Libro de Esther

Isaías 58

Porque ustedes, el mismo día
en que ayunan,
se ocupan de negocios y maltratan
a su servidumbre.
Ayunan para entregarse a pleitos
y querellas
y para golpear perversamente con el puño.
No ayunen como en esos días,
si quieren hacer oír su voz en las alturas.
¿Es este acaso el ayuno que yo amo,
el día en que el hombre
se aflige a sí mismo?
Doblar la cabeza como un junco,
tenderse sobre el cilicio y la ceniza;
¿a eso lo llamas ayuno
y día aceptable al Señor?

Este es el ayuno que yo amo
-oráculo del Señor-:
soltar las cadenas injustas,
desatar los lazos del yugo,
dejar en libertad a los oprimidos
y romper todos los yugos;
compartir tu pan con el hambriento
y albergar a los pobres sin techo;
cubrir al que veas desnudo
y no despreocuparte de tu propia carne.
Entonces despuntará tu luz
como la aurora
y tu llaga no tardará en cicatrizar...

1 Samuel 3

Jehová llama a Samuel

3:1 El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia.
3:2 Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver,
3:3 Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada,
3:4 Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí.
3:5 Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí, ¿Para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó.
3:6 Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate.
3:7 Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada.
3:8 Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven.
3:9 Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar.
3:10 Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.
3:11 Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos.
3:12 Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin.
3:13 Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado.
3:14 Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.
3:15 Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y Samuel temía descubrir la visión a Elí.
3:16 Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí.
3:17 Y Elí dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Te ruego que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo.
3:18 Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le pareciere.
3:19 Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.
3:20 Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová.
3:21 Y Jehová volvió a aparecer en Silo; porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo por la palabra de Jehová.

Zhuang zi , libro II capítulo 3

El hombre se conforma a lo prefijado por su mente
y lo toma por maestro.
¿Quién es el hombre extraordinario que se priva de ello?
¿O sólo el hombre que penetra la alternancia de las cosas
lo toma por maestro?
Así también el necio,
cuando admite que afirmación y negación
preceden a lo fijado por su mente.
Tan ilógico como partir hoy para Yue y llegar ayer,
o afirmar que es visible lo invisible.
Y aunque ello fuera cierto,
si ni siquiera Yu el divino podría entender ese misterio,
¡cómo iba a entenderlo yo!

La palabra no está hecha sólo de aire,
la palabra tiene un decir,
pero lo que dice no es nunca fijo.
¿En verdad existen las palabras?
¿En verdad se diferencian del piar de los pájaros?
¿Quién ha ensombrecido el Tao,
distinguiendo la verdad de la mentira?
¿Quién ha confundido a las palabras
distinguiendo afirmación de negación?
¿Dónde se encuentra el Tao ausente?
¿Dónde las palabras imposibles?
Tras los mínimos acontecimientos
el Tao se esconde.
Tras su máximo esplendor
las palabras se ocultan.
Así, confucianos y moístas
niegan y afirman,
afirmando lo negado,
negando lo afirmado.
Pero si deseas la afirmación negada,
la negación afirmada,
nada puede compararse a la Iluminación.
En las cosas mismas existe el esto
y el aquello.
Si partimos del aquello
no entenderemos nada.
Si partimos del esto
lo alcanzaremos todo.
Escrito está:
aquello surge de esto,
esto depende de aquello.
El esto y el aquello
unidos nacen.
Lo que ya es vida ya es muerte.
Lo que ya es muerte ya es vida.
Lo que ya es posible es imposible.
Lo que ya es imposible ya es posible.
Porque lo que se puede afirmar,
se puede negar.
Porque lo que se puede negar,
se puede afirmar.
El Santo no va por este camino.
Él ilumina las cosas con la luz del cielo.
y todo lo aprueba, toda circunstancia.

Esto y aquello se sustituyen uno al otro.
En el esto se reúnen un sí y un no.
En el aquello se reúnen un sí y un no.
¿Es que hay en verdad un esto y un aquello?
¿Es que no hay en verdad un esto y un aquello?
El punto en donde esto y aquello
neutralizan su oposición
es el núcleo del Tao:
el centro de un círculo que irradia
infinitas respuestas.
Infinito es el sí.
Infinito es el no.
Escrito está:
nada es comparable a la Iluminación.


Salmo 42

Como la cierva sedienta
busca las corrientes de agua,
así mi alma suspira
por ti, mi Dios.

Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios viviente:
¿Cuándo iré a contemplar
el rostro de Dios?

Las lágrimas son mi único pan
de día y de noche,
mientras me preguntan sin cesar:
"¿Dónde está tu Dios"?

Al recordar el pasado,
me dejo llevar por la nostalgia:
¡cómo iba en medio de la multitud
y la guiaba hacia la Casa de Dios,
entre cantos de alegría y alabanza
en el júbilo de la fiesta!

¿Por qué te deprimes, alma mía?
¿Por qué te inquietas?
Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias,
a él, que es mi salvación y mi Dios.

Mi alma está deprimida:
Por eso me acuerdo de ti,
desde la tierra del Jordán y el Hermón,
desde el monte Misar.

Un abismo llama a otro abismo,
con el estruendo de tus cataratas;
tus torrentes y tus olas
pasaron sobre mí.

De día, el Señor me dará su gracia;
y de noche, cantaré mi alabanza
al Dios de mi vida.

Diré a mi Dios:
"Mi Roca ¿por qué me has olvidado?
¿Por qué tendré que estar tan triste,
oprimido por mi enemigo?"

Mis huesos se quebrantan
por la burla de mis adversarios;
mientras me preguntan sin cesar:
"¿Dónde está tu Dios?"

¿Por qué te deprimes alma mía?
¿Por qué te inquietas?
Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias,
a él, que es mi salvador y mi Dios.


Trad.: Armando Levoratti y Alfredo B. Trusso
Edición revisada 1991

Isaías 11: 6-9

El lobo habitará con el cordero
y el leopardo se recostará junto al cordero
el ternero y el cachorro de león
pacerán juntos,
y un niño pequeño los conducirá;
la vaca y la osa vivirán en compañía,
sus crías se recostarán juntas,
y el león comerá paja lo mismo que el buey.
El niño de pecho jugará
sobre el agujero de la cobra,
y en la cueva de la víbora
meterá la mano el niño apenas destetado.
No se hará daño ni estragos
en toda mi Montaña santa,
porque el conocimiento del Señor
llenará la tierra
como las aguas cubren el mar.

Isaías 30:20-21

Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, aquel que te instruye no se ocultará más, sino que verás a tu maestro con tus propios ojos. Tus oídos escucharán detrás de ti una palabra: "Este es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda".

Zhuang Zi, XVII-2


Tras haber cincelado y esculpido,
vuelvo a la materia bruta.

Zacarías, 4:6 b

Esta es la palabra del Señor acerca de Zorobabel: ¡No por el poder ni por la fuerza, sino por mi espíritu...! -dice el Señor de los Ejércitos-.

Oseas 9:14

Dales, Señor.
¿Qué les has de dar?
Dales matriz abortadora
y pechos secos.

