Mumonkan – El zorro de Hyakujo


Cierta vez, cuando Hyakujo impartía unas lecciones de Zen, un anciano asistía a ellas sin que los monjes reparasen en él. Al final de cada charla, cuando los monjes se marchaban, él también se iba. Pero un día se quedó después de que los demás se hubieran ido y Hyakujo le preguntó: “¿Quién eres?”

“No soy un ser humano” respondió el anciano, “pero lo fui cuando el Buda Kashapa predicaba en este mundo. Yo era maestro de Zen y vivía en esta montaña. En aquel entonces uno de mis alumnos me preguntó si el hombre iluminado está sometido o no a la ley de la causación (Karma). Le respondí: ‘El hombre iluminado no está sometido a la ley de la causación’. Como esta respuesta evidenciaba que me aferraba a lo absoluto, me convertí en un zorro durante quinientos renacimientos y todavía soy un zorro. ¿Me salvarás de esta condición con tus palabras de Zen y me permitirás salir del cuerpo de un zorro?, ¿puedo ahora preguntarte si el hombre iluminado está sometido a la ley de la causación?”

“El hombre iluminado forma una unidad con la ley de la causación” respondió Hyakujo. Al oír estas palabras el hombre quedó iluminado.

“Me he emancipado” dijo, rindiendo tributo con una profunda reverencia “Ya no soy un zorro, pero he de dejar mi cuerpo en el lugar donde habito detrás de esta montaña. Por favor, celebra mi funeral como el monje que fui.”

Dicho esto, el anciano desapareció.

Al día siguiente, Hyakujo ordenó, a través del superior de los monjes, que se dispusieran a asistir al funeral de un monje.

“No había nadie enfermo en la enfermería” comentaron los monjes, intrigados “¿Qué querrá decir nuestro maestro?”

Después de la comida, Hyakujo precedió a los monjes al exterior y rodearon la montaña. Con su bastón, sacó de una cueva el cadáver de un zorro y llevó a cabo la ceremonia de la cremación.

Aquella noche Hyakujo dio a los monjes una charla y les contó esta historia sobre la ley de la causación.

Al oír el relato, Obaku le preguntó a Hyakujo:

“Eso lo comprendí hace mucho tiempo, porque cierta persona que dio una respuesta equivocada a una pregunta de Zen se convirtió en zorro durante quinientos renacimientos. Ahora deseo preguntar: si a un maestro moderno se le hacen muchas preguntas y siempre da la respuesta correcta, ¿qué será de él?”

“Acércate a mí y te lo diré” respondió Hyakujo.

Okabu se acercó a Hyakujo y le abofeteó, pues sabía que ésa era la respuesta que su maestro quería darle.
Hyakujo palmoteó y se echó a reír ante tal discernimiento.

“Creí que un bárbaro tenía la barba roja” comentó, “y ahora conozco a un bárbaro que tiene la barba roja”.

Comentario de Mumon:
No caer bajo la ley de causación: ¿como pudo esta respuesta hacer del monje un zorro?
No ignorar la causación: ¿como pudo esto emancipar al viejo monje?
Si logras entender esto, entenderás como el viejo Hyakujo habría disfrutado el haber tenido quinientas reencarnaciones como zorro.

Verso:
Libre del karma o sujeto a el:
Dos caras de una moneda.
Sujeto al karma o libre de el:
Mil errores, un millón de faltas.

Mumon, Mumonkan, La Entrada sin Puerta

Estas ocho condiciones del mundo



“Estas ocho condiciones del mundo, monjes, siguen al mundo y el mundo no se separa de estas ocho condiciones del mundo. ¿Cuáles ocho? Ganancia y pérdida, fama y fracaso, crítica y elogio, felicidad y sufrimiento. Estas ocho condiciones del mundo, monjes, siguen al mundo y el mundo no se separa de estas ocho condiciones del mundo.”

“El ser ordinario no informado, monjes, experimenta ganancia y pérdida, fama y fracaso, crítica y elogio, felicidad y sufrimiento. También el discípulo noble informado, monjes, experimenta ganancia y pérdida, fama y fracaso, crítica y elogio, felicidad y sufrimiento. Aquí, monjes, ¿cuál es la diferencia? ¿Cuál es la diferencia de esfuerzo? ¿Cuál es la diferencia entre el ser noble informado y el ser ordinario no informado?”

“Venerable señor, nuestras enseñanzas tienen su origen en el Sublime, tienen al Sublime como guía, tienen al Sublime como refugio. Sería bueno, venerable Señor, que explicara el significado de esas palabras. Habiéndolo escuchado del Sublime, los monjes lo preservarán.”

