El sacrificio de Isaac



El sacrificio de Isaac
The Sacrifice of Isaac, William Blake


a. Dios se le apareció a Abraham en Berseba y le dijo : "Toma a tu hijo y subid juntos a una montaña que yo te indicaré en la tierra de Moriá". Abraham preguntó: —Señor, tengo dos hijos. ¿Cuál de ellos tiene que ir conmigo? —Tu único hijo- —Señor, cada uno es el hijo único de su madre.

—Lleva al hijo que amas.

—Señor, amo a los dos.

—Lleva al hijo que amas más.

—Señor, ¿qué debo hacer en la tierra de Moriá? —Ofrece un holocausto en mi altar, —¿Soy un sacerdote para ofrecer sacrificios? —Yo te consagraré mi Sumo Sacerdote y tu hijo Isaac será el sacrificio(1).

Abraham se levantó temprano, aparejó su asno y, tomando consigo dos mozos y a Isaac su hijo, partió la leña para el holocausto y se puso en camino para el lugar que le había dicho Dios.

Al tercer día alzó Abraham sus ojos y vio de lejos el lugar. Y dijo a sus sirvientes: "Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allí, y después de haber adorado, volveremos a vosotros".

Y tomando Abraham la leña para el holocausto, se la cargó a Isaac, su hijo; tomó él en su mano el fuego y el cuchillo y siguieron ambos juntos.

Isaac dijo : "Llevamos el fuego y la leña, pero la res para el holocausto, ¿dónde está?" Y Abraham le contestó: "Dios se proveerá de res para el holocausto, hijo mío". En la cima de la montaña Abraham erigió un altar de piedra y dispuso sobre él la leña, ató a su hijo y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Pero cuando tomó el cuchillo una voz le gritó desde el cielo: "¡Abraham, Abraham!" Y él contestó: "Heme aquí, señor". La voz volvió a gritarle: "No extiendas tu brazo sobre el niño y no le hagas nada, porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo, tu unigénito".

Alzó Abraham los ojos y vio tras sí un carnero enredado por los cuernos en la espesura; lo sacrificó en vez de Isaac y llamó al lugar Yahvé-yiré, que quiere decir Yahvéh me ve.

Dios juró por Su Nombre que multiplicaría su descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas de las orillas del mar, porque le había obedecido sin vacilar. Abraham e Isaac volvieron adonde estaban sus sirvientes y todos juntos fueron a Berseba(2).

b. Algunos dicen que esos sirvientes eran Ismael, el hijo de Agar, y Eliézer de Damasco, y que Ismael le dijo a Eliézer cuando estaban solos: "A mi padre le han ordenado que sacrifique a Isaac. ¡Ahora seré su heredero!" Eliézer le replicó:

"¿Tu padre no expulsó a Agar a pedido de Sara y así te desheredó? Seguramente me legará todos sus bienes a mí, que le he servido fielmente día y noche desde que me convertí en su siervo"(3).

c. Cuando Abraham subía al monte Moriá el ángel caído Samael se le apareció en la forma de un hombre entrado en años y humilde y le dijo: "¿Puede la orden de que mates al hijo de tu ancianidad provenir de un Dios de misericordia y justicia? ¡Te han engañado!" Abraham conoció a Samael a pesar de su disfraz y lo ahuyentó; pero reapareció en la forma de un joven hermoso que dijo en voz baja a Isaac: "¡Hijo desdichado de una madre desdichada! ¿Fue para esto para lo que ella esperó tu nacimiento durante tanto tiempo y tan pacientemente? ¿Por qué tu estúpido padre ha de matarte sin motivo? ¡Huye mientras estás todavía a tiempo!"

Isaac repitió esas palabras a Abraham, quien maldijo a Samael y lo envió a paseo(4).

d. En la cumbre del monte Moriá, Isaac consintió voluntariamente en morir y dijo: "¡Bendito sea el Dios Vivo que me ha elegido hoy en holocausto ante Él!"

Además entregó a Abraham piedras para que reconstruyera el altar roto que se alzaba allí; lo había erigido Adán y utilizado sucesivamente Abel, Noé y Sem(5).

Luego dijo: "Átame fuertemente, padre, para que no rehuya el cuchillo y haga tu ofrenda inaceptable para Dios. Luego lleva las cenizas y dile a mi madre Sara: Esto atestigua el sabor dulce de la carne sacrificial de Isaac”(6).