Isaías 5:1-7 y 27: 2-5

Cantaré sobre mi Amigo
La canción de este amor por su viña:
Mi amigo tuvo una viña
Sobre una colina muy fértil.
La cavó, la despedregó,
Y la plantó con la vid más escogida;
Construyó una torre en medio de ella,
Ylabró un lagar en ella;
Esperó que diese uvas,
Mas produjo agrazones.
Y ahora, oh habitantes de Jerusalem y hombres de Judá,
Juzgad, os ruego, entre Yo y Mi viña.
¿Qué más había de hacer a Mi viña
Que aún no haya hecho?
¿Por qué cuando esperé que diese uvas
Sólo dio agraces?
Ahora os diré
Lo que haré con Mi viña.
Quitaré su seto vivo
Y será devorada;
Derribaré su muro
Y será hollada.
La desolaré;
No será podada ni cavada,
Hará crecer cardos y espinas;
También mandaré a las nubes
Que no hagan llover lluvia sobre ella.
Pues la viña del Señor de los ejércitos
Es la casa de Israel,
Y los hombres de Judá
Son la planta de Su deleite.
Esperaba equidad,
Mas he aquí, hay violencia,
Rectitud,
Y hay atropello.



... Una viña deleitable ¡cantadle!
Yo, el Señor, soy su guardián;
En todo momento la riego
Para que nadie la dañe,
La guardo noche y día;
No tengo ira.
¡Si tuviera cardos y espinas en batalla!
Marcharía contra ellos
Los quemaría juntos.
O dejadle echar mano de Mi fortaleza.
Dejadle hacer paz conMigo.
Dejadle hacer paz conMigo.

Amós: 3:4-8

El león ha rugido. ¿Quién no temerá.
El Señor ha hablado. ¿Quién no profetizará?

Zhuang Zi: Libro VII, seis

No seas el depositario de un nombre.
No seas el guardián de tus proyectos.
No te hagas cargo de nada.
No seas detentor de la sabiduría.
Realízate en lo ilimitado,
camina por senderos sin huellas.
Acepta enteramente el don del Cielo,
sin presumir de haberlo obtenido.
Sé tú el vacío: eso es todo y basta.
El Hombre Supremo usa el corazón corno un espejo:
a nadie echa, a nadie acoge,
refleja sin quedarse con nada.
Por eso conquista a los seres
sin sufrir daño alguno.

El emperador del Mar del Sur se llamaba Súbito.
El emperador del Mar del Norte se llamaba Furia.
Y el emperador del Centro se llamaba Caos.
Súbito y Furia se reunían a veces en el reino de Caos.
Éste les trataba tan bondadosamente
que Súbito y Furia decidieron recompensarle
y se dijeron:
«Todos los hombres tienen siete orificios
para ver, escuchar, comer y respirar.
Sólo él no tiene ninguno.
¡Vamos a hacérselos nosotros!».
Le abrieron un orificio cada día:
Pero al séptimo Caos murió.


Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer
Editorial Trotta,S.A., 1998

Job, 38

1 Yahveh respondió a Job desde el seno de la tempestad y dijo:
2 ¿Quién es éste que empaña el Consejo con razones sin sentido?
3 Ciñe tus lomos como un bravo: voy a interrogarte, y tú me instruirás.
4 Dónde estabas tú cuando fundaba yo la tierra?Indícalo, si sabes la verdad.
5 ¿Quién fijó sus medidas? ¿lo sabrías? ¿quién tiró el cordel sobre ella?
6 ¿Sobre qué se afirmaron sus bases? ¿quién asentó su piedra angular,
7 entre el clamor a coro de las estrellas del alba y las aclamaciones de todos los Hijos de Dios?
8 ¿Quién encerró el mar con doble puerta, cuando del seno materno salía borbotando;
9 cuando le puse una nube por vestido y del nubarrón hice sus pañales;
10 cuando le tracé sus linderos y coloqué puertas y cerrojos?
11 "¡Llegarás hasta aquí, no más allá - le dije -, aquí se romperá el orgullo de tus olas!"
12 ¿Has mandado, una vez en tu vida, a la mañana, has asignado a la aurora su lugar,
13 para que agarre a la tierra por los bordes y de ella sacuda a los malvados?
14 Ella se trueca en arcilla de sello, se tiñe lo mismo que un vestido.
15 Se quita entonces su luz a los malvados, y queda roto el brazo que se alzaba.
16 ¿Has penetrado hasta las fuentes del mar? ¿has circulado por el fondo del Abismo?
17 ¿Se te han mostrado las puertas de la Muerte? ¿has visto las puertas del país de la Sombra?
18 ¿Has calculado las anchuras de la tierra?Cuenta, si es que sabes, todo esto.
19 ¿Por dónde se va a la morada de la luz? y las tinieblas, ¿dónde tienen su sitio?,
20 para que puedas llevarlas a su término, guiarlas por los senderos de su casa.
21 Si lo sabes, ¡es que ya habías nacido entonces, y bien larga es la cuenta de tus días!
22 ¿Has llegado a los depósitos de nieve? ¿Has visto las reservas de granizo,
23 que yo guardo para el tiempo de angustia, para el día de batalla y de combate?
24 ¿Por qué camino se reparte la luz, o se despliega el solano por la tierra?
25 ¿Quién abre un canal al aguacero, a los giros de los truenos un camino,
26 para llover sobre tierra sin hombre, sobre el desierto donde no hay un alma,
27 para abrevar a las soledades desoladas y hacer brotar en la estepa hierba verde?
28 ¿Tiene padre la lluvia? ¿quién engendra las gotas de rocío?
29 ¿De qué seno sale el hielo? ¿quién da a luz la escarcha del cielo,
30 cuando las aguas se aglutinan como piedra y se congela la superficie del abismo?
31 ¿Puedes tú anudar los lazos de las Pléyades o desatar las cuerdas de Orión?
32 ¿Haces salir la Corona a su tiempo? ¿conduces a la Osa con sus crías?
33 ¿Conoces las leyes de los Cielos? ¿aplicas su fuero en la tierra?
34 ¿Levantas tu voz hasta las nubes?, la masa de las aguas, ¿te obedece?
35 A tu orden, ¿los relámpagos parten, diciéndote: "Aquí estamos"?
36 ¿Quién puso en el ibis la sabiduría? ¿quién dio al gallo inteligencia?
37 ¿Quién tiene pericia para contar las nubes? ¿quién inclina los odres de los cielos,
38 cuando se aglutina el polvo en una masa y los terrones se pegan entre sí?
39 ¿Cazas tú acaso la presa a la leona? ¿calmas el hambre de los leoncillos,
40 cuando en sus guaridas están acurrucados, o en los matorrales al acecho?
41 ¿Quién prepara su provisión al cuervo, cuando sus crías gritan hacia Dios, cuando se estiran faltos de comida?

Zhuang Zi libro II

Identidad de las cosas

II

El gran Saber todo lo abarca
El pequeño todo lo divide.
Las grandes palabras son fuego.
Las pequeñas, balbuceos inútiles.
Durante el sueño,
las almas de los hombres
se funden, se entremezclan.
En la vigilia,
los cuerpos se despiertan y se animan.
En el contacto con las cosas,
el corazón del hombre se enreda y lucha:
prudencia, astucia, calma.
Los pequeños miedos le inquietan.
Los grandes le paralizan.
Rápido como una flecha
se lanza a distinguir la verdad de la mentira.
Obstinado como el que ciegamente jura
y se aferra a la victoria.
Igual que en otoño e invierno,
se apagan los días del hombre.
En el mar de sus actos, ya hundido,
nada puede hacerle emerger.
Su corazón lacrado se marchita,
Así llega a la vejez,
hacia la muerte.
Su luz ya no renace.
Alegría, cólera,
tristeza, placer,
lamento, inquietud,
inconstancia, perseverancia,
descuido, ligereza,
insolencia, afectación.
Música que brota del silencio.
Hongos que nacen de la humedad.
Los días se alternan con las noches;
nadie sabe el cómo ni el porqué.
¡Basta, basta!
¿Acaso podemos conocer
el origen de todo lo que cabe
entre un día y una noche?