“Si es así, monjes, escuchen, pongan buena atención a lo que diré”. “Sí, venerable Señor”. Respondieron esos monjes al Sublime. El Sublime dijo esto:

“Cuando el ser ordinario no informado obtiene ganancia, él no considera así, ‘He obtenido esta ganancia. Ésta es impermanente, insatisfactoria y de naturaleza transitoria.’ No comprende esto de acuerdo con la realidad. Cuando obtiene pérdida … cuando obtiene fama … cuando obtiene fracaso … cuando obtiene crítica … cuando obtiene elogio … cuando obtiene felicidad … cuando obtiene sufrimiento, él no considera así, ‘He obtenido este sufrimiento. Éste es impermanente, insatisfactorio, de naturaleza transitoria’. No comprende esto de acuerdo con la realidad.”

“La ganancia se apodera de su mente, la pérdida se apodera de su mente. La fama se apodera de su mente, el fracaso se apodera de su mente. La crítica se apodera de su mente, el elogio se apodera de su mente. La felicidad se apodera de su mente, el sufrimiento se apodera de su mente. Él se deleita con la ganancia obtenida, se contraría con la pérdida obtenida. Se deleita con la fama obtenida, se contraría con el fracaso obtenido. Se contraría con la crítica obtenida, se deleita con el elogio obtenido. Se deleita con la felicidad obtenida, se contraría con el sufrimiento obtenido. Él así, deleitándose y contrariándose, no se libera del nacimiento, de la vejez, de la muerte, de la pena, del lamento, del dolor, del pesar y de la desesperanza; no se libera del sufrimiento.”

“Pero, monjes, cuando el discípulo noble instruido obtiene ganancia, él considera así, ‘He obtenido ganancia. Ésta es impermanente, insatisfactoria y de naturaleza transitoria.’ Comprende esto de acuerdo con la realidad. Cuando obtiene pérdida … cuando obtiene fama … cuando obtiene fracaso … cuando obtiene crítica … cuando obtiene elogio … cuando obtiene felicidad … cuando obtiene sufrimiento, él considera así, ‘He obtenido este sufrimiento. Éste es impermanente, insatisfactorio, de naturaleza transitoria’. Comprende esto de acuerdo con la realidad.”

“La ganancia no se apodera de su mente, la pérdida no se apodera de su mente. La fama no se apodera de su mente, el fracaso no se apodera de su mente. La crítica no se apodera de su mente, el elogio no se apodera de su mente. La felicidad no se apodera de su mente, el sufrimiento no se apodera de su mente. Él no se deleita con la ganancia obtenida, no se contraría con la pérdida obtenida. No se deleita con la fama obtenida, no se contraría con el fracaso obtenido. No se contraría con la crítica obtenida, no se deleita con el elogio obtenido. No se deleita con la felicidad obtenida, no se contraría con el sufrimiento obtenido. Él así, no deleitándose y no contrariándose, se libera del nacimiento, de la vejez, de la muerte, de la pena, del lamento, del dolor, del pesar y de la desesperanza; se libera del sufrimiento. Ésta, monjes, es la diferencia, ésta es la diferencia de esfuerzo, ésta es la diferencia entre el ser noble informado y el ser ordinario no informado”.

“Ganancia y pérdida, fama y fracaso, crítica y elogio, felicidad y sufrimiento, éstas condiciones en los humanos son impermanentes, temporales y de naturaleza transitoria.”

“El sabio, dotado de atención, habiéndolas comprendido realiza su naturaleza transitoria. Las condiciones deseables no conmueven su mente y no experimenta aversión por las indeseables.”

“Sus deleites y aversiones se desvanecen, desaparecen, no existen. Habiendo realizado el Nibbàna, sin deseo, sin pena, comprende correctamente que ha trascendido la existencia.”


Dutiyalokadhamma Sutta


Aquello que todo lo transforma



Cuatro hombres, los Maestros Si, Yu, Li y Lai,
se dijeron:
«¿Quién puede hacer de la Ausencia, la cabeza,
de la vida, la espina dorsal,
y de la muerte, el lomo?
¿Quién ha comprendido que vida y muerte,
conservación y destrucción,
forman el mismo y único cuerpo?
El que alcance a comprenderlo será nuestro amigo».
Los cuatro se miraron sonriendo.
Ninguno se opuso y así se hicieron amigos.

