embargo, que los sacerdotes y los Levitas lo hicieron; fue el sacerdote quien se regocijó porque está lejos del castigo y está obligado siempre a manifestar un talante gozoso, mucho más que los demás. y respecto de los cantos, éstos los realizaron los Levitas porque era su función. AsÍ- el sacerdote se puso junto al hombre y con palabras adecuadas unificó y pronunció el Santo Nombre con alegría y al mismo tiempo los Levitas hicieron los cantos.
Pero en estos días en que no hay ofrendas, ¿cómo puede ese hombre manifestar alegría y cantos si regresa a su Señor con el corazón contrito y apenado, bañado en lágrimas y arrepentido? La respuesta se basa en un secreto. Hemos aprendido que: Un hombre debe entrar a la sinagoga a la distancia de dos puertas y luego debe orar. Esta es una referencia a las palabras de David: "Levanten sus cabezas, Oh rejas" [Salmos 24: 7]. Estas rejas son dos grados, y se encuentran a lo lejos, adentro; son los grados Misericordia [hesed] y Temor [pahad] al principio, y son las rejas del mundo [interior]. De aquí que en oración un hombre necesite fijar sus pensamientos en el Santo de Santos, es decir, el Nombre Santo y luego pronunciar su oración.
La misma lección se aprende en esto: La "alegría" es el nombre secreto de la Comunidad de Israel y llegará el día en que Israel dará fin á su exilio a través de la alegría, como está escrito: "Pues tú saldrás con alegría" [Isa. 55: 12]. Y luego dice: "Sirve al Señor con alegría". También dice: "Ven a su presencia con cantos". Así la alegría se hace completa pues el corazón lleva la alegría y la boca el canto.
Así vemos que éste es el camino que un hombre debe seguir para llegar a la presencia de su Señor, pues entonces se le podrá decir: "Sabe que el Señor, El, es Dios" [Salmos 1 00 : 3]; le corresponde a él entonces unificar el Nombre Santo y pronunciado, hacer de estos dos nombres uno reuniéndolos, y en esto está el verdadero servicio del Ser Supremo, bendito sea.
El Zohar, El libro del Esplendor
Selección y edición de Gershom Scholem
Traducción de Pura López Colomé