Medianoche


El Rabino Abba salió de Tiberiades rumbo a la casa de su suegro. Con él iba su hijo, el Rabino Jacob. Cuando hubieron llegado a Kfar Tarsha, se detuvieron para pasar ahí la noche. El Rabino Abba le preguntó al anfitrión: 

¿Tienes un gallo aquí? El anfitrión contestó: ¿Por qué? El Rabino Abba dijo: Deseo levantarme exactamente a medianoche. El anfitrión replicó: No se necesita un gallo. Junto a mi cama hay un reloj de agua. El agua cae gota a gota hasta que, justo a medianoche sale toda, y luego gira para atrás con un estruendo que despierta a todos los que aquí habitan. Este reloj se lo hice a cierto viejo que tenía el hábito de levantarse diariamente a medianoche a estudiar la Torah. A esto, el Rabino Abba dijo: Bendito sea Dios que guió mis pasos hasta este lugar. 

La rueda del reloj giró para atrás a la medianoche y el Rabino Abba y el Rabino Jacob se despertaron. Escucharon la voz de su anfitrión que venía desde la planta baja, donde estaba sentado con sus dos hijos diciéndoles: 

Está escrito. "Medianoche me levantaré a darte gracias a Ti por Tus buenos juicios" [Salmos 119: 62]. La palabra "a" no es empleada, así que asumimos que "medianoche" es un apelativo del Ser Supremo, bendito sea, al cual habla David de este modo porque la medianoche es la hora en que Él aparece con su séquito y va al Jardín del Edén a conversar con todos los justos. El Rabino Abba dijo entonces al Rabino Jacob: Ahora sí que tenemos suerte de estar con la Presencia. 

Y fueron y se sentaron junto a su anfitrión y dijeron: Dínos de nuevo aquello que acabas de decir y que es tan bueno. ¿Dónde lo escuchaste? Él replicó: Mi abuelo me lo contó. Me dijo que los ángeles acusadores allá abajo están vigilando el mundo durante las tres primeras horas de la noche, pero exactamente a la medianoche las acusaciones se detienen pues en este momento Dios entra al Jardín del Edén. 

Él continuó: Estas ceremonias, arriba, ocurren en la noche nada más, exactamente a la medianoche, y esto lo sabemos por lo que está escrito acerca de Abraham, que "la noche se dividió por ellos" [Gen. 14: 15], y del verso "y esto vino a suceder a la medianoche" en la historia del Exodo [Exodo 12: 29], y de numerosos pasajes más en las Escrituras. David lo sabía, según relató el viejo, pues de eso dependía su reinado. Y así estaba acostumbrado a levantarse a esta hora y a cantar en alabanza; por eso, al dirigirse a Dios lo llamaba "Medianoche" . Dijo también: "Me levantaré a darte gracias a Ti por Tus buenos juicios", pues sabía que esta esfera contenía la fuente de la justicia, con juicios de reyes terrenales que de ahí se derivaban, y por esta razón, David nunca dejó de levantarse y cantar en alabanza a esta hora. 

El Rabino Abba fue a él y lo besó y dijo: Ciertamente, todo es tal como tú lo dices. 

Bendito sea Dios, que ha guiado mis pasos hasta aquí. En todo lugar, el juicio se lleva a cabo de noche y esto lo hemos afirmado con certeza, lo hemos discutido ante el Rabino Simeón.

Al oír esto, el joven hijo del guardián preguntó: ¿Por qué entonces dice "Medianoche"? 

El Rabino Abba replicó: Queda asentado que el Rey celestial se levanta a medianoche. 

El muchacho dijo: Tengo una explicación diferente. 

Entonces, el Rabino Abba dijo: Habla, hijo mío, porque a través de tu boca hablará la voz de la lámpara.*

Él contestó: Esto es lo que he oído. En verdad, la noche es el momento de juicio estricto, un juicio que se emite imparcialmente en todas partes. Pero la medianoche sale de dos partes, del juicio y de la misericordia; la primera mitad, sólo de la noche, corresponde al periodo del juicio, mientras que la segunda mitad toma la iluminación del lado de la misericordia [hesed]. De donde David dijo "Medianoche".

Ante esto, el Rabino Abba se puso de pie y posó las manos sobre la cabeza del muchacho y lo bendijo diciendo: Yo pensaba que la sabiduría habitaba sólo en unos cuantos privilegiados hombres piadosos. Pero percibo que aun los niños están dotados de sabiduría celestial en la generación del Rabino Simeón. ¡Dichoso eres, Rabino Simeón! ¡Desdichada será la generación cuando la hayas abandonado!

En Zohar, El libro del Esplendor
Versión de Gershom Scholem