Sin lo otro, no hay yo.
Sin el yo, nada se manifiesta.
Sí, cerca estamos del origen,
pero desconocemos Aquello
que todo lo hace y lo comienza.
Quizás haya un Dueño verdadero:
ninguna traza hay de su existencia.
Real, pero invisible.
Creemos en sus actos
aunque no vemos su figura.

De los cien huesos de que un cuerpo se compone,
de los nueve orificios,
de las seis vísceras,
¿cuál es el más amado?
¿Se les ama a todos por igual?
¿Hay alguna preferencia?
¿Son todos ellos súbditos?
¿Son todos ellos amos?
¿O se alternan en su poder
como servidor y soberano?
¿Hay entre ellos un Dueño verdadero?
Aunque lo hubiera,
nuestra ignorancia de él,
nuestro conocimiento de él,
no afectarían en nada a su auténtica Verdad.

Cuando una forma nos ha sido dada,
persiste hasta que la vida se agota.
Nos cortamos con el filo de las cosas.
Nos evitamos mutuamente.
Veloces como caballos galopando.
Incontenibles. ¿No es una lástima?
Esforzarse sin ver el fruto del trabajo.
Agotarse y no saber a dónde regresar.
¿No es triste? Ser inmortales ¿para qué?
El cuerpo se corrompe,
así tarnbién el espíritu.
¿Podemos negar ese inmenso dolor?
¿La vida del hombre es tan absurda?
¿O es que soy el único que lo piensa,
yo, el más absurdo de entre todos?

Los Capítulos Interiores de Zhuang Zi
Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer
Editorial Trotta,S.A., 1998

Zhuang Zi libro VI

II

Vida y muerte sucediéndose:
el Decreto.
Noche y día, inmutables, sucediéndose:
el Cielo.
Para el hombre, inaccesible:
esencia de los seres y las cosas.
Si hay hombres que aman al Cielo como a un padre,
¡cuánto más amarían Aquello que se eleva sobre el Cielo!
Si hay hombres que, amando a su señor más que a sí mismos,
son capaces de sacrificarse por él,
¡cuánto más lo harían por la Única Verdad!

Cuando se seca un manantial,
los peces agonizan en el fondo,
por eso se alientan entre ellos,
con sus babas se humedecen mutuamente;
mejor les fuera ignorarse los unos a los otros,
liberándose en los lagos y en los ríos.
Antes que elogiar a Yao o condenar a Jie,
mejor olvidarse de ambos y fundirse en el Tao.

La Tierra me ha dado mi cuerpo,
me ha dado la labor de mi vida,
el ocio de la vejez y el descanso de mi muerte.
Lo que me impulsa a amar la vida
me impulsa a amar la muerte.

Esa barca escondida en un barranco,
esa red escondida en un pantano,
se creen seguras allí.
Pero si en medio de la noche
alguien fuerte se las lleva y las carga a sus espaldas,
no se enterará siquiera ni el que allí las dejó.
Lo pequeño escondido en lo grande:
tiene su lugar aunque puede perderse.
Mundo escondido en el mundo:
nada se puede perder.
Así es la realidad fundamental de lo inmutable.
El hombre se alegra tan sólo con su forma de hombre;
pero si esa forma sufre continua, indefinidamente
Diez Mil Transformaciones,
¿acabará alguna vez de contar sus alegrías?
Así el Santo se recrea entre los seres y las cosas
que no pueden perderse,
y con ellos siempre permanece.
Muerte prematura, vejez,
origen y fin
le procuran el mismo contento.
Y si el hombre gusta de imitar al Santo,
¡cuánto más debería imitar
Aquello que une a los Diez Mil Seres,
Aquello de lo que dependen todas las transformaciones!


Los Capítulos Interiores de Zhuang Zi

Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer
Editorial Trotta,S.A., 1998

Dao De Jing, capítulo 40

Tao Tê Ching , capitulo 16

Conserva como meta el vacío absoluto;
Permanece en estado de perfecta paz.
Todas las cosas entran en la existencia,
Y desde allí las vemos regresar,
Contempla las cosas que florecen;
Cada una vuelve a su origen.
Regresar al origen se llama paz;
Es la regresión al destino.
El regreso al destino se llama eternidad.
El que conoce la eternidad se llama iluminado.
El que desconoce la eternidad está abocado a la miseria.
Conociendo la eternidad, lo abarca todo.
El que todo lo abarca es grandioso
Siendo grandioso, es omnipresente.
Si es omnipresente, es supremo.
Aquel que alcanza el Tao es inmortal.
Aunque su cuerpo cese, nunca es destruido.

Extraído del Tao Tê Ching de las Ediciones Morata
Traducido al Inglés por Ch'u Ta-Kao
Versión española por Caridad Diaz Faes

Libro tibetano de los muertos. Segundo bardo

Recuerda:

Ahora vas a experimentar tres Bardos.
Tres estados de la pérdida del yo.
Primero aparece la clara luz de la realidad.
Vienen fuego los juegos de alucinaciones fantásticamente variados.
Más adelante encontrarás el estado de reentrada.
De volver a tener un yo.
Oh, amigo.
Puede ser que tu experiencia sea de trascendencia del yo, la salida de tu antiguo propio yo.
Pero tú no eres el único.
A todos les llega alguna vez.
Eres afortunado al tener gratuitamente esta experiencia de renacimiento que se te ofrece.
No te apegues con esa debilidad a tu viejo Yo.
Incluso si te apegas a tu mente, ya has perdido el poder de mantenerla.
Por la lucha no podrás conseguir nada en este mundo alucinatorio.
No te apegues.
No seas débil.
Cualquiera que sea el miedo o terror que te embargue
No olvides estas palabras.
Introduce su significado en tu corazón.
Sigue adelante.
Aquí mismo está el secreto vital del conocimiento.

Recuerda, oh amigo:

Cuando el cuerpo y la mente se separan, experimentas una rápida visión de la verdad pura, sutil, radiante, brillante.
Vibrante, gloriosa.
No temas.
Esta es la radiación de tu verdadera naturaleza.
Reconócelo.
Desde la niebla de esta radiación viene el sonido natural de la realidad.
Reverberando igual que mil truenos simultáneos.
Este es el sonido natural del proceso de tu vida.
Por tanto no te asustes.
No te aterrorices.
No tengas miedo.
Para ti es suficiente saber que estas apariciones son
las formas de tu propio pensamiento.
Si no reconoces tus propias formas de pensamiento.
Si olvidas tu preparación.
Las luces te deslumbrarán.
Los sonidos te atemorizarán.
Los rayos te aterrorizarán
La gente a tu alrededor te confundirá
Recuerda la llave de las enseñanzas
Oh, amigo.
Estos reinos no vienen de algún lugar exterior a tu ego.
Vienen de tu interior y brillan sobre ti.
Tampoco las revelaciones vienen de ningún otro lugar.
Existen desde la eternidad dentro de las facultades tu propio intelecto.
Reconoce que son de esta naturaleza.
La llave de la iluminación y de la serenidad durante
el período de diez mil visiones es simplemente ése:
Descanso, relax.
Únete a él.
Acepta encarecidamente las maravillas de tu creatividad.
No te apegues ni estés asustado.
Ni atraído ni repelido.
Sobre todo, no hagas nada sobre las visiones.
Existen solamente dentro de ti.


