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Dōgen (1200-1253) - Uji: Ser-tiempo


Dogen (1200-1253) - Uji: Ser-tiempo
Dōgen Kigen (1200–1253)


A veces moviéndose en el fondo del más profundo océano,
A veces tres cabezas y ocho brazos,
A veces los diez y seis pies o los ocho pies del cuerpo dorado,
A veces un báculo, o un matamoscas,
A veces un pilar, o una linterna de piedra,
A veces el tercer hijo de Chang o el cuarto de Lee,
A veces la Tierra y el Espacio.



"A veces" (uji) significa el tiempo es existencia y la existencia es tiempo. Un cuerpo dorado de diez y seis pies es tiempo; y porque es tiempo, posee el brillo resplandeciente del tiempo. Debemos de entender esto como las doce horas del día, simplemente. Las tres cabezas y los diez y ochos brazos son el tiempo mismo. Y porque son el tiempo son inseparables de las doce horas del día.

Aunque no calculemos las doce horas del día como cortas o como largas, próximas o lejanas, de todos modos las llamamos las doce horas del día. Porque el ir y venir del tiempo son obvios, nadie duda de ello. Nadie duda pero esto no significa que entienden. Nuestras dudas como seres sintientes, acerca de esto o de aquello, no son nunca las mismas. Por lo tanto, el tiempo pasado de nuestras dudas no siempre coincide con lo que dudamos ahora. Aún así, las dudas no son más que tiempo.

La manera en que uno mismo se forma es la forma del universo entero. Cada cosa en el mundo es un "momento del tiempo" (ji-ji: tiempo-tiempo). Las cosas no se obstruyen entre sí, los momentos del tiempo nunca son un obstáculo el uno para el otro. Hay mentes hechas en el mismo momento del tiempo y hay momentos del tiempo en los que la misma mente se hace. Lo mismo sucede con la práctica y la realización. Es así como uno mismo formándose a sí mismo se ve a sí mismo. He ahí el entendimiento de que uno mismo no es más que tiempo.

Hay que entender que de esta manera hay innumerables formas y cientos de hierbas a través de la Tierra entera; y que, sin embargo, cada forma y cada hierba es la Tierra entera. Esto hay que entenderlo, pero en la práctica, desde la práctica. Cuando se está en el ámbito concreto de eso (inmo), sólo hay hierba y forma, sólo hay entendimiento de la forma y "no entendimiento de la forma", entendimiento de la hierba y "no entendimiento de la hierba". Y puesto que no hay nada más que justo este momento (shoti imuro ji), ser-tiempo es el tiempo del universo entero. Ser-tiempo y ser-forma no son más que tiempo. La totalidad de la existencia, la totalidad del universo existen en cada momento del tiempo. Nada se aparta ni se queda fuera del universo en este preciso momento. Observad y meditad profundamente en eso.

Aún así, una persona que no entiende el Buddha-dharma y oye hablar de la expresión "ser-tiempo", piensa para sí de esta manera: A veces llego a ser un demonio furioso de tres cabezas y ocho brazos; y otras llego a ser los diez y seis pies u ocho pies del cuerpo dorado del Buddha. Es como habiendo cruzado los ríos y subido las montañas: aunque las montañas y los ríos existen todavía yo pienso que los he dejado atrás, y que ahora resido en el "preciado palacio" y en la "torre de bermellón". Y me digo que aquellos ríos y aquellas montañas están tan lejos de mí como el cielo de la tierra. Pero resulta que las cosas no son tan simples. En el tiempo en el que las montañas fueron escaladas y los ríos atravesados vosotros estabais presentes. El tiempo no está separado de vosotros. Y así como ahora existe, el tiempo jamás se aleja; así como el tiempo no está marcado por el ir y venir, el momento en el que ascendisteis a las montañas es el ahora mismo (nikon) de lo que el tiempo es. ¿Acaso este ser-tiempo no se engulló el momento de ascender la montaña y el momento en el que residisteis en el preciado palacio y la torre de bermellón? ¿Acaso este ser-tiempo no devolvió, al modo de un vómito, este mismo ahora del ser-tiempo?