Después de sacrificar al carnero, Abraham rogó: "Cuando Tú exigiste la vida de mi amado hijo, ¡oh Señor!, yo podía haber exclamado airado: 'Ayer mismo me prometiste que él me daría una gran descendencia; ¿debo ahora quemar su cuerpo exangüe en Tu altar?' Sin embargo, permanecí como sordo y mudo. En consecuencia, te ruego que si mis descendientes obran mal alguna vez Tú también reprimas tu ira, y que cada año, cuando se arrepientan de sus pecados y el cuerno del carnero suene en el primer día del séptimo mes, recuerdes como até a mi hijo y, levantándote del Trono del Juicio, te sientes en el Trono de la Misericordia"(7).

e. Isaac pasó los tres años siguientes en el Paraíso; o, según dicen algunos, en la casa de Sem y Éber, donde estudió la Ley de Dios. Pero antes asistió al entierro de su madre Sara, quien, cuando se dirigía a Hebrón para tener noticias de él, oyó que se había salvado y murió de alegría, pues Samael le había asegurado que su hijo ya había sido sacrificado.

Sara murió a la edad de ciento veintisiete años. Abraham compró a Efrón, el hitita, la caverna de Macpela, por la que pagó cuatrocientos siclos de plata, enterró en ella a Sara y la lloró durante siete días(8).

1. Génesis XXIL1-2; Gen. Rab. 590,592; Tanhuma Buber Gen, 1 1 1 ; Pesiqta Rabbati 170a; PRE, c.3L
2. Génesis XXIL3-19.
3. Sepher Hayashar 76-77.
4. Sepher Hayashar 77-79; cf. Gen. Rab. 595-98.
5. Sepher Hayashar 8 0 ; PRE, c.3L
6. Sepher Hayashar 80.
7. Lev. Rab, 29,9; Gen. Rab. 607; Yer. Taamit 65d; Tanhuma Buber Gen.
8. Génesis XXIIL1-20; Mid- Wayosha, BHM i.35ss; PRE, c.32; Sepher Hayashar 81-83.

1. El sacrificio de los hijos primogénitos era común en la Palestina antigua y lo practicaban no sólo el rey moabita Mesa, quien quemó su hijo mayor al dios Kemós (2 Reyes 111,26-27), sino también los ammonitas, quienes ofrecían sus hijos a Molok (Levítico XVIIL21 y XX.2ss); los árameos de Sefarvaim, cuyos dioses eran Adram-melec y Ana-melec; y los reyes hebreos Ajaz (2 Reyes XVI.3) y Manases (2 Reyes XXI.6). La tentativa del rey Saúl de sacrificar a su hijo guerrero Jonatán después de un revés en la guerra filistea se insinúa en 1 Samuel XIV.34-46, aunque el ejército prefirió salvarlo.

2. En Éxodo XXII.28-29 se dice: "Me darás el primogénito de tus hijos. Así harás con el primogénito de tus vacas y tus ovejas; quedará siete días con su madre, y al octavo me lo darás", lo que Ezequiel (XX.24- 26) describió posteriormente como una de "las leyes que no eran buenas" y corrompían a Israel como castigo por su idolatría. Pero esta ley se refería al sacrificio de infantes más bien que al de jóvenes u hombres mayores, y se podía eludir mediante el sacrificio en prenda del prepucio del primogénito con la circuncisión. El sacrificio de Isaac era de aquellos a los que se recurría en las emergencias nacionales —como los realizados por Mesa, Ajaz y Manases— o en las ceremonias de fundación, como el realizado por Jiel en Jericó (1 Reyes XVI.34).

3, Salomón había introducido en Jerusalén el culto de Molok y Kemós (1 Reyes XL7J, a los que se sacrificaba niños en el valle de Tofet, alias Gehenna (2 Reyes XXIII.10), Algunas de estas víctimas parecen haber sido sacrificadas como sustitutos del Rey, el dios Sol encarnado, en una abdicación anual de la corona, Miqueas (VI,7), Jeremías ( VII , 3 1 ; XIX.5-6; XXXII,35) y Ezequiel (XVI.20; XX.26) denunciaron esa práctica, contra la que se legisló también en Deuteronomio XIL31 y en Levítico XVIIL21 y XX.2ss, Éxodo XXXIV.20, una enmienda de XXIU8-29, iguala al primogénito del hombre con el del asno: ambos eran redimibles con un carnero o con dos pichones (Éxodo XXXIV-20; Levítico XII-6-8), El interrumpido sacrificio de Isaac por Abraham muestra su absoluta obediencia a Dios y la misericordia de Dios al desistir de la "ley que no era buena" como reconocimiento por la obediencia. Pero Isaac no era ya un infante, sino un muchacho capaz de llevar una pesada carga de leña, y Abraham lo redimió con un carnero, y no un cordero. Un midrás que considera la muerte de Sara como una consecuencia directa de habérsele atado a Isaac, deduce noventa años —la edad que tenía cuando dio a luz a Isaac, de los 127 que contaba cuando falleció— y atribuye a Isaac treinta y siete.