La fuente

(Ojos cerrados, estímulos externos ignorados)

Oh, bien nacido, escucha con cuidado:
La energía radiante del origen,
semilla de la que vienen todas las formas vivientes brota hacia afuera y golpea contra ti con una luz tan brillante que tú apenas podrás mirar.
No te asustes.
Esta es la Energía del Origen que ha estado radiando billones de años.
Siempre manifestándose en otras formas.
Acéptala.
No intentes intelectualizarla.
No juegues con ella.
Fúndete con ella.
Déjala fluir a través de ti.
Piérdete con ella.
Fúndete en el Halo de Luz de arco Iris.
En el corazón de la lanza de la energía.
Obtén el dominio de Buda en el reino central.


Traducción de la versión inglesa de Timothy Leary (1920-1996)

Deuteronomio

Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que digas: "¿Quién subirá por nosotros al cielo y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?". Ni tampoco está más allá del mar, para que digas: "¿Quién cruzará por nosotros a la otra orilla y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?". No, la palabra está muy cerca de tí, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques.

Libro tibetano de los muertos. Primer bardo

Las alucinaciones que puedes experimentar ahora, las visiones e introspecciones te enseñarán mucho sobre ti mismo y el mundo.
El velo de la rutinaria percepción será cambiado en tus ojos.
Recuerda la unidad de todas las cosas vivientes.
Recuerda la gloria de la luz clara.
Déjate guiar a través de tu nueva vida que viene.
Déjate guiar a través de las visiones de esta experiencia.
Si te sientes confuso, invoca la memoria de tus amigos y de tus maestros.
Trata de alcanzar y conservar la experiencia de la luz clara.

La luz es la energía vital.
La llama sin fin de la vida.
Un ondulante y siempre cambiante torbellino de color puede apoderarse de tu visión.
Esta es la incesante transformación de la energía.
El proceso vital.
No temas.
Entrégate a él.
Únete.
Forma parte de ti.
Tú eres parte de él.

Más allá de la continua y fluyente electricidad de la vida es la última realidad.
El Vacío.
Tu propio saber, formado en la no-posesión de forma o color, es naturalmente vacío..
La realidad final.
El Todo bondad.
El Todo paz.
La Luz.
Resplandeciente.
El movimiento es el fuego de vida desde el cual todo viene.
Únete.
Forma parte de ti.
Más allá de la luz de la vida es el pacífico silencio del Vacío.
La quieta felicidad más allá de todas las transformaciones.
La sonrisa de Buda.
El Vacío no es la nada.
lnobstruido, brillando, conmoviendo, feliz.
El vacío es principio y final él mismo.
Consciencia de diamante.
El Todo Bondad Buda.
Tu propia consciencia, brillando, vacía e inseparable
No-pensamiento, no-visión, no-color, es vacío
El intelecto brillando y lleno de felicidad y silencioso. Este es el estado de perfecta iluminación.
Tu propia consciencia, brillando, vacía el inseparable del gran cuerpo resplandeciente,
no tiene nacimiento, ni muerte.
Es la inmutable luz que los tibetanos llaman Buda Amitabha.
El saber de la no-forma comenzando.
Conocido esto es suficiente.
Reconocer el vacío de tu propia consciencia para ser dominio de Buda
Permanece en este reconocimiento y tú mantendrás el estado de la divina mente de Buda.


Libro tibetano de los muertos
Primer bardo, fragmento
Traducción de la versión inglesa de Timothy Leary (1920-1996)

Lie Zi - Li Ming

En el Huang di su se lee: "El hombre perfecto vive como muerto, se mueve como si estuviera encadenado. No sabe por què està aquì y tampoco por què tendrìa que estar aquì. Ignora por què se mueve y por què no se deberìa mover. Cuando los demàs lo observan no modifica sus sentimientos y su comportamiento; y tampoco los modifica cuando no lo observan. Siempre solitario, se aleja y vuelve: siempre solitario, sale y vuelve a entrar y nadie lo retiene"

Cabeza de Bodhisattva

Dao De Jing, capítulo 20

Descarta el conocimiento y no habrá más tristeza
¿cuál es la sutileza que lleva del sí al quizás?
¿hay gran distancia entre propio y ajeno?

Se dice que lo que otros evitan yo deberé evitar
pero eso es moverse en la superficie

Ellos se adornan con sonrisas
como en la celebración que sigue al gran sacrificio
como si subieran al festival de la primavera
yo permanezco inerte como el niño que aún no se ha manifestado
voy a la deriva
hacia ningún lugar

ellos adquieren y acumulan
yo lo perdí todo
en verdad mi mente es la de un idiota
se mueve con torpeza

ellos brillan
caminan en la luz
yo estoy en sombras

ellos se mueven seguros de sí mismos
yo me retraigo
inestable como el mar soy soplado aquí allá
jamás traído a un puerto

ellos se asocian
encuentran en qué ocuparse
yo soy intratable y aburrido

pero la mayor diferencia consiste en que yo no tomo otro alimento que el que proviene de la madre

Del Sutra de la Guirnalda

Observa al despierto en todas partes; no trates de encerrarlo en un fenòmeno, en una experiencia, en un ser.

Salmo 22

Porque tú fuiste Aquel que me sacó del vientre,
Aquel que me hizo confiar mientras estuve sobre los pechos de mi madre.

Sobre ti he sido arrojado desde la matriz;
desde el vientre de mi madre tu has sido mi Dios.

No te mantengas lejos de mí, porque la angustia está cerca,
porque no hay otro ayudador.

Porque los poderosos de Basán me rodean
como toros jóvenes.

Han abierto contra mí su boca,
como un león despedazador y rugiente.

Como agua he sido derramado,
y todos mis huesos se han separado unos de otros.

Mi corazón se ha hecho como cera;
se ha derretido muy adentro en mis entrañas.

Mi poder se ha secado como una teja de barro,
y mi lengua se queda pegada a mis encías;
y en el polvo de la muerte me estás poniendo.

Porque los perros me han cercado;
la asamblea de malhechores me ha circundado.

Como un león acomenten
mis manos y mis pies...

Libra de la Espada mi alma.
Líbrala de la garra del Perro;
sálvame de la boca del León,
y de los cuernos de los Toros Salvajes.

