La montaña de los monos


El Príncipe de Wu tomó un bote hasta la Montaña de los monos. En cuanto éstos lo vieron, huyeron con gran pánico y se refugiaron en las copas de los árboles.

Un mono, no obstante, permaneció tranquilo, completamente despreocupado, balanceándose de rama en rama: ¡una extraordinaria exhibición!

El Príncipe le disparó una flecha al mono, pero éste, con gran destreza, capturó la flecha en pleno vuelo.

Ante esto, el príncipe ordenó a sus acompañantes que hicieran un ataque conjunto.

En un momento, el mono quedó acribillado a flechazos y cayó muerto.

Entonces el Rey se volvió hacia su compañero Yen Pu'i: "¿Ves lo que ha pasado?", dijo. "Este animal hacía pública su inteligencia. Confiaba en su propia habilidad. Pensaba que nadie podría tocarlo. ¡Recuerda eso! ¡No te apoyes en la distinción y el talento cuando trates con los hombres!"

Cuando volvieron a casa, Yen Pu'i se convirtió en el discípulo de un sabio para librarse de todo aquello que lo hacía destacarse. Renunció a todo placer. Aprendió a ocultar toda "distinción".

Pronto nadie en todo el reino sabía qué pensar de él.

Por tanto, lo miraban con temerosa admiración. 


Thomas Merton - Escritos de Chuang Tzu