El Mesías en la Escuela Celeste



Rab Metibta vio esa torre que tenía grabado en su fachada el siguiente versículo: Una fuerte torre es el nombre de YHWH; en él se refugia el justo y vive seguro (Prov. 17:10).

Hay una torre que se eleva por encima de las demás: es el símbolo de la Ley. Llega un pájaro, la alza y. aunque su vértice alcanza el cielo, la sitúa entre las alas de los querubines. Trescientas puertas le dan acceso; en la del medio se encuentra la luz, los Rollos de la Ley, en los que el rey de Israel leerá la parasah [que empieza por al palabra] Way-yaqhel (Convocó). Este rey será el Rey Mesías y no otro. Bienaventurados los justos que oigan su dulce voz y la revelación de los misterios de la Ley en sábados y festivos.

Cuando los compañeros quieren subir en alto para entrar en la Escuela Celeste se reúnen alrededor del Mesías, quien les explica los misterios de los Diez Mandamientos. Cuando las puertas de la Ley se abren, los querubines tienden sus alas, haciendo resplandecer la luz celestial mientras proclaman: ¡Cuan grande es el bien que tienes reservado a quienes te temen! (Sal. 31:20).

Cuando las puertas se cierran y los Rollos de la Ley son devueltos al Tabernáculo, brilla una luz compuesta de cuatro colores proveniente de Arriba que nadie puede contemplar, excepto el Mesías. Los querubines se abaten y la torre vuelve a su lugar, entre las demás torres.

Sobre esta puerta del medio hay una corona de oro fino, corona muy preciosa, invisible actualmente, engastada de toda suerte de brillantes y que será puesta sobre la cabeza del Mesías. Cuando éste sube a la torre, dos águilas sostienen la corona, una a cada lado.

Cuando empieza a leer la Ley se abre otra puerta y sale la paloma de Noé, sostiene la corona con su pico y la pone sobre la cabeza del Rey Mesías, tal como está dicho: y pones sobre su frente una corona de oro (Sal. 31:4). Mientras él recita la parasah. las dos águilas se mantienen a sus respectivos lados. El Rey Mesías va descendiendo hasta el último nivel, siempre con la corona sobre su cabeza.



El Zohar
Atribuido a Simeón Bar Joyai
Traducción de Caries Giol