Relato mesopotámico del diluvio

En cuanto apareció la aurora,
subió un negro nubarrón desde el fondo del cielo.
Adad tronaba en su seno.
Sulat y Hanús iban delante de él.
Nergal arrancó las barras (de las esclusas);
Ninurta lo acompañaba derribando los diques.
Los Annunaqui levantaron sus antorchas,
incendiando la tierra con sus resplandores.
La cólera de Adad alcanzó hasta los cielos,
cambiando en tiniebla lo que era luz...
Durante todo un día sopló la tormenta.
Soplaba veloz, sumergiendo las montañas,
abatiéndose sobre los hombres como una batala:
nadie veía ya a su hermano,
nadie reconocía a nadie ya bajo los cielos.
Los dioses quedaron aterrados por el Diluvio.
Huyeron, y subieron hasta el cielo de Anú.
Los dioses, acurrucados como perros,
se agazaparon contra el muro de circunvalación.
Istar gritaba como una mujer en dolores de parto;
la Señora de los dioses, de bella voz, clamaba:
"¡Ay! ¡En lodo se han transformado los días de antaño!"

Tableta 11, 96-118



En Pierre Grelot, Introducción a los Libros Sagrados, Buenos Aires, Editorial Stella, 1965

Mandala Cristiano

Del raid delictivo de Joshua

“Vayan a decirle a esa zorra de Herodes que hoy y mañana practico curaciones y expulso demonios y al tercer dìa habrè terminado”

Lucas 13:32

Dhammapada Capítulo XIV: El Buda

179. Quien conquista la pasión, no vuelve a ser derrotado; ¿qué podría perturbar al Buda omnisciente, libre de cualquier pasión y cuyo camino conduce a él?

180. Él, en quien no hay enredo, liberado de la avidez que hace renacer, ¿qué podría perturbar al Buda omnisciente y cuyo camino conduce a él?

181. Los sabios se adiestran en la meditación y se deleitan en la paz de la renuncia; tales Budas de mente perfecta incluso por los dioses son muy queridos.

182. Raro es el nacimiento como un ser humano. Difícil es la vida de los mortales. Extraño es escuchar la Sublime Enseñanza. Rara es la aparición de los Budas.

183. El abandono del mal, el cultivo del bien y la purificación de la mente: tal es la enseñanza de los Budas.

184. La paciencia y la tolerancia son la más alta ascesis. Los Budas proclaman que el Nibbana es el supremo. No es un renunciante ni un asceta el que agrede a los otros.

185. No reprochar, no hacer ningún daño, practicar la moderación según los preceptos fundamentales, ser moderado en la alimentación, residir en la soledad, aplicarse uno mismo a la concentración mental elevada, tal es la enseñanza de los Budas.

186-187. Ni un torrente de monedas de oro hace la felicidad levantando placeres sensuales. De pequeñas dulzuras y penas son los placeres sensuales. Conociendo esto, el hombre sabio no encuentra felicidad ni siquiera en placeres celestiales. El discípulo del Todo Iluminado se deleita en la aniquilación del apego.

188-189. Conducidos por el miedo, los hombres acuden a muchos refugios, a montañas, bosques, grutas, árboles y temples. Tales, empero, no son refugios seguros. Acudiendo a estos refugios, uno no se libera del dolor.

190-191-192. Pero aquel que toma refugio en el Buda, la Enseñanza y la Orden y ve con recta comprensión las Cuatro Nobles Verdades; tal es en realidad el refugio seguro; ése es en verdad el refugio supremo. Recurriendo a este refugio, uno se libera de todo sufrimiento.

193. Difícil es hallar al hombre de gran sabiduría: tal hombre no nace en cualquier parte. Cuando nace un hombre así, que la familia se sienta muy dichosa.

194. Feliz es el nacimiento de los Budas; feliz es la Enseñanza de la Doctrina sublime; feliz es la unidad de la Orden; feliz es la vida austera de los unidos.

195-196. Qué valiosa es la reverencia de aquel que reverencia al Buda y sus discípulos; éstos han superado los impedimentos y se han liberado de la pena y la lamentación. El mérito de quien reverencia a tales hombres pacíficos y sin miedo por nadie ni nada puede ser medido.

Buda

Dhammapada Capítulo XXVI: El Noble

383. Esforzado y resistente, cruza la corriente. Descarta, oh noble, los deseos sensoriales. Conociendo la aniquilación de los fenómenos condicionados, sé, oh noble, un conocedor del Nibbana.
384. Mediante la meditación y la Visión Cabal, el noble alcanza la más alta Sabiduría y, liberándose de toda atadura del que sabe, se extingue.
385. Aquel para el que no existe ni esto ni aquello, ni “yo” ni “mío”, está alerta y liberado de las pasiones, a ése llamo yo un noble.
386. Al que es meditativo, puro y tranquilo, que ha llevado a cabo su deber y está libre de corrupciones, habiendo alcanzado la más Alta Meta, a ése llamo yo noble.
387. El sol brilla de día; la luna brilla de noche; en su armadura brilla el rey guerrero; en la meditación brilla el noble. Pero todo el día y toda la noche brilla el Buda en su esplendor.
388. Porque ha descartado el mal, es llamado noble; porque vive en paz, es llamado monje; porque ha abandonado las impurezas, es llamado recluso.
389. Nunca debe dañarse a un noble, ni deberá el noble devolver el daño al que se lo ha provocado. Se avergüence aquel que lastime a un noble. Más se avergüence el noble que quiera vengarse.
390. No es pequeña la recompensa del noble que no toma represalias. Cuando la mente es apartada del placer y cesa el intento de dañar, el sufrimiento amaina.
391. El que no comete ningún mal con el cuerpo, la palabra y la mente, el que se autocontrola en estos tres aspectos, a ése llamo yo noble.
392. Reverénciese devotamente a cualquiera que haya comprendido la Doctrina predicada por el Iluminado, como un brahmán reverencia el sacrificio del fuego.
393. No por dejarse el pelo trenzado, ni por el linaje, ni por el nacimiento se vuelve uno un noble, sino aquel que es verdadero y recto, puro, ése es un noble.
394. ¿De qué sirve el pelo trenzado, oh necio? ¿De qué sirve tu ropa de antílope? Interiormente estás lleno de pasiones, pero permaneces limpio por fuera.
395. Al hombre que lleva túnica hecha de apaños, que es delgado, de vigorosas venas, que medita solo en el bosque, a ése llamo yo noble.
396. Yo no llamo merecidamente noble a uno porque ha nacido en tal linaje o de madre brahmín. No puede serlo merecidamente quien no se ha liberado de los impedimentos. El que está libre de impedimentos (mentales), libre de ataduras, a ése llamo noble.
397. El que ha cortado todas las ataduras y no tiembla, el que ha ido más allá de toda atadura y es libre, a ése llamo yo noble.
398. El que ha cortado la correa (de la malevolencia), las riendas (de la codicia) y la cuerda (de las herejías), junto con la erradicación de las tendencias latentes, y ha diluido la ignorancia y es un iluminado, a ése llamo yo noble.
399. El que sin odio padece reproches, golpes y castigos, para quien la paciencia es su arma y poder, a ése llamo yo noble.
400. Quien carece de cólera, pero es firme, virtuoso, libre de avidez, autocontrolado y que éste será su último renacimiento, a ése llamo yo noble.
401. Aquel que como el agua en la hoja del loto, o como el grano de mostaza en la punta de una aguja, no se agarra a los placeres, a ése llamo yo noble.
402. Al que en esta vida ha efectuado la aniquilación del sufrimiento, que es libre de sus Agregados (cuerpo-mente) y se ha emancipado de las trabas mentales, a ése llamo yo noble.
403. Aquel cuya sabiduría es profunda, que posee la Visión Cabal, adiestrado en conocer cuál es el sendero correcto y cuál el equivocado, que ha alcanzado el final más elevado, a ése llamo yo noble.
404. Quien no intima con los que tienen hogar ni con los que no lo tienen, que libre vagabundea, sin deseos, a ése llamo yo un noble.
405. Aquel que ha dejado de lado el palo de la violencia hacia los seres, débiles o fuertes, que no mata ni causa muerte, a ése llamo yo noble.
406. Aquel que es amigo entre los hostiles, controlado entre los armados, desapegado entre los apegados, a ése llamo yo noble.
407. Aquel cuyo deseo y odio, orgullo e ignorancia han caído como la semilla de mostaza desde la punta de la aguja, a ése llamo yo noble.
408. Aquel que sólo profiere palabras gentiles, instructivas y veraces, que habla sin ofender a nadie, a ése llamo yo noble.
409. Aquel que en este mundo no coge nada que no le den, sea valioso o sin valor, pequeño o grande, agradable o desagradable, a ése llamo yo noble.
410. Aquel que no tiene anhelos en este mundo ni en el próximo, libre de deseos y emancipado, a ése llamo yo noble.
411. Aquel que a través del conocimiento, está libre de dudas, y se ha establecido firmemente en el Nibbana, a ése llamo yo noble.
412. Quien ha trascendido las ataduras tanto del mal como del bien, libre de pena, libre de contaminaciones y puro, a ése llamo yo noble.
413. Aquel que está libre de mancha, inmaculado como la luna, puro, absolutamente sereno y claro, que ha destruido la sed del devenir, a ése llamo yo noble.
414. Quien ha superado la avidez, este dificultoso sendero, el océano de vida, la ignorancia, el que ha cruzado y llegado más allá, que es meditativo, libre de aferramiento y dudas, que a nada se encadena y ha alcanzado el Nibbana, a ése llamo yo noble.
415. El que ha abandonado los deseos sensoriales, ha renunciado a la vida mundana y no tiene hogar, ha destruido todos los deseos sensoriales y devenido libre, a ése llamo yo noble.
416. Aquel que en este mundo ha superado la avidez, renunciando a la vida mundana y viviendo sin hogar, el que ha destruido la avidez y devenido libre, a ése llamo yo noble.
417. Aquel que ha descartado las ataduras mundanas y celestes, y está completamente liberado de ellas, a ése llamo yo noble.
418. El que está más allá del placer y el displacer serene, sin manchas, y que ha conquistado sus Agregados (mente-cuerpo), y es tenaz, a ése llamo yo noble.
419. Aquel que conoce el camino de los seres que mueren y renacen, que no se apega, que camina hacia el Nibbana y se ilumina, a ése llamo yo noble.
420. Aquel cuyo destine ni los dieses ni los semidioses, ni tampoco los hombres conocen, que ha destruido todas las impurezas y que ha conseguido la meta, a ése llamo yo noble.
421. Aquel que no se agarra a los Agregados, que son pasado, futuro o presente, que permanece sin encadenarse y sin aferramiento, a ése llamo yo noble.
422. Aquel sin miedo, el noble, el héroe, el gran sabio, el conquistador, sin deseos, el limpio, el iluminado, a ése llamo yo noble.
423. Aquel sabio que conoce sus vidas previas, que percibe el cielo y el infierno, que ha llegado al final de los nacimientos y que ha alcanzado el Conocimiento Supremo y ha completado su labor viviendo la vida santa, a ése llamo yo noble.