Cuando el Maestro Yu de repente cayó enfermo,
el Maestro Si fue a visitarle.
«¡Grandioso! - dijo Yu -.
¿Cómo es que Aquello que todo lo hace
me ha deformado de esta manera?
Ha jorobado mi espalda y la ha levantado.
Mis cinco vísceras por encima de la nuca.
Mi mentón a la altura del ombligo.
Mis hombros más altos que mi cráneo,
y las vértebras cervicales apuntan hacia el Cielo.
¡Mis energías Yin y Yang están obstruidas!».

Sin embargo su espíritu era sereno y sin preocupaciones.
Se arrastró hasta un pozo para ver su reflejo:
«¡Ah! ¡Aquello que todo lo hace
se afana todavía más en deformarme!».

«¿Le odias? » - preguntó el Maestro Si.

«No, ¿por qué iba a odiarle? - contestó Yu -.
Mi brazo izquierdo se transformará en un gallo,
y así podré cantar para anunciar la aurora.
Mi brazo derecho, en una bala de ballesta,
y así podré cazar búhos y asarlos para la cena.
Mis nalgas se transformarán en ruedas,
mi espíritu, en un caballo, y así cabalgaré;
¿para qué querría yo otra montura?
Además, ganar la vida es pura circunstancia,
perderla, un puro conformarse.
Cuando uno se acomoda a las circunstancias
ni pena ni alegría pueden entrar.
Antaño se decía: "Haber desatado el nudo".
Cuando uno no puede librarse por sí mismo,
es que las cosas le atan.
Ahora bien, nada se puede contra el Cielo.
¿Para qué iba yo a sentir odio?».

Súbitamente, el Maestro Lai cayó enfermo,
agonizando en el umbral de la muerte.
Su mujer y sus hijos le rodeaban llorando.
Cuando fue a verle el Maestro Li, éste dijo a su familia:
«¡Fuera de aquí! ¡No estorbéis su transformación!».

Y acercándose a la puerta del enfermo, le dijo:
«¡Grandioso es Aquello que todo lo crea y lo transforma!

¿Qué hará de ti?
¿Adónde serás enviado?
¿Te convertirás en el hígado de una rata
o en la pata de un escarabajo?».

El Maestro Lai le respondió:
«Un niño con padre y madre
va al este, al oeste, al norte o al sur,
adondequiera que ellos le manden.
Para un hombre, el Yin y el Yang
son más que un padre y una madre.
Son ellos quienes me han traído
hasta el umbral de la muerte.
Si lo rehusara, les desobedecería.
Además, ¿de qué puedo culparles?
La Tierra me ha dado mi cuerpo,
me ha dado la labor de mi vida,
el ocio de la vejez
y el descanso de mi muerte.
Por la misma razón que me parece bueno vivir,
me parece bueno morir.

Si ahora un Maestro fundidor de metales
viera saltar del horno un trozo de metal que le dijera:
"Quiero que me des la forma de la espada Moye",
el fundidor pensaría sin duda que es un metal funesto.
Si, de repente, apareciese una forma humana que dijera:
"Yo quiero ser hombre y sólo hombre",
Aquello que todo lo crea y lo transforma
pensaría sin duda que era un hombre funesto.
Si, de repente, yo hiciera del Cielo
y la Tierra un gran horno,
y de Aquello que todo lo crea y lo transforma
hiciera un Maestro fundidor,
¿habría algún lugar adonde yo pudiera no ir?».


Los Capítulos Interiores de Zhuang Zi
Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer

Muso - Aspectos de la agonía



Musō Soseki


Pregunta.– Entre los piadosos practicantes del Dharma del Buddha hay algunos que tienen una agonía fea. Otros tienen una bella agonía, aunque no parecen haber sido fieles practicantes de la Vía. Hay también algunos cuyas reliquias se conservan después de la muerte, aunque jamás hayan hecho nada especialmente honorable en su vida y hay otros cuyas reliquias no se conservan después de la muerte, a pesar de su sabiduría y de su virtud. ¿Cuál es la causa de todo esto?.

