Ignorante y santo


Pregunta.– ¿Cuál es la diferencia entre visiones de ignorante y de santo?.

Respuesta.– Puesto que se muestra directamente el Fondo, en la escuela del Zen uno no se preocupa de esto. Por el contrario, en la Doctrina se dan varios sentidos a esto. Por el momento, citaré brevemente la versión que se da en el Sûrangama Sûtra. Este sûtra presenta siete elementos: tierra, agua, fuego, aire, espacio, sensaciones, y consciencia. Los siete se encuentran por todas partes en el mundo fenómenico y pueden extenderse al infinito sin trabas como la virtud de la Naturaleza en el Almacén del Tathâgata. Se les nombra fuego de la Naturaleza, aire de la Naturaleza, etc. Es también en este sentido como se dice en la doctrina de la Fórmula que los seis elementos carecen de trabas y son la substancia de los fenómenos. Sin embargo, en la doctrina de la Fórmula, no figura el elemento sensaciones. El elemento sensaciones significa que los seis órganos de los sentidos: ojos, orejas, etc., cubren el mundo fenoménico. En la escuela de la Fórmula, los seis elementos son la substancia del mundo fenómenico, mientras que según el Sûrangama Sûtra, el Almacén del Tathâgata es la substancia de los fenómenos y los siete elementos son todos una función virtuosa de la cual está provisto el Almacén del Tathâgata. Todo eso constituye predicaciones casuísticas del Tathâgata. En la escuela de la Fórmula, cuando se habla de los « seis elementos », no se hace mención del agua ni del fuego « nacidos de los objetos », pero se habla de los mismos seis elementos que el Sûrangama Sûtra llama « fuego de la Naturaleza, agua de la Naturaleza, etc. ». « Los cuatro Mandala » designan los fenómenos « nacidos de los objetos ». Es por eso por lo que esta escuela de la Fórmula pretende que los seis elementos son la substancia, los cuatro Mandala designan los aspectos y los tres Misterios la función.

En cada uno de los siete elementos se encuentra la distinción entre virtud de la Esencia y cosas « nacidas de los objetos ». Si uno ha comprendido bien uno de los elementos, entonces comprenderá bien todos los demás. En el mundo, la llama que uno hace brotar de la madera con ayuda de un berbiquí o con la ayuda de un pedernal es el fuego « nacido de los objetos ». Este fuego no tiene substancia; no arde sin su condición, bien sea ésta leña de quemar o aceite. Si hay condición tal como la leña de quemar, el aceite, etc., entonces manifiesta provisoriamente su aspecto, y es por eso por lo que se le dice « falso y sin substancia ». Así pues « los fenómenos «nacidos de los objetos» no tienen substancia » es una doctrina que figura a la vez en los sûtras del exoterismo y en los del esoterismo. El fuego de la Naturaleza es omnipresente en el mundo fenoménico, y ni se consume ni se destruye. El ignorante solo ve el fuego «nacido de los objetos» e ignora el fuego de la Naturaleza. Si conociera el fuego de la Naturaleza, no tendría necesidad de recurrir al fuego « nacido de los objetos » pues éste es función del fuego de la Naturaleza. Y ocurre con todos los elementos como ocurre con el fuego. Abordemos ahora el elemento de la consciencia que se designa como alma de los seres vivos. Ciertamente el ignorante toma habitualmente el alma «nacida de los objetos» por el alma verdadera. En algunos sûtras se puede leer «el alma condicionada». Este alma no tiene ninguna substancia. Hay provisoriamente aspecto de vista, oído, percepción y conocimiento según la condición de los seis polvos. Es como un fuego «nacido de los objetos» que tiene provisoriamente el aspecto del acto de arder si hay condición tal como la leña de quemar, el aceite, etc. Las gentes pueriles conocen únicamente el alma condicionada e ignoran el espíritu de la Esencia. 