Zhuang zi , libro II capítulo 3

El hombre se conforma a lo prefijado por su mente

y lo toma por maestro.

¿Quién es el hombre extraordinario que se priva de ello?
¿O sólo el hombre que penetra la alternancia de las cosas
lo toma por maestro?
Así también el necio,
cuando admite que afirmación y negación
preceden a lo fijado por su mente.
Tan ilógico como partir hoy para Yue y llegar ayer,
o afirmar que es visible lo invisible.
Y aunque ello fuera cierto,
si ni siquiera Yu el divino podría entender ese misterio,
¡cómo iba a entenderlo yo!

La palabra no está hecha sólo de aire,
la palabra tiene un decir,
pero lo que dice no es nunca fijo.
¿En verdad existen las palabras?
¿En verdad se diferencian del piar de los pájaros?
¿Quién ha ensombrecido el Tao,
distinguiendo la verdad de la mentira?
¿Quién ha confundido a las palabras
distinguiendo afirmación de negación?
¿Dónde se encuentra el Tao ausente?
¿Dónde las palabras imposibles?
Tras los mínimos acontecimientos
el Tao se esconde.
Tras su máximo esplendor
las palabras se ocultan.
Así, confucianos y moístas
niegan y afirman,
afirmando lo negado,
negando lo afirmado.
Pero si deseas la afirmación negada,
la negación afirmada,
nada puede compararse a la Iluminación.
En las cosas mismas existe el esto
y el aquello.
Si partimos del aquello
no entenderemos nada.
Si partimos del esto
lo alcanzaremos todo.
Escrito está:
aquello surge de esto,
esto depende de aquello.
El esto y el aquello
unidos nacen.
Lo que ya es vida ya es muerte.
Lo que ya es muerte ya es vida.
Lo que ya es posible es imposible.
Lo que ya es imposible ya es posible.
Porque lo que se puede afirmar,
se puede negar.
Porque lo que se puede negar,
se puede afirmar.
El Santo no va por este camino.
Él ilumina las cosas con la luz del cielo.
y todo lo aprueba, toda circunstancia.

Esto y aquello se sustituyen uno al otro.
En el esto se reúnen un sí y un no.
En el aquello se reúnen un sí y un no.
¿Es que hay en verdad un esto y un aquello?
¿Es que no hay en verdad un esto y un aquello?
El punto en donde esto y aquello
neutralizan su oposición
es el núcleo del Tao:
el centro de un círculo que irradia
infinitas respuestas.
Infinito es el sí.
Infinito es el no.
Escrito está:
nada es comparable a la Iluminación.

Hakuin - Zazen Wasan


Todos los seres son desde el principio Budas.
Es como el agua y el hielo;
sin agua no puede haber hielo.
No hay Budas si no es en los seres vivientes.
Al no saber que está aquí cerca, lo buscamos lejos. ¡Qué lástima!

Es como el que llora de sed estando en el agua;
es como el hijo de una casa noble extraviado entre los pobres.
La causa de nuestro deambular a través de los seis mundos
es que estamos perdidos en los oscuros caminos de la ignorancia;
y nos extraviamos cada vez más en la oscuridad.
¿Cuándo escaparemos de nacimiento y muerte?

La meditación Zen del Mahayana
excede toda alabanza.
La generosidad, la moralidad y las demás perfecciones;
invocar el nombre de Buda, el arrepentimiento, la disciplina,
y muchas otras correctas acciones;
se reencuentran todas en la práctica de la meditación.

Por el mérito de una sola sentada/meditación
él destruye sus inumerables pecados acumulados.
¿Cómo puede haber un falsos caminoa para él?
El paraíso de la Tierra Pura no está muy lejos.
Cuando, reverenciándola, esta verdad es escuchada aunque sea una sola vez,
el que la alaba y felizmente la acoge, obtiene infinitos méritos.
Entonces ¿cuántos más méritos obtendrá él que empieza a dirigirse hacia su propio interior
y confirma directamente su propia naturaleza -ésa naturaleza que es la no-naturaleza? –

Ése ha trascendido las vanas palabras.
La puerta se abre, y causa y efecto son uno.
El camino discurre en línea recta; no hay dos, ni tres.
Tomando como forma la forma de la no-forma,
yendo o viniendo él siempre está en casa.