Respuesta.– Todos los fenómenos no tienen originalmente ningún aspecto definido. Ora se parecen al bien, pero son el mal; ora se parecen al mal, pero son el bien. Ocurre lo mismo con la agonía. Algunos son indignos de respeto aunque tengan una bella agonía y eso se debe a veces a una acción del Malo que quiere engañar así al practicante y extraviar igualmente a los demás haciendo aparecer provisoriamente al agonizante bajo un aspecto prodigioso. Otros no vivirán más que el espacio de una mañana entre los hombres y los dioses y tendrán una agonía espléndida debido a la fuerza de la raíz-de-bien con pérdidas. Un sûtra explica qué tipo de agonía tiene aquel que va a renacer entre los hombres y los dioses después de su muerte: « Durante la enfermedad no tiene ningún mal pensamiento hacia los demás y no se encuentra apegado al mundo. El sufrimiento provocado por su enfermedad es ligero y sus pensamientos no se trastornan. Expira bien invocando el nombre de un Buddha o de un Bodhisattva, o bien pronunciando el nombre de una deidad o de un eremita. Los dioses vienen a recoger a aquellos que renacerán en el Cielo Trâyastrmsa y es por lo que un perfume extraño embalsamará su habitación y una música de danza se escuchara en el cielo... » Inclusive si alguien tiene esta bella agonía, retornará también a su Mal Destino si su buena retribución llega a agotarse. Por consecuencia, eso no será más que un esplendor que habrá durado el espacio de una mañana y sobre el cual no habrá de qué maravillarse. Otros todavía serán dignos de respeto a pesar de su mala agonía, pues ocurre que un Malo provoque la mala agonía de un practicante a fin de quebrar en aquellos que le ven y le oyen el buen espíritu atraído por los buenos augurios, pero el agonizante no ve él mismo el mal aspecto de su agonía. Otros, en fin, entran en el Mal Destino el espacio de una mañana, porque no tienen ninguna parte en la liberación ni en la libertad, al no haber acumulado todavía méritos por el ejercicio y porque el obstáculo de los actos de sus vidas anteriores todavía no ha desaparecido, aunque hayan practicado el verdadero Dharma en esta vida. Pero puesto que la fuerza de la impregnación del verdadero Dharma no se pierde a pesar de su mala agonía, esas gentes acaban por llegar al estado de liberación. Aunque la Sâgara dragonada haya caído el espacio de una mañana en la vía de las bestias a causa de actos anteriores, puesto que se manifestó la fuerza de la impregnación del Mahâyâna durante este tiempo, realizó rápidamente el Despertar verdadero a la edad de ocho años. Si pienso en la vida anterior de este dragón, que conoció la vida de bestia, no veo como su agonía podría ser espléndida.

Antaño, en una ocasión en que el Tathâgata Sâkya había salido para mendigar, encontró a un niño abandonado en las hierbas a lo largo del camino. Tenía un bello rostro blanco y un aspecto extraordinario. Las gentes se juntaron para mirarle. Habiéndose acercado el Buddha al niño le preguntó la puerta del Dharma. Entonces el niño le respondió. Tomándole las manos, el Buddha le hizo levantarse y dijo: « ¡Haz un milagro acordándote de una raíz de bien del pasado! ». A la palabra del Buddha, el niño fue como levantado inmediatamente y permaneció sentado en el espacio donde su cuerpo se puso a irradiar. Esta luz iluminó el triquiliomegaquiliocosmos. A la vista de esta luz, Brahmâ, Sakra Devânâm Indra y las ocho Asambleas se juntaron en torno a él y recibieron retribuciones misteriosas. El Buddha le dio su sello diciendo: « ¡Este niño se llamará en adelante: Bodhisattva de la luz misteriosa! », y el Tathâgata explicó el porqué: « Hace noventa y un kalpas, el Buddha Vipasyin apareció en el mundo. En aquel entonces había dos bodhisattvas de los cuales uno se llamaba: «Santo sabio». Habiendo alcanzado el Conocimiento del No-nacido era poco interesado, tenía pocos asuntos y amaba vivir solo. El segundo se llamaba. «Fortuna». Aunque amaba practicar la mendicidad y aunque servía al bodhisattva «Santo sabio» después de haberse acercado amistosamente a él, quería ir siempre por el mundo y permanecer entre los profanos. »Santo sabio» le reprendió. Entonces, Fortuna se encolerizó y le injurió: « Vos no sois más que un niño encontrado que ni siquiera conoce a sus padres... » A causa de esta palabra, fue concebido durante noventa y un kalpas en el seno de mujeres impúdicas y fue un niño encontrado en cada uno de sus nacimientos. Ahora que ha pagado hasta el fin todos sus malos actos, su antigua raiz-de-bien reaparece... ».