Los fenómenos pertenecen a dos categorías: la de la materia y la del espíritu. Dentro de los siete elementos, el de la consciencia es un fenómeno del espíritu, y los otros seis elementos son todos fenómenos de la materia. Sin embargo, puesto que el Almacén del Tathâgata está provisto de estos siete elementos y puesto que se armonizan unos y otros sin encontrar obstáculos, allí no hay distinción entre materia y espíritu: eso se nombra el «mundo del Dharma verdadero». Aunque no haya distinción entre materia y espíritu, sin embargo no se mezclan: En consecuencia, un fenómeno de la materia allí no es aspecto de producción-y-de-destrucción, de prosperidad y de declinamiento; y un fenómeno del espíritu allí no es tampoco vicisitudes de movimiento y de estabilidad, de levantamiento y de destrucción. Es en este sentido como se dice en algunos sûtras: « Los fenómenos tienen un aspecto real y son constantes ». Cuando aparecen las ideas falsas del ignorante, este Almacén del Tathâgata hace aparecer los aspectos de los fenómenos de materia y de espíritu según la condición ilusoria. Puesto que la visión falsa del ignorante transmigra, los fenómenos según su visión tienen todos el aspecto de la vicisitud. Eso podría compararse a estar sobre un barco que navega y desde el cual las orillas nos parecen avanzar también, o bien a mirar con ojos anublados el cielo por lo cual todo se transforma en flores que aparecen y desaparecen en desorden. Es en este sentido como se dice: « Los fenómenos son todos ilusorios ».

En consecuencia, bien se diga: « Los fenómenos son ilusorios », o bien: « Los fenómenos son constantes », eso tiene el mismo sentido desde el punto de vista del Dharma, aunque las frases difieran. A aquellos que no conocen las intenciones del Buddha adoptan esto y rechazan aquello según las diferentes palabras que aparecen en tal o cual frase. Todo eso es solo una chanza mundana. Cuando dos personas, de las cuales una tiene los ojos anublados y la otra normales, se colocan de cara al cielo en el mismo lugar, ante los ojos anublados aparecerán montones de flores simulando aparecer y desaparecer en desorden, mientras que los ojos normales verán el cielo puro que parecía en desorden para los ojos anublados. Es en este sentido como se dice: « Las pasiones, es el Despertar », « El nacimiento-y-muerte, es el Nirvâna », « Esta situación, es maravillosa; sin cambiar, es la Situación profunda ». Y es también en este sentido como se dice: « Este aspecto, es la Vía », « Este hecho, es la verdad ». Sin embargo, si uno piensa que la visión del ignorante tomada tal cual es la sapiencia del Buddha, eso es un gran error. Si ello es así, ¿porqué el Buddha vino al mundo? ¿Para cuidar y sanar qué cosa los maestros del exoterismo y del esoterismo han aconsejado todos a los estudiantes que practiquen? ¿Por cuál razón los grandes maestros de antaño fundaron todos templos fuera de las ciudades, preconizaron la castidad y refrenaron el alcoholismo y la consumición de carne?.

Muso
Diálogos en el sueño

Ésta es la naturaleza de la mente no iluminada


Ésta es la naturaleza de la mente no iluminada: Los órganos sensoriales, que están limitados en su alcance y capacidad,  recogen información al azar. 

Esta información parcial se convierte en juicios, que están basados en previos juicios, que, a su vez, están habitualmente basados en ideas insensatas de cualquier otra persona. 

Estos falsos conceptos e ideas se acumulan así en un sistema de memoria altamente selectivo. Distorsión sobre distorsión: la energía mental fluye constantemente a través de canales deformados e inadecuados, y cuanto más se utiliza la mente, más confuso se vuelve uno. 

Para eliminar la contrariedad de la mente, no sirve de nada hacer algo; esto sólo refuerza los mecanismos de la mente. 

Por el contrario, disolver la mente es un asunto de no-hacer: 

Evita simplemente apegarte a lo que ves y piensas. 

Abandona el concepto de que estás separado de la mente omnisciente del universo. 

Entonces puedes recuperar tu percepción interior pura y ver a través de todos los espejismos. No sabiendo nada, serás consciente de todo. Recuerda: como la claridad y la iluminación están dentro de tu propia naturaleza, se recuperan sin moverte ni un centímetro. 

Hua Hu Ching
Versión: Brian Walker