Tomando como pensamiento el pensamiento del no-pensamiento,
cantando y danzando, todo es la voz de la Verdad.
Inmenso es el cielo del ilimitado Samadhi;
radiante la luna llena de la cuádruple sabiduría.
¿Qué queda para ser buscado? El Nirvana está clararamente ante él.
Aquí mismo es el paraíso del Loto,
Este cuerpo mismo es el cuerpo del Buda.

Zhuang Zi: Libro VII

6


No seas el depositario de un nombre.
No seas el guardián de tus proyectos.
No te hagas cargo de nada.
No seas detentor de la sabiduría.
Realízate en lo ilimitado,
camina por senderos sin huellas.
Acepta enteramente el don del Cielo,
sin presumir de haberlo obtenido.
Sé tú el vacío: eso es todo y basta.
El Hombre Supremo usa el corazón corno un espejo:
a nadie echa, a nadie acoge,
refleja sin quedarse con nada.
Por eso conquista a los seres
sin sufrir daño alguno.

El emperador del Mar del Sur se llamaba Súbito.
El emperador del Mar del Norte se llamaba Furia.
Y el emperador del Centro se llamaba Caos.
Súbito y Furia se reunían a veces en el reino de Caos.
Éste les trataba tan bondadosamente
que Súbito y Furia decidieron recompensarle
y se dijeron:
«Todos los hombres tienen siete orificios
para ver, escuchar, comer y respirar.
Sólo él no tiene ninguno.
¡Vamos a hacérselos nosotros!».
Le abrieron un orificio cada día:
Pero al séptimo Caos murió.


Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer
Editorial Trotta S.A. 1998

Shiva

Zhuang Zi libro II

Identidad de las cosas



II

El gran Saber todo lo abarca
El pequeño todo lo divide.
Las grandes palabras son fuego.
Las pequeñas, balbuceos inútiles.
Durante el sueño,
las almas de los hombres
se funden, se entremezclan.
En la vigilia,
los cuerpos se despiertan y se animan.
En el contacto con las cosas,
el corazón del hombre se enreda y lucha:
prudencia, astucia, calma.
Los pequeños miedos le inquietan.
Los grandes le paralizan.
Rápido como una flecha
se lanza a distinguir la verdad de la mentira.
Obstinado como el que ciegamente jura
y se aferra a la victoria.
Igual que en otoño e invierno,
se apagan los días del hombre.
En el mar de sus actos, ya hundido,
nada puede hacerle emerger.
Su corazón lacrado se marchita,
Así llega a la vejez,
hacia la muerte.
Su luz ya no renace.
Alegría, cólera,
tristeza, placer,
lamento, inquietud,
inconstancia, perseverancia,
descuido, ligereza,
insolencia, afectación.
Música que brota del silencio.
Hongos que nacen de la humedad.
Los días se alternan con las noches;
nadie sabe el cómo ni el porqué.
¡Basta, basta!
¿Acaso podemos conocer
el origen de todo lo que cabe
entre un día y una noche?

Sin lo otro, no hay yo.
Sin el yo, nada se manifiesta.
Sí, cerca estamos del origen,
pero desconocemos Aquello
que todo lo hace y lo comienza.
Quizás haya un Dueño verdadero:
ninguna traza hay de su existencia.
Real, pero invisible.
Creemos en sus actos
aunque no vemos su figura.

De los cien huesos de que un cuerpo se compone,
de los nueve orificios,
de las seis vísceras,
¿cuál es el más amado?
¿Se les ama a todos por igual?
¿Hay alguna preferencia?
¿Son todos ellos súbditos?
¿Son todos ellos amos?
¿O se alternan en su poder
como servidor y soberano?
¿Hay entre ellos un Dueño verdadero?
Aunque lo hubiera,
nuestra ignorancia de él,
nuestro conocimiento de él,
no afectarían en nada a su auténtica Verdad.

Cuando una forma nos ha sido dada,
persiste hasta que la vida se agota.
Nos cortamos con el filo de las cosas.
Nos evitamos mutuamente.
Veloces como caballos galopando.
Incontenibles. ¿No es una lástima?
Esforzarse sin ver el fruto del trabajo.
Agotarse y no saber a dónde regresar.
¿No es triste? Ser inmortales ¿para qué?
El cuerpo se corrompe,
así tarnbién el espíritu.
¿Podemos negar ese inmenso dolor?
¿La vida del hombre es tan absurda?
¿O es que soy el único que lo piensa,
yo, el más absurdo de entre todos?

Los Capítulos Interiores de Zhuang Zi
Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer
Editorial Trotta S.A. 1998

Zhuang zi - Libro VI

I

Vida y muerte sucediéndose:
el Decreto.
Noche y día, inmutables, sucediéndose:
el Cielo.
Para el hombre, inaccesible:
esencia de los seres y las cosas.
Si hay hombres que aman al Cielo como a un padre,
¡cuánto más amarían Aquello que se eleva sobre el Cielo!
Si hay hombres que, amando a su señor más que a sí mismos,
son capaces de sacrificarse por él,
¡cuánto más lo harían por la Única Verdad!

Cuando se seca un manantial,
los peces agonizan en el fondo,
por eso se alientan entre ellos,
con sus babas se humedecen mutuamente;
mejor les fuera ignorarse los unos a los otros,
liberándose en los lagos y en los ríos.
Antes que elogiar a Yao o condenar a Jie,
mejor olvidarse de ambos y fundirse en el Tao.

La Tierra me ha dado mi cuerpo,
me ha dado la labor de mi vida,
el ocio de la vejez y el descanso de mi muerte.
Lo que me impulsa a amar la vida
me impulsa a amar la muerte.

Esa barca escondida en un barranco,
esa red escondida en un pantano,
se creen seguras allí.
Pero si en medio de la noche
alguien fuerte se las lleva y las carga a sus espaldas,
no se enterará siquiera ni el que allí las dejó.
Lo pequeño escondido en lo grande:
tiene su lugar aunque puede perderse.
Mundo escondido en el mundo:
nada se puede perder.
Así es la realidad fundamental de lo inmutable.
El hombre se alegra tan sólo con su forma de hombre;
pero si esa forma sufre continua, indefinidamente
Diez Mil Transformaciones,
¿acabará alguna vez de contar sus alegrías?
Así el Santo se recrea entre los seres y las cosas
que no pueden perderse,
y con ellos siempre permanece.
Muerte prematura, vejez,
origen y fin
le procuran el mismo contento.
Y si el hombre gusta de imitar al Santo,
¡cuánto más debería imitar
Aquello que une a los Diez Mil Seres,
Aquello de lo que dependen todas las transformaciones!


Los Capítulos Interiores de Zhuang Zi

Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer
Editorial Trotta,S.A., 1998

Dao Dê Jing, capítulo XVI


Conserva como meta el vacío absoluto;
Permanece en estado de perfecta paz.

