Retornados y caminantes


La muerte es el límite de toda adquisición. Los antiguos denominaban retornados (gui ren) a los muertos. Pero si se llaman retornados a los muertos, a los vivos habrá que llamarlos caminantes (xing ren). Caminar sin saber cómo volver es haber perdido la propia casa. Si un hombre pierde su hogar es de todos reprobado, mas cuando el mundo entero pierde su hogar, ¿cómo es posible que nadie sepa reprobarlo? ¿Qué clase de hombre sería aquél que alejándose de su país y abandonando a sus parientes y, tras dilapidar su hacienda viajando por los cuatro puntos cardinales, no regresara a su hogar? Nadie dejaría de tenerlo por demente. Mas por otro lado, ¿qué clase de hombre es aquél que da gran importancia a su persona y a su vida, que se esfuerza en desarrollar talento y habilidad, en cultivar su reputación, en brillar en el mundo, sin sentirse nunca satisfecho? Todos lo tendrán por un sabio de clarividente prudencia. Tanto uno como otro son hombres extraviados, y sin embargo, el mundo al uno lo elogia y al otro no. Solo el sheng ren sabe lo que hay que elogiar y lo que hay que rechazar.

Lie Zi
El libro de la pefecta vacuidad

Los saqueadores


I

Para protegerse de los ladrones que saquean arcas, vacían bolsas y fuerzan armarios, se asegura todo esto con cuerdas y candados. A esto se suele llamar inteligencia. Pero si llega un ladrón poderoso, cargará bolsas, arcas y armarios y escapará, con el único temor de que las cuerdas y candados no sean lo suficientemente sólidos. Entonces, lo que era considerado una actitud inteligente, no fue sino guardar y disponer lo atesorado para un ladrón poderoso.

Digamos lo siguiente: lo que se acostumbra considerar inteligencia, ¿no es en realidad atesorar para el ladrón poderoso? Y el hombre considerado sabio, ¿no estará disponiendo lo atesorado para beneficio del gran ladrón?

¿Por qué decimos que esto es así?

Antiguamente, en el estado de Qi, los pueblos vecinos se divisaban a lo lejos, y se podía oir el canto de sus gallos y el ladrido de sus perros. El espacio para la caza y para la siembra alcanzaba una extensión de dos mil li cuadrados. En los límites de sus cuatro fronteras se levantaban los templos de los antepasados y de los espíritus de la tierra y también se establecieron las divisiones administrativas. Todo esto se conformaba a lo instituido por los sabios. Pero llegó el día en que Tian Chengzi se levantó y dio muerte al príncipe de Qi y robó su estado. Pero no sólo robó su estado, sino también sus sabias leyes y aunque Tian Chengzi se ganó el título de ladrón, vivió el resto de sus días tan seguro y tranquilo como Yao o Shun. Los estados más débiles no se atrevieron a condenarlo, ni los más fuertes a atacarlo, y de este modo pudo consolidar el poder usurpado en el estado de Qi. ¿No diremos en este caso que Tian Chengzi se alzó con la sabiduría de las leyes para proteger su persona de ladrón?

Digamos lo siguiente: lo que usualmente se llama gran inteligencia ¿no es atesorar para el gran ladrón? Lo que usualmente se llama gran sabiduría ¿no es proteger a los grandes ladrones?

¿Por qué decimos que esto es así?

Antiguamente, Longfeng fue decapitado, a Bigan le arrancaron el corazón, Chaghong fue descuartizado y Zhou fue arrojado al agua para pasto de los peces. Todos ellos, sabios y valiosos, no pudieron evitar su destrucción.

***

Uno de sus seguidores preguntó al ladrón Zhi: "¿Tenemos los ladrones también una doctrina?".

"Vayas donde vayas -respondió el ladrón Zhi- siempre encontrarás una doctrina. Calcular lo que se guarda en una casa es sabiduría; ser el primero en irrumpir es valentía; ser el último en huir es justicia; determinar si el asalto es posible o no es inteligencia y dividir el botín equitativamente es benevolencia. Sin estas cinco virtudes, nadie jamás ha llegado a convertirse en un gran ladrón"*.

