Zuigan se decía a sí mismo todos los días: “Maestro.” Entonces se respondía: “¿Si, señor?”
Tras lo cual añadía: “Debes ser sobrio.” De nuevo contestaba: “Si, señor.”
“Y después de esto” continuaba, “no te dejes engañar por los demás.” “Si, señor; si, señor” respondía.
Comentario de Mumon:
El viejo Zuigan se compra y vende a si mismo. Se saca muchas mascaras de dioses y de demonios y vuelve a ponérselas, jugando con ellas.
¿Para que?
Uno llama y el otro responde; uno muy despierto, el otro diciendo que nunca será engañado. Si te apegas a cualquiera de ellos, fallaras.
Si imitas a Zuigan, jugaras al zorro (a los disfraces).
Verso:
Aferrándose a la engañosa vía de la conciencia,
Los estudiantes de la Vía no se dan cuenta de la verdad.
A la semilla del nacimiento y la muerte a través de los eones
El tonto llama el ser original.
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