Todas las cosas entran en la existencia,
Y desde allí las vemos regresar,
Contempla las cosas que florecen;
Cada una vuelve a su origen.
Regresar al origen se llama paz;
Es la regresión al destino.
El regreso al destino se llama eternidad.
El que conoce la eternidad se llama iluminado.
El que desconoce la eternidad está abocado a la miseria.
Conociendo la eternidad, lo abarca todo.
El que todo lo abarca es grandioso
Siendo grandioso, es omnipresente.
Si es omnipresente, es supremo.
Aquel que alcanza el Tao es inmortal
Aunque su cuerpo cese, nunca es destruido.


Extraído del Dao Dê Jing de las Ediciones Morata

Traducido al Inglés por Ch’u Ta-Kao
Versión española por Caridad Diaz Faes

Dao De Jing

Lao Zi - Dao de jing, capitulo 20


Descarta el conocimiento y no habrá más tristeza
¿cuál es la sutileza que lleva del sí al quizás?
¿hay gran distancia entre propio y ajeno?
se dice que lo que otros evitan yo deberé evitar
pero eso es moverse en la superficie
ellos se adornan con sonrisas
como en la celebración que sigue al gran sacrificio
como si subieran al festival de la primavera
yo permanezco inerte como el niño que aún no se ha manifestado
voy a la deriva
hacia ningún lugar
ellos adquieren y acumulan
yo lo perdí todo
en verdad mi mente es la de un idiota
se mueve con torpeza
ellos brillan
caminan a la luz
yo estoy en sombras
ellos se mueven seguros de sí mismos
yo me retraigo
inestable como el mar soy soplado aquí allá
jamás traído a un puerto
ellos se asocian
encuentran en qué ocuparse
yo soy intratable y aburrido
pero la mayor diferencia consiste en que yo no tomo otro alimento que el que proviene de la madre

Del sutra de la Guirnalda

“Observa al despierto en todas partes; no trates de encerrarlo en un fenómeno, en una experiencia, en un ser.”

Padma Sambhava

Kali

Himno a Kali (fragmentos)

Madre de afilados colmillos
que sostientes el sable y la cabeza cortada.
Diosa cuyas manos
apartan todo temor
y complacen en todos sus deseos
a tus adoradores.

Ellos se transforman en Deseo
el dios cuyos ojos son semejantes
a los pétalos del loto
que sostiene a Lakshmi cuando ella danza;
aquellos que saben decir los siete mantras
al tiempo que contemplan tu belleza
oh Madre sonriente
Compañera de Shiva.

La diosa de la Palabra
habita para siempre en los labios
y el dios del Deseo en los ojos
de aquellos que cantan repitiendo tu nombre,
los siete mantras, uno tras otros,
o dos por dos, o tres por tres,
o todos a la vez, oh Kalila,
aquella cuyos pechos turgentes se adornan
de collares hechos de cabezas cortadas.

Sí, el menos inspirado
se transforma en un poeta,
cuando medita sobre tí, oh Madre,
y puede verte desnuda
a tí, con tus tres ojos,
igual que los tres mundos
creados con tu poder;
Tú, que estás adornada de un cinturón
hecho de brazos cortados;
Tú, que te acuestas sobre un cadáver
en medio de un cementerio
y haces el amor con Shiva.

Son venerados
siempre y en todo lugar
aquellos que meditan en ti
y te ven con los ojos del corazón,
oh esposa de Shiva,
habitante de los cementerios
entre el humo de las hogueras,
en medio de tantas osamentas,
cadáveres y cráneos
que se disputan los chacales,
Tú, jóven y hermosa,
gozando al lado de tu esposo.

De todos los poderes
llegará a ser maestro
y será para siempre vidente
aquel que, durante la noche,
desnudo y con sus cabellos en desorden,
pronuncie los siete mantras
y medite sobre tu nombre,
mientras está copulando con su yogini*,
una joven de pechos macizos
y bien contorneados muslos.

Así, conociéndolo todo
llegarán a él todas las alegrías
y tendrá en sus manos
todos los poderes del mundo
el vidente que repita
durante un año entero
los siete mantras, meditando
sobre ti, la Compañera de Shiva,
y comprendiendo finalmente
que durante vuestra unión
eres tú la que siempre tiene
la preeminencia sobre él.

Sin duda llegará a ser
el maestro de este mundo
aquel que estando en un cementerio
desnudo, con sus cabellos revueltos,
medite acerca de tu gloria
recitando los siete mantras
y ofrendándote granos y flores.

Del mismo modo, es bien seguro
que llegará a reinar sobre el mundo,
podrá convertirse en vidente,
aquel que sepa, oh diosa,
ofrendarte, en la noche de un martes,
al dar las doce y en un cementerio,
el vello que ha obtenido de su yogini
al tiempo que recita tus mantras.

Será el mejor
entre los músicos del Cielo
y reinará sobre el Océano de la Palabra Poética;
habitará en tu paraíso después de su muerte, oh diosa,
aquel que pronuncie sin cesar tus mantras,
meditando sobre el yoni de su compañera
y cubríéndolo de flores.

Su belleza será semejante
a la del dios del Deseo,
a tal punto llega el resplandor
de aquel que, a medianoche,
realice la unión con su yogini,
concentrando todo su pensamiento
en la sonrisa de tu rostro,
sentado sobre el mandala
como tú misma lo haces
sobre el cuerpo de Shiva
que yace, como un cadáver,
uniéndote así a él.

Con este himno, oh Madre,
se revelan a los hombres tus mantras;
En él se dice también lo que tú eres,
y cómo deben adorarse tus pies,
semejantes a lotos;
aquel que los pronuncie a medianoche
celebrando tu ritual,
hablará ya siempre como un poeta.

Las jóvenes con ojos de gacela
mendigarán su amor,
los reyes serán sus servidores,
todos los tesoros serán para él
y sus enemigos le temerán;
al poseer la perfecta alegría,
liberado ya en esta vida,
el no renacerá jamás.

*Yogini, adepta. Compañera sexual del adepto; esposa tántrica.

Mandala - Del Libro Tibetano de los muertos

“Radiando y reabsorbiendo rayos de luz mientras recito, consigo mi objetivo y el de otros seres y purifico las oscuridades. Debo repetir, tantas veces como me sea posible y sin distracción, esta quintaescencia de los cien sagrados clanes búdicos, para purificar las oscuridades emocionales e intelectuales.”

El mantra es demasiado largo como para traducirlo aquí en su totalidad. Tiene significado a muchos niveles, desde ser un simple requerimiento para purificar los pecados y oscuridades, hasta conventirse en invocación de la semilla-quintaescencia de las cien deidades del mandala. Se recita al menos en veintiuna ocaciones por sesión, visualizando las brillantes letras que giran en una rueda de energía en el centro del corazón, radiando purificadores rayos luninosos de arco iris hacia todos los seres y luego absorbiendo en las letras rayos aún más luminosos provenientes del gozo de los seres al sentirse más purificados.

del Libro Tibetano de los Muertos

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Yangqi Fanghui - El vehículo supremo

Me han pedido que explique el vehículo supremo del Zen pero, si lo hiciera, los sabios, budas y maestros se alejarían.

¿Por qué? Porque todos somos uno con los budas de antaño.

¿Ustedes lo creen?

Si de verdad lo creen, dispersémonos y que cada uno siga su propio camino.
Si no se marchan, los seguiré engañando.



Maestro Yangqi Fanghui (993-1046)