De aquí podemos ver que un hombre bueno no puede mantener su rectitud si no adhiere a las virtudes de los sabios, y que el ladrón Zhi no hubiera llegado a ser un gran ladrón si no hubiese adherido también a la doctrina de los sabios.

Los hombre buenos son pocos y los que no los son, muchos; así es que poco es el beneficio que trae el sabio y mucho el daño que acarrea. Así se ha dicho: "Cuando se alzan los labios, los dientes sienten el frío; el vino adulterado de Lu trajo la guerra de Handam". Aparece el sabio y tras él el ladrón. Abatiendo a los sabios y liberando a los ladrones el mundo volverá a ordenarse. Si el manantial se seca, el valle se volverá un desierto. Si la colina se desmorona, el valle se allana. Desaparecidos los sabios ya no habrá ladrones; el mundo se ordenará y ya no habrá conflictos.

***

Si los sabios no desaparecen, no desaparecerán los ladrones. Recurrir a los sabios para organizar al mundo es atesorar ganancias para el ladrón Zhi. Unos inventan el litro y el kilo para medir; los otros roban con el litro y el kilo. Unos inventan balanzas y pesas; los otros roban con balanzas y pesas. Unos inventan sellos para garantizar la confianza; otros roban con esos mismos sellos. Unos predican benevolencia y justicia para encauzar a los hombres; otros roban en nombre de la benevolencia y la justicia. ¿Por qué decimos que esto es así? Quien roba una hebilla sufre pena de muerte, quien roba un estado se convierte en señor feudal y en su puerta encontrarás escrito: "Benevolencia y justicia". ¿No es esto robar benevolente y justamente? ¿No es esto robar inteligente y sabiamente? Entonces se sigue a grandes ladrones y señores feudales, y se roba con benevolencia y con justicia, y se obtiene provecho de pesas y balanzas y de sellos. A esos no los encauzarás con la promesa de recompensarlos con carruajes y dignidades ni los detendrás con la amenaza del verdugo. Y todo este atesorar para el ladrón Zhi, a un punto tal que ya no puede detenerse no es sino culpa de los sabios.

***

Hay un proverbio que dice: "El pez no debe ser sacado de la profundidad del estanque y las afiladas armas del estado no deben ser exhibidas ante los hombres".

Los sabios, que son las armas afiladas del estado, no deben brillar ante los hombres.

Así, cuando se descarte la sabiduría y se abandone la inteligencia se acabará con los grandes ladrones. Cuando se deseche el jade y se destruyan las perlas se acabará con los ladrones pequeños. Cuando se rompan las pesas y balanzas y se destruyan los sellos el pueblo retornará a su simplicidad. Cuando se deroguen las instituciones de los sabios, el pueblo volverá a tomar parte en los debates. Cuando se deshagan las seis armonías y se destruyan las flautas y laúdes y se clausuren los oídos del músico Shikuang, los hombres recobrarán la agudeza del oído. Cuando se descarten dibujos y diseños y se confundan los cinco colores y se cieguen los ojos del pintor Lizhu, los hombres recobrarán la agudeza de la vista. Cuando se supriman el gancho y la cuerda y se arrojen la escuadra y el compás y se aten los dedos del artesano Chui, los hombres del mundo entero ejercerán sus propias habilidades. Es así que se ha dicho: "La gran habilidad parece torpe". Cuando se condene la conducta de Zeng y de Shi y se cierre la boca a Yang y a Mo, y se rechace la benevolencia y la justicia, entonces la virtud de cada hombre podrá alcanzar la identidad profunda y misteriosa. Si los hombres recuperan la lucidez de su vista, ya no podrá haber confusión. Si los hombres conservan la claridad de su oído, ya no podrá haber padecimientos. Si los hombres ejercen su conocimiento espontáneo, ya no podrá haber engaño. Si los hombres ejercen su virtud, ya no podrá haber extravío. Aquellos como Zeng, Shi, Yang, Mo, Zhikuang, Gongchui y Lizhu fundamentaron su poder en algo exterior a sus personas y de ese modo trastornaron al mundo. Imitarlos no conduce a nada.