Tres cabezas y ocho codos son el tiempo de ayer. Diez y seis u ocho pies son el tiempo de hoy.

De todas maneras, la verdad de ayer y hoy se manifiesta, simplemente, en el momento en el que entrando a las montañas, yo veo en torno a mí los miles y miles de picos de las montañas.

Y es así como lo que pasa nunca pasa. Por tanto, seis cabezas y ocho codos son también mi ser-tiempo en un mismo momento. Aunque parezcan lejanos, ellos son el ahora mismo. Diez y seis u ocho pies son también mi ser-tiempo en un mismo movimiento. Aunque parezcan muy, muy lejanos, ellos son el ahora mismo. Del mismo modo, el pino es también tiempo, el bambú es también tiempo.

No debes pensar que el tiempo meramente vuela y se escapa. No debes pensar que el vuelo del tiempo es la única función del tiempo. Si el tiempo, sin más, volara entonces no habría más que intervalos entre "ayer" y "hoy", y tu estarías separado del tiempo. La razón por la cual no comprendéis el sendero del tiempo es porque consideráis que el tiempo no hace más que pasar.

En suma, los seres de todos los universos, aún siguiéndose los unos a los otros, en realidad no son más que momentos de un mismo tiempo. Y puesto que todos los momentos son ser-tiempo, tu eres ser-tiempo.

Ser-tiempo tiene el don de la regeneración: hoy regenera el mañana, hoy regenera el ayer, hoy regenera hoy, mañana regenera mañana. Porque la regeneración es el don del tiempo, no puede haber acumulación de los tiempos antiguos y de los tiempos presentes. Seigen es tiempo también. Obaku también es tiempo, Kozein y Sekito también son tiempo.

Puesto que unos y otros son siempre tiempo, la práctica y el despertar son simultáneamente tiempo. Enlodarse y entrar en el agua son igualmente tiempo. A pesar de que las maneras de ver de la gente común, así como las causas de estas maneras, son lo que son, en el momento en que ven, esto no es el dharma de la gente común. Es sólo el dharma de la gente común lo que condiciona a la gente común [a ver de esa manera].

Como la gente común piensa que este mismo ser y este mismo tiempo están fuera del dharma, ellos creen que el cuerpo dorado del Buddha de diez y seis pies no son ellos mismos. Esta ceguera de cuando dicen que no son el cuerpo dorado de diez y seis pies del Buddha es, de hecho, también un fragmento de ser-tiempo. Los que todavía no habéis entendido esto, ¡abrid los ojos! ¡Abridlos! ¡Despertad!

El caballo y la oveja, en orden de sucesión en el mundo son ahora lo que son, en su condición de dharma que aparece y desaparece. La rata también es tiempo. El tigre también es tiempo. La vida también es tiempo. El Buddha también es tiempo.

Justo en este momento, tres cabezas y ocho codos despiertan el universo entero. El cuerpo dorado de diez y seis pies despiertan el universo entero.

Cuando el universo es el universo entero, entonces lo impecable se actualiza y se hace evidente. Cuando el cuerpo dorado de diez y seis pies es el cuerpo dorado de diez y seis pies, entonces la motivación~la práctica~la sabiduría~el nirvana se nos revela. Esto es el ser. Esto es el tiempo. El tiempo entero es el tiempo completo. A parte de esto, no se podrá encontrar otro dharma, otra manifestación, otro fenómeno.

Puesto que todo dharma de más está de más, aún el ser-tiempo de una semi-impecabilidad es semi-impecablemente ser-tiempo. Aún lo que aparece como mitad impecable es, de hecho, tiempo completo. Aún más: desde un punto de vista primordial, aunque la mitad se revele tarde o temprano, no se trata de otra cosa que del momento oportuno (juhoi) de ser-tiempo. Todo dharma se encuentra en su propia condición, repleto de vida, repleto de energía.