Siendo dado que hay varias de estas cadenas de causas y efectos, aunque algunos tengan una mala agonía, el espacio de una mañana, son espléndidos después. Otros, que tienen también una mala agonía acaban igualmente por hundirse en los malos destinos. Son aquellos que no han cometido más que pecados sin practicar siquiera el Dharma del Buddha a lo largo de los días. O bien, en el momento de morir, habiendo obtenido ya algunos la libertad, liberan su alma sentados y mueren de pie. Estos son aquellos que han podido pasar el paso de la vida-y-muerte por unión del interior y del exterior. Un Antiguo ha dicho: «La liberación del alma estando sentado y la muerte de pie dependen de la fuerza de concentración... » Aquel cuya fuerza de concentración todavía no ha madurado puramente, aunque sea hombre que ha obtenido el Dharma, no alcanza la libertad liberada. Sin embargo no llegará hasta tener una mala agonía. Aunque todavía no haya alcanzado la libertad liberada, uno podrá llamarle: practicante del Mahâyâna si no conserva la vida-y-muerte en su espíritu. Aunque aquél que ha alcanzado la madurez de un Arhat tenga una libertad liberada al manifestar los dieciocho cambios en el momento de su agonía, uno no puede llamarle hombre que ha alcanzado el Dharma. Ha habido también maestros de la Doctrina y de Zen que tuvieron una muerte vio-lenta. Aunque hayan tenido así una mala agonía temporalmente a causa de actos antiguos, puesto que han hecho de ella una estratagema de inducción, es menester no murmurar de ellos por haber tenido una mala agonía.

Hay dos tipos de estudiantes en el Hinâyâna: los auditores y los buddhas-para-sí-mismos. En sánscrito, los segundos tenían por nombre: Pratyekabuddha, y se pretende que las reliquias de estos Pratyekabuddhas se conservan después de su muerte. Sin embargo, como pertenecen al Hinâyâna, uno no puede llamarles « hombres que han alcanzado el Dharma ». Se pretende inclusive que si un ignorante ordinario llega a un éxtasis sus reliquias se conservarán después de su muerte. Todos los Buddhas que han venido por turno al mundo, tales como el Tathâgata del triple tiempo, dejan siempre reliquias después de su muerte a fin de que sirvan de estratagema para el cumplimiento de los actos dichosos por los hombres y los dioses. Algunos de aquellos que, después de la muerte del Buddha, han extendido su Dharma, tales como los Maestros de la Doctrina o del Zen, han dejado reliquias después de su muerte. Aunque su agonía haya sido espléndida, algunos no dejaron reliquias después de su muerte. Es difícil comprender la causa de ello. En el Mahâratnakûta se dice: « Las reliquias del Tathâgata emanan de la Sabiduría sin aspecto. La Sabiduría, es la substancia de las reliquias, y las reliquias son la función de la Sabiduría. Aquellos que son pueriles creen en las reliquias que tienen aspecto y no creen en la Sabiduría sin aspecto... » El Maestro del Zen Bukkô dice así en una estancia:

« Buddhas e ignorantes son igualmente fantasmáticos.
Si uno busca el aspecto real,
Es como polvo en el ojo.
Mis reliquias cubren el cielo y la tierra.
¡No aticéis la ceniza fría frente a las montañas vacías! »

En consecuencia, uno podría llamar a la conservación de las reliquias después de la muerte: « buen aspecto », pero uno no puede decir por eso « hombre que ha alcanzado el Dharma ».

En Diálosgos en el sueño

Jesús y el filósofo



LII 1. Y se encontraba asimismo entre los doctores un filósofo versado en la medicina natural. Y preguntó a Jesús: ¿Posees nociones de medicina natural, hijo mío?

2. Y Jesús respondió con una disertación sobre la física, la metafísica, la hiperfísica y la hipofísica, sobre las fuerzas de los cuerpos y de los temperamentos, y sobre sus energías y sus influencias en los nervios, los huesos, las venas, las arterias y los tendones, y sobre sus efectos, y sobre las operaciones del alma en el cuerpo, sobre sus percepciones y sus potencias, sobre la facultad lógica, sobre los actos del apetito irascible y los del apetito concupiscible, sobre la composición y la disolución, y sobre otras cosas que sobrepujan la razón de una criatura.

3. El filósofo, levantándose, se prosternó ante Jesús, le dijo: Señor, en adelante, soy tu discípulo y tu servidor.


Historia árabe de José el carpintero

Más allá de los Tres Mundos



El Orden Interno de las Cosas es la Esencia de la Naturaleza. Lograr la unión mística con la Naturaleza es la Iluminación. Ahora, ese Orden es libre de caracteres o rasgos distintivos; sin embargo, la Iluminación implica cambio. [Un problema surge el cual debo responder]. El fundamento de la existencia es invariable, sereno e imperturbable como la superficie de un estanque, mientras que no se le revuelva a través de reflexiones incesantes de objetos externos. El error ha agitado su superficie y así hemos perdido el dominio o maestría sobre nuestro destino. Entonces, andamos a tientas buscando por un camino; y cuando lo encontramos desistimos de los movimientos erróneos. Regresando al estado perfecto original, nos preguntamos por qué habríamos de comenzar el viaje; porque nosotros comenzamos desde una meta. [Este punto nunca se me ha hecho claro]. Pero cuando estudié las tendencias de la vida, entendí que la Realidad no es reflejada en las imágenes de lo que nos rodea a nosotros aquí, porque lo real es lo que existió antes de que esto comenzara a existir.

