Yi, el arquero, fue diestro en acertar con sus flechas un blanco pequeñísimo, pero torpe a la hora de impedir que la gente lo elogiara.
Los expertos son diestros con respecto al cielo, pero torpes en lo tocante a los hombres.
Sólo los animales pueden vivir en lo que son.
Sólo los animales pueden unirse al cielo.
Un hombre completo ¿conoce el cielo?, ¿conoce el cielo del hombre?
Y yo, que no sé si soy cielo o soy hombre.
Los expertos son diestros con respecto al cielo, pero torpes en lo tocante a los hombres.
Sólo los animales pueden vivir en lo que son.
Sólo los animales pueden unirse al cielo.
Un hombre completo ¿conoce el cielo?, ¿conoce el cielo del hombre?
Y yo, que no sé si soy cielo o soy hombre.
Zhuang Zi, libro XXIII, capítulo 10