Pregunta. – ¿Por qué aquel que no puede habitar bajo los árboles ni sobre las rocas ni alimentarse de los productos del bosque ni cubrirse de follaje como hacían los Antiguos debería desechar la búsqueda del bien favorable a la práctica de la Vía del Buddha, alimentando así su cuerpo y su vida durante algún tiempo?.
Respuesta. – Inclusive si buscar los bienes favorables a la Vía es ciertamente diferente de la avidez mundana, uno está contento cuando los ha obtenido. Si no, uno se lamenta. No acaba de obtenerse uno por azar, cuando ya viene a echarse en falta otro. No importa que uno tenga todo lo que le es menester para el momento, siempre se piensa en después. Si uno pasa los días y recorre los meses, molesto por una expectativa alterada eso deviene más un obstáculo para la Vía, pero nunca una ayuda para ésta. Así, cuando llegue la vida-y-muerte, ¿acaso podréis decir: «Yo he buscado los bienes para la Vía y así mi práctica no ha podido madurar. Acuérdame todavía un poco más de vida. Después de haber madurado mi práctica moriré»?.
Un Antiguo ha dicho: « La comida no sirve más que para mantener el espíritu. Las vestiduras no están destinadas más que a proteger del frío... ». Por pobre que uno sea, uno tiene, a pesar de todo, algunas vestiduras y comida que le permiten sobrevivir y protegerse del frío. Inclusive si las vestiduras y la comida no son en abundancia no tienen nada que ver a pesar de todo con los productos ofrecidos por el bosque ni con la vestidura hecha con follajes con los cuales se contentaban los Antiguos. Si uno practica la Vía sin prestar atención a su cuerpo ni a su vida, gracias a la protección de los Tres Tesoros y de las deidades, inclusive si uno no ha tenido causa dichosa de una vida anterior encontrará suficientes vestidos y comida. Eso ayuda a la práctica de la Vía. En el momento en que el gran Maestro Denkyô iba a morir, el gran Maestro Bettô fue junto a él y le dijo: «Puesto que gracias a vuestra virtud a los monjes no les faltaron ni vestiduras ni comida durante vuestra vida, no encontraron obstáculo para practicar la Vía. Después de vuestra muerte, si las finanzas de nuestra «montaña» vinieran a flaquear, la práctica de la Vía de nuestros monjes también flaquearía. Os suplico pues que nos digáis algo sobre este particular». El gran maestro Denkyô respondió: «En las vestiduras y la comida no hay espíritu de la Vía. En el espíritu de la Vía hay vestiduras y comida... ». Si uno comprende estas palabras claras, es necio decir que uno busca los bienes para la Vía.
Musō Soseki
Diálogos en el sueño