4. El carnero "enredado en la espesura" parece tomado de Ur de Caldea, donde en una tumba regia de fines del cuarto milenio a. de C. se encontraron dos estatuas sumerias de carneros de oro, concha blanca y lapislázuli, parados sobre sus patas traseras y atados con cadenas de plata a un arbusto dorado alto y florido. Este tema es común en el arte sumerio.

5. La tentativa de Abraham de sacrificar a Isaac tiene su análoga en el mito griego: la fábula cadmea de Atamas y Frixo. Estos cadmeos ("Orientales" en hebreo) descendían de Agenor ("Canaan"). En el siglo XI a. de C. algunos de ellos parecen haber viajado desde Palestina a Cadmea en Caria, cruzado el Egeo y fundado la Tebas beocia. Los cadmeos figuran también como "Hijos de Quedma" en la genealogía de Ismael (véase 29.5), Esta analogía resuelve tres problemas importantes que plantea el Génesis: primero, puesto que Abraham no fundaba una ciudad, ¿qué emergencia lo impulsó a sacrificar a su hijo ya crecido? Segundo: ¿por qué no fue elegido su primogénito Ismael con preferencia a Isaac? Tercero: la disputa por la precedencia entre Sara y Agar, tan importante en los capítulos preliminares, ¿tenía alguna relación con el sacrificio?

6. He aquí la fábula cadmea. El rey beocio Atamas, que se había casado con la reina Nefele de Pelión, quien le dio un hijo llamado Frixo, posteriormente engendró un hijo, Melicertes (¿Melkart? "gobernador de la ciudad") con la rival de Nefele, la cadmea Ino. Cuando Nefele se enteró de eso, maldijo a Atamas y Melicertes; inmediatamente Ino creó un hambre resecando en secreto el maíz para sembrar, y sobornó a la sacerdotisa de Apolo para que anunciase que la tierra recuperaría su fertilidad solamente si Atamas sacrificaba al hijo de Nefele, Frixo, su heredero, en el monte Lafístio. Atamas empuñaba ya el cuchillo de los sacrificios cuando Heracles le ordenó que desistiera, diciéndole: "Mí padre Zeus, Rey del Cielo, aborrece los sacrificios humanos". Entonces apareció un carnero de vellocino de oro, y Frixo huyó montado en él a la tierra de Cólquida, donde prosperó- Ino huyó con Melicertes de la ira de Atamas y se arrojó al mar, pero ambos fueron salvados y divinizados por Zeus, Ino como la Diosa Blanca y Melicertes como el Dios del Año Nuevo de Corinto.

7. Esto sugiere que, en el mito original, Agar se vengó de Sara atribuyendo un hambre a alguna acción de Abraham, pues en el Génesis se produce un hambre cuando él está ya casado con Sara y otra en el relato de Isaac en Guerar, la que parece haberse atribuido originalmente a Abraham. También sugiere que el sacrificio fue ordenado por un falso profeta, al que Agar sobornó para que hiciera eso en venganza por haber sido desheredado Ismael. Tal vez haya un recuerdo de eso en la tentativa de Samael de interrumpir el sacrificio. Pero la causa de la pendencia de Sara con Agar, de la que se trata en el antiguo código de Hammurabi,  parece más convincente que la causa de la pendencia de Nefele con Ino y señala a Sumeria como la fuente original de la fábula. La versión cadmea indica, no obstante, que la segunda huida de Agar de Abraham se realizó después del intento de sacrificar a Isaac, y no antes. "Atamas" puede haberse derivado del hebreo Ethan(9) un sabio y poeta mítico primitivo cuyo nombre, que significa "duradero" o "fuerte", es transcrito en la versión de los Setenta como Aitham. La extraña frase "el temor de Isaac" (Génesis XXXI.42,53) recuerda el nombre de Frixo ("Horror"). El hambre en una sociedad nómada significa sequía, y el sacrificio ficticio de un hombre vestido con el vellón de un carnero negro, que todavía celebran en el monte Lafistio los pastores beocios en el equinoccio de primavera, es un rito para hacer que llueva.