El Cuerpo Cósmico de Buda es real; sus Cuerpos Humanos son fenomenales, y formados como se necesitan en cada caso. ¿Cómo entender esto? Para aquel que ve las cosas como realmente son, todas las ilusiones que ha adquirido anteriormente se desvanecen para siempre; en ese momento su carrera terrenal finaliza. Más allá de los Tres Mundos él vive en una bienaventuranza solitaria; en unión con el Orden Cósmico él frecuenta y vaga por lo que no tiene forma [lo informe, diríamos]. Esta misma falta de forma definida lo capacita a asumir cualquier forma; su misma separación del Mundo lo coloca en el medio de él. Aunque él es capaz de asumir cualquier forma, la forma existente es determinada por nuestras expectaciones. El Buda no puede formar sus Cuerpos Humanos; como una sombra que responde a una forma, así aparece él. Su estatura puede ser diminuta o enorme; su vida puede durar mucho o poco – estos son reflejos de Buda, producidos por las expectaciones de Seres variados; su Cuerpo Real no está entre ellos.

Si a él no se le llama, él no aparece. No es que no esté listo para aparecer, no – los Seres, por su indolencia, se separan ellos mismos de su presencia y le hacen imposible a él establecer contacto. El Buda es como el sol; cuando está alto en el cielo en su cenit, toda clase de artículos/cosas se reflejan en el lago. Los reflejos y las formas se delinean por los artículos/cosas mismos, no por el sol. Y el lago debe estar claro, o de otra forma el Buda no puede aparecer. No es que él no quiera aparecer, no – los Seres mismos, si no cumplen las condiciones requeridas, hacen imposible que él aparezca. Por lo tanto, decimos que los Budas no son más que imágenes reflejadas en el lago de nuestro corazón. El Buda no es un individuo, ¿cómo puede haber dos de ellos?


Tao Sheng Sobre el Nirvana y el Camino de Buda

Las siete gemas supremas



Homenaje a la gran compasión.
Homenaje a todos los maestros espirituales.
Homenaje a las deidades de devoción.

Abandona todas las dudas y ama
el esfuerzo por cumplir la práctica.

Abandona el adormilamiento, la torpeza y la pereza
y ejerce, siempre, esfuerzo entusiasta.

Con recogimiento, alerta y atención,
guarda siempre cada puerta de los sentidos.

Tres veces en el día y tres veces en la noche, una y otra vez,
investiga el continuo de tu mente.

Proclama de ti mismo las faltas
y no busques errores en otros.

Esconde las buenas calidades de ti mismo,
mas proclama las buenas cualidades de los demás.

Rechaza adquisiciones y honores
y siempre rechaza el deseo por la fama.

Poco desea, sé contento
y devuelve los actos de bondad.

Medita sobre amor y compasión
y estabiliza la mente del Despertar.

Evita las diez acciones no íntegras
y estabiliza siempre tu fe.

Conquista la ira y la arrogancia
y posee una mente humilde.

Evita medios de vida equivocados
y vive una vida de Verdad.

Abandona todas las posesiones mundanas
y está adornado por las gemas de los superiores.

Abandona todas las frivolidades
y permanece en soledad.

Abandona toda charla sin sentido
y controla siempre tu habla.

Cuando veas a tu maestro o enseñante
ejecuta servicios con respeto.

Hacia una persona que tenga el Ojo de la doctrina
y hacia los seres sensibles que son principiantes,
desarrolla el reconocimiento de ellos como maestros.

Cuando veas a cualquier ser que sienta, desarrolla
el reconocimiento de ellos como padres e hijos.

Abandona a amigos que conducen al error
y apóyate en compañeros espirituales virtuosos.

Abandona mentes de ira e infelicidad
y, doquiera que vayas, sé feliz.

Abandona el apego por todo
y permanece libre de apego.

El apego nunca te procurará un renacimiento feliz:
el apego mata la vida de liberación.

