Los dos pastores



Así habla el Señor mi Dios: apacienta las ovejas destinadas al matadero, aquellas que sus compradores matan impunemente, mientras los vendedores dicen: “Bendito sea el Señor mientras yo me hago rico”, y los pastores no tienen compasión de ellas.

Entonces apacenté las ovejas destinadas al matadero por los traficantes de ovejas. Tomé dos bastones, a uno lo llamé Favor y al otro Vínculo. Me puse a apacentar las ovejas, y eliminé tres pastores en un mismo mes.

Pero yo perdí la paciencia con ellas, y ellas también se hartaron de mí.

Me dije: no las apacentaré más; la que quiera morir que muera. La que quiera perderse que se pierda. Y las que queden, que se devoren entre sí.

Después tomé mi bastón Favor, y lo quebré para romper mi pacto, el que yo había establecido con todos los pueblos. El pacto quedó roto ese día y los traficantes de ovejas, que me miraban, reconocieron que esa era una palabra del Señor.

Yo les dije: si les parece bien páguenme mi salario y si no, déjenlo. Ellos pesaron mi salario: treinta siclos de plata.

Pero el Señor me dijo: echa al tesoro del Templo ese lindo precio en que he sido cotizado por ellos.

Yo tomé los treinta siclos de plata y los eché en el tesoro de la Casa del Señor. Después quebré mi segundo bastón Vínculo, para romper la fraternidad entre Judá e Israel.

Zacarías 11:4-14
Traducción: Armando J. Levoratti y Alfredo B. Trusso