II

¿Alguien conoce la época en que floreció la suprema virtud? Fueron los tiempos en los que Rongcheng, Dating, Bohuang, Zhongyang, Lilu, Lixu, Xuanyuan, Hexu, Zunlu, Zhurong, Fuxi y Shenmong gobernaron el mundo. Entonces los hombres ataban cuerdas para recordar los grandes acontecimientos; saboreaban su comida, encontraban hermosos sus vestidos, alegres sus costumbres y confortables sus moradas. Aunque los estados vecinos estaban a la vista y podían oírse el canto de sus gallos y el ladrido de sus perros, ellos envejecían y morían sin haberse visitado nunca. En aquella época el orden era perfecto.

Ahora, en cambio, puede verse a la gente en puntas de pie y estirando su cuello mientras dice: "En aquel lugar hay un sabio". Y hacia allí van, corriendo y llevando provisiones. En sus casas, abandona a sus padres, y fuera, eluden el servicio a su país. Las huellas de sus pies y de las ruedas de sus carros trazan un sendero laberíntico en su ir y venir por los diferentes estados. A eso los ha llevado la enorme afición de los encumbrados hacia la inteligencia.

Mientras los encumbrados se inclinen hacia la inteligencia y desconozcan el Tao, el mundo no puede estar sino en un profundo desorden.

¿Por qué decimos que esto es así?

Cuanto es mucho el ingenio empleado en la fabricación de arcos, flechas y todo tipo de trampas, los pájaros se alteran en el cielo. Cuando es mucha la habilidad empleada en la fabricación de anzuelos, cebos y redes, los peces se inquietan en la profundidad. Cuando es mucho el ingenio a la hora de fabricar cepos y estacadas para las liebres, los animales del campo se alborotan. Cuando es mucha la disputa mediante los sofismas de "lo duro y lo blanco" y "lo idéntico y lo diverso", los hombres son llevados a perderse en la discusión. De este modo, la culpa del caos constante que reina en el mundo viene de la afición a la inteligencia.

Así, todo el mundo se afana por conocer lo que no conoce, sin intentar conocer mejor lo que ya conoce. Todos son hábiles para censurar lo que consideran malo, y no saben censurar lo que consideran malo. Así, el mundo se hunde en el caos. Así, en lo alto, se oculta la luz del sol y la luz de la luna. En lo bajo, la esencia sutil de montañas y ríos se corrompe; y en el medio, se trastorna el curso de las estaciones y ya no existe gusano o insecto que no haya sido despojado de su naturaleza original. A este extremo llegó la confusión en que la inteligencia ha sumido al mundo. Esto es así desde los tiempos de las Tres Dinastías. Se hace a un lado a los hombres honestos y se encumbran las enseñanzas de los charlatanes.

Son estos charlatanes los que trastocaron el mundo.

*Virtudes sistematizadas por los ru jia (doctores confucianos), contra los que va dirigido el panfleto.


Zhuang Zi, Libro X

¿Puede un hombre salvarse por el bautismo de Juan y sin tu bautismo?


1. Y en seguida, yo, Juan, interrogué al Señor, diciendo: ¿Cómo los hombres afirman que Adán y Eva fueron creados por la mano de Dios, y que, puestos en el Paraíso para observar los preceptos, se vieron entregados a la muerte?


2. Y el Señor me respondió: Escucha, Juan, bien amado de mi Padre. Los hombres ignorantes dicen también en la prevaricación que mi Padre había fabricado cuerpos. Empero ha creado, por el Espíritu Santo, todas las virtudes de los cielos y los santos, a causa de la prevaricación, se encontraron en posesión de cuerpos de barro, y he aquí por qué se vieron entregados a la muerte.


3. Y de nuevo, yo, Juan, interrogué al Señor, diciendo: ¿Cómo el hombre comienza a existir en espíritu en un cuerpo carnal?


4. Y el Señor me respondió: Ángeles caídos del cielo pasan a los cuerpos de las mujeres, y reciben la carne de la concupiscencia de la carne. Porque el espíritu nace del espíritu, y la carne de la carne, y así es como se consuma el reinado de Satanás en este mundo y en todas las naciones.


5. Y me dijo: Mi Padre le ha permitido reinar siete días, que son siete siglos.


6. Y otra vez pregunté al Señor: ¿Cuándo advendrá ese tiempo?


7. Y él me contestó: El diablo, que ha caído de la gloria del Padre, y que ha querido levantar y realzar su propia gloria, envió a sus ángeles, irradiantes de fuego, a los hombres, desde Adán hasta Enoch, su ministro.