Donde quiera que veas prácticas (conducentes) a la felicidad,
siempre ejerce esfuerzo por ellas.

Lo que sea que hayas comenzado a hacer,
eso cumple primero.
Haz todo bien de esta manera,
de otro modo nada será acabado.

Apártate siempre de gustar hacer el mal.
Cuando quiera que surja una mente pomposa,
desinfla [una] arrogancia tal.

Rememora las enseñanzas de tu maestro.
Cuando una mente cobarde surja,
alaba lo sublime de la mente.

Cualesquiera objetos de atracción o aversión surjan,
medita sobre la vacuidad de ambos:
míralos como ilusiones y emanaciones.

Cuando escuches cualesquiera palabras ofensivas,
vélas como un eco.
Cuando tu cuerpo sea afligido por daños,
mira esto como tus acciones previas.

Permanece bien en soledad, más allá de los límites de la ciudad,
como los cadáveres de la caza montesa.
Permanece solo, ocúltate,
y mora sin apego.

Si ves a otros,
habla calmadamente y sinceramente.
Evita una expresión colérica y ceñuda
y permanece siempre jovial.

Cuando veas continuadamente a otros
complácete en dar, sin ser avaro.
Desecha toda codicia.

Para proteger la mente de otro,
evita todo conflicto
y ten siempre paciencia.

No seas un adulador o un picaflor,
pero siempre sé capaz de ser resuelto.

Evita menospreciar a los demás y
permanece respetuoso en tus maneras.

Cuando des consejo a otros,
ten compasión y pensamientos para su beneficio.

No rebajes a las doctrinas espirituales
y sé fijo en lo que sea que admires.

A través de la puerta de las diez prácticas del Dharma,
ejerce un esfuerzo a través del día y de la noche.

Cualesquiera virtudes sean recolectadas durante los tres tiempos,
dedícalas al gran insuperable despertar.
Distribuye tu mérito entre todos los seres capaces de sentir.

Ofrenda, siempre, la plegaria de siete miembros
y grandes aspiraciones, por el Sendero.
Si actúas de esta manera, las dos acumulaciones
-de mérito y sabiduría- serán cumplidas.

También, con la erradicación de los dos oscurecimientos,
la que llena el propósito de haber ganado una forma humana,
el gran despertar insuperable será acabado.

La gema de la fe, la gema de la ética,
la gema de la generosidad, la gema de la escucha,
la gema de la consideración,
la gema de la vergüenza y la gema de la inteligencia:
estas son las siete gemas supremas.
Estas siete gemas no se agotan nunca.

No cuentes esto a los no humanos.
Examina tu habla cuando [estés] entre muchas gentes.
Examina tu mente cuando vivas solo.

Esto ha sido redactado por el maestro indio Dipamkara Shrijñana, el Glorioso Iluminador, la Esencia de Consciencia Primordial.


Dipamkara Shrijñana
El rosario de joyas de un guerrero para el despertar

La Mente del Padre giró con un rugido



La Mente del Padre giró con un rugido haciendo eco, concibiendo por voluntad invencible ideas uniformes, las cuales surgieron volando de esa fuente, pues la voluntad y el fin eran igualmente del Padre (por lo que están conectados con el Padre de acuerdo a un fuego alternante a través de diferentes vehículos), más fueron divididas en dos por medio del fuego intelectual distribuido en otros intelectuales. Pues el Rey de todo había colocado ante el mundo polimorfo un tipo intelectual incorruptible, la impresión de cuya forma es enviada a través de todo el universo y por medio de los cual el mundo brilló vestido con ideas diferentes, de las que el fundamento es Uno, sólo Uno. De éste surgieron las demás, se distribuyeron y se separaron a través de los diferentes cuerpos del universo, y nacieron en enjambres de sus vastos abismos, girando siempre en radiación ilimitada. 

Ellas son concepciones intelectuales del fundamento paternal, y participando abundantemente de la brillantez del fuego en la culminación del incesante tiempo. 

La fuente primaria auto-perfecta del Padre produjo estas ideas primigenias. 


Oráculos Caldeos
Versión: W. Wynn Westcottg


Las obstrucciones



“Establecida con estas seis limitaciones, una persona es incapaz de iluminarse en la imparcialidad y la rectitud de las cualidades mentales diestras, incluso cuando escucha el Dhamma verdadero. ¿Cuáles seis? 

“Cuando la persona está establecida con una (1) obstrucción kammática presente, (2) una obstrucción de corrupción, (3) una obstrucción de un resultado de un kamma pasado; (4) la falta de convicción, (5) no tener deseo de escuchar, y (6) tener un discernimiento embotado. “Establecida con estas seis limitaciones, una persona es incapaz de iluminarse en la imparcialidad y la rectitud de las cualidades mentales diestras, incluso cuando escucha el Dhamma verdadero.