No os dejéis perturbar por la nada. No pretendéis hacer de esta nada un ser.

Si creéis que el tiempo no hace más que pasar, entonces todavía no entendéis que el tiempo nunca llega ni nunca se aparta. Y aunque entender es tiempo, que entendáis el tiempo o no, nada tiene que ver con el tiempo. No viendo del tiempo más que su ir y venir, la bestia no puede tener la experiencia del ser-tiempo de los dharmas en un momento justo (juhoi), y menos aún traspasar la barrera.

¿Pero quién, luego de haber entendido lo propio y lo justo de cada momento [de los dharmas], podría hablar de eso (inmo) de cada momento? Y aún si alguien ha entendido, y después de mucho tiempo, pudiera hablar de eso, seguiría buscando como si buscara su rostro original en medio de la oscuridad.

Si os atenéis a lo que la gente común piensa del ser-tiempo, entonces el despertar~nirvana no sería más que el ir y venir de ser-tiempo. Absolutamente ninguna trampa, ni redes algunas, pueden impedir la aparición (senjo) de ser-tiempo.

Apareciendo ya sea a la derecha, apareciendo ya sea a la izquierda, los reinos celestes y los seres celestes son la combustión total (jinriki). Pero además, como si esto fuera poco, todo ser-tiempo vivo entre las aguas y sobre la tierra, aparece en virtud de mi combustión total en justo este momento.

Las especies y las criaturas diversas que son ser-tiempo en los reinos de yin y de yang aparecen todos gracias a mi combustión total, a la regeneración de esa misma combustión. Hablando de regeneración no creáis que se trata de cualquier cosa que, como el viento y la lluvia, pasa del este al oeste. El universo no está ni en movimiento ni en reposo, ni progresando ni en regreso. El universo es pura regeneración.

La regeneración es como la primavera. La primavera tiene muchas caras. A esto se le llama regeneración. Hay que entender que la regeneración se regenera sin ningún soporte externo. Por ejemplo, la regeneración de la primavera invariablemente regenera la primavera. Aunque la regeneración en cuanto tal no sea necesariamente la primavera, puesto que se trata aquí de la regeneración de la primavera, la regeneración de la primavera alcanza ahora el despertar justo en la primavera. Estudiad esto con todo detenimiento.

Hablando de regeneración, si pensáis que las condiciones de regeneración existen fuera de nosotros mismos, que el "yo" de la regeneración por sí mismo le da la cara al Este, atravesando los cientos de miles de mundos y los cientos de miles de kalpas, esto significa que no os dedicáis lo suficiente a la práctica del Buddha-Dharma.

Un día, siguiendo el consejo de Musai Daishi, Yakusan Kodo Daishi visitó a Kozei Daijaku Zenji y dijo:

"Los tres vehículos y las doce divisiones de la enseñanza yo las entiendo. Ahora bien, ¿qué significa la expresión ‘Bodhidharma viniendo del Oeste’?"

Daijaku Zenji respondió así:

"A veces yo le hago levantar las cejas y le hago hacer un guiño.
Ser-tiempo.
A veces, yo no le hago levantar las cejas ni le hago hacer un guiño.
Ser-tiempo.
A veces, hacer-le levantar las cejas y hacer-le hacer un guiño está bien.
Ser-tiempo.
A veces, hacer-le levantar las cejas y hacer-le un guiño está mal.
Ser-tiempo."

Escuchando esto, Yakusan cayó en cuenta y despertó. Y le dijo a Daijuku:

"Cuando estaba con Sekito, yo era como un mosquito montando un toro de hierro."

Daijaku se expresa de una manera poco común. Cejas y ojos son océanos y montañas porque las montañas y los océanos son ojos y cejas. La enseñanza de "hacer-le levantar las cejas" es ver las montañas. La enseñanza de "Hacer-le hacer un guiño" es fundar un océano. Lo correcto le es familiar. El está cubierto por la enseñanza. Lo incorrecto no está sin enseñanza ni sin él. Sin enseñanza y sin él no es algo incorrecto. Todo esto es igualmente ser-tiempo.