8. Y elevó a Enoch por encima del firmamento, y le mostró su divinidad, y le dio pluma y tinta, para que escribiese sesenta y siete libros, y le ordenó que los trajese a la tierra, y los diese en legado a sus hijos.


9. Y Enoch obedeció a Satanás punto por punto y, llegado a la tierra, comenzó a instruir a sus hijos en la manera como debían hacerse los sacrificios, y a enseñarles misterios injustos, y ocultaba así a los hombres el reino de los cielos.


10. Y el diablo le decía: Cree en mí, porque soy tu Dios, y no hay otro Dios que yo.


11. He aquí por qué mi Padre me ha enviado a este mundo, a fin de que haga conocer a los hombres los perversos designios del diablo.

12. Y, cuando el diablo supo que había bajado del cielo al mundo, envió a un ángel, y tomó tres lenguas, y las dio, para crucificarme, a Moisés, y yo las conservo aún.


13. Entonces Moisés anunció a Dios a su pueblo. Y Dios le mandó dar la Ley a los hijos de Israel, y lo condujo por entre la mar desecada.


14. Y, cuando mi Padre pensó en enviarme al mundo, envió, antes que a mí, a su ángel, llamado María, para que yo fuese recibido en su seno.


15. Y, descendiendo, entré en ella por el oído, y por el oído salí.


16. Y, cuando Satanás, el príncipe de este mundo, supo que yo había descendido a él, para buscar y para salvar a los que habían perecido, envió al ángel Elías el profeta, para que, con el nombre de Juan el Bautista, bautizase con agua.


17. Y Elías interrogó al príncipe de este mundo, diciendo: ¿Cómo podré reconocer que estoy bautizado? Y el Señor repuso: Aquel sobre quien veas descender al Espíritu en forma de paloma, y permanecer sobre él, es el que bautiza en el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, y tú podrás perderlo y salvarlo.


18. Y yo Juan, de nuevo interrogué al Señor, diciendo: ¿Puede un hombre salvarse por el bautismo de Juan y sin tu bautismo?


19. Y el Señor me respondió: Nadie puede ver el reino de los cielos, si yo no lo bautizo para la remisión de los pecados por el bautismo del agua, porque yo soy el pan de vida, que ha descendido del séptimo cielo, y los que coman mi carne, y beban mi sangre, serán llamados hijos de Dios.


El evangelio cátaro

La rebelión de Satanás


1. Yo, Juan, vuestro hermano, que toma parte en vuestras tribulaciones, a fin de tomarla igualmente en el reino de los cielos, cuando tenía reclinada mi cabeza sobre el pecho de Nuestro Señor Jesucristo, le pregunté: Señor, ¿quién es el que te traicionará? Y él me respondió: El que mete conmigo la mano en el plato. Entonces Satanás entró en él, y buscaba ocasión de entregarlo.


2. Y yo dije: Señor, antes que Satanás cayese, ¿cuál era su gloria cerca de tu Padre? Y Jesús me contestó: Era una gloria tamaña, que mandaba en las potestades de los cielos. Yo estaba sentado junto a mi Padre, y él mandaba a todos los imitadores de mi Padre. Descendía del cielo al infierno, y subía después desde el infierno hasta el trono del padre invisible. Y fue herido de orgullo por la gloria de quien, como él, dirigía los cielos, y concibió el pensamiento de colocar su residencia por encima de las nubes de los cielos, y quiso ser semejante al Altísimo.


3. Y, cuando hubo descendido en el aire, dijo al ángel del aire: Ábreme las puertas del aire, y el ángel le abrió las puertas del aire.


4. Y, descendiendo más abajo, se dirigió al ángel que presidía los cielos, y le ordenó: Ábreme las puertas de los cielos, y el ángel se las abrió.


5. Y, continuando su camino, encontró toda la faz de la tierra cubierta por las aguas.


6. Y, descendiendo sobre la tierra, encontró dos grandes peces extendidos sobre las aguas, y que eran como bueyes uncidos en pareja para labrar, los cuales, conforme al mandamiento del Padre invisible, ocupaban toda la tierra, desde la puesta hasta la salida del sol.