“Establecida con estas seis cualidades, una persona es capaz de iluminarse en la imparcialidad y la rectitud de las cualidades mentales diestras, incluso mientras se escucha el Dhamma verdadero. ¿Cuáles seis? “La persona no está establecida en una (1) obstrucción kammática presente, (2) una obstrucción de corrupción, (3) o la obstrucción de un resultado de un kamma pasado; (4) ella tiene convicción, (5) tiene el deseo de escuchar, y (6) está discerniendo.

“Establecida con estas seis cualidades, una persona es capaz de iluminarse en la imparcialidad y la rectitud de las cualidades mentales diestras, incluso mientras se escucha el Dhamma verdadero.


Avaranata Sutta

Los tres principales aspectos de la vía



Homenaje a los venerables Maestros.

Voy a explicar aquí, según mis capacidades,
la esencia de la excelente palabra de los Vencedores,
la vía alabada por sus hijos sublimes,
el vado que deberán franquear los afortunados que aspiran a la Liberación.


1
¡Oh vosotros, que no estáis en nada apegados a los goces mundanos
y que, esforzándoos en dar un sentido a esta preciosa existencia
os aplicáis a la vía que regocija a los Vencedores!
¡Oh afortunados, escuchad con una pura atención!

2
Sin el perfecto renunciamiento, es imposible
apaciguar la inclinación hacia los frutos y los placeres del océano de la existencia cíclica.
Puesto que la sed de la existencia encadena los seres,
¡buscad, primero, la aspiración a la liberación!

3
Meditando la dificultad en obtener esta preciosa existencia y la rareza del tiempo impartido,
abandonaréis los pensamientos de esta vida.
Por examinar muchas veces los sufrimientos de la existencia cíclica y el carácter ineluctable de la causalidad,
desviaréis vuestros pensamientos de las existencias ulteriores.

4
Cuando, gracias a esta meditación, no desearéis más,
aunque fuese un sólo instante, las maravillas de la existencia cíclica
y que, noche y día, aspiraréis a la liberación,
habréis, entonces, producido el renunciamiento.

5
Sin el sostén del puro espíritu de Vigilia,
el renunciamiento no es causa
de la felicidad perfecta del Despertamiento incomparable.
Los sabios desarrollan el sublime espíritu de Vigilia.

6
Llevados por el curso violento de los cuatro ríos,
estrechamente encadenados por los lazos de las acciones, difíciles de romper,
profundamente apretujados en las redes de acero de la prensión de un sí,
envueltos en las tinieblas de la ignorancia,

7
de nacimiento en nacimiento en este ciclo sin fin,
los seres -nuestras madres- son, sin cesar, atormentados por los tres sufrimientos.
Reflexionando en su condición,
¡desarrollad la suprema aspiración a la iluminación!

8
Incluso habiendo cultivado el renunciamiento y el espíritu de Vigilia,
sin la Sabiduría que conoce el modo de existencia (último de los fenómenos)
no podréis trozar la raíz de la existencia cíclica.
¡Así que aplicaos a la comprensión de la producción condicionada!

9
Quien ha percibido la infalibilidad de la causalidad
de todos los fenómenos de la existencia cíclica y del nirvana,
y destruido toda prensión de una existencia real,
reside en la vía que regocija a los Budas.

10
Mas, por tanto tiempo como la comprensión del carácter ineluctable de la producción condicionada de las apariencias
os aparezca como separada de la de la vacuidad
libre de la aserción (de una existencia real),
no habéis aún comprendido el pensamiento del Potente.

11
Por el contrario, cuando -no sucesivamente mas simultáneamente-
la sola visión de la infalibilidad de la producción condicionada
destruye con certeza todos los modos de prensión de los objetos,
habréis entonces acabado vuestra investigación filosófica.

12
Además, (la comprensión de las) apariencias disipa el extremo de existencia
y (la de la) vacuidad, el extremo de no-existencia.
Cuando comprendáis que la vacuidad aparece como causa y efecto,
las vistas extremas no podrán extraviaros más.

Después de haber realizado correctamente los puntos esenciales
de los tres principales aspectos de la vía,
retiraos en la soledad, haced nacer la fuerza de la perseverancia
y cumplid rápidamente, ¡oh hijos!, vuestra aspiración profunda.


Tsong Khapa
Traducción: Georges Driessens