Salmo 22

Porque tú fuiste Aquel que me sacó del vientre,
Aquel que me hizo confiar mientras estuve sobre los pechos de mi madre.

Sobre ti he sido arrojado desde la matriz;
desde el vientre de mi madre tu has sido mi Dios.

No te mantengas lejos de mí, porque la angustia está cerca,
porque no hay otro ayudador.

Porque los poderosos de Basán me rodean
como toros jóvenes.

Han abierto contra mí su boca,
como un león despedazador y rugiente.

Como agua he sido derramado,
y todos mis huesos se han separado unos de otros.

Mi corazón se ha hecho como cera;
se ha derretido muy adentro en mis entrañas.

Mi poder se ha secado como una teja de barro,
y mi lengua se queda pegada a mis encías;
y en el polvo de la muerte me estás poniendo.

Porque los perros me han cercado;
la asamblea de malhechores me ha circundado.

Como un león acomenten
mis manos y mis pies...

Libra de la Espada mi alma.
Líbrala de la garra del Perro;
sálvame de la boca del León,
y de los cuernos de los Toros Salvajes.

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