7. Y, cuando descendió más todavía, encontró su ossop, que es el elemento del fuego, y no pudo descender más, a causa de las llamas ardientes que se lo impedían.


8. Y Satanás retrocedió, y fue hacia el ángel del aire, y hacia el que preside las aguas, y dijo: Todo esto es mío. Si me escucháis y me obedecéis, colocaré mi residencia por encima de las nubes, y seré semejante al Altísimo. Y, quitando las aguas de este firmamento supremo, reuniré los demás lugares del mar, y no habrá agua sobre la superficie de la tierra, y reinaré con vosotros por los siglos de los siglos.


9. Y, habiendo hablado así a los ángeles, subió hacia los otros ángeles, hasta el quinto cielo, y preguntó a cada uno: ¿Cuánto debes a tu Señor? Y uno contestó: Cien medidas de trigo candeal. Y Satanás repuso: Toma pluma y tinta, y escribe sesenta.


10. E interrogó a otros: Y tú, ¿cuánto debes a tu Señor? Y uno de ellos, respondió: Cien medidas de aceite. Y Satanás le dijo: Siéntate, y escribe cincuenta.


11. Y, subiendo hacia todos los cielos, habló así hasta el quinto cielo, lisonjeando a los ángeles del padre invisible.


12. Y una voz salió del trono del Padre, y dijo: ¿Qué haces, tú que niegas al Padre, y que seduces a los ángeles? Fautor de pecado, cumple prontamente lo que en el pensamiento has concebido.


13. Entonces el Padre dio órdenes a sus ángeles, diciéndoles: Tomad sus vestiduras. Y los ángeles despojaron de sus vestiduras, de sus tronos y de sus coronas, a todos los ángeles que habían escuchado y obedecido a Satanás.


El Evangelio cátaro, cap. I

Miscelánea Zen – Maestro Xiatang


La percepción de los sabios

El Sutra de la Luz Infinita dice: “Los ríos, lagos, pájaros, árboles y bosques invocan al Buda, la Verdad y la Comunidad.

Basta un instante de consciencia no discriminativa para que aflore la gran sabiduría. Esto es como verter agua en el océano o insuflar aire en un huracán.

Además, ¿cómo se produce la discriminación? “Buda” es un término provisional que designa lo que no puede verse por más que miremos, lo que no puede oírse por más que escuchemos, lo que no tiene principio ni fin por más que lo busquemos. “Buda” engloba la forma y el sonido, abarca el cielo y la tierra, penetra en lo más alto y lo más bajo. No se trata de un fenómeno externo y, por tanto, no existe perspectiva, persona ni pensamiento aparte de él, y se halla presente en todo lugar y en cada cosa.

“Buda” es la fuente original de la consciencia, siempre omnipresente e inmutable a pesar de la decadencia del cuerpo. Sin embargo tú no puedes utilizar todavía lo que siempre está presente. La budeidad es maravillosa pero si te obsesionas con ella la transformarás en una enfermedad. Como dice el proverbio: “Aunque el polvo de oro sea muy preciado, si cae en tus ojos te cegará”.

Un patriarca dijo: “No es mente, no es Buda, no es nada, ¿De qué se trata?” Con eso está dicho todo. Ésta es la espada de diamante que corta todas las obsesiones.

Otro maestro dijo: “La menor confusión puede atraparte en actividades infernales, el más pequeño sentimiento puede encadenarte para siempre. Detén todos los sentimientos ordinarios y no necesitarás buscar la sabiduría porque ésta brotará espontáneamente”.


Romper los hábitos

Para aprender a ser un Buda debes arrancar con decisión las semillas de los hábitos y ser consciente de causas y efectos. Trasciende los objetos mentales y abandona toda actividad discursiva. No permitas que ningún pensamiento, ya sea positivo o negativo, se adueñe de tu mente. Olvida tanto el Budismo como las cosas mundanas. Suelta tu cuerpo y tu mente como si te arrojaras a un acantilado. No produzcas ningún pensamiento subjetivo sobre la vida ni sobre la muerte, desecha toda discriminación y sé tan abierto como el espacio. No sostengas ninguna opinión, acaba con ellas sin permitirles ninguna continuidad.



La escencia del Zen, recopilación de Thomas Cleary