La montaña es también tiempo. El océano es también tiempo. Si no fueran tiempo no habría ni montañas ni océanos.

Entendimiento y palabras son, lo uno y lo otro, ser-tiempo. Hay y no hay son, lo uno y lo otro, ser-tiempo.

Aunque penséis que el tiempo de haber no ha llegado todavía, debéis saber que el tiempo de no haber está ya ahí. El entendimiento es el asno, las palabras son el caballo: haced del caballo las palabras y del asno el entendimiento. El haber no llega, el no haber no está por venir. Así es el ser-tiempo.

El haber obstruye el haber, pero no obstruye el no haber. El no haber obstruye el no haber, pero no obstruye el haber. El entendimiento no es más que entendimiento, así que no veáis más que entendimiento. Las palabras no son más que palabras, así que no veáis más que palabras. Obstaculizar no es más que obstaculizar, no veáis entonces más que obstaculizar. El obstaculizar obstruye el obstaculizar. Eso es ser-tiempo.

Aunque el obstaculizar sea utilizado por los otros fenómenos [dharmas], no hay un obstáculo que obstaculize a los otros fenómenos [dharmas].

Yo lo encuentro.
El se encuentra.
Yo me reencuentro.
El reencontrar encuentra el reencuentro.

Sin el tiempo, eso no podría ser de ninguna manera.

Es más, el entendimiento es el momento de actualizar el asunto fundamental. Las palabras son el momento de traspasar la barrera. Existe el tiempo de abandonar el cuerpo; no hay el tiempo de ser uno ni de separarse de uno.

Es así como debéis practicar y aceptaros. Es así como debéis ser-tiempo. Los antiguos maestros ya han dicho eso. ¿Acaso hay algo más que entender?

Pues sí. Por lo que digo:

Hay casi-entendimiento, y casi-palabras. Eso es ser-tiempo.

No hay ni siquiera un casi-entendimiento ni unas casi-palabras. Eso es ser-tiempo. Vuestra práctica y vuestro cuestionamiento deben de hacerse de esa manera.

"Enseñar-le a levantar las cejas y a hacer un guiño: casi ser-tiempo.
Enseñar-le a levantar las cejas y a hacer un guiño: falso ser-tiempo.
No enseñar-le a levantar las cejas ni a hacer un guiño: casi ser-tiempo.
No enseñar-le a levantar las cejas ni a hacer un guiño: ser-tiempo dos veces falso."

Que eso sea yendo, que eso sea viniendo, que eso sea haber, que eso sea no haber: debéis entender que, de todas las maneras, el tiempo es ser-tiempo.


Este traducción se ha hecho en consulta con la siguientes ediciones de las obras del maestro Dogen: Moon in a Dewdrop (Kazuaki Tanahashi: North Point Press, San Francisco 1985), Shobogenzo, Libro I (Gudo Nishijima & Chodo Cross: Windbell Publications, Tokyo 1994) y Shobogenzo Uji, edición limitada de 50 ejemplares en francés, inglés y acompañada de la escritura original en ideogramas sino-japoneses (Eido Shimano Roshi & Charles Vacher: Paris, Editorial "encre marine" 1997). Que sepamos ésta es la primera traducción al español de Uji, opúsculo 11 del total de 95 que completan la edición del Shobogenzo (Tesoro del verdadero ojo del dharma), según la ordenación cronológica hecha entre 1688 y 1703 por el maestro Hangyo Kozen. Esta versión se ha querido hacer sin notas al calce y sin comentarios, de tal manera que el lector o la lectora puedan concentrarse directamente en el texto. Sólo hay que tener en cuenta que para Dogen la escritura es parte de la práctica meditativa y que, por lo tanto, las palabras, el lenguaje o la escritura no son ni un estorbo ni tampoco meros instrumentos para la experiencia de la iluminación.