8. Otros dos mitos vienen aquí al caso. El más antiguo se refiere al voto que hizo Jefté de ofrecer a Dios en holocausto a la primera criatura viviente que saliera a su encuentro después de su victoria sobre los ammonitas (Jueces XI,29ss); el posterior se refiere al voto análogo que hizo el cretense Idomeneo a Poseídón cuando estaba a punto de naufragar. Pero Jefté no sufrió daño alguno después de sacrificar a su hija, pues era "una costumbre de Israel", en tanto que los hombres de Idomeneo fueron víctimas de la peste y él fue desterrado de Creta. Los griegos, que habían adquirido el horror a los sacrificios humanos más o menos en el mismo período que los hebreos, prefirieron, por ejemplo, creer que Ifigenía, la hija de Agamenón, fue redimida con una gama cuando estaba a punto de ser muerta en Aulis, y luego fue llevada al Quersoneso Táurico. Plutarco recuerda un caso que combina el tema del voto con el del hijo primogénito, sacrificado en tiempo de emergencia: Meandro prometió recompensar a la Reina del Cielo con la primera persona que le felicitase por la toma de Pessinos; fue su hijo Arquelao, al que mató como había prometido, pero luego el remordimiento lo llevó a ahogarse en el río que ahora lleva su nombre. La práctica de quemar niños en homenaje a Hércules Melkart continuó entre los fenicios durante mucho tiempo después de haberla abandonado los hebreos; y la opinión de Miqueas (VI.6-8) de que Dios aborrece no sólo los sacrificios humanos sino también los de animales y prefiere la justicia, la misericordia y la humildad del corazón, era chocantemente radical en esa época.

9. El ritual del Año Nuevo judío conmemora la atadura de Isaac. Cuando se le pidió que explicara por qué se ordenaba que se hiciera sonar un cuerno de carnero (shofar) en Levítico XXIIL23-25, Rabí Abhahu dijo: "Se hace porque Dios ordenó a nuestros padres: 'Haced sonar para Mí un cuerno de carnero, para que pueda recordar que Abraham ató a Isaac, y consideradlo como si os hubierais atado a vosotros mismos delante de Mí (B. Rosh Hashaná 16a)". La misma explicación se da en la plegaria mussaf de Año Nuevo; y un típico dicho tanaítico atribuido a Jesús en el Evangelio de Santo Tomás: "¡Levanta la piedra y me encontrarás, parte la madera y yo estaré allí!", se refiere claramente a la ligadura de Isaac, que era considerada como la mayor prueba de fe en toda la Escritura.

10. El comentario midrásico sobre el carnero es expansivo y fantástico. Dios había hecho ese animal particular en el primer día de la Creación; sus cenizas se convirtieron en los fundamentos del Santuario del Templo; el rey David utilizó sus nervios como cuerdas de su arpa; Elias se ciñó sus lomos con su piel; Dios hizo sonar su cuerno izquierdo en el monte Sinaí, y el cuerno derecho sonará en los Días del Mesías para llamar del destierro a las ovejas perdidas de Israel. Cuando Abraham encontró al carnero, éste se liberó repetidamente de un matorral sólo para enredarse en otro, lo que significaba que Israel se enredaría igualmente en el pecado y la desdicha, hasta que finalmente fuese redimido por el sonido del cuerno derecho.

11. El cronista del Génesis varía deliberadamente entre "Dios" y "un ángel" cuando se refiere al interlocutor de Abraham, lo mismo que en su relato de la visita divina a Abraham en Mambré. Relacionar la montaña del sacrificio con el monte Sión es absurdo, porque ya se ha dicho que Melquisedec reinaba allí como rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo; un midrás destaca este punto haciendo que Abraham pregunte a Dios por qué el deber de sacrificar a Isaac no ha sido confiado a Sem, es decir a Melquisedec. Esto contradice la tradición samaritana digna de confianza de que el monte Moría era el monte Garizim de 2300 pies de altura (Deuteronomio XI.29ss), que domina "el encinar de Moreh" donde Abraham había ofrecido su primer sacrificio (Génesis XII.6). La versión autorizada traduce esto mal como "la llanura de Moreh", basándose en un texto arameo redactado con el propósito de disfrazar la aceptación por Abraham del culto de los árboles cananeo. Moreh, más tarde Siquem y ahora Nablus, era el templo más santo de Israel, visitado por Abraham, bendecido por Moisés y famoso por la piedra conmemorativa de Josué y la tumba VI.9) del castigo de Dios por el culto de los ídolos iniciado allí por el rey Jeroboán (1 Reyes XIL25ss) se cumplió y todos los sacerdotes y caudillos del Reino del Norte fueron llevados por Senaquerib. Entonces Jerusalén se convirtió en el único centro de culto legítimo, y todos los mitos primitivos posibles fueron transferidos al monte Sión, incluyendo los de Adán, Abel, Noé y Abraham.

12. La caverna de Macpela fue comprada por Abraham al hitita Efrón. La muerte de Sara a causa de su alegría se debe al propósito del mitógrafo posterior de explicar su ausencia de Berseba, el hogar de Abraham, y su viaje a Hebron. También Atamas estaba relacionado con los hititas, pues era hermano de "Sísífo", el dios hitita Teshub. La caverna de "Efrón el hitita" puede haber sido un santuario consagrado a Foroneo, a quien se llama padre de Agener ("Canaan") y se dice que no sólo descubrió la manera de utilizar el fuego, sino que además inició el culto griego de Hera ("Anat").


Robert Graves - Raphael Patai